Crónicas

La estela del arzobispo José Antonio Ponte

Yolanda Aris
Cronista oficial del municipio Palavecino
arisyoli1@yahoo.es

El 19 de julio de 2022, después de largo tiem­po, que el Equipo Pas­toral de Pat­ri­mo­nio de la Igle­sia San Juan Bautista, había hecho la solic­i­tud al Insti­tu­to de Pat­ri­mo­nio Cul­tur­al (IPC); se logró la autor­ización para rescatar, trasladar y pon­er a res­guar­do y pro­tec­ción de la Igle­sia, la estela con­stru­i­da como hom­e­na­je al arzo­bis­po José Anto­nio Ponte por los cien años de su nacimiento.

Esta estela, casi cen­te­nar­ia, ded­i­ca­da a este ilus­tre cabu­dareño fue con­stru­i­da en 1932, por la Casa J. Rovers Sucs, auto­ra de otros mon­u­men­tos en Venezuela, algunos ded­i­ca­dos a próceres de la patria, la cual tiene o tenía sede en Cara­cas, pero cuya ofic­i­na matriz está en Europa. (Infor­ma­ción sum­in­istra­da por el Lic. Rafael Cordero).

Este reconocimien­to que había sido colo­ca­do en 1932, en la casa donde nació el arzo­bis­po; cor­ría peli­gro des­de hacía tiem­po, que se destruy­era o fuese daña­do por el evi­dente dete­ri­oro de la vivien­da, la cual es bien de interés cul­tur­al del Munici­pio Palave­ci­no des­de el año 2005.

El Equipo Pas­toral de Pat­ri­mo­nio, de la Igle­sia San Juan Bautista de Cabu­dare, está con­for­ma­do por su pres­i­dente, el Licen­ci­a­do Rafael Cordero, el Pres­bítero Juan Bautista Briceño, los inge­nieros civiles Dalia Con­tr­eras y Arge­nis Ávi­la, y la Cro­nista Munic­i­pal de Palave­ci­no, Dra. Yolan­da Aris.

Este equipo y algunos ami­gos de la Igle­sia, ante­ri­or­mente, tam­bién con autor­ización del IPC, habían refor­ma­do el Retablo del Altar May­or, tal cual había solic­i­ta­do el Obis­po Dr. Ramón Igna­cio Mén­dez en 1835 al inau­gu­rar la Igle­sia San Juan Bautista. 

Aho­ra, el día 4 de agos­to del 2022,  cumpli­dos 190 años del nacimien­to del Arzo­bis­po Ponte, pro­cedieron a reti­rar la men­ciona­da estela y trasladar­la a la Igle­sia San Juan Bautista para su res­guar­do; sien­do tes­ti­gos algunos inte­grantes de la Comisión de Cul­tura de la Alcaldía del Munici­pio Palave­ci­no. Con esta meta cumpl­i­da, los inte­grantes de este equipo han con­tribui­do a recono­cer y val­o­rar la labor real­iza­da por este ilus­tre sac­er­dote cabudareño.

Con moti­vo de este acon­tec­imien­to, tran­scribi­mos una biografía sobre este arzo­bis­po, escri­ta por esta auto­ra hace var­ios años; la cual ha sido ampli­a­da y cor­regi­da; a fin de dar a cono­cer su obra.

El arzo­bis­po Dr. José Anto­nio Ponte nació en Cabu­dare el 16 de junio de 1832. Fueron sus padres: Juan Anto­nio Ponte Here­dia y Encar­nación Sanci­nen­ca. Perteneció a una de las primeras famil­ias que se establecieron en Cabu­dare en el siglo XVIII, y eran pari­entes cer­canos del Lib­er­ta­dor Simón Bolí­var. Era Nieto de Juan Anto­nio Ponte de León y bis­ni­eto de Juan de Ponte y García.

José Anto­nio Ponte vivió en Cabu­dare has­ta los nueve años, fue bau­ti­za­do por el Cura José Miguel Pimentel en la Igle­sia Par­ro­quial de Cabu­dare. Tuvo como mae­stro de primeras enseñan­zas a Rito Valero,  luego estudió 3 años en el Cole­gio de Caro­ra con  Fray Ilde­fon­so Aguina­galde, quien segu­ra­mente influyó en su decisión de ser sacerdote.

