La Quinta Josefita de Barquisimeto

Cono­ci­do por su afi­ción a los gal­los de pelea Eusto­quio Gómez quien ejer­cía para el momen­to la pres­i­den­cia del esta­do Lara, com­pró al mae­stro Andrés Peña una huer­ta sem­bra­da de cam­bu­res, situ­a­da frente al Par­que Ayacu­cho por el lado de la Calle Regen­eración (actu­al car­rera 16) calle de por medio esta­ba la quin­ta de Don Carme­lo Giménez, actu­al quin­ta May­da, (más tarde propiedad de la Famil­ia Yepes Gil); poseía una exten­sión de media man­zana, por lo que lle­ga­ba has­ta la car­rera 17.

Allí for­mó una cuer­da de gal­los de pelea, luego optó por con­stru­ir 6 res­i­den­cias por el lado de la 17 y por el de la car­rera 16 con­struyó la quin­ta Jos­e­fi­ta, con cemen­to alemán, mosaico francés, tejas de las mejores alfar­erías regionales, are­na y piedra del río Tur­bio y rejas pro­tec­toras de puro hier­ro con remach­es fab­ri­cadas por el mae­stro Andres Peña.

Don Eusto­quio con­trató a Roland Coul­trox para que lev­an­tara esta her­mosa quin­ta como rega­lo para su hija, próx­i­ma a casarse, pero ella nun­ca llegó a habitar la casa a causa de los acon­tec­imien­tos sus­ci­ta­dos por la muerte del Ben­eméri­to Juan Vicente Gómez, pri­mo her­mano de Eusto­quio y, pos­te­ri­or fal­l­ec­imien­to vio­len­to de su padre en Caracas.

Luego se pre­sen­tó el pro­ce­so legal de embar­go de estos bienes afronta­do por la viu­da Celia Vil­lamizar, los mis­mos pasaron a manos del Esta­do al com­pro­barse que fueron con­stru­i­dos con mate­ri­ales y mano de obra del erario público.

A par­tir de 1936 y has­ta 1955 fun­cionó allí el Hos­pi­tal de Niños Dr. Came­jo Acos­ta, sin embar­go, después lo ocupó el Cen­tro Mater­no Agustín Zubil­la­ga y las vivien­das de la 17 pasaron a la Asis­ten­cia Social y luego al pat­ri­mo­nio de Fundalara.