El 14 de septiembre no fundaron a Barquisimeto
Nunca he podido entender por qué seguimos celebrando el 14 de septiembre como fecha de fundación de la ciudad, cuando según datos fidedignos e históricos la fundación de la Nueva Segovia de Buría, fue en mayo de 1552. El 14 de septiembre no celebramos la fundación de Barquisimeto, sino el reparto de las primeras encomiendas de Nuestra Señora de Buría por su fundador, el segoviano Juan de Villegas.
Esta historia comenzó, cuando Damián del Barrio, compañero de aventuras de Villegas le envía a El Tocuyo un mensaje muy halagüeño. Informa al codicioso conquistador de la existencia de oro en el río Buría, como relata Hermann Garmendia, quien por 23 años fue Cronista Oficial de Barquisimeto.
El 14 de septiembre de 1552, según el excronista de la ciudad recientemente fallecido, Ramón Querales, “es una fecha luctuosa, negra, de represión, de invasión, de colonialismo”. Explica que aquel día, después de inventariar a los indios como reses, Villegas repartió a hombres, mujeres, niños y ancianos entre sus compañeros españoles invasores, de a cien y hasta más, quedándose él con más de 200 indios a su servicio. El 14 de septiembre de 1552 fue oficial en el colonialismo español de la esclavitud de los caquetíos, axaguas, gayones, cuibas y jirajaras, entregados por Villegas como mano de obra gratis para las faenas de uso doméstico, agricultura, cría de ganado, acarreo de cargas y hasta abusos sexuales a los 39 compañeros que con él sumaban los cuarenta ladrones de Alí Babá. Eso es lo que se celebra este 14 de septiembre.
Enterado Villegas de los pedazos de oro arrastrados por la corriente del río Buría, el codicioso conquistador segoviano, “quien sentía exuberante pasión por el metal precioso, como contaba Garmendia, dispuso la marcha precipitada al lugar del sensacional hallazgo”. Estaba tan ávido de comprobar la presencia del oro, que salió de El Tocuyo en el apretado período de las lluvias rumbo a las montañas tenebrosas de Buría.
Aposentados en la Ciudad Madre, los españoles abandonaron sus labranzas y dejaron las vacas mugiendo en los establos ante la posibilidad de la riqueza súbita y siguieron a Villegas quien según Garmendia, después de enojosa marcha llegó a Buría con su expedición un lluvioso y nublado nueve de mayo de 1552. En su libro Imágenes de Barquisimeto, la historiadora caraqueña Inés Quintero cuenta que la primera fundación de Buría, génesis inicial de la ciudad, fue a mediados de mayo por Juan de Villegas, quien la nombró Nueva Segovia por su ciudad natal y la estableció a orillas del río Buría para facilitar la extracción del mineral precioso. Villegas, junto al escribano y el sacerdote, buscaron el lugar más propicio para demarcar el primer asiento de la ciudad y fundarla con el ceremonial del caso.
Fue la cuarta ciudad fundada en el occidente de Venezuela, después de Coro, El Tocuyo y Borburata y se convirtió en centro fundamental de la colonización y poblamiento de la vasta región del centro y occidente. Menos que una ciudad, Buría fue un afanoso centro de trabajo esclavo.
Fue en mayo, no en septiembre
La fundación de Barquisimeto fue la segunda quincena de mayo, advirtió siempre Ramón Querales y cita al historiador hermano Nectario María quien lo averiguó en los Archivos de Indias en Sevilla, donde encontró la carta de Villegas al rey fechada en El Tocuyo el 29 de abril de 1552: “Quedo de partida de aquí a diez días, Dios mediante y de Vuestra Majestad ir en aquella comarca a fundar la Nueva Segovia”.
El hermano Nectario María propuso a las autoridades que las festividades para el Cuatricentenario se llevaran a cabo en una fecha más cercana a la fundación, entre el 15 y el 20 de mayo, pero eso no se cumplió. No le hicieron caso.
Garmendia escribió que de acuerdo a cálculos alegres, la mano de obra para la extracción del oro estaría a cargo de los negros esclavos africanos procedentes de Guinea y los beneficios de la mina serían para provecho de la minoría hispánica y las cajas fiscales del Rey ultramarino.
Se sublevaron los esclavos
Con ochenta robustos esclavos negros comenzó el trabajo en las sofocantes galerías de las minas y pronto llegó a 200, sometidos a toda suerte de humillaciones y privaciones bajo el látigo brutal de los capataces. Los inhumanos tratos a los trabajadores pronto tendrían respuesta. Al comienzo de 1553, año siguiente de la fundación, uno de los esclavos encabezó la primera rebelión en este lado del mundo.
Traído de Puerto Rico, el robusto y vivaz negro Miguel era propiedad de un hijo de Damián del Barrio, el amigo de Villegas que le sopló la existencia de oro en Buría. Harto de los abusos y vejaciones, Miguel escapó con otros esclavos y se escondieron en las montañas, se organizaron al estilo de los españoles y nombraron sus autoridades. El negro Miguel se erigió en rey y nombró reina a su mujer.
Mientras preparaban un asalto a la ciudad recién fundada, de El Tocuyo llegaron refuerzos para hacer frente a los esclavos alzados. El negro Miguel sobresalía entre sus compañeros por sus condiciones innatas de liderazgo y el deseo de reivindicar a los hombres de su raza y condujo el sorpresivo asalto a la ciudad. Atacaron y desarmaron a los capataces de la mina pero el ataque fue respondido por las autoridades y la rebelión terminó con la muerte del negro y sus más cercanos secuaces. Los demás se dispersaron pero luego los fueron capturando uno a uno.