Igle­sia matriz de cabu­dare, San Juan Bautista

En 1845, a los trece años cursó estu­dios de bachiller­a­to en Cara­cas en el Sem­i­nario Tri­denti­no, fun­da­do en 1698 como resul­ta­do del Con­cilio de Tren­to (1545–1563) para enfrentar al movimien­to protes­tante del siglo XVI, y que, entre otros aspec­tos, deter­minó la necesi­dad de insta­lar sem­i­nar­ios para la for­ma­ción de sac­er­dotes. Con­tin­uó allí estu­dios de Teología, graduán­dose de Doc­tor el 10 de octubre de 1854 y el 23 de diciem­bre de 1855, a los 22 años y con autor­ización del Papa, por ser menor de la edad requeri­da, se ordenó como sacerdote.

Además de su labor reli­giosa, par­ticipó en la activi­dad políti­ca y educa­ti­va. Vivió en Cabu­dare, Caro­ra, Cara­cas, El Tocuyo, Dua­ca, Valen­cia, Roma,  San­to Domin­go y Puer­to Rico. En 1855 el Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira le asignó el vicer­rec­tora­do del Sem­i­nario Tri­denti­no de Cara­cas y fue nom­bra­do Teniente Cura de la Cat­e­dral de esa ciu­dad. Al año sigu­iente fue des­ig­na­do mae­stro de cer­e­mo­nia de la Igle­sia Metropolitana.

A medi­a­dos de 1857, por motivos de salud fue trasla­do como Cura Interi­no a la Igle­sia de la Con­cep­ción de El Tocuyo.  Allí se encar­gó de la con­struc­ción de la torre de esa Igle­sia y con­vir­tió la casa par­ro­quial en un gran cen­tro educa­ti­vo y tam­bién dio clases en el Cole­gio Nacional, donde era direc­tor el Doc­tor Egidio Montesinos. 

Logra­da la inde­pen­den­cia de Venezuela y su desmem­bramien­to de la Gran Colom­bia en 1830, la orga­ni­zación de la nue­va nación con­llevó a múlti­ples difi­cul­tades de todo tipo.

El país tenía una economía en cri­sis y una lucha entre difer­entes gru­pos por el poder,  que orig­i­naron múlti­ples con­flic­tos arma­dos entre los mil­itares herederos de la inde­pen­den­cia, y la alter­nan­cia pres­i­den­cial de los gru­pos con­ser­vadores y lib­erales. El grupo con­ser­vador lid­er­a­do por José Anto­nio Páez se man­tu­vo en el poder des­de 1830 has­ta 1848, inclu­so él mis­mo, deten­tó la pres­i­den­cia en dos opor­tu­nidades en: 1830–1835 y 1839–1843. 

En 1840 nació el Par­tido Lib­er­al al fun­darse el per­iódi­co El Vene­zolano dirigi­do por Anto­nio Leo­ca­dio Guzmán, y el 24 de enero de 1848 se pro­du­jo una lucha entre con­ser­vadores y lib­erales en el Con­gre­so. Los con­ser­vadores perdieron el poder y el gob­ier­no lib­er­al lo deten­tó durante los diez años sigu­ientes,  alternán­dose la pres­i­den­cia José Tadeo Mon­a­gas  (1847–1851 y 1855–1859) y José Gre­go­rio Mon­a­gas (1851–1855),  y el 1º de mar­zo de 1858, la “Rev­olu­ción de Mar­zo”  dirigi­da por Julián Cas­tro der­rocó la hege­monía de este par­tido políti­co y con­vocó a elec­ciones para realizar una con­ven­ción nacional, con la par­tic­i­pación de los gru­pos con­ser­vadores y lib­erales, que se efec­tuó en Valen­cia el 5 de julio de 1858, pre­si­di­da por Fer­mín Toro para elab­o­rar una nue­va Con­sti­tu­ción y nom­brar a Julián Cas­tro como Pres­i­dente de la República. 

