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La Salle, su génesis en Venezuela

Iván Brito López
Costumbrista y escritor

Una cen­turia y una déca­da mar­can el memo­r­i­al del géne­sis del lasal­lis­mo en nue­stro país, ya que 1913 fue el año en que abrió sus puer­tas el Cole­gio La Salle de Bar­quisime­to el primero de toda Venezuela.

Hoy podemos per­greñar las cuar­tillas que tejen la urdim­bre de esta entre­ga de Reseña de la Año­ran­za, en primer tér­mi­no, gra­cias al interín hog­a­reño, donde nue­stro abue­lo Rafael Miguel López Valera con­ta­ba su pas­an­tía esco­lar por el Cole­gio La Salle ape­nas recién fun­da­do el mismo.

En segun­do tér­mi­no, por inter­me­dio del Dr. Omar Sotel­do Daza y su her­mano el pianista don Vir­gilio Sotel­do Daza, quienes prác­ti­ca­mente fueron alum­nos fun­dadores del Cole­gio y a su vez por inter­me­dio igual­mente del Dr. Eli­gio Anzo­la Anzo­la y el Dr. Arge­nis Román, quienes dejaron en nosotros hon­da huel­la en impor­tantes datos y relatos ref­er­entes a la fun­dación, desar­rol­lo y con­sol­i­dación de tan señera insti­tu­ción educativa.

Con­struc­ción del Cole­gio en Bar­quisime­to. Foto: Crédi­tos a su autor

Estos mis­mos per­son­ajes como miem­bros de la “Aso­ciación de Antigu­os Alum­nos”, motor­iza­dos por el incans­able Her­mano Nec­tario María, impul­saron los engrana­jes nece­sar­ios para echar a andar la for­mi­da­ble maquinaría que hizo posi­ble la con­mem­o­ración de los 50 años del Insti­tu­to La Salle de Bar­quisime­to en 1963.

De la preclara sapi­en­cia del Rev­eren­do Her­mano Nec­tario María siem­pre acu­cioso, siem­pre aten­to a todo aque­l­lo que debía per­pet­u­arse a través del tiem­po medi­ante una pub­li­cación, fue de la idea de reunir todos los pro­gra­mas de los diver­sos actos real­iza­dos por las Bodas de Oro del Cole­gio de Bar­quisime­to y del lasal­lis­mo en sue­lo vene­zolano, los dis­cur­sos pro­nun­ci­a­dos en las reuniones y veladas con­mem­o­ra­ti­vas, las pub­li­ca­ciones apare­ci­das en los diver­sos diar­ios de la nación y los telegra­mas recibidos por tales circunstancias.

De la dichosa ini­cia­ti­va, surgió la pub­li­cación “1913 – 1963 Bodas de Oro Insti­tu­to La Salle Bar­quisime­to”, edi­ta­da por el Her­mano Nec­tario María en 1964 gra­cias al incondi­cional respal­do de los miem­bros de la “Aso­ciación de Antigu­os Alum­nos”, la “A. A. A.”, quienes recopi­laron todos los datos y recortes y sobre todo por haberse dig­na­do cubrir los gas­tos de esta obra real­mente de un carác­ter históri­co vital para cono­cer los acon­tec­imien­tos que enmar­caron el medio siglo del lasal­lis­mo en sue­lo patrio.

Hablar del Cole­gio La Salle de Bar­quisime­to, es como acer­carse a un minarete des­de donde se puede otear la panorámi­ca históri­ca no sólo de la insti­tu­ción, sino de la ciu­dad y su gente igual­mente por la ínti­ma com­pen­e­tración de los Her­manos de las Escue­las Cris­tianas con­sus­tan­ci­a­dos con el crepús­cu­lo y con el ambi­ente cor­dial de una colec­tivi­dad que sabe apre­ciar y admi­rar a quienes la han emp­ina­do hacia la glo­ria, por su entre­ga pedagóg­i­ca, por su colab­o­ración con toda ini­cia­ti­va que sig­nifi­case pro­gre­so y bien­es­tar para la gente de este peda­zo tier­ra, bajo este peda­zo de cielo, a cuya ima­gen y seme­jan­za nos ha mold­ea­do la nat­u­raleza y que por eso mis­mo guar­da con nues­tra alma, nue­stro corazón y nues­tra san­gre las más tier­nas y mis­te­riosas armonías, como lo diría algu­na vez, el Pres­bítero Dr. Car­los Borges en su expre­sión poética.

