CrónicasSemblanzas

Estancia valenciana de Teresa Carreño

José Alfredo Sabatino Pizzolante
Historiador y escritor

Tere­sa Carreño

El cal­en­dario mar­ca el año 1885 y Tere­sa Car­reño (1853–1917), aho­ra una con­sagra­da pianista orgul­lo de Venezuela, aten­di­en­do a una invitación que le extendiera el pres­i­dente Joaquín Cre­spo para vis­i­tar su patria, decide acep­tar regre­san­do a su tier­ra natal tras lar­gos años de ausencia. 

Lle­garía a medi­a­dos de octubre para ini­ciar una exi­tosa gira que, comen­zan­do lógi­ca­mente por Cara­cas, la lle­varía a diver­sas ciu­dades del inte­ri­or, entre éstas, a Puer­to Cabel­lo y Valen­cia. Sus vis­i­tas a la ciu­dad marinera han sido sufi­cien­te­mente estu­di­adas por el suscrito, en nue­stro libro Puer­to Cabel­lo: la músi­ca en el tiem­po (2004), no así la visi­ta de la genial artista a la cap­i­tal carabobeña, a pesar de la vas­ta bib­li­ografía que sobre ella existe. 

Mien­tras que su estancia en el puer­to aquel año de 1885, es una fugaz, aunque per­mi­tién­dole a los porteños dis­fru­tar de un inolvid­able concier­to que tiene lugar en los salones del Club “Gut Heil” ‑y no en el Teatro Munic­i­pal, como errónea­mente algunos afir­man- la noche del 25 de noviem­bre, su visi­ta a Valen­cia se exten­derá por casi un mes; será tal la acogi­da en esta ciu­dad que la pianista brin­da al menos dos concier­tos públi­cos, y segu­ra­mente algu­nas veladas pri­vadas, por lo que bien vale la pena inda­gar acer­ca de los detalles.

Sobre la visi­ta que nos ocu­pa, la his­to­ri­ado­ra Luisa Galín­dez nos refiere en su His­to­ria de Valen­cia (Siglo XIX), lo sigu­iente: ”Ya para finalizar este año de 1885 visi­ta a Valen­cia la céle­bre pianista vene­zolana Tere­si­ta Car­reño. Llegó el 26 de noviem­bre. Nun­ca como en esos días se pen­só en la necesi­dad de un buen teatro para esta ciu­dad. Tere­si­ta ofrece su primer concier­to el 29 de noviem­bre en el mal lla­ma­do ‘Teatro de Valen­cia’…()… Ella era glo­ria de la Patria y sac­er­do­ti­sa del piano, tenía 32 años y rep­re­senta­ba 20. 

La orques­ta estu­vo dirigi­da por el mae­stro Rius, destacán­dose el céle­bre flautista Ramón Ochoa, quien abrió el acto; seguida­mente el vio­lin­ista Ovalle inter­pretó una sin­fonía sobre ‘El Trovador’. Luego la pianista inter­pretó a mar­avil­las un vari­a­do pro­gra­ma”. ¿Cuál fue el pro­gra­ma que inter­pretó? ¿Cuál era el Teatro de Valen­cia? ¿Dónde esta­ba ubicado?

El Teatro de Valen­cia — 1886

Fun­da­men­tal para la orga­ni­zación de esta gira fue el tra­ba­jo desar­rol­la­do por Manuel Anto­nio Car­reño, her­mano de la pianista, quien vis­itó las prin­ci­pales ciu­dades de Venezuela, con el obje­to de afi­nar los detalles de las pre­senta­ciones, asum­ien­do el rol de agente de la artista, y orga­ni­zan­do pre­senta­ciones en La Guaira, Puer­to Cabel­lo, Valen­cia y Ciu­dad Bolívar. 

La Voz Públi­ca del 18 de noviem­bre, infor­ma sobre su lle­ga­da “con el propósi­to de orga­ni­zar los concier­tos que próx­i­ma­mente se pro­pone dar en Valen­cia la aplau­di­da artista”, que ya para el día 23 se habían conc­re­ta­do, por los avi­sos de pren­sa que circulaban.

La artista lle­ga a Valen­cia el 26 de noviem­bre, recordemos que un día antes había actu­a­do en el puer­to, fecha en la que se hace públi­co el pro­gra­ma del primer concier­to que ten­drá lugar tres días más tarde, ded­i­ca­do a la sociedad valen­ciana, vela­da en la que com­parte esce­nario con el vio­lin­ista J. J. Ovalle. Los bole­tos se podían adquirir en el Hotel del Com­er­cio, a razón de $12 los pal­cos, $1,50 sofás, $1,25 patio y galería tres reales.

