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Linares Alcántara, primer venezolano muerto en la presidencia

 

Juan José Peralta
Periodista


El 30 de noviembre de 1878, a las 11.30 de la noche falleció en la Casa de La Aduana de La Guaira, antigua sede de la Compañía Guipuzcoana, el general Francisco Linares Alcántara, primer presidente venezolano muerto en ejercicio del poder.

Los restos mor­tales de Fran­cis­co Linares Alcán­tara Pres­i­dente de Venezuela fueron lle­va­dos a vela­to­rio en la Casa Amar­il­la, con­ver­ti­da por él en res­i­den­cia presidencial

Había naci­do el 13 de abril de 1825 en Turmero, esta­do Aragua. De 53 años, feneció de pul­monía pero algunos espec­u­laron que enve­ne­na­do. Hijo del prócer de la Inde­pen­den­cia gen­er­al Fran­cis­co de Paula Alcán­tara y de Trinidad Linares, al ser recono­ci­do por su padre ante­pu­so el apel­li­do materno.

Con­sen­ti­do del pres­i­dente gen­er­al Anto­nio Guzmán Blan­co quien lo pro­pone, el 27 de febrero de 1877, el Con­gre­so lo elige pres­i­dente para el bienio 1877–1879 y el 2 de mar­zo se juramenta. 

Demócra­ta cabal

Ini­ció un gob­ier­no inspi­ra­do en val­ores democráti­cos: La pren­sa se expresó libre­mente. Su ex min­istro de Guer­ra y Mari­na, gen­er­al Joaquín Cre­spo pub­licó en “La Opinión Nacional” un fol­leto a favor de Guzmán y ofen­si­vo a sus min­istros, resolvien­do no aplicar sanción.

Linares Alcán­tara aprobó el trasla­do de los restos del emi­nente médi­co José María Var­gas al Pan­teón Nacional y el decre­to que reabría el Cole­gio de Inge­nieros de Venezuela. Cuen­tan que alen­tó acciones con­tra Guzmán, su antiguo pro­tec­tor, entre otras el der­rib­amien­to de las dos estat­uas que el caudil­lo se hizo eri­gir, las razones del supuesto enve­ne­namien­to por venganza.

Estat­ua de Guzmán der­rum­ba­da, lla­ma­da bur­lon­a­mente por los ciu­dadanos “el saludante”

Admi­tió la aspiración elec­toral de can­didatos de ten­den­cias opues­tas sin ofi­cializar respal­do a ninguno y había con­vo­ca­do una Asam­blea Con­sti­tuyente, cuan­do aquel 30 de noviem­bre lo sor­prendió la muerte.

Los restos mor­tales del Pres­i­dente de Venezuela fueron lle­va­dos a vela­to­rio en la Casa Amar­il­la, con­ver­ti­da por él en res­i­den­cia pres­i­den­cial, donde el famoso médi­co alemán Got­tfried Knoche se encar­gó de embal­samar­lo. El 4 de diciem­bre, cuan­do sus restos eran traslada­dos al Pan­teón, una det­onación rompió el silen­cio y luego otras. Pre­sas del páni­co, el corte­jo fúne­bre ofi­cial y los deu­dos pusieron la urna en el sue­lo y echaron a cor­rer en loca y des­or­de­na­da estamp­i­da con sal­do de var­ios heri­dos. Pasa­do el sus­to regre­saron y lo reco­gieron para enterrarlo.

Direc­to al Panteón
El gen­er­al Jac­in­to Gutiér­rez, pres­i­dente de la Alta Corte Fed­er­al, encar­ga­do de la primera mag­i­s­tratu­ra, decretó el sepe­lio inmedi­a­to y direc­to de Linares Alcán­tara en el Pan­teón Nacional y así fue después de las exe­quias ofi­ciales. Y la estamp­i­da del féretro…

CorreodeLara

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