El 9 de enero de 1913 cuan­do comen­z­a­ba a encen­der­se el cielo con su polícro­ma pince­la­da, arrib­a­ba a la estación del Fer­ro­car­ril el viejo tren inglés con su estri­dente pito de vapor, el mis­mo vapor que impulsa­ba su andar cuya fuerza motriz cul­mina­ba ante el andén, donde una comi­ti­va estrech­a­ba las manos de los Rev­eren­dos Her­manos Facun­do Tomás, Juan, Arístides y Juan Bautista pio­neros de la obra lasaliana en Venezuela, sien­do con­duci­dos a la casa dis­pues­ta para el fun­cionamien­to del Cole­gio y Res­i­den­cia de los reli­giosos, al lado oeste a la incon­clusa edi­fi­cación, que pos­te­ri­or­mente en 1933 Eusto­quio Gómez inau­guró como Pala­cio de Gobierno. 

Allí en aquel espa­cioso inmue­ble de la hoy car­rera 19 entre calle 24 y 25, se dio ini­cio a todo lo con­cerniente a los prepar­a­tivos con­du­centes a la inau­gu­ración del Insti­tu­to, que tuvo lugar el mem­o­rable domin­go 16 de febrero y el día lunes 17 se ini­cia­ron las inscripciones.

 Fue una especie de emo­ción com­par­ti­da, que vivía el ambi­ente de aque­l­la ciu­dad, cuya atmos­fera se proyecta­ba hacia hor­i­zontes promiso­rios, lo cual redobló su sig­nifi­cación con la pres­en­cia de los Her­manos Luis Eduar­do y Nec­tario María, quienes lle­garon el jueves 6 de mar­zo de ese mis­mo año, para com­ple­tar el cuadro de edu­cadores que encendieron la fla­ma lasaliana en sue­lo patrio.

De las vetus­tas pági­nas del libro de diario del cole­gio, que en una ocasión logramos leer, apre­ci­amos la detal­la­da descrip­ción que los Her­manos dejaron para la pos­teri­dad, de su lle­ga­da a Bar­quisime­to, luego de haber via­ja­do en el úni­co vagón de primera que tenía el Fer­ro­car­ril Bolí­var, mien­tras divis­a­ban las últi­mas estriba­ciones de la cordillera andina.

Una vez que descendieron, fueron recibidos por los miem­bros de la Jun­ta que se había crea­do para la instau­ración del Cole­gio cuya alma y motor propul­sor era el Ilus­trísi­mo Mon­señor Dr. Ague­do Felipe Alvara­do, sien­do el pres­i­dente de la mis­ma el Dr. Leopol­do Tor­res en com­pañía de los señores: Fed­eri­co Ramos, Pedro San­doval, Casimiro Giménez, Wal­te­rio Pérez, U. Tor­re­al­ba, F. Anzo­la Unda, J. J. Insausti, Mar­i­ano Gua­ni­pa, Roseliano Octavio, Jesús Briceño, Juan Guiller­mo Men­doza, J. Mar­i­ano Yépez, San­ti­a­go Briceño, Jesús Yánez, Hora­cio Briceño y el Dr. Anto­nio Álamo.

Luego los Her­manos fueron con­duci­dos a la casa dis­pues­ta para la naciente empre­sa pedagóg­i­ca, donde se dis­pu­so un ban­quete de 25 cubier­tos, que al final cul­minó con calurosos brindis.

Volvien­do al acto inau­gur­al, allí hizo uso de la pal­abra el señor Obis­po de Bar­quisime­to, Mon­señor Dr. Alvara­do, el Her­mano Facun­do Tomás en su cal­i­dad de primer direc­tor, el Dr. Anto­nio Álamo de elocuente tal­en­to dis­cur­si­vo y el Dr. Leopol­do Tor­res como Pres­i­dente la Jun­ta orga­ni­zado­ra para la implantación del Insti­tu­to en nues­tra ciudad.