El concier­to se cel­e­bra en el lla­ma­do Teatro de Valen­cia, un modesto tem­p­lo de Talía con­stru­i­do por los señores Juan de la Rosa Martínez y Lau­re­ano Guzmán, lev­an­ta­do en el sitio donde antes estu­vo ubi­ca­do el Teatro del Coro­nel Celis, que comen­zara a dete­ri­o­rarse a par­tir de 1842, ubi­ca­do “en la esquina noroeste donde se cor­tan las calles de La Lib­er­tad y de La Paz”, como lo apun­ta don Fran­cis­co González Guinán en su libro Tradi­ciones de mi Pueblo.

Habría que recor­dar que la ciu­dad no con­ta­ba aún con un teatro de cat­e­goría, al menos uno con­stru­i­do espe­cial­mente para ese fin; el Teatro de Martínez y Guzmán, como tam­bién fuera cono­ci­do, fungió entonces como un espa­cio para espec­tácu­los públi­cos durante las décadas de los seten­ta y ochen­ta del siglo XIX, des­fi­lan­do por sus tablas artis­tas de la tal­la de Tere­sa Car­reño, los vio­lin­istas cubanos Clau­dio Brindis de Salas y José White, además de numerosas com­pañías dramáti­cas y de ópera, entre ellas, la del señor Anexi. 

Se trata­ba, cier­ta­mente, de un modesto edi­fi­cio cuyo aspec­to podemos aho­ra apre­ciar gra­cias a una ilus­tración que local­izáramos en “El Metrónomo” del 18 de julio de 1886 (No. 4), sem­a­nario artís­ti­co que cir­culó en Valen­cia, bajo la direc­ción de Luis Cureau.

A las 8:00 p.m. del domin­go 29 de noviem­bre, el públi­co valen­ciano ten­drá la for­tu­na de escuchar a Tere­si­ta inter­pre­tan­do la Rap­so­dia Hún­gara No. 2 y No. 6, de Liszt; del com­pos­i­tor Gottschalk, sus piezas Bal­lade, Pasquinade y Tremo­lo; y Si oiseau J’étais, de Henselt. 

Ovalle, por su parte, inter­pretó la Fan­tasía sobre “Il Tra­va­tore”, de Alard; Aire vari­a­do en La menor y el primer concier­to en Re may­or, ambos de Béri­ot. El pro­gra­ma de la noche lo com­ple­tarán dos sin­fonías y Lucía de Lamer­moor, a car­go de la orques­ta del mae­stro Rius. 

Sobre este vio­lin­ista no hemos logra­do con­seguir infor­ma­ción algu­na. ¿Valen­ciano? No lo sabe­mos, pues ni en el Opús­cu­lo sobre la músi­ca carabobeña que escri­biera don Joaquín Quin­tero, tam­poco en el ameno libro de Alde­maro Romero, La Músi­ca de Carabobo, hemos local­iza­do ref­er­en­cia sobre Ovalle, quien a juz­gar por las obras del pro­gra­ma y la cal­i­dad de su com­pañera de concier­to, debió ser un buen y exper­i­men­ta­do instrumentista. 

Al día sigu­iente los elo­gios de la con­cur­ren­cia no se hacen esper­ar. Una de las asis­tentes, Luisa Uslar de Lugo, describe sus impre­siones en un suel­to que tit­u­la­do Tere­sa Carreño, pub­li­ca en las pági­nas de La Voz Públi­ca:

“Llegó el momen­to de sen­tarte al piano y delante de una luci­da con­cur­ren­cia desple­gaste tu poderosa influ­en­cia sobre todos los que tenían la dicha de oirte: es imposi­ble que nadie pue­da inter­pre­tar con más pre­cisión á Liszt y Gotschalk, etc. Brota­ban de tu mág­i­ca pre­sión esos encan­ta­dores sonidos que nos ele­van á regiones descono­ci­das!.… flota­ban en nues­tra exis­ten­cia momen­tos de feli­ci­dad y de dolor! qué poder el del genio! como dom­i­nas á tu quer­er! y jue­gas á tu anto­jo con el corazón! ¡Genio inmor­tal! ¡Glo­ria de Venezuela! yo te salu­do!…”.  Doña Luisa Galín­dez afir­ma, además, que las sociedades filar­móni­cas “San­ta Cecil­ia” y “Euterpe” le rendirían hom­e­na­je aque­l­la noche, mien­tras que Manuel Pimentel Coro­nel le ded­i­ca unas líneas que decían: “…pero jamás mi mente creyó fuera la Glo­ria tan her­mosa, ni que el Genio jamás fuese tan bello”.