José Anto­nio Ponte tenía 26 años de edad y fue elec­to Diputa­do por la Provin­cia de Bar­quisime­to y asis­tió a la Con­ven­ción de Valen­cia. Allí estu­vo defen­di­en­do los dere­chos de la Igle­sia. Rep­re­senta­ba al grupo con­ser­vador, ya que los lib­erales prop­ugna­ban un movimien­to laicista que plante­a­ba la suped­itación de la igle­sia frente al Esta­do. Final­izadas las dis­cu­siones y aproba­da la nue­va con­sti­tu­ción en enero de 1859, José Anto­nio Ponte regresó a El Tocuyo, pero enfer­mó y fue traslada­do a Dua­ca, donde estu­vo poco tiem­po debido a su enfermedad.

El 20 de febrero de 1859 ini­ció la Guer­ra Fed­er­al dirigi­da por Eze­quiel Zamo­ra has­ta 1860 cuan­do murió, y Juan Crisós­to­mo Fal­cón tomó el lid­er­az­go. El 1 de agos­to de 1859, Julián Cas­tro fue der­ro­ca­do, asum­ió la pres­i­den­cia Manuel Felipe Tovar, pero en 1861, con un alza­mien­to mil­i­tar, José Anto­nio Páez retomó el poder. Luego de fir­ma­do el Con­ve­nio de Coche el 22 de mar­zo de 1863,  que puso fin a la Guer­ra Fed­er­al, a la hege­monía políti­ca de los con­ser­vadores y de José Anto­nio Páez; el 18 de mar­zo de 1865, se proclamó a Juan Crisós­to­mo Fal­cón, Pres­i­dente de Venezuela y a su cuña­do Anto­nio Guzmán Blan­co,  Vicepresidente.

José Anto­nio Ponte en 1864, por prob­le­mas de salud había sido devuel­to a Valen­cia, donde además de ejercer como sac­er­dote se dedicó a la enseñan­za y se encar­gó del vicer­rec­tora­do del Cole­gio Nacional de Carabobo, has­ta 1868, cuan­do fue clausura­do. El 3 de Junio de 1868, la fusión entre lib­erales y con­ser­vadores des­en­ca­denó en la Rev­olu­ción Azul. Juan Crisós­to­mo Fal­cón y Anto­nio Guzmán Blan­co aban­donaron el país y el octo­ge­nario  José Tadeo Mon­a­gas tomó el poder nue­va­mente,  murió al año sigu­iente y su sobri­no José Ruper­to Mon­a­gas asum­ió la presidencia.

Exce­len­tísi­mo Doc­tor José Anto­nio Ponte. Pin­tu­ra al car­bón real­iza­da por el his­to­ri­ador cabu­dareño José ramón Brito Calles

En 1869, José Anto­nio Ponte fue nom­bra­do Senador por Carabobo, se trasladó a Cara­cas y se dedicó a tra­ba­jar tam­bién como Pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad Cen­tral y del Sem­i­nario Tri­denti­no.  Acom­pañó como sec­re­tario pri­va­do, al Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira  a las con­fer­en­cias del vigési­mo Con­cilio Ecuméni­co Vat­i­cano en Roma, con­vo­ca­do por Pio IX, el 8 de diciem­bre de 1869. Esta activi­dad  tenía como final­i­dad reafir­mar la autori­dad y pri­macía papal (infal­i­bil­i­dad) y el Syl­labus real­iza­do en 1864 que con­den­a­ba el lib­er­al­is­mo, el mate­ri­al­is­mo y el racionalismo.

El 14 de febrero de 1870, Anto­nio Guzmán Blan­co desem­bar­có en Coro, y llegó a Cara­cas el 27 de abril,  lid­eran­do la Rev­olu­ción de Abril y toman­do el poder, con lo que se dio ini­cio a 14 años de gob­ier­no direc­to y per­son­al, has­ta 1897 cuan­do murió en Paris. 

Entre el Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira y el Pres­i­dente Anto­nio Guzmán Blan­co se pre­sen­tó un con­flic­to, cuan­do el arzo­bis­po se negó a cel­e­brar un Te Deum, es decir, una cer­e­mo­nia reli­giosa de acción de gra­cias para exal­tar el tri­un­fo mil­i­tar de Guzmán Blan­co. Además, el Arzo­bis­po Gue­vara y Lira había pedi­do como condi­ción, que el gob­ier­no tri­un­fante procla­ma­ra una amnistía gen­er­al con­tra los par­tidar­ios del par­tido con­ser­vador der­ro­ta­do, y Guzmán no accedió y lo  expul­só del país.

