San Francisco fue catedral de Barquisimeto por tres siglos
El terremoto de 1812 que hizo exclamar en Caracas a Simón Bolívar “si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”, también destruyó la catedral barquisimetana, construcción que data de unos 380 años, cuando se inició con permiso del gobernador Francisco Núñez Melena, desde su residencia en Puerto Rico.
Llegados al virreinato de Nueva Granada en 1519, al de Nueva España en 1524 y al del Perú en 1532, los franciscanos fueron los primeros en evangelizar en el Nuevo Mundo y fundadores de iglesias y conventos, muchos de ellos con el nombre de San Francisco, como este de Barquisimeto ofrendado a su mentor San Francisco de Asís.
El santo patrono

Hijo del rico comerciante Giovanni di Pietro Bernardone y de su esposa Pica en la localidad de Asís, donde nació entre 1181 y 1182, Francisco de Asís o Francesco d’Assisi fue un santo italiano, diácono, fundador en la Edad Media de la reconocida Orden Franciscana, de una segunda orden de las Hermanas Clarisas y una tercera orden seglar, todas bajo la autoridad de la iglesia católica.
Joven soñador enamorado de la poesía, tras años de vida alegre y mundana vivió una crisis espiritual, después de haber caído prisionero de guerra y haber padecido una grave enfermedad renunció a su herencia paterna y a sí mismo. En este momento comprendió el llamado espiritual y la labor que debía emprender. Luego de su liberación, sintió gran necesidad de seguir a Cristo en estado de pobreza. Venerado en todo el mundo, no en balde el actual Papa lleva su nombre.
Se vino al suelo
En 1812 la iglesia de San Francisco quedó reducida a escombros por el terremoto que también dejó en el suelo las casas coloniales de Barquisimeto. En 1865 fue reconstruido pero en agosto de 1950 otro sismo, el terremoto de El Tocuyo, de nuevo causó serios daños al templo franciscano, quedando en pie sólo la torre del campanario construido en 1865 y el reloj que data de 1888.
Debido a los daños el Ministerio de Obras Públicas decidió demoler la antigua edificación y ante la oposición de la ciudad, al final el viejo templo fue de nuevo reconstruido aunque ya se había decidido levantar una nueva catedral.
Mientras reparaban a San Francisco y construían la nueva iglesia, por poco tiempo sus responsabilidades litúrgicas pasaron al templo de la Inmaculada Concepción, frente a la plaza Bolívar, según tradiciones la primera edificación religiosa construida en Barquisimeto y de larga historia como humilde capilla de bahareque con techo de paja que poco a poco se fue transformando en una estructura más sólida y llegó a tener una torre de cuatro cuerpos hasta 1736, cuando quedó en ruinas por un nuevo movimiento sísmico.
La iglesia de la Inmaculada Concepción fue reconstruida pero destruida de nuevo por el terremoto de 1812 y gracias a los esfuerzos y la tenacidad del cura Macario Yépez –cuyos restos reposan allí– se logró su reconstrucción y el actual templo fue reinaugurado en 1853. Allí también estuvieron sepultados los restos del prócer y héroe epónimo Juan Jacinto Lara, hasta ser trasladados al Panteón Nacional en 1911. Al igual que los de José Espiritusanto Gil García, el Pelón Gil, héroe de la Guerra Federal y gobernador de Barquisimeto. En el templo están enterrados los obispos Aguedo Felipe Alvarado y Enrique Amburg.
Una nueva catedral
El auge cada vez mayor de asistentes a la procesión que todos los 14 de enero nos convoca en la advocación mariana de la Divina Pastora, hizo necesaria la construcción de la nueva catedral. Las dimensiones de la peregrinación de manera definitiva obligarían desplazarla a espacios más amplios como ha sucedido.
En 1953 se inició la actual Catedral Metropolitana de Barquisimeto, ubicada en la avenida Venezuela entre Simón Rodríguez y calle 30 bajo diseño del arquitecto Jahn Bergkamp, una de las estructuras de la ciudad que más llama la atención. Se concluyó en 1968, un contraste de simplicidad, una de las más originales del continente.
El techo de la Catedral Metropolitana de Barquisimeto está formado por paneles de acrílico, sostenidos por una red de nervios hechos con cables de acero recubiertos de concreto y tiene dos alas unidas a través de una torre central también muy original y según su creador, se requirió de extensos cálculos estructurales así como extremo cuidado y precisión en la construcción.
Contrario a las tradicionales iglesias católicas, su campanario es externo. Vista desde arriba su forma exterior es de una flor boca abajo. Otra flor. Ahora tenemos dos flores en la arquitectura de la ciudad. Dos flores entre los íconos barquisimetanos, con la Flor de Hannover conocida como la Flor de Venezuela.
Para los enamorados de la ciudad, de los valores del patrimonio edificado, de la barquisimetaneidad, la iglesia de San Francisco sigue siendo una especie de catedral sentimental y aún se recuerda con sus barbas a los capuchinos de hábito color marrón, ceñido a la cintura el cordón franciscano de tres o cinco nudos, caminar por la plaza del templo al convento, lastimosamente desaparecido.
POR Juan José Peralta
Periodista
Imágenes CorreodeLara.com