San­ti­a­go González Guinán, le ded­i­ca un exten­so poe­ma que tit­u­la Músi­ca, en el que resaltan estos ver­sos: “Intér­prete divino/ De Gottschalk y de Liszt, en tí la nota,/ Como en ningu­na mano,/ Más espon­tánea y dulce crece y brota/ De las almas abrién­dote el camino./ Que en el lab­o­ra­to­rio soberano;/ Y frágil, caprichosa,/ Tú genio la disuelve/ Y tor­na á revivir, y cuan­do vuelve,/ Sien­do la mis­ma nota, es más her­mosa”. José Anto­nio Pérez Cal­vo, igual­mente, escribe estos otros rim­bom­bantes ver­sos ded­i­ca­dos a la pianista, a los que tit­u­la Octavas: “Cruzan­do el éter con gigante vuelo/ El Águila altan­e­ra de levanta,/ Y recor­rien­do la esten­sión del cielo/ Con­tem­pla el orbe y su grandeza canta/ Acari­cia en su orgul­lo el dulce anhelo/ De posar en el sol la regia planta/ Vac­ila con temor, alien­ta luego,/ La luz la cie­ga y la sofo­ca el fuego./ Cual águila del arte, el que te inspira/ Genio feliz, en insond­able arcano/ Su exel­so numen exal­ta­do mira,/ Y al des­bor­dar sobre el niv­el humano/ Al éter vuela y en si cen­tro gira/ Estraño , inde­scifrable, soberano,/ Prob­le­ma del amor y la esperanza/ Que solo Dios á com­pren­der alcan­za”  [sic].

A peti­ción del públi­co se orga­ni­za un segun­do concier­to, esta vez con la úni­ca par­tic­i­pación  de la pianista. Este ten­drá lugar el domin­go 6 de diciem­bre con un vari­a­do pro­gra­ma: Valse de Faus­to, de Liszt; Berceuse, de Chopin; Arroyo de Pla­ta, de Mason; Ser­e­na­ta, de Moszkows­ki; Trova­tore, de Gottschalk; Baile de las Hadas, de Mac Dow­ell y Pasquinade, tam­bién de Gottschalk. Luego de un breve rece­so, la pianista inter­pre­taría dos com­posi­ciones de su autoría, Venise Bar­carolle y Une Revue á Prague, final­izan­do con la Rap­so­dia Hún­gara No. 6, de Liszt. 

El pro­gra­ma pub­li­ca­do en la pren­sa señal­a­ba que el instru­men­to de la vela­da “es de la gran fábri­ca de pianos de Weber de Nue­va York y con­stru­i­do expre­sa­mente para ser toca­do por TERESITA CARREÑO en Venezuela”. Lo ante­ri­or plantea algu­nas inter­ro­gantes, aún por con­tes­tar. ¿Via­jó la artista con su instru­men­to? ¿Se trató de un piano de cola o uno ver­ti­cal? ¿Cómo hacían para mov­i­lizar­lo? Años atrás, cuan­do inves­tigábamos sobre el acon­te­cer musi­cal del puer­to, nos refir­ió el cro­nista don Miguel Elías Dao que la artista había via­ja­do con su piano a Valen­cia, especie que entonces pusi­mos en duda, con­signán­do­lo así en nue­stro libro. Hoy, admiti­mos el pun­to vale la pena revisarlo.

Tere­sa Carreño

No quiso Tere­si­ta aban­donar la ciu­dad sin el acos­tum­bra­do concier­to de benef­i­cen­cia. Así, La Voz Públi­ca del 10 de diciem­bre da cuen­ta de un ter­cer concier­to, a ben­efi­cio del Asi­lo de Pobres a cel­e­brarse el 17 de diciem­bre: La acred­i­ta­da artista Tere­si­ta Car­reño, ha dis­puesto un nue­vo concier­to con el áni­mo de favore­cer con su pro­duc­to á los infe­lices desvali­dos que sin hog­ar ni pan, reciben en el Asi­lo de la des­gra­cia los ben­efi­cios de la cari­dad. Es noble emplear las fac­ul­tades que otorgó la Prov­i­den­cia en favor de los nece­si­ta­dos. Valen­cia debe acoger la vela­da con entu­si­as­mo, para cor­re­spon­der dig­na­mente al noble propósi­to de la com­pa­tri­o­ta artista. Así sea”. Sin embar­go, señala doña Luisa Galín­dez que la vela­da será can­ce­la­da, al no ser cubier­tas las local­i­dades, par­tien­do la artista el 23 de diciembre. 

No deja de lla­mar la aten­ción la larga estancia de Tere­si­ta Car­reño en su visi­ta a Valen­cia, por cier­to, la primera y últi­ma, bas­tante pro­lon­ga­da si se tiene pre­sente que solo brin­da dos concier­tos públi­cos y ve frustra­do un ter­cero. Es prob­a­ble que con­tara con famil­iares y ami­gos en la ciu­dad, quizás deleitó a muchas famil­ias en concier­tos pri­va­dos o, sen­cil­la­mente, decidió tomarse un mere­ci­do des­can­so en la cap­i­tal carabobeña, antes de seguir con su agi­ta­da y fasci­nante vida.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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