La Estela del Arzo­bis­po Ponte res­guarda­da en la Igle­sia San Juan Bautista de Cabudare

Anto­nio Guzmán Blan­co, líder de la Guer­ra Fed­er­al, hijo de Anto­nio Leo­ca­dio Guzmán, se pro­pu­so un proyec­to nacional de corte lib­er­al para mod­ern­izar el país, orga­ni­zar el Esta­do nacional y dinamizar la economía ape­ga­do a la visión lib­er­al pre­dom­i­nante para la época. 

Per­mi­tió la inver­sión extran­jera  de Inglater­ra, Fran­cia, Ale­ma­nia y  de Esta­dos Unidos para la reac­ti­vación de la economía, lo que oca­sionó que el sec­tor más poderoso fuese el com­er­cial y prestamista, que se enrique­ció en detri­men­to del agropecuario y favore­ció el surgimien­to de la burguesía. 

La instau­ración del sis­tema lib­er­al, plante­a­ba en su doc­t­ri­na, la lib­er­tad de cul­tos, lib­er­tad de edu­cación y mod­ern­ización de la nación. Este ideario lib­er­al rompió con la visión con­ser­vado­ra y reli­giosa de la edu­cación,  favore­cien­do las ideas cien­tí­fi­cas, evolu­cionistas, de pro­gre­so y liberales.

Además de la expul­sión del Arzo­bis­po Gue­vara y Lira, dester­ró a una gran can­ti­dad de reli­giosos  y tomó una serie de medi­das, donde el Esta­do asum­ió el con­trol que tenía la Igle­sia. Entre ellas: Cierre de los sem­i­nar­ios con decre­to del 7 de sep­tiem­bre de 1872; elim­i­nación de las fuentes de ingre­so económi­co de la Igle­sia como las prim­i­cias (colab­o­ración por cer­e­mo­nias) en 1873; cierre de los con­ven­tos, cole­gios y comu­nidades reli­giosas el 5 de mayo de 1874;  expropiación de los bienes ecle­siás­ti­cos y su trasla­do al sec­tor públi­co, prin­ci­pal­mente hacia la uni­ver­si­dad Cen­tral (3 de octubre de 1874) y a los Cole­gios Nacionales ( 31 de octubre de 1876); elim­i­nación del fuero reli­gioso y priv­i­le­gios ecle­siás­ti­cos; elim­inó la religión del pen­sum de estu­dios; creó los reg­istros civiles para con­tro­lar las inscrip­ciones de los nacimien­tos, mat­ri­mo­nios y defun­ciones; estable­ció el mat­ri­mo­nio civ­il como for­mal­i­dad para luego acced­er al reli­gioso; y decretó la sec­u­lar­ización de los cementerios.

Anto­nio Guzmán Blanco

José Anto­nio Ponte, logró que Anto­nio Guzmán Blan­co le autor­izara a  estable­cer una  Escuela Epis­co­pal (un sem­i­nario dis­im­u­la­do), que aparece como Escuela de San Anto­nio, logran­do una impor­tante can­ti­dad de sac­er­dotes; con­sti­tuyen­do uno de sus más impor­tantes aportes a niv­el educa­ti­vo como Arzobispo. 

Mon­señor Jesús M. Jáuregui con el Cole­gio Sagra­do Corazón de Jesús en La Gri­ta, y Juan Pablo Wohn­siedler con el Cole­gio San Agustín en Bar­quisime­to, habían logra­do evadir la dis­posi­ción del cierre de sem­i­nar­ios; y en cole­gios pri­va­dos de man­era sola­pa­da, tam­bién for­maron religiosos.

Anto­nio Guzmán Blan­co con­tin­uó el enfrentamien­to con la igle­sia católi­ca, y el 21 de mar­zo de 1874, José Anto­nio Ponte, jun­to a otros reli­giosos fue dester­ra­do  a Puer­to Rico; allí enfer­mó y su her­mana logró que se le per­mi­tiera regresar. 

