El obispo larense fusilado por los nazis
Salvador Montes de Oca fue un idealista clérigo venezolano, enemigo de los presidentes gomecistas y asesinado por las tropas de la SS durante el reinado de los nazis en la Europa de la Segunda Guerra Mundial.
Nacido en Carora el 21 de octubre de 1895, quien se inclinó desde niño a la carrera sacerdotal, entró al Seminario de Barquisimeto; enviado después por Monseñor Aguedo Felipe Alvarado al Seminario Pío Latino de Roma, permaneció en él varios años.
Regresó luego al Seminario de Caracas, donde terminó sus estudios, durante los cuales fue modelo de inteligencia y aplicación. Recibió la ordenación sacerdotal en Barquisimeto, de manos de Monseñor Alvarado y en Carora cantó su primera misa.
A los 32 años es nombrado obispo de Valencia el 20 de mayo de 1927 para concluirlo en enero 1935. Según Luis Cubillán Fonseca de la Academia de Historia del estado Carabobo, en aquellos tiempos el Congreso de la República designaba una terna que enviaban a la Santa Sede para que escogiera el futuro obispo; siempre se hacía del conocimiento de la Santa Sede de qué lado estaban las preferencias del jefe de Estado, al oír la edad del nuevo obispo el General Gómez dijo: “Pero si es un niño…!”, pero sin embargo, dejó correr el nombramiento.
Con su nombramiento también vendrían las desavenencias, pues el nuevo obispo se convertiría en un personaje incómodo para el gobierno Gomecista por su enconado apoyo y visita constante a los presos en el castillo de Puerto Cabello, entre los que se encontraba el mismísimo Andrés Eloy Blanco.
El caso Mariño
En 1929, fue detenido un tal Joaquin Mariño, presunto descendiente del prócer Santiago Mariño, según la policía de la época se le encontró entregando propaganda comunista, fue detenido y llevado a los sótanos de la Casa Páez ‑sede en aquel momento de la Policía de Valencia-. Allí lo torturaron hasta que Mariño murió.
El reporte policial oficial mostró otra versión, según la policía gomecista, Mariño se había ahorcado en su celda con los cordones de sus zapatos. Esto indignó a Montes de Oca quien comenzó los preparativos de una gran misa y oficios religiosos para el cadáver de este hombre.
El gobierno reaccionó inmediatamente, le comunicaron que por tratarse de un suicida la Iglesia no podía rendirle entierro cristiano.
Montes de Oca continuó los preparativos para el entierro, al día siguiente estaba en las puertas de la Catedral revestido de negro para oficiar las exequias de Mariño, esto significaba un enfrentamiento directo con el gobierno del General Juan Vicente Gómez, y una contrariedad con la misma iglesia que en gran parte brindaba apoyo al gobierno gomecista encabezado por el presidente Dr. Juan Bautista Pérez por su carácter católico conservador.
El exilio
Su actuar durante el caso de Joaquín Mariño le ganó la enemistad total con todos los representantes del gobierno incluyendo quienes no le perdonaron lo que calificaban de insolencia, buscando por todos los medios la manera de que el episcopado lo sancionara.
El resentimiento oficial contra Montes de Oca dio sus resultados en 1929 por un caso que tenía relación con una dama que había aceptado casarse con el gobernador de Valencia. Como el gobernador era divorciado, el padre de la novia rogó al Obispo para que intercediera ante la muchacha para que rechazara al pretendiente, pero la muchacha lo ignoró y procedió al matrimonio.
Debido a esto, Montes de Oca escribió una carta en su periódico episcopal en la cual
condenaba el matrimonio con divorciados, aprovechando para apuntar al general Gómez y a los varios de los integrantes de su gabinete que mantenían queridas y relaciones adúlteras.
condenaba el matrimonio con divorciados, aprovechando para apuntar al general Gómez y a los varios de los integrantes de su gabinete que mantenían queridas y relaciones adúlteras.
Y para llevarlo a una audiencia más amplia, decidió llevar su escrito al Diario La Religión en Caracas, dando como resultado que fuera detenido en la carretera de Los Teques y embarcado inmediatamente en un vapor que salía hacia Trinidad.
Aunque Gómez no estuvo de acuerdo con que se exiliara al obispo no hizo nada para detener la decisión del presidente de la República Dr. Juan Bautista Pérez quien sacó a fuerzas al clérigo del país, la única reacción del Benemérito fue preguntar “¿Por qué la molestia? ¿con cuantas tropas cuentan los curas?”, la respuesta del presidente Pérez fue explicarle que se habían levantado con panfletos y con periodicos, a lo que Gómez no prestó mayor importancia al asunto y respondió: “si es con papeles que se levantan, es con papeles que tienen que derrotarlos”.
El conflicto se resolvió en l931, cuando el General Gómez se encargó nuevamente de la Presidencia y quitó el decreto de expulsión que pesaba sobre Montes de Oca, el cual volvió al país para retirarse de la Diócesis y unirse a la Orden de los Cartujos, lo cual lo llevaría a irse a vivir a Italia.
Brutal asesinato
El obispo venezolano pasó a vivir en el Monasterio di Farneta, en Maggiano, Lucca, Toscaza, enfrentando ahora a un enemigo muy superior, despiadado y miserable, los alemanes apostados en Italia, tropas preocupadas por el crecimiento de actividades de resistencia que ordenaban la muerte sin mediar palabras de cualquier hombre, mujer o niño que se rebelara contra la ocupación.
En el monasterio de los Cartujos se había dado refugio a muchos perseguidos por los nazis por diferentes razones, y en la madrugada entre el 1 y 2 de septiembre de 1944, soldados alemanes invadieron el monasterio, y al día siguiente evacuaron a todos los religiosos y civiles que no se habían escondido o huido.
Según el libro “La Certosa di Farneta. Historia en la página de los monjes cartujos” al tomar el monasterio, los alemanes trasfirieron en varios camiones a los capturados a Nocchi, en Camaiore, donde los mantuvieron por varios días. La mayor parte fueron fusilados en lugares y días diferentes, especialmente en los alrededores de Massa el domingo 10 de septiembre.
Entre los fusilados hubo 12 monjes, incluyendo al prelado Martino Binz, el procurador Gabriele Maria Costa y el obispo venezolano Salvador Montes de Oca.
El Mariscal de Campo nazi Albert Kesselring, comandante supremo de las tropas en Italia, autorizó el uso de cualquier método represivo para eliminar los movimientos contra la ocupación alemana en la Toscana.
La responsabilidad de esta región se asignó a la 16va división blindada de la SS bajo el mando del General Max Simon, a las órdenes del Mayor Walter Reder, hombres que fueron los verdugos de Montes de Oca.
La repatriación de sus restos
El cadáver fue arrojado a una fosa común, pero en 1947 fueron reconocidos y actualmente se encuentran enterrados bajo el presbiterio de la Catedral de Valencia. En memoria de los mártires de la comunidad de Montemagno, existe un monumento a los muertos de lo que algunos llaman la Masacre de Pioppetti.
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