Los primeros cirujanos y médicos de Venezuela
Luis Heraclio Medina C.
M.C. de la Academia de Historia del Estado Carabobo
En estos días concluye el año del quincuagésimo aniversario de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo. La docencia de la medicina y de las otras carreras de la salud están íntimamente vinculadas con el ejercicio mismo de sus artes como ninguna otra profesión.
Ud. puede encontrar un abogado recién graduado que nunca ha entrado en un tribunal y así con muchos otros profesionales, pero los médicos desde muy temprano antes de graduarse ya están compenetrados con la práctica, por lo que hablar de la enseñanza de la medicina casi que equivale a tratar sobre la práctica médica. Entonces vamos a recordar quienes fueron los primeros médicos registrados en los antiguos repositorios que tratan sobre nuestro país.
En los Archivos de Indias, figuran los más antiguos registros que tratan sobre la historia de la exploración descubrimiento y conquista de lo que hoy es Venezuela. Uno de esos exploradores fue el célebre Diego de Ordaz, veterano de la conquista de México a las órdenes del no menos famoso Hernán Cortés. Luego de la conquista de los aztecas Ordaz quiere ser el máximo comandante de nuevas tierras inexploradas y celebra en 1530 con la corona española un contrato, antiguamente llamados “capitulaciones” que establecían las normas, deberes y derechos de capitán de dicha conquista. A Cortés se le autoriza a conquistar, explorar y poblar la franja comprendida entre la desembocadura del Amazonas y la península de Paria, hoy estado Sucre. Se le fijan de manera precisa el número de soldados y barcos que va a traer y otras modalidades de la conquista. También se señala en la capitulación cuales gastos tendrá que cubrir de su propio peculio:
“Del cual salario abeys de pagar en cada un año un Alcalde Mayor e diez escuderos e treynta peones e un médico y un boticario. El cual salario vos a de ser pagado.”
Luego Ordaz declarando en el juicio que se le siguió en la Real Audiencia de Santo Domingo pide que se interrogue a los testigos para que digan que les consta que:
“daba medecinas a los cirujanos para curar los llagados e tenía dado cargo a los religiosos para que bisytasen a los enfermos y mandado en su presencia a los que gastaban en su casa que les diesen a los dichos religiosos lo que hobiese para los dichos enfermos.
Creemos que estos son los registros más antiguos sobre médicos y farmaceutas en los repositorios históricos de Venezuela.
Pocos años después, entre 1540 y 1545, ocurre un hecho registrado por Juan de Castellanos, un soldado y religioso que participó en las primeras aventuras de la conquista de Venezuela, y escribió “Elegías de los Varones Ilustres de Indias”, quien fue testigo presencial del enfrentamiento de un hombre contra un tigre. La bestia resulta muerta, pero el conquistador recibe severas heridas que son bien tratadas por el cirujano de la expedición. En verso Castellanos nos dice:
Había cirujano diligente
Que le curó los golpes de la fiera
Mas no pudo sanar tan brevemente
Que no durase harto la carrera
Llamábanle después Anton Valiente.
Poco más o menos por los mismos tiempos, ocurre la primera intervención quirúrgica, descrita por Oviedo y Baños en su “Historia de la Conquista y la Población de Venezuela” en el siglo XVIII. Se trata de un episodio de las aventuras de los welseres (aquellos banqueros alemanes a quienes la corona española dio capitulaciones para conquistar el occidente de Venezuela). El alemán Felipe de Utre resulta gravemente herido de un lanzazo en el costado en un combate contra los omeguas. Llevan a Utre a una aldea de indígenas amigos y allí un tal Diego de Montes de Oca, que hacía las veces de cirujano, ensaya una operación con un esclavo que le proporcionan los indígenas amigos, que previamente ha sido herido con un lanzazo inferido en iguales condiciones al recibido por Utre. Montes hace una incisión a Utre, lo opera limpiando de coágulos la herida, verifica que el corazón no ha sido tocado, y logra su total restablecimiento. Así nos lo cuenta Oviedo:
“Determinado, … a curar a Felipe de Utre, como la herida era entre las costillas y no había tientas para reconocer si estaba superior a las telas del corazón, o las había lastimado; discurrió un modo tan singular como temerario para salir de esta duda; y fue, que con beneplácito del Cacique cogió un indio, el más anciano del pueblo (que debía de ser esclavo) y montándolo a caballo con el mismo sayo de armas que tenía Utre, hizo que otro indio por la misma rotura lo hiriese con una lanza semejante a las que usaban los Omeguas: prueba, que le costó la vida al miserable, pues abriéndolo después para hacer la anatomía, de que necesitaba para asegurar su cura, halló, que sin lastimar las telas había sido la herida superior; y libre, con esta experiencia, de la duda, rompiéndole más con un cuchillo, para que quedase manifiesta la herida, le hizo ciertos lavatorios con agua de arrayán y otros compuestos, que fueron bastantes, para que meciéndolo de una parte para otra expeliese la sangre que se le había cuajado dentro, dejándolo en disposición, que quedó sano del todo en pocos días, con notable admiración del Cacique y demás indios, que absortos ponderaban el sufrimiento y valor con que el paciente toleró los martirios de la cura.”
Esta sería la primera operación quirúrgica registrada en los anales de la historia médica venezolana. Muy distintos en sus procederes, técnicas, ética y formación a sus pares de hoy, pero fueron los primeros hombres que curaron a sus semejantes sin acudir a supersticiones o ritos sobrenaturales, sino aplicando la ciencia de sus tiempos.