La San­ta Sede designó a Mon­señor Roque Coc­chia para resolver el prob­le­ma de la fal­ta de arzo­bis­po en Venezuela, quien pro­pu­so al Pres­bítero José Anto­nio Ponte; que lo ejer­ció durante 7 años, has­ta su muerte el 6 de noviem­bre de 1883, por un ataque cere­bral, a los 51 años, después de dedicar 29 años al sac­er­do­cio. Dejó pen­di­ente la Ben­di­ción de la Capil­la con­sagra­da a la Vir­gen de las Mer­cedes, recién con­stru­i­da por su her­mano Felipe C. Ponte en la Hacien­da Tarabana.

José Anto­nio Ponte fue el sex­to arzo­bis­po de Venezuela (1876–1883), el primero fue el Dr. Fran­cis­co de Ibar­ra en 1803, cuan­do la Bula del Papa Pio VII crea el Arzo­bis­pa­do de Cara­cas; el segun­do fue el catalán Dr. Nar­ciso Coll y Pratt en 1810; el ter­cero el Dr. Ramón Igna­cio Mén­dez en 1827; el cuar­to el Dr.  Igna­cio Fer­nán­dez Peña en 1842 y el quin­to el Dr. Sil­vestre Gue­vara Lira en 1853. 

Pudo resolver las difer­en­cias entre el Ilus­tre Amer­i­cano y la San­ta Sede, logran­do se rela­jara la pre­sión anti-ecle­siás­ti­ca, a pesar de la pues­ta en prác­ti­ca de los prin­ci­p­ios de la filosofía lib­er­al jun­to a las ideas de la ilus­tración y el pos­i­tivis­mo, que reper­cutieron en todas las instan­cias de la vida del país y del mun­do. Ideas que con­ll­ev­a­ban a la sociedad a avan­zar hacia el pro­gre­so afi­an­zadas en la cien­cia y en un mod­e­lo del lib­er­al­is­mo, dejan­do atrás las expli­ca­ciones reli­giosas y debil­i­tan­do el poder que la igle­sia católi­ca había man­tenido has­ta entonces.

Este es el con­tex­to mundi­al y nacional en que se desen­volvió, y en el que tuvo que medi­ar José Anto­nio Ponte.  Muchas de las medi­das tomadas en con­tra de la igle­sia durante el gob­ier­no de Anto­nio Guzmán Blan­co fueron dero­gadas por los gob­ier­nos de Juan Pablo Rojas Paúl y Juan Vicente Gómez.


Fuentes Con­sul­tadas
Mac.Pherson, Telas­co A. Dic­cionario del Esta­do Lara. Históri­co, Geográ­fi­co, Estadís­ti­co y Biográ­fi­co. Ter­cera Edi­ción. Bib­liote­ca de Autores Larens­es. Edi­ciones de la Pres­i­den­cia de la Repúbli­ca. Cara­cas, 1981.  558 p.
Sil­va Fal­cón, Will­inger. Anuario Biográ­fi­co del Esta­do Lara. Cámara de Com­er­cio. Bar­quisime­to, 1999. 130 p.
Sil­va Uzcátegui. Enci­clo­pe­dia Larense. Tomo I. Cara­cas, 1969. 505 p.
Sosa Saa, José Tomás. Ilus­trísi­mo Señor Doc­tor José Anto­nio Ponte. VI Arzo­bis­po de Cara­cas i Venezuela. Imprenta Guten­berg. Cara­cas, 1929. 206. p.
Car­rera Damas, Ger­mán. For­mu­lación Defin­i­ti­va del Proyec­to Nacional: 1870 – 1900. Cuader­nos Lagoven. Serie Cua­tro Repúbli­cas. Cara­cas, 1988. 129 p.
Sam­bra­no Urdane­ta, Oscar. (Coor­di­nador). Edu­cadores Vene­zolanos. MENEVEN, Cara­cas, 1981. 201 p.

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Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «La estela del arzobispo José Antonio Ponte»

  • Exce­lente nota sobre un gran hom­bre de igle­sia, un héroe nacional. Hon­or a quien hon­or merece!!!
    Idmy Leal
    Diputa­do AN.

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