Luis Alberto Perozo Padua Periodista y cronista luisalbertoperozopadua@gmail.com IG/TW @LuisPerozoPadua
La estructura urbana de Barquisimeto cambió radicalmente luego de la aparición del Ferrocarril Bolívar. Esto supuso progreso para la ciudad y otras obras complementarias
Por iniciativa del general Aquilino Juares, gobernador del estado Lara, se construyó un tranvía en Barquisimeto. La calle del Comercio fue surcada con rieles sobre los cuales se desplazaba un vagón tirado por bestias. Obra puesta en funcionamiento en septiembre de 1897.
El tranvía de caballitos ‑como era conocido- partía desde la plaza Bolívar (Hoy Plaza Lara) con un ramal principal por la calle Catedral [calle 23] subiendo luego por la calle del Comercio (av 20), cruzaba la avenida 5 de Julio (calle 30) hasta la estación del ferrocarril situada en la actual Comandacia General de la Policía de Lara, “epicentro de las actividades comerciales, artísticas, culturales y deportivas”.
El gran esplendor del tranvía obligó al Gobierno contratar otro ramal desde la esquina de Villoria [calle 23 con av 20] hacia la iglesia Altagracia, y otro adicional hacia el oeste con destino a las casas comerciales.
La responsabilidad de la construcción de las líneas del tranvía recayeron sobre Andrés Palacios Hernández y el primer gerente de este medio de transporte fue el español Celestino Fraile García.
En El Cojo Ilustrado, Nº 139, del 1º de octubre de 1897 fue publicado “Puede vanagloriarse el Estado Lara del desarrollo progresivo que en estos últimos años ha alcanzado, debido a la fraternal asociación que la iniciativa particular y la del poder han establecido para hacer más fecundos sus esfuerzos. El Tranvía de Barquisimeto es una nueva obra de utilidad pública que acaba de inaugurarse en el Estado. La línea ha sido construida bajo la competente dirección del ingeniero doctor Andrés Palacios Henández, y los materiales fueron escogidos por la Empresa en la acreditada casa de los señores Orenstei & Koppel, de Berlín”. [Pág 766]
El pasaje en el tranvía costaba medio real, pero años más tarde, con el auge del automóvil y la popularidad de la bicicleta, el tranvía fue condenado a desaparecer y dejó de funcionar en 1925.
Documento de solicitud
Proyecto de construcción de varias líneas de tranvía; dirigidas al Sr. Riera Aguinagalde, Gobernador del estado Con papel con escudo impreso del estado Lara
Sello sexto. Año de 1890.
Que partiendo de una estación central; póngase en fácil y rápida comunicación varios puntos distantes de la población. El contrato y pide a esa ilustre corporación su otorgamiento
Barquisimeto 10 de octubre de 1890
Firma: Rafael María Lugo con estampilla de época.
Firmada como recibida el 29 de octubre de 1890 por Lisandro González Bastidas.
El 30 de octubre de 1890, firmada y enviada a la Comisión de Fomento bajo los concejales Yanez Y Dominguez.
Existe otro manuscrito que refiere el derecho exclusivo “de establecer el tranvía que partiendo de la estación central; lleguen a estación del ferrocarril, a la iglesia de la parroquia concepción, al mercado de la ciudad y a la esquina de la casa de comercio del ciudadano Francisco Perdigón.
Tranvía de Caballitos frente a la plaza Bolívar. Colección Rieles de Venezuela en Twitter @RielesVenezuela. La postal en su reverso dice: «La moderna línea de tranvía de Barquisimeto con sus modernos pasajeros americanos. Los caballos murieron unos días después de que se tomó la foto y, por supuesto, los misioneros protestantes tienen la culpa. El conductor, que siempre fue muy amable, apenas nos habló después del suceso.»
La descripción de Castillo Arráez
Hacia 1924, recuerda Castillo Arráez, los tranvías de caballitos que hacían un recorrido “…entre la estación del Ferrocarril y la antigua Plaza “Bolívar” hoy ´Lara´; con un ramal para ´La Cochera, situada en lo que ahora es la esquina del moderno teatro ´Principal´”. Por tal razón esa esquina se llamaba de “La Cochera”.
Este “moderno teatro Principal ya no existe en 2013 y en su lugar, avenida 20 con calle 36 se encuentra la sede de una institución bancaria.
A las damas de la época que en el tranvía de caballitos iban de paseo, lunes y jueves, a esperar la llegada del tren, Castillo las describe “matronas peso completo, envueltas en chales, tocadas con sombreros de velo y amplias alas, calzadas con altas botas de fina piel y llevando coloridas sombrillas, que con sus hijas, no menos emperifolladas, atestaban el vetusto carri-coche”.
A los varones, “galanes del pasado que igualmente recorrían la ciudad en el trnvía”, los pinta con brodequines, paraguas [las sombrillas y los paraguas eran atuendo obligado], largo paltós y estrechos pantalones, signos inequívocos de la más refinada elegancia…”
En la plaza Miranda (hoy Plaza Bolívar), en los solares de viviendas como la del Dr. Eliodoro Pineda con tres maporas cerca de la antigua plaza Bolívar (hoy Lara) donde había un mamón majestuoso “a cuyo sombra reposaban los caballos que tiraban de los tranvías y que allí estaba su terminal”, en la casa Antonio María Pineda y el gran palmar del bosque de Macuto.