Tamunangue: el folclor de Lara
El Tamunangue es una música y un baile en los cuales se aprecian las influencias de las tres culturas que dieron origen a los venezolanos: la indígena americana, la blanca española y la negra africana.
Es una fiesta popular, ritual y religiosa que se celebra el 13 de junio en el estado Lara en honor a San Antonio de Padua, y también se realiza otros días para pagar promesas, o favores recibidos o como homenaje a tamunangueros fallecidos.
Al igual que otras manifestaciones folclóricas venezolanas, no se tiene ninguna referencia histórica precisa, sólo que en 1609 fue creada la cofradía de San Antonio de Padua y se estableció “una hermandad para morenos y esclavos…”.
En el tamunangue se conjugan el teatro, el baile y la música para expresar la creación popular. Consta de ocho partes: la batalla y siete sones. La batalla, la cual no se considera un son, es la procesión y el comienzo del tamunangue donde dos personas con garrotes o con machetes juegan a combatir.
Después de la batalla, se presentan los sones: la bella, la juruminga, el poco a poco, el yiyivamos, la perrendenga, el galerón, y el seis figureado.
El yiyivamos, que es el primer son, se baila en pareja con veras en la mano y deben ejecutar lo que el cantor les indica: media vuelta, vuelta entera, etc. Como en todos los sones, el hombre galantea a la mujer y ésta se resiste para finalmente bailar juntos.
En la bella, bailan libremente y realizan las figuras que deseen; luego le entregan la vara a otra pareja que continuará hasta que el cantor indique el final.
En la juruminga, a diferencia de los dos primeros sones, interpretan las actividades cotidianas y se detienen cuando el tambor lo indique.
La perrendenga
Se baila con garrotes simulando una pelea; en el poco a poco se combina el galanteo, la coquetería y la mímica. Está dividido en: los calambres, el caballito y el guabinero.
El galerón es parecido al joropo llanero con una gran variedad de figuras; el seis figuriao o corrío se diferencia de los otros sones porque figuras antiguas como cuadrillas y contradanzas. Es bailado por tres parejas, una de las cuales hace de guía, ordenando las figuras a realizarse.
Los instrumentos musicales que se utilizan para el tamunangue son: el cuatro tradicional, el cual es típico de Lara; el cinco, que es un cuatro de cinco cuerdas, de mayor tamaño y cuyo sonido es el más grave; el medio cinco, el cual es idéntico en sus características físicas al cinco, sólo que es más pequeño y afinado; el cuatro octavado de cinco cuerdas y más pequeño; el tambor arrastrante o cumaco, en forma de tronco; tambora colgante, palo hueco hecho con cuero de chivo o puerco de monte; y la maraca, hecha del totumo y con semillas de capacho.
Poblaciones pioneras en la devoción
Es en El Tocuyo y en Curarigua, en el estado Lara, donde se registran las primeras manifestaciones de la devoción a san Antonio de Padua mediante el tamunangue o “sones de negros” en honor al santo. Esto sucedió porque esas zonas estaban dedicadas a la producción agrícola y por ello la población negra y mestiza era abundante. Desde estas regiones, la tradición del 13 de junio se extendió a todo el estado.
En cifras
2014 fue el año en que se declaró a el Tamunangue como Patrimonio Cultural de la Nación, y “fomentar la investigación, educación y protección de esta manifestación cultural a través de una gestión con la comunidad y los cultores populares que garanticen su sustentabilidad”.
La vestimenta de los participantes es vistosa
Para participar en el baile, los hombres se atavían con un sombreo de cogollo, pañuelo anudado al cuello, traje de dril blanco y alpargatas. Las mujeres, por su parte, lucen largos camisones floreados, falda, pañuelo al cuello y alpargatas negras, una llamativa bisutería y flores naturales en el cabello. Jamás deben danzar con pantalones puesto que se considera una ofensa a San Antonio de Padua.
La Salve, tonos y décimas durante el festejo
Antes de iniciar el velorio se canta la Salve, que es la misma que rezan los católicos y que está contenida en el catecismo. La salve se ofrece por todos los congregados a esta devoción y por quienes ofrecen la promesa. Luego se interpretan tonos y décimas, que son composiciones dedicadas a lo divino y a lo profano. Debe estar presente una persona que conozca un sin número de tonos y décimas.
Luisa González
Foto de portada: Los Tamunangueros de Agua Viva, Palavecino, una agrupación fundada en 1929