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VIDEO | El misterio que abriga el Nazareno de San Pablo

 

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista


La Iglesia de San Pablo El Ermitaño tuvo su origen en el año 1580, cuando, “durante una epidemia de viruela, que dejó casi desierta a la pequeña ciudad de Caracas, por voto del Concejo y de toda la ciudad, se erigió en ella el primer templo, capilla o ermita, en honor de San Pablo, primer ermitaño. (…) Esta primera capilla o ermita se redujo a escombros y ruina, con el terremoto de 1641. Después fue reedificada, dándole mayor capacidad y adornándola con una hermosa torre, (…)”.

Remem­o­ra el R.P. Ernesto Otaduy, sac­er­dote Jesui­ta, en su obra sobre las Igle­sias de la antigua Cara­cas, el inci­dente que impul­só de man­era deci­si­va la devo­ción al Nazareno de San Pablo: Durante algu­na de las tan­tas epi­demias del lla­ma­do “vómi­to negro”, “sac­aron en rog­a­ti­vas al devo­to Jesús Nazareno de San Pablo. Parece que en el cur­so de la pro­ce­sión (…) la ima­gen (…) tropezó con una mata de limón agrio, perteneciente al patio de una casa, situ­a­da en la esquina de Reducto.

 


Facha­da y Cam­pa­nario de la Ermi­ta o Tem­p­lo de San Pablo, en Cara­cas, edi­fi­ca­dos en el año 1580


 

 

La mata — prosigue el rela­to del cléri­go—, esta­ba muy car­ga­da de limones maduros, y por el choque, se desprendieron algunos, que cayeron al sue­lo. Y fueron recogi­dos por los fieles, quienes, apli­can­do el jugo a los ata­ca­dos del mal, lograron curar fácil­mente a muchos apes­ta­dos. Para mejor inteligen­cia del suce­so, hemos de adver­tir, que en aque­l­los tiem­pos las calles de la ciu­dad carecían por lo gen­er­al de pavi­men­to; de aquí que en la estación llu­viosa, depositán­dose las aguas en el medio de la calle, forma­ban lodaza­les, que a veces inter­rumpían el trá­fi­co. Así se expli­ca que la pro­ce­sión tuviese necesi­dad de acer­carse a un costa­do de ella, y tropezarse con la mata del limón”.

Entre el 29 de mar­zo y el 1º de abril de 1772, prac­ticó la Visi­ta Pas­toral de la Igle­sia Par­ro­quial de San Pablo El Ermi­taño el Ilt­mo. Sr. Dr. Don Mar­i­ano Martí, a la sazón Obis­po de Cara­cas. De las actas de la Visi­ta se con­cluye la inmen­sa devo­ción, que ya para entonces se le tenía al Nazareno de San Pablo… Entre los Altares de la Igle­sia, esta­ba el Altar de Jesús Nazareno:

“Este Altar es de tal­la[,] dora­do[;] en el medio tiene un nicho grande y den­tro de él la ima­gen de Jesús de tal­la, de cuer­po entero, a los lados dos ánge­les en cuadro, tiene cru­ci­fi­jo, pedestal, sacras, frontal, un man­tel, se le man­daron pon­er tres”.

Fuente: R.P. Ernesto Otaduy, S.J., Igle­sias de la antigua Cara­cas, Cara­cas 1973, p. 37

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