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Las fiestas de los locos son una antigua tradición de origen pagano

 

Juan José Peralta
Periodista


Las fiestas de locos, también conocidas como locainas de disfrazados danzantes de diciembre, es una muy antigua celebración de origen pagano copiada por los cristianos y llevada por irreverencias a los templos para criticar a las autoridades de la iglesia.

Su ori­gen es muy remo­to y proviene de super­sti­ciones ded­i­cadas al dios Sat­urno, por eso tam­bién lla­madas sat­ur­nales, aso­ci­adas a ritos de fer­til­i­dad y cose­chas dis­frazán­dose con las pieles de ani­males para rep­re­sen­tar­los, cel­e­bradas la últi­ma sem­ana de diciem­bre y el día de Año Nue­vo. Para algunos, las locainas son un ade­lan­tamien­to de los car­navales por el rela­jamien­to de los con­ven­cional­is­mos sociales.

Cal­en­das sacrílegas
La fies­ta de los locos era un rego­ci­jo de sac­ri­le­gios e impiedades de cléri­gos, diá­conos y sac­er­dotes cel­e­bradas en la antigüedad en algu­nas igle­sias durante el san­to ofi­cio entre Navi­dad y los días de reyes, en espe­cial el primer día del año tam­bién lla­madas por eso calendas

En 1444 los doc­tores en teología de la fac­ul­tad de París rec­haz­aron estas fies­tas y en car­ta ofi­cio a los prela­dos de Fran­cia ordenaron anu­lar esta cel­e­bración por irre­spetu­osa, donde los enmas­cara­dos entra­ban a los tem­p­los vesti­dos de bufones o mujeres y dan­z­a­ban en la nave y el coro, can­tan­do can­ciones de chan­zas licen­ciosas y comían carne sobre el bor­de del altar al lado del sac­er­dote que ofrecía el sacrificio.

Irrev­er­entes, tam­bién  juga­ban a los dados, quema­ban cueros viejos y podri­dos en los incen­sar­ios y cometían impiedades porque cléri­gos, diá­conos y sac­er­dotes cre­a­ban en burla un papa o un obis­po de los locos, todas dig­nas de la exe­cración por los cristianos.

Expulsados del templo

San Agustín mandó a cas­ti­gar a quienes incur­ri­er­an en esta cos­tum­bre cel­e­bra­da en algu­nas igle­sias entre Navi­dad y el Día de Reyes, en espe­cial el primer día del año por quienes en burla cre­a­ban un obis­po de los locos para criticar a la igle­sia. En el ser­món 251 de tem­pore San Agustín ordenó cas­ti­go vig­oroso a quienes encon­trasen incur­rien­do en tan­ta impiedad y así se apli­caron los con­cil­ios de los papas y obis­pos que orden­a­ban destru­ir y extir­par este des­or­den y por ello los locos fueron expul­sa­dos de los templos.

El pres­bítero, teól­o­go y filó­so­fo francés Belet, pro­fe­sor del Insti­tu­to Católi­co de Paris escribió  que por 1182 las fies­tas de los locos o los sub­diá­conos se hacían a fines de año y el resto del año otras locainas: en Navi­dad después de la víspera can­tan­do los diá­conos breves partes de la bib­lia en hon­or a San Esteban.

Tam­bién hacían lo mis­mo los sac­er­dotes el día de San Este­ban en hon­or a San Juan Evan­ge­lista, los cléri­gos menores el día de San Juan Evan­ge­lista en hon­or de los san­tos inocentes y los sub­diá­conos el día de la epi­fanía lla­ma­da el día de la cir­cun­cisión en la fies­ta de los sub­diá­conos o la fies­ta de los locos.

Irrespetos al altar

La fies­ta de los Zaragozas es un pat­ri­mo­nio de Venezuela

Dis­fraza­dos de mujeres o vesti­dos de bufones entra­ban a los tem­p­los y dan­z­a­ban entre chan­zas y dia­bluras. Algunos revesti­dos con cruz y mitra, otros de reyes y duques hacían jue­gos picarescos de teatro rebasan­do cat­e­drales e iglesias.

En con­cil­ios y orde­nan­zas estas fes­tivi­dades fueron incor­po­radas al cal­en­dario reli­gioso los 28 de diciem­bre, vin­culán­dolas a la matan­za de los San­tos Inocentes, orde­na­da por Herodes con­tra los menores de dos años para garan­ti­zar la desapari­ción de Jesús de Nazareth, a quien las pro­fecías judaicas proclam­a­ban futuro rey.

Locainas en Venezuela

Las fies­tas de locos o locainas que todos los años llenan de col­ori­do y ale­gría las calles de Sanare con sus zaragozas y en otras pobla­ciones del país con diver­sas como par­tic­u­lares man­eras, tam­bién vinieron a Améri­ca en los gale­ones de los conquistadores.

Echa­dos a la calle, los dis­fraza­dos prosigu­ieron sus fies­tas paganas en las afueras de los tem­p­los, lle­gan­do a inter­cam­biar roles de autori­dad y sexo como los Boleros en pueb­los del esta­do Miran­da y el Gob­ier­no de las Mujeres en Vargas.

En Caicara de Maturín, la fies­ta en deca­den­cia fue revivi­da por un dis­fraza­do de mono con sus chan­zas y atre­vimien­tos. En La Vela de Coro los dis­fraza­dos toman las calles después del anun­cio por la muji­gan­ga el día ante­ri­or y piden dinero a los curiosos so pena de cas­ti­gos con sus chap­ar­ros. Estas fes­tivi­dades se real­izan cada 28 de diciembre.

En Sanare, la fies­ta de los locos obtu­vo nom­bre pro­pio: La Zaragoza comien­za en la madru­ga­da cuan­do hom­bres del pueblo, con más­caras y ves­ti­men­tas de múlti­ples y lla­ma­tivos col­ores, muchos alu­sivos a la mujer –excep­tu­adas de la par­tic­i­pación en la fies­ta dis­frazadas– se con­gre­gan en la casa de la cap­i­tana des­de donde salen a cumplir la prome­sa de bailar a los niños por su salud y en alusión a la matan­za orde­na­da por Herodes, esce­na alegóri­ca mostra­da en un cuadro por­ta­do por el capitán may­or como enseñan­za y lec­ción de la his­to­ria bíblica.

LA ZARAGOZA Sanare, esta­do Lara. Grabación y fotografía: Orlan­do Pare­des, Mar­gari­ta Morales y Orly­mar Paredes

CorreodeLara

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