Fun­dadores del Cole­gio La Salle

En 1917 el Con­ce­jo Munic­i­pal de Irib­ar­ren le otorgó a los Her­manos de las Escue­las Cris­tianas, el ter­reno de la actu­al car­rera 14 entre calles 28 y 29 para la con­struc­ción del impo­nente edi­fi­cio, dis­eña­do por el Her­manos Ernesto y con­stru­i­do por el Her­mano Juan, cuya primera piedra, fue ben­de­ci­da por Mon­señor Dr. Ague­do Felipe Alvara­do, el 11 de febrero de 1916 y para agos­to de aquel año se ver­i­ficó el trasla­do a la nue­va edi­fi­cación que sólo con­ta­ba con la primera parte, es decir, con el ala que cor­re­sponde a la actu­al car­rera 14, como nos lo con­tó vívi­da­mente el Dr. Omar Sotel­do Daza:

“Fue en el mes de sep­tiem­bre de 1914 que empecé a estu­di­ar en el nue­vo Cole­gio que fun­ciona­ba en la actu­al car­rera 19 entre calles 24 y 25. Ingresé direc­to al segun­do gra­do de pri­maria a la edad de seis años pues gra­cias a los esfuer­zos, pacien­cia, ded­i­cación y pro­fun­do amor de mi madre (QEPD), ya sabía leer y escribir.

El año 1916 los alum­nos estre­n­amos nue­vo edi­fi­cio, aque­l­lo fue bien emo­cio­nante. Con el paso de los años final­icé mis estu­dios de pri­maria. Durante dos años estudié “Com­er­cio” y luego ini­cié los estu­dios de bachiller­a­to, los que cul­miné en el año 1925”

Por eso cuan­do remem­o­ramos este impor­tante acon­tec­imien­to para el mun­do de la edu­cación en nue­stro país y su géne­sis en sue­lo bar­quisimetano, es como hojear el inmen­so álbum famil­iar y tras el vuel­to de hoja por hoja con la suce­sión de imá­genes, vienen en suce­sión igual­mente un sin­fín de per­son­ajes, per­sonas y per­son­al­i­dades, donde el com­par­tir con muchos quienes ple­naron de intere­santes pasajes nues­tras inqui­etudes propias de la mocedad de la exis­ten­cia, tam­bién ple­naron de múlti­ples aportes a la ciu­dad y su gente de man­era edi­f­i­cante, que a la postre con­sti­tuyen der­roteros dig­nos de emu­lar, des­de la anéc­do­ta de la humilde condi­ción económi­ca de nue­stro bis­abue­lo Miguel Ángel López, no impidió que sus hijos Rafael Miguel y José Anto­nio López Valera estu­di­aran en el Cole­gio, ya que en con­ven­imien­to bas­tante curioso con el Her­mano Facun­do, mi bis­abue­lo se con­vir­tió en el bar­bero ofi­cial del cole­gio La Salle, exclu­si­vo para los alum­nos y docentes.

El Dr. Car­los Zap­a­ta Escalona, en uno de los tan­tos encuen­tros gratos en el Cole­gio, me indi­ca­ba, como en un salón del ángu­lo noroeste del robus­to edi­fi­cio, esta­ba la bar­bería. Más al com­par­tir con mi padri­no de bautismo Iván Jorge Faroh Richa en su ofic­i­na como encar­ga­do de las Rela­ciones Públi­cas, a lo largo de 15 años fue incon­table la infor­ma­ción recaba­da ref­er­ente al Colegio. 

Aque­l­las inqui­etudes encon­traron caminos de mate­ri­al­ización con el Cro­nista Ofi­cial de la Ciu­dad don Her­mann Gar­men­dia, quien igual­mente fue alum­no del Cole­gio y desa­pare­ci­do éste, el Dr. Eduar­do Gómez Tamayo al encomen­darnos la alta respon­s­abil­i­dad en 1990 de asumir la pági­na Reseña de la Año­ran­za, de la mis­ma for­ma dejó en nosotros un sin­fín de intere­santes aspec­tos de la insti­tu­ción como parte del tor­rente humano que pasó por las aulas de tan pres­ti­giosa orga­ni­zación educativa.

De allí, que conoz­camos asimis­mo, la his­to­ria y evolu­ción de la pub­li­cación “Van­guardia” del Cole­gio La Salle, órgano divul­ga­ti­vo del mis­mo, que con­ducían los alum­nos bajo la tutoría de los Her­manos des­de 1936 y que en los años 40 estu­vo dirigi­da por el estu­di­ante Eduar­do Gómez Tamayo y admin­istra­da por el alum­no Iván Jorge Faroh Richa, años en que la Capil­la del Cole­gio con­stru­i­da en los años 20 fue remod­e­la­da, cuya ampliación estu­vo cen­tra­da en la con­struc­ción de la cúpu­la que en la actu­al­i­dad luce, bajo la direc­ción y super­visión del Rev­eren­do Her­mano Juan, sien­do los alum­nos los ayu­dantes que con entu­si­as­mo con­tribuyeron acar­re­an­do mate­ri­ales, batien­do mez­cla, lle­van­do men­sajes para agilizar la dinámi­ca de los tra­ba­jos de con­struc­ción, lo que con­tribuyó en Iván Faroh, por ejem­p­lo, a su pasión por la arqui­tec­tura y la construcción.