Refiere Garmendia que “en el orden de los valores históricos, la rebelión de aquel Espartaco Tropical constituyó la primera insurrección contra las autoridades del Rey y el primer conflicto laboral solucionado con fórmulas de violencia en el siglo XVI”. La rebelión del negro Miguel empapó de sangre la naciente ciudad de Buría.
En el sitio El Carabalí
Cuatro años más tarde, en 1556 los moradores estaban desengañados por el bajo rendimiento de las minas. Maldiciendo el día que decidieron salir de El Tocuyo, muchos de ellos deciden abandonar a Buría. Se preguntaban cómo se le ocurrió a Villegas fundar la ciudad en suelos tan insalubres, además de la acometividad de la naturaleza y las fiebres mortales. Asolados por los indígenas y acosados por serpientes y fieras, se sentían incomunicados.
De Buría se fueron al segundo asentamiento en el sitio del camino llamado Barquisimeto, a orillas del río de aguas color ceniza. Era punto de descanso de exploradores y conquistadores que iban o venían de Coro a El Tocuyo o Borburata. Con base en textos de Fray Pedro de Aguado quien cuenta sólo cuatro asientos en su Historia de Venezuela escrita en 1585, 33 años después de la fundación, Garmendia y Quintero dicen que fue en el Carabalí el asentamiento y de esto disiente Querales que lo ubica en Tarabana y da cuenta de siete asentamientos.
En 1561 otra sorpresa los esperaba. La noticia se regó como pólvora por el pequeño poblado. Se acercaba otra amenaza: El conquistador Lope de Aguirre, quien se había rebelado contra el rey Felipe II y había asolado territorios de Sudamérica venía desde el Perú a estas tierras. Conocido por su violencia y crueldad, al tirano Aguirre, como lo llamaron, lo acompañaba un puñado de marañones asesinos. Había sometido a la isla de Margarita a un baño de sangre.
Conocido por su violencia y crueldad, Aguirre venía a Barquisimeto en busca de las riquezas de El Dorado ubicada por rumores y leyendas entre el Orinoco y el Amazonas.
Por sus desafueros las tropas españolas le seguían los pasos al forajido quien se fue quedando solo por el abandono de sus secuaces. Asediado por las tropas, Aguirre entró a la habitación donde estaba su hija Cora, una bella quinceañera y la asesinó a puñaladas, para que no vengaran en ella sus afrentas.
De un certero disparo de ballesta un soldado de El Tocuyo mató a Lope de Aguirre, aunque otros dicen que fueron sus propios marañones quienes le dieron muerte. Su cuerpo fue descuartizado y sus partes exhibidas como escarmiento contra quienes quisieran insurgir contra las autoridades reales de la colonia, quienes reconocieron a la población de Barquisimeto su fidelidad frente a la rebelión del negro Miguel y sus acciones para la captura y muerte de Lope de Aguirre. La ciudad recibió del rey el título de Muy Noble y Leal.
En resumen, primer asiento en Buría, segundo en Barquisimeto. Asaltada e incendiada por Aguirre, los pobladores se trasladaron, aquel 27 de octubre de 1561, al sureste de la confluencia de los ríos Turbio y Claro, según la relación de Querales. Sólo quedaba en pie la casa de mampostería de Damián del Barrio, el viejo amigo de Villegas. Este fue el tercer asiento de la ciudad.
Se fueron a la meseta
Allí no duraron mucho y entre 1563 y 1564 se mudaron a ambas orillas del rio Claro y su confluencia con el rio Turbio como lo contaron los alcaldes ordinarios González de Arévalo y Juan Ruiz de la Parra en su Relación Geográfica de la Nueva Segovia enviada al rey el 2 de enero de 1579, con su respectivo croquis con 31 manzanas dibujadas alrededor de la plaza, con los nombres de los dueños de las casas, la plaza donde se hacían las ferias, el mercado y donde se ejecutaba la Real Justicia.
La gente instaló el nuevo poblado a ambas márgenes del río como escribieron al rey los dos acaldes donde dijeron que “en medio de esta ciudad pasa un río que los españoles llamaron Claro, de ordinario de aguas transparentes y los indígenas Guacaubana”.
Alrededor de 1580, una vez más se mudaron a una meseta el norte del río Turbio. Según Querales, a un sitio denominado Samurubana, ahora conocido como Zamuro Vano, donde permanecieron hasta 1700, cuando de nuevo se mudaron. Obligados por los ataques de los gayones, aquellos españoles del Nuevo Mundo se instalaron en el terreno ocupado hoy por la iglesia de la Inmaculada Concepción, frente a la actual plaza Bolívar, donde la ciudad crecía en la meseta, hasta que una nueva calamidad azotó a la ciudad: el terremoto de 1812.
En medio de las ruinas dejadas por el sismo, se erigió de nuevo hasta la que hoy conocemos, que celebra su fundación en fecha equivocada por falta de voluntad de sus gobernantes y líderes para corregirla, porque Barquisimeto nació en mayo, mes de las flores. Lo que se celebra el 14 de septiembre es una fecha luctuosa, lúgubre, trágica, porque fue el día que a nuestros indios oficialmente los sometían a la esclavitud, al servicio de los invasores.
En 1979 el escritor Miguel Otero Silva publicó una novela inspirada en el personaje: Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad, donde resalta su rebeldía contra la corona española. Dicen que todavía el Tirano Aguirre anda por ahí espantando.
POR Juan José Peralta
Periodista
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