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Llovera Páez a Pérez Jiménez: “vámonos compadre que pescuezo no retoña”

 

Juan José Peralta
Periodista


Este 23 de enero se cumplen 61 años de la caída y fuga del dictador Marcos Pérez Jiménez, evento significativo en la historia contemporánea de Venezuela que puso fin a diez años de arbitraria y represiva tiranía por la huida apresurada del general tachirense la fría madrugada del 23 de enero de 1958, con las alforjas cargadas de los dólares acumulados por las obras de su corrupta gestión, despegando de La Carlota, en Caracas rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial la “Vaca Sagrada”, derrocado por un movimiento cívico militar.

Ante la frágil memo­ria de los vene­zolanos, cada vez que se pue­da hay que volver a con­tar la his­to­ria: Según Mar­i­ano Picón Salas Venezuela entró al siglo XX después de la muerte del gen­er­al Juan Vicente Gómez, en diciem­bre de 1935. El con­gre­so gomecista eligió pres­i­dente a su min­istro de la defen­sa, gen­er­al Eleazar López Con­tr­eras, quien con astu­cia abrió cauce a par­tidos políti­cos y sindi­catos para la tran­si­ción pací­fi­ca de la más cru­el dic­tadu­ra sufri­da por el país en su his­to­ria a la democracia.

A López lo sigu­ió en el poder otro mil­i­tar, su min­istro de defen­sa, gen­er­al Isaías Med­i­na Angari­ta, der­ro­ca­do el 18 de octubre de 1945 por un golpe encabeza­do por los may­ores Car­los Del­ga­do Chal­baud y Mar­co Pérez Jiménez. Allí empezó este últi­mo a mostrar su vocación golpista.

El voto para la mujer

Los mil­itares entre­garon a Rómu­lo Betan­court la con­duc­ción de la tran­si­ción políti­ca y el fun­dador de Acción Democráti­ca con­vocó a la Con­sti­tuyente que en 1947 aprobó en la primera Con­sti­tu­ción democráti­ca el dere­cho al sufra­gio a los vene­zolanos may­ores de 18 años  –inclu­i­dos los anal­fa­betos– para ele­gir al pres­i­dente y los cuer­pos delib­er­antes. ¡Por primera vez las mujeres votaron para estos cargos!

Acción Democráti­ca pre­sen­tó la can­di­datu­ra de Rómu­lo Gal­le­gos quien el 14 de diciem­bre de 1947 obtu­vo 871.752 sufra­gios (74.47 %), primer pres­i­dente por vol­un­tad pop­u­lar medi­ante el voto uni­ver­sal, direc­to y secre­to. El 15 de febrero del año sigu­iente el autor de Doña Bár­bara ini­ció la primera expe­ri­en­cia democráti­ca de par­tic­i­pación pop­u­lar inter­rump­i­da por los mil­itares a los nueve meses instau­ran­do una nue­va y repre­si­va dictadura.

El teniente coro­nel Car­los Del­ga­do Chal­baud encabezó el golpe con­tra Gal­le­gos jun­to a su com­pañero Pérez Jiménez y cuan­do fragua­ba un acuer­do elec­toral con la visión de ser el pres­i­dente, su can­di­datu­ra fue frustra­da por su asesina­to el 13 de noviem­bre de 1950, primer mag­ni­cidio en nues­tra his­to­ria repub­li­cana. Se ase­gu­ra que Pérez Jiménez tenía meti­das las gar­ras en el crimen para saciar su cod­i­cia y pre­sidir un rég­i­men de cor­rup­ción, per­se­cu­ciones, tor­turas y cen­sura de prensa.

