El último atrincheramiento Federal de la Costa
Elvis David López
Historiador y escritor
elopez_77@hotmail.com
Análogo a la Batalla de Santa Inés, las guerrillas federales combatían en la costa, sin el grueso de su gente. Después del asesinato de Ezequiel Zamora (10 de enero de 1860), las guerrillas de Morón retornan a sus posiciones naturales, dirigidas por el general Juan José Mora, quien había defendido el trapiche de San José, posición clave que avizoró la victoria en la sabana de Barinas, seguido de los valerosos, José Félix y Encarnación Mora, y Juan Ortiz Peraza.
Ya en marzo se habían extendido las acciones y habían ganado la fama de invencible. Sus cabecillas, en los primeros meses del conflicto no habían coincidido. Pero, una vez juntos, se hicieron temibles, dando origen a la facción de la costa.
Emilio Navarro (1976) destaca que, “los Generales Guevara y Mora de Puerto Cabello, ocupaban las serranías de Morón, Moroncito, Alpargatón, Urama, incorporando a sus filas multitud de adeptos en las tenebrosas montañas y auxiliados secretamente por sus partidarios en aquel Estado con recursos de guerra y boca.
Estos se batían contra fuerzas superiores, pues la extensa línea militar que dominaban demandaba la suprema necesidad de que fuesen destruidos, ya que cortaban completamente la comunicación con la parte occidental del país”.
Por esa razón, el gobierno destinó sus mejores tropas con el propósito de destruirlos, en un ataque combinado por tierra y mar. Delegando el general Cordero la responsabilidad al coronel Rafael Capó, quien inicio una voraz operación contra este núcleo guerrillero.
Antes de iniciar la campaña sobre la costa, Capó hizo una oferta de paz, desde el cuartel divisionario en Puerto Cabello, según expone su propio nieto Raúl Brewer Carías (1977) en una obra dedicada a su abuelo; donde inserta esa acogida:
“Antes de emprender operaciones contra vosotros, es de mí deber dirigiros palabras de concordia. Os han comprometido en una guerra injusta; y a pesar de eso y de todo lo que ha pasado, el Gobierno me manda todavía que os ofrezcas, con el perdón y el olvido, las garantías que podéis apetecer. ¿Queréis la paz? Os la ofrezco sinceramente; y si con este ofrecimiento logro evitar que se derrame más sangre venezolana, no cambiare esta satisfacción por todo el brillo de los triunfos militares. Pero si no queréis la paz que os ofrezco, y tenaces, insistís en derramar el seno de la patria, preparaos a la guerra y disponeos a sufrir todas las consecuencias”.
Pero, la oferta de paz fue rechazada, iniciando un despiadado ataque sin precedentes, contra unas poblaciones que no solo convivían las guerrillas, sino familias enteras de indefensos campesinos. En los primeros meses, los federales respondieron con fuego desde sus trincheras, desalentando al enemigo. Estos no conformes, emprenden nuevas acciones.
En el mes de noviembre el general Cordero se trasladó a Valencia para ocuparse directamente de la arremetida, incorporó a los gobernadores de Carabobo y Yaracuy, señores Luís Iribarren y Pedro Pablo Guédez, Rafael Capó, Félix Moreno, Adolfo A. Olivo Manuel Ramos, Nicolás Torrellas y Lorenzo Rivas, siendo este último selecta en tropas y artillería.
El 12 de diciembre de 1860 hubo un combate recio en Canoabo y sus alrededores, ya para salir a la costa, y los federales fueron vencidos sufriendo grandes pérdidas. Quedando a merced del gobierno esta población. Las guerrillas fueron a refugiarse a la costa, en donde tenían fuertes posiciones.
El jefe federal de Canoabo era Sebastián Sosa antes de la venida de Guevara. Según refiere Capó era “un negro valiente, de mucha influencia entre los suyos”. fue quien destrozo siempre a todas las tropas del gobierno. Después de verse derrotado se acogió a la oferta de paz. En un gesto de valentía, bajo de los montes con los suyos y se entregó al gobierno.
Ocupación de Morón
y Blanca Flor
Simultáneo a Canoabo, el gobierno atacó a Morón, defendido por el general Mora desde el 10 de diciembre junto a otros valientes soldados. Hizo este jefe gala demostración al resistir con sacrificios la fuerte embestida, pero fue ocupado a viva fuerza, el 31 de diciembre, por el comandante Méndez Menéndez, con tropa del 5 de marzo y convención de Valencia y Puerto Cabello, y otra poco de Choroní.
