Guerra Grancolombo-Peruana: la guerra de Bolívar contra el Perú
Efraín Jorge Acevedo
Historiador

En su declaración de guerra Bolívar exigía expresamente el pago de 7.595.747 pesos, como deuda por la guerra de la emancipación
Pocos venezolanos saben que estuvimos en guerra con el Perú, y que fue la única guerra propiamente dicha en la que los venezolanos como colectivo luchamos contra otro país después de la independencia.
El 17 de febrero de 1824 Simón Bolívar es proclamado Dictador del Perú, con poderes absolutos e ilimitados para llevar a cabo la guerra con eficacia contra las fuerzas realistas leales a España. El 23 de enero de 1826 la Guerra de Independencia del Perú terminó definitivamente con la rendición del último reducto realista del Perú, la plaza de El Callao.
Ese mismo año de 1826, Bolívar redacta una nueva Constitución de la República Peruana que establecía una Presidencia Vitalicia (el mismo proyecto constitucional que impuso en Bolivia y pretendió imponer en la Gran Colombia), y Bolívar se dispuso a convertirse en el primer presidente vitalicio del Perú, con lo cual gobernaría el país por el resto de su vida, hasta su muerte, y además elegiría a su sucesor. Esto causó una profunda indignación en muchos sectores peruanos, en un país donde ya Bolívar era muy impopular.
Bolívar encargó a las autoridades locales designadas por él, la labor de hacer ratificar la Constitución Vitalicia por los Colegios Electorales regionales; pero entonces Bolívar tuvo que regresar a Colombia (la Gran Colombia, la formada por las actuales Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá) para enfrentar la crisis política grancolombiana y dejó encargado de la gestión diaria del gobierno al general Andrés de Santa Cruz, Presidente del Consejo de Gobierno del Perú, con la misión de promulgar la Constitución Vitalicia, lo que sucedió el 9 de diciembre de 1826.
Pero menos de dos meses después comenzó una rebelión cívica contra Bolívar y Santa Cruz se sometió a la voluntad popular, y el 27 de enero de 1827 la Constitución fue derogada, y con ello la designación de Bolívar como presidente vitalicio del Perú fue declarada nula. Después se reunió un Congreso Constituyente que redactó una nueva Constitución y eligió al general José de La Mar como presidente del Perú, tomando posesión el 22 de agosto de 1827.
Después de que Simón Bolívar fuera derrocado como presidente vitalicio del Perú, la Gran Colombia comenzó a reclamar a Perú el pago de una cuantiosa deuda económica que el Gobierno peruano se había comprometido a saldar como pago por la intervención del Ejército grancolombiano en las campañas militares independentistas en el Perú.
También la Gran Colombia pretendía anexarse los extensos territorios peruanos de Tumbes, Jaén y Maynas, y Perú replicaba exigiendo la devolución del territorio de Guayaquil (anexado por la Gran Colombia en 1822) lo que abrió una delicada disputa limítrofe.
Además, la Gran Colombia pretendía que se le entregaran reclutas peruanos para incorporarlos a su Ejército como «reemplazos» de los soldados grancolombianos muertos en Perú, algo inaceptable para el Perú que lo consideraba una exigencia desorbitada e inhumana, ya que implicaba desarraigar a ciudadanos peruanos y expatriarlos a la Gran Colombia. Todo ello causó una escalada de tensiones entre ambos países.
Cuando Perú intervino militarmente para ayudar a los rebeldes bolivianos a derrocar al presidente de Bolivia, Antonio José de Sucre, Bolívar lo consideró inaceptable y el 3 de julio de 1828 en su condición de presidente de Colombia (Gran Colombia) declaró la guerra al Perú, comenzando la Guerra Grancolombo-Peruana.
En su declaración de guerra Bolívar exigía expresamente el pago de 7.595.747 pesos, como deuda por la guerra de la emancipación, y la entrega de los territorios peruanos de Tumbes, Jaén y Maynas a la Gran Colombia.
De inmediato el presidente del Perú, José de La Mar, ordenó a la Armada o Marina de Guerra peruana bloquear la costa grancolombiana en el Océano Pacífico y asediar el puerto de Guayaquil. Mientras tanto el Ejército peruano invadió el sur de la Gran Colombia, en el actual Ecuador; el propio La Mar y el mariscal Agustín Gamarra (futuro presidente del Perú) comandaban los 4.500 soldados peruanos.
Bolívar no podía acudir en persona a la guerra, porque estaba sofocando la rebelión en la Gran Colombia de los generales José María Obando y José Hilario López, así que envió al mariscal Sucre (que ya había tenido que renunciar a la Presidencia de Bolivia debido a la rebelión armada respaldada por Perú en su contra) a combatir a los peruanos. Sucre reunió un Ejército de 4.600 hombres con veteranos de la Independencia, entre los que se encontraba el general venezolano Juan José Flores (futuro presidente de Ecuador).
Venezuela, como parte de la Gran Colombia, participó activamente en la guerra contra el Perú y de hecho gran parte de las tropas grancolombianas que lucharon en el teatro de operaciones contra los peruanos eran venezolanas.