Qué decir del locuaz y dicharachero Juan­cho Alvara­do con sus chis­peantes ocur­ren­cia, su amor incondi­cional por la Div­ina Pas­to­ra e impul­sor del estí­mu­lo de toda ini­cia­ti­va con­du­cente al bien­es­tar de la ciu­dad y su gente sien­do el ideól­o­go quien mate­ri­al­izó la tradi­ción de que la Div­ina Pas­to­ra lle­gara estre­nan­do tra­je cada 14 de enero, a propósi­to de la 1era Feria Div­ina Pas­to­ra en enero de 1967, con­tán­dose de igual for­ma, entre los miem­bros de la primera Jun­ta Direc­ti­va de la Sociedad Ami­gos de Bar­quisime­to (luego FUNDASAB), el 5 de junio de 1955.

En la “Guía Gen­er­al de Venezuela de 1928” con respec­to al Insti­tu­to La Salle de Bar­quisime­to, encon­tramos en la sec­ción ded­i­ca­da al mis­mo la sigu­iente expre­sión del Papa León XIII:

“Pre­vien­do su Fun­dador (San Juan Bautista de la Salle) por instin­to divi­no, las necesi­dades de los sig­los venideros, fundó, sin omi­tir un solo, todos los géneros de establec­imien­tos útiles para la instruc­ción de la edu­cación de la juventud”

Con estas pal­abras de su San­ti­dad, F. Benet, direc­tor y edi­tor de la cita­da pub­li­cación, hacía la ante­sala de la obra que en Bar­quisime­to, era pro­lon­gación de la ini­ci­a­da por Juan Bautista de la Salle en Reims, Fran­cia en 1680 y que des­de la cap­i­tal del esta­do Lara se erguía, en un sun­tu­oso edi­fi­cio pro­pio nue­vo, dota­do de todos los ade­lan­tos y req­ui­si­tos de la ped­a­gogía mod­er­na y describe:

“Lev­an­tase en el extremo sur de la Ciu­dad, en un sitio salud­able y pin­toresco, ore­a­do de con­tin­uo por las brisas de las ser­ranías veci­nas, cuyo influ­jo mod­er­ador mantiene en sus salones y dor­mi­to­rios una tem­per­atu­ra siem­pre agrad­able, aún en los días más calurosos”

Ban­da del Cole­gio La Salle 1920. En la fotografía se obser­van (de pie, izq. a der.): Manuel Montero,Virgilio Sotel­do Daza, Omar Sotel­do Daza, Antolín Par­tidas, Cesar Gue­vara, Roseliano Nieves Berti, Oscar Anzo­la, Ramon Mau­riel­lo y Miguel Gutiér­rez. Sen­ta­dos (fila cen­tral, mis­mo orden): José Anto­nio Gue­vara, Hno. Luis Eduar­do y Rafael Miguel López. Sen­ta­dos en la acera(mismo orden): Herib­er­to Tamayo, Juan Pablo Col­menarez y Rafael Pinto”.

Des­de el Cole­gio salía el Her­mano Juan, equipa­do de la her­ramien­ta nece­saria para la reparación gra­tui­ta de los moli­nos de las hacien­das de caña del Valle del Tur­bio, pero más impor­tante aún para las expe­di­ciones con­du­centes a los estu­dios para detec­tar cual era el proyec­to más factible para traer el agua a Bar­quisime­to, con el fin de la mate­ri­al­ización del nue­vo acue­duc­to de Barquisimeto.

En 1922 se inau­gu­ra el nue­vo Pala­cio de Gob­ier­no lev­an­ta­do por la Admin­is­tración del Gen­er­al Rafael María Velaz­co en la esquina noroeste de la actu­al car­rera 19 con la calle 23 y que se le decía “El Capi­to­lio”, el cual fue dis­eño y con­struc­ción del Her­manos Juan, sien­do una de sus obras más impor­tantes el puente sobre el río Tur­bio que con­duce a San­ta Rosa y que aun sopor­ta los embat­es de las aguas en la entra­da de Yacur­al, en la inter­co­mu­nal Bar­quisime­to – Cabudare.

