Expulsada de Venezuela
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista
El 6 de julio de 1814, Simón Bolívar dio instrucciones precisas para que se evacuara la ciudad de Caracas, apuntando: “Todas las familias y las personas, sin exceptuar uno solo”. Eso quería decir que todo el mundo debía salir de la capital.
La situación era desesperada. Las tropas realistas avanzaban sin pausa y amenazaban con degollar a todos los blancos que se encontraran en la ciudad. Los que no alcanzaran a salir por la vía marítima del puerto de La Guaira, debían tomar el camino de Capaya en dirección a oriente.
Para sorpresa del Libertador, su hermana María Antonia se negó rotundamente a obedecer sus órdenes, y le hizo saber que bajo ningún concepto se iría de su casa y mucho menos abandonaría sus propiedades. No tenía el menor motivo para salir en carrera hacia La Guaira, mucho menos correría despavorida por el camino de Capaya.
No había habitante de Caracas que no supiera que María Antonia era partidaria de la causa de la Corona española. Estaba convencida que no le sucedería absolutamente nada y más bien, esperaría en caracas a los ejércitos del Rey.
Bolívar pensaba lo contrario y estaba totalmente convencido que toda su familia, realista o no, sería aniquilada sin contemplaciones, por tanto, ese mismo día ordenó a su lugarteniente hacerse cargo del delicado asunto.
Inmediatamente, un teniente con cuatro soldados sacaron a María Antonia de su casa, con sus cuatro muchachos y su marido, pese a la renuencia de la criolla principal, y los condujeron a La Guaira, forzándolos a abordar un barco con destino a Curazao, en donde ya el Libertador tenía puerta franca.
La historiadora Inés Quintero apunta que la mayoría de los caraqueños no corrió con la misma suerte y muchos perdieron la vida en el camino a oriente del país.
Fuente: No es cuento, es Historia. Inés Quintero. Caracas, mayo de 2013