El Continental de Guama
Ramón Avendaño Lugo
Cronista — Historiador
La mayor parte de los pueblos venezolanos se caracterizan por poseer tradiciones y lugares emblemáticos que en el transcurrir de los años pasan a formar parte de la vida ciudadana y se les reconoce su marcada utilidad. Los habitantes de Guama, generación tras generación, han vivido y compartido su existencia entre ancestrales tradiciones, costumbres y normas, las cuales tienen su origen en la convivencia social, las regulaciones juridicas, las creencias religiosas, la formación hogareña y la presión ejercida por la propia comunidad para las relaciones placenteras
A pesar de ser pueblo que por el lugar geográfico que ocupa es restringido, tiene calles alargadas sin la tradicional cuadrícula o forma de manzana de otras comunidades, desde su origen el lugareño se fue adaptando a lo que ofrecía la naturaleza y así ha sido hasta nuestros días. No obstante esta limitación espacial, el habitante se las ha ingeniado para desarrollar sus relaciones sociales y hacer de algunos sitios su centro de convivencia.
A través del devenir histórico el Samán, Musural, la Playita, Plaza Bolívar, la Iglesia, el Grupo, Plaza Andrés Eloy Blanco, Plaza Carmelo Fernández, Sebastopol, la esquina de Misia Etelvina, Buenos Aires, Chacaito, la Pilita, monumento la Cruz, entre otros han sido los lugares escogidos por los pobladores para reuniones, tertulias, centros de amigos y todo lo relacionado con la necesaria relación de vecinos. Es bueno señalar que en esos lugares siempre ha gravitado un comercio que en el mayor de los casos ha sido un bar por la ancestral costumbre que el hombre está más tiempo en la calle y a las mujeres le estaba vedado estar allí, costumbre que ha ido desapareciendo en nuestros tiempos.
Por muchos años Guama fue un punto comercial pequeño en la Colonia venezolana, es después de la guerra emancipadora cuando comienza un lento crecimiento con dirección al norte siguiendo el camino a Cocorote, esto producto de las migraciones internas causadas por los enfrentamientos y por la siembra de café en sus montañas.

La calle Real, hoy Bolívar, apenas llegaba hasta un poco más arriba de la Iglesia al finalizar el siglo XIX, la expansión de la calle del Monte, hoy Occidente, terminó de consolidar la vía principal conformando un ángulo en una angosta garganta posteriormente denominada Bucarito. En la terminación de la calle Real se ubican varios negocios, una panadería de Abondo, Ramón y José Esteban González, una venta de licor llamada “La Isla” y uniendo las dos calles una gallera de Francisco “Pancho” Silva. En el vértice norte del ángulo que une la calle Real con la del Monte quedó un espacio ocupado en 1913 por una redoma con una pila de agua pública.
Una vez consolidado el lugar se acelera el crecimiento urbano por sectores aledaños, surge la calle Ricaurter norte, Buenos Aires y Bucarito. Los vecinos hacen de la redoma de pila de agua su centro de convergencia, así el sitio adquiere su primera connotación social, al frente de la redoma había un pequeño solar vacío que daba a un desaguadero de la planicie de Bucarito.
En ese sitio comenzó Elícito Mosquera la construcción de un local comercial, para el 1 de octubre de 1940 abre sus puertas con el nombre de ” Bar Continental” atendido por su propio dueño y como ayudante José Ramón Aranguren, un vecino de la localidad. Desde sus inicios hasta esta fecha que está cumpliendo 80 años de existencia ha cumplido una gran labor para los sectores vecinos, para Guama y Yaracuy.
Más que una simple botillería, el negocio estableció la venta de refrescos embotellados que venían de Puerto Cabello, refrescos caseros como chicha de arroz y dulces elaborados por familias cercanas, estos productos rápidamente adquieren gran fama, especial la chicha de arroz y la avena, atraen clientes de centros de producción agrícola.