El comandante en jefe de la Marina peruana, el vicealmirante Martin George Guisse (un británico al servicio del Perú) demostró ser un brillante líder militar, y su escuadra derrotó a la Marina grancolombiana en el Combate naval de Punta Malpelo, el 31 de agosto de 1828; y en la Batalla naval de Cruces, el 22 de noviembre de 1828. En esta última batalla la flota peruana destruyó todas las baterías de artillería costera que defendían Guayaquil, obligando a la guarnición de la ciudad a retirarse para unirse al ejército de Sucre.
Además, la Marina grancolombiana perdió dos barcos, una goleta que fue capturada y un bergantín hundido. Sin embargo, también en esta batalla el vicealmirante Guisse murió, pero gracias a su victoria menos de tres meses después, el 1 de febrero de 1829, la ciudad de Guayaquil fue ocupada por las tropas peruanas.
A comienzos de 1829 la situación era muy mala para la Gran Colombia, con la caída de Guayaquil y el avance indetenible de las fuerzas peruanas. Por eso Bolívar ordenó a Sucre iniciar negociaciones de paz con el presidente peruano La Mar, las que comenzaron el 6 de febrero de 1829, pero pronto fracasaron, aunque el verdadero propósito de Bolívar era ganar tiempo.

La habilidad del mariscal Sucre equilibró la balanza de la guerra, y el 27 de febrero de 1829 derrotó a la división de vanguardia del Ejército peruano en la Batalla del Portete de Tarqui, logrando una victoria táctica. Muchos de los entre 360 y 800 muertos y heridos grancolombianos en esa batalla (las fuentes discrepan) eran venezolanos, entre ellos el famoso coronel larense José María Camacaro. Esta batalla, ocurrida cerca de Cuenca, en el actual Ecuador, es considerada una epopeya nacional por los ecuatorianos.
Gracias a la victoria del Portete de Tarqui, Sucre consiguió firmar el 28 de febrero el Convenio de Girón con los peruanos para intentar poner fin a la guerra. Sin embargo, el presidente La Mar se dispuso a reanudar la guerra por lo que consideró agravios por parte de Sucre. Pero el 7 de junio de 1829 los militares peruanos dieron un golpe de estado y derrocaron a La Mar.
El nuevo presidente, el mariscal Agustín Gamarra, deseaba terminar la guerra, y firmó Armisticio de Piura el 10 de julio de 1829, por el cual se estableció un armisticio de 60 días, la devolución de Guayaquil a la Gran Colombia y la suspensión del bloqueo peruano a la costa sur grancolombiana.
Posteriormente el representante peruano José de Larrea y Loredo y el representante grancolombiano, el venezolano Pedro Gual (futuro presidente de Venezuela) negociaron y firmaron el Tratado de Guayaquil el 22 de septiembre de 1829, que terminó la guerra.
Por el tratado el Perú reconocía a Guayaquil como territorio de la Gran Colombia y la Gran Colombia reconocía a Tumbes, Jaén y Maynas como territorios peruanos, por lo que ambos países renunciaron a sus respectivas ambiciones de expansión territorial, por lo que en principio se podría hablar de un empate técnico sin ganador ni perdedor claros.
Pero como el resultado de la guerra enterró las ambiciones de Bolívar de convertir a la Gran Colombia en la potencia dominante de América del Sur y además crear un «Imperio» bolivariano que incorporara aparte de la Gran Colombia al Perú y a Bolivia, y también contribuyó a precipitar la desintegración de la Gran Colombia menos de un año después del fin de la guerra, el perdedor político parecería haber sido Bolívar y la Gran Colombia. Después de este conflicto Venezuela, ya como Estado independiente, no ha vuelto a librar una guerra propiamente dicha contra otro país.