A principios de 1861, el comandante Capó logró ocupar sitios tenidos por inexpugnables, los cuales suministraban cuantiosos recursos a los federales. Uno de ellos, Blanca Flor, pequeña población inmediata a Urama que, contaba con muchos sembradíos, y era de difícil acceso. En una misiva enviada a Cordero, describe: “una vez vencidos las dificultades para entrar a Blanca Flor, las fuerzas debían estar atentos a las mortíferas emboscadas del enemigo”.
El 5 de enero de 1861, el parte oficial del general Cordero, anuncia la ocupación de Blanca Flor después de haberlo hecho con Agua Negra. Este fue un duro golpe para los federales, porque puso en desbandada al general Guevara.
Ataque y toma
de Moroncito
El 12 de enero por la noche se movió el comandante Capó para estar cerca de Moroncito al amanecer, establece su fuerte en Boca de Aroa, y prepara con cautela su plan de ataque contra esta población: Se encargó del ataque de frente, que era por Boca de Aroa, donde hizo uso del obús, para tomar a Moroncito por esa parte. De Puerto Cabello un obús, la lancha cañonera y cuatro astilleros.
En Boca de Aroa tuvo lugar un recio combate entre las fuerzas del gobierno acaudilladas por el coronel Capó y los federales. Esta acción fue por demás barbará por el tiempo en que trascurrió el combate. Los revolucionarios tenían allí una fuerte defensa, que costó al gobierno vencer.
El 14 de enero fue ocupada Boca de Aroa, los federales, tenían construida una trinchera circular en la playa, huyeron a sus posiciones del río Aroa, seguidos de 500 varas unos de otros, en cuyo estado pernotaron. En esa zona había dos fuertes fosos al frente de las márgenes del Aroa, resguardados sus flancos por dos caudalosos, también atrincherados.
Dispuso el coronel Capó que la columna de Moreno con tropa selecta para la guerra de montañas se activara frente a Moroncito. Esta columna era pequeña, pero según la documentación consultada, de primer orden para la guerra de emboscadas y trincheras.
Era difícil penetrar la húmeda selva que rodeaba a Moroncito. Los federales tenían en la costa cuatro líneas defensivas muy marcadas: la del camino de San Felipe, la del río Yaracuy, la de la orilla del mar y la del río Aroa, que era la última. Le toco al gobierno pelear tres días para lograr rendir a Moroncito.
En dos correspondencias rubricadas por el general Cordero se notifica el parte sobre aquella operación: La columna del comandante Gregorio Mendoza sostuvo por 10 horas el fuego de las trincheras enemigas, que estaban defendidas de los ataques de flanco por un río caudaloso y por un caño también caudaloso.
El subteniente Cirilo Pacheco pasó a nado un caño bajo un fuego enemigo con 8 hombres armados de machetes para tomar una trinchera y el teniente Carvallo de la columna de Moreno tuvo el singular arrojo de ir solo donde estaba una partida federal fingiéndose de su bando para atraerla al sitio donde había emboscado soldados, semejante audacia que debió costar la vida a este oficial produjo la muerte del jefe de la partida y de algunos de sus soldados.
El capitán La Cruz que con su compañía practicó durante el combate de Moroncito la operación de pasar un caño construyendo una balsa para pasar el armamento. El comandante Olivo y el capitán Borges que según la expresión del jefe estuvieron brillantes
Raúl Brever Carias (1977), comenta que, Olivo y Torrellas iban sobre la retaguardia enemiga por un camino largo, fragoso e inundado: oyeron desde por la mañana las detonaciones del combate y aceleraron la marcha; más en la noche tomaron los facciosos el parecer de desbandarse, dejando el campo sembrado de cadáveres.
El Telegrama 18 de enero de 1861 4 pm.
El jefe de operaciones de la costa comunica:
Las fuerzas constitucionales ocuparon Moroncito después de un reñido combate el enemigo perdió veinticinco hombres entre muchos heridos nuestras fuerzas ocho muertos y cuatro heridos. El enemigo se persigue hoy disperso.
Firma
Gral. Cordero
Antes de la caída de Moroncito, tropas del gobierno, habían capturado a Gabriel Guevara cerca del Chino. Las fuerzas oficiales recolectaron muchas armas, más de 300 prisioneros y el restablecieron el tráfico mercantil entre Puerto Cabello y las provincias de Yaracuy y Barquisimeto.
Pasada esta operación quedó pacificada la costa de Puerto Cabello. Después de la prisión del general Gabriel Guevara en la Costa, el general Juan José Mora permaneció inactivo hasta el pronunciamiento del coronel Lorenzo Ribas en Montalbán y Bejuma (18 de noviembre de 1862) pues hasta entonces no volvió Mora a ponerse en armas, sosteniendo muy pronto los combates de Morón contra el jefe enemigo Torrellas y otros combinados con el referido coronel Lorenzo Rivas en El Palito.