Los fines de semana bajaban los jornaleros de las haciendas cafetaleras y la actividad se multiplicaba en el negocio teniendo que recurrir a mayor personal, Antero Arteaga, Carlos Chávez y Jesús Eloy Oropeza fueron fieles personeros que acompañaron a Don Elícito en atención al público en momentos de alta demanda y cuando sus hijos José Ramón y Evencio Antonio estaban dedicados al estudio.
Impulsada por el propietario del Bar y los consecuentes asistentes a las tertulias que se producían en la redoma y juegos de dominó, en 1941 se crea una actividad de carácter cívico que marca el final de la Semana Santa, la quema de Judas, acción que atraía a toda la población de Guama y que en el transcurrir del tiempo se convirtió en fuerte tradición popular con la participación de la cofradía de amigos de la zona.
Días previos al domingo de Resurrección Santiago Rodríguez acompañado de Juan Arteaga , Pablo y Aurelio Viez procedían a elaborar el muñeco que representaba al traidor, el día sábado santo lo sacaban por el pueblo montado en un burro y acompañado de un conjunto musical.
El domingo a las 4 pm y con el pueblo en la calle se leía el testamento, especie en verso o prosa que destacaban el sutil comportamiento de los vecinos y autoridades municipales, una vez terminada la lectura a la voz de candela Santiago se procedía a exterminar la figura representativa de quien vendió al Señor. Por espacio de más 40 años esa tradición se mantuvo en el mismo lugar, en estos tiempos se efectúa en otras zonas del pueblo.
En ese ambiente de fusión de Bar y Plaza para el buen convivir de amigos, surgió la ” Legión Negra”, especie de cofradía que toma su nombre emulando a uno de los cuerpos de combate mas efectivo de la segunda confrontación mundial. El elemento más importante que los une es la solidaridad entre sus integrantes y con los problemas del pueblo, hacían tertulias en público sobre el desarrollo de la guerra, comentaban sobre las noticias de los diarios para informar a quienes no sabían leer, elaboraban opinión sobre carencias y soluciones a los problemas comunales y en ocasiones los más ilustrados planteaban algún tema político o literario.
De “Peña” literaria pasaban a la camaradería y rochela de amigos por el gusto de buen baño en el río , el sitio escogido era bajo un frondoso caracaro que con su sombra cobijaba todo el lecho, disfrutar un buen “sancocho” de gallinas o cualquier cosa no adquirida , acompañada de bebidas espirituosas, denominadas como “ajenjo” por Abilio Mujica , cronista popular, miembro de la cofradía. La solidaridad entre sus integrantes se ponía de manifiesto en un fondo administrado por el dueño del Continental para el auxilio en caso de enfermedad o en el exilio por razones políticas de algún integrante.
El Bar Continental tuvo muchos años bajo la administración de Don Elícito Mosquera, en épocas de vacaciones ayudado por su hijo Evencio Antonio, es bueno señalar que toda la familia se dedicaba de una u otra forma a mantener el negocio, la familia elaboraba dulces y las bebidas refrescantes expendidas. Por razones de salud su fundador se retira y asume por traspaso José Ramón Durán, personaje muy conocido en el pueblo, con experiencia en el ramo y con un gran tejido de amigos que continuó dándole vida al sitio comercial y a la plaza, bajo el nombre de Andrés Eloy Blanco.
La presencia de Durán, su jovialidad y especial forma de captar amigos, aumentó la vida del negocio y la actividad en la plaza, clientes residenciados en otras partes del Estado y fuera de él se acercaban a disfrutar de ese ambiente de camaradería , buen vivir y esparcimiento con buen trato, a veces acompañado de una deliciosa comida preparada por el mismo administrador desde su cercana vivienda.
En estos tiempos de dificultades el Continental cumple 80 años, ha modificado la rama para la cual fue creado. No obstante, sigue acoplado a la plaza, el vecindario ha crecido, nuevos personajes hacen vida en el lugar, antes era de hombres, los tiempos lo han modificado, es sin duda uno de los puntos más emblemáticos de nuestra Guama. El tiempo hizo la fusión entre el Bar y el sitio, el poblador lo confirmó.