Por no decir nada, de los invalu­ables aportes al enriquec­imien­to del conocimien­to de nues­tra his­to­ria y geografía nacional del Her­mano Nec­tario María a través de la infinidad de pub­li­ca­ciones autor­izadas por el Min­is­te­rio de Edu­cación como libros de tex­to, amén de su acu­cioso tra­ba­jo desar­rol­la­do en el Archi­vo de Indias en Sevil­la, España, para dilu­ci­dar la fecha exac­ta de la fun­dación de Bar­quisime­to, con base a la cual don Ramón Querales pre­cisó la alu­di­da y polémi­ca fecha como Cro­nista Ofi­cial de la ciu­dad así como su His­to­ria de la Vir­gen de Coro­mo­to y de la Div­ina Pas­to­ra entre tan­tas otras.

Mon­señor Ague­do Felipe Alvarado

De tal man­era que el Géne­sis lasaliano en la patria hero­ica de Simón Bolí­var, tienen su simiente en la ciu­dad de Bar­quisime­to, donde des­de hace 110 años los Rev­eren­dos Her­manos de las Escue­las Cris­tianas con­tribuyeron al avance no sólo en mate­ria pedagóg­i­ca en la enseñan­za de pri­maria y bachiller­a­to, sino igual­mente con la ciu­dad y su gente, al pun­to en el “Museo de Cielo Abier­to” que es el Cemente­rio Bel­la Vista, o cemente­rio viejo, muy mal trata­do por la munic­i­pal­i­dad des­de hace 30 años a espal­das de la leg­is­lación local, region­al, nacional e inter­na­cional que lo pro­tege como Pat­ri­mo­nio Cul­tur­al, está el pan­teón que con­ser­va los resto de aque­l­los inolvid­ables pio­neros, los Her­manos Juan, Luis Eduar­do, Jorge y Enrique.

Hemos lle­ga­do al final de esta cróni­ca, quizás no sufi­ciente para la dilata­da his­to­ria lasaliana en sue­lo vene­zolano, quizás muy sub­je­ti­va por el recuer­do entrañable con fig­uras de nue­stros más grandes afec­tos, pero si muy sin­cera y en lo posi­ble fun­da­men­ta­da con el dato doc­u­men­tal, con el cual trata­mos de dar­le veraci­dad a las pal­abras ver­tidas en la tra­ma de la urdim­bre de las líneas escritas con diá­fana hon­esti­dad, para des­de ellas hom­e­na­jear al Insti­tu­to La Salle de Bar­quisime­to, al géne­sis del lasal­lis­mo en sue­lo patrio y al amplio espec­tro que con­sti­tuyen el con­tin­gente humano que ha egre­sa­do de sus aulas des­de hace 110 años y que hoy son parte de la his­to­ria, del impul­so y desar­rol­lo del país, cada uno des­de su vér­tice ciu­dadano, pro­fe­sion­al y de insoslayable espíritu venezolanista.

Fotos: Cortesía


Fuentes Con­sul­tadas:

  • Benet, F. (1928) Guía Gen­er­al de Venezuela. Leipzig. Alemania.
  • Cámara de Com­er­cio del Esta­do Lara. (1952) Guía Económi­ca y Social del Esta­do Lara. Edi­to­r­i­al Con­ti­nente. Bar­quisime­to. Venezuela.
  • Cole­gio La Salle. (1945) Revista Van­guardia. No. 67. Año IV. Octubre 1945.
  • Eyrich, E. (1997) La Salle en Venezuela. Acad­e­mia Nacional de la His­to­ria. Cara­cas. Venezuela.
  • Fun­dación Sociedad Ami­gos de Bar­quisime­to (1985) Revista Fun­dasab 1955 – 1985. Edi­ciones Pub­lic­i­tarias S.R.L. Bar­quisime­to. Venezuela.
  • María, N. (1964) Bodas de Oro 1913 – 1963 Insti­tu­to La Salle Bar­quisime­to. Cara­cas. Venezuela. 

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Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «La Salle, su génesis en Venezuela»

  • cómo fiel lasal­lista que soy y como orgul­loso tocuyano me com­place mucho poder dis­fru­tar del exce­lente tra­ba­jo del Dr. Brito a quien felic­i­to y ruego siga pub­li­can­do el resul­ta­do de sus intere­santes y bien fun­da­men­tadas inves­ti­ga­ciones históricas.

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