Pres­i­dente usurpador                        Pérez Jiménez se quedó sin con­tendor y primero a trastien­das, luego direc­to, se instaló como pres­i­dente por trapison­das en las elec­ciones del 30 de noviem­bre de 1952 descono­ci­das por el alto man­do mil­i­tar quienes lo encar­garon pres­i­dente pro­vi­sion­al. El 17 de abril de 1953 una con­sti­tuyente espuria lo proclamó pres­i­dente con­sti­tu­cional y el fraude se con­sumó mien­tras los opos­i­tores desar­rol­laron acciones de resisten­cia a un rég­i­men opro­bioso sostenido con el ter­ror de la policía políti­ca y la fuerza militar

Con­struc­tor de las obras aprobadas por la Jun­ta Rev­olu­cionar­ia de Gob­ier­no encabeza­da por Rómu­lo Betan­court y el de Gal­le­gos que le deja­ban jugosas comi­siones, Pérez Jiménez se enrique­ció mien­tras en las cárce­les tor­tura­ban y en las calles se perseguía y reprimía fer­oz­mente a la disidencia.

El 1º de mayo de 1957 el arzo­bis­po de Cara­cas mon­señor Rafael Arias Blan­co pro­nun­ció su famosa y valiente pas­toral –leí­da en todas las igle­sias– donde denun­cia­ba al rég­i­men por la repre­sión y el desafora­do enriquec­imien­to con la bonan­za económi­ca petrol­era: “nadie osará afir­mar que esa riqueza se dis­tribuye de man­era que llegue a todos los vene­zolanos, ya que una inmen­sa masa de nue­stro pueblo está vivien­do en condi­ciones que no se pueden cal­i­ficar de humanas”.

Los par­tidos políti­cos respondieron con más orga­ni­zación, protes­tas y volantes que la Seguri­dad Nacional –policía políti­ca, actu­al Sebín– per­sigu­ió con saña mien­tras en la calle se sen­tía el cli­ma ten­so de la con­ju­ra y se acen­tu­a­ban los acuer­dos entre civiles y militares.

Una chispa de rebeldía

El 4 de noviem­bre de 1957 Pérez Jiménez pro­pu­so al Con­gre­so Nacional espu­rio un plebisc­i­to para pror­rog­ar su manda­to cin­co años más, con­sul­ta fija­da para el 15 de diciem­bre próx­i­mo, rec­haz­a­do con firmeza por la Jun­ta Patrióti­ca pre­si­di­da por el peri­odista Fabri­cio Oje­da y el Frente Uni­ver­si­tario quienes con­vo­caron a una huel­ga para el 21 de noviem­bre, Día del Estu­di­ante, protes­ta con­ver­ti­da  “en una chis­pa de rebeldía”, como la lla­ma Manuel Felipe Sier­ra en su biografía del dictador.

Mar­cos Pérez Jiménez

El cli­ma sub­ver­si­vo toma­ba cuer­po mien­tras en las fuerzas armadas crecía el descon­tento. El primero de enero de 1958 un caz­abom­bardero de la fuerza aérea trip­u­la­do por el may­or Edgar Suárez Mier y Terán voló entre las tor­res del Cen­tro Simón Bolí­var de Cara­cas y sobre­vuela el pala­cio de Miraflo­res en el gri­to de rebe­lión de la aviación militar.

Des­de el cuar­tel Urdane­ta en Catia el teniente coro­nel Hugo Tre­jo desplazó un cuer­po de tan­ques en inex­plic­a­ble acción hacia Mara­cay y fueron detenidos en La Encru­ci­ja­da. El movimien­to fra­casó pero el año nue­vo de 1958 se ini­ció con el pre­sa­gio del der­rumbe de la dic­tadu­ra. Las pare­des amanecían con escritos con­tra la dictadura.

Epílogo: la fuga

La Aso­ciación Vene­zolana de Peri­odis­tas con­vocó a una huel­ga de la pren­sa y la Sociedad Patrióti­ca a una huel­ga gen­er­al para el 21 de enero como epíl­o­go de los suce­sos que cul­mi­naron con la cobarde fuga del dic­ta­dor.  El 22 se reunieron altos jefes mil­itares en la Acad­e­mia Mil­i­tar y con­for­maron una jun­ta mil­i­tar de gob­ier­no que pidió la renun­cia a Pérez Jiménez, a quien su socio el gen­er­al Luis Felipe Llovera Páez le dijo “vámonos com­padre que pes­cue­zo no retoña”.

 

Cortesía Globovisión, reportaje 2015

CorreodeLara

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