Maracay defendió a sangre y fuego al gobierno de Medina Angarita
Adalberto Pérez Ramírez
Periodista — Historiador
Maracay fue el epicentro de la insurrección del 18 de octubre de 1945 en medio de sangrientos combates donde se enfrentaron los rebeldes golpistas y las tropas leales al gobierno del general Isaías Medina Angarita, con un elevado saldo de muertos y heridos en los cuarteles Sucre, Bolívar, Páez, Escuela de Aviación, Hotel Jardín, en las calles y sede de la guarnición. En horas de la mañana había estallado la revuelta en Caracas con el pomposo título de “Revolución de Octubre” liderado por Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez.
Asesinado el gobernador Aníbal Paradisi
Por la tarde, la rebelión se había extendido a la guarnición de Maracay. El presidente del estado Aragua Dr. Aníbal Paradisi se encontraba en la gobernación que funcionaba en la esquina de las calles Soublette y Miranda, frente a la Plaza Girardot. Desde allí se trasladó a la sede del Comando de Brigada ubicado en la calle Bolívar entre las calles Sucre y 5 de Julio (donde años después funcionó el Palacio Arzobispal), acompañado de su primo Juan Bautista Rodríguez, Jefe de Policía; Cruz Olivares, Director de Economía y Trino Celis Ríos, Director de Política.
Llegó por la entrada de la calle Miranda. Aníbal Paradisi entró a dialogar con el capitán Ismael Briceño, quien estaba a cargo. En ese momento se presentó el teniente Fernando Alvarez de Lugo acompañado de un grupo de soldados rebeldes y conminó al gobernador a rendirse y le disparó. Momentos después Alvarez de Lugo recibió un tiro en la columna vertebral y con la misma pistola que mató a Paradisi, se disparó un tiro en la sien.
El cuerpo sin vida del Dr. Aníbal Paradisi fue llevado al hospital e iba a ser enterrado en una fosa común, cuando Juan Bautista Figallo (suegro del occiso) e Iván Figallo (su cuñado) lograron que les entregaran el cadáver, que fue sepultado sin honores en el Cementerio La Primavera.
Motoblindados masacran al Batallón Caracas
El Batallón Caracas a favor del gobierno, enfrentó el poder de fuego de los Motoblindados en manos rebeldes. Un batallón del Cuartel de Artillería que favorecía a Medina, trató de apoyar al Batallón Caracas que estaba siendo masacrado, pero el capitán Angola Barrios ordenó a su tropa alejarse. En esa acción murió el coronel José Anselmi Jefe del Batallón, el capitán Ruperto Doguini y un gran número de soldados. Luego del ataque del Motoblindado, el Batallón Caracas es dominado por la compañía comandada por el capitán Victoriano Ramírez. En este avance, mueren por parte de los alzados, el teniente Antonio Ramón González y el subteniente Juan Leonardo Agreda, y es detenido el coronel Conde García.
Atacan la Escuela de Aviación
Tres motoblindados atacaron la Escuela de Aviación defendida por el coronel Guerrero Niño quien con dos batallones tomó la bandera nacional y revólver en mano, caminó con sus soldados hacia los enemigos, se montó sobre el tanque del sargento que disparaba y lo inhabilitó matando a dos de los que manejaban las metralletas e hiriendo al oficial comandante de la incursión. Frente a las tanquetas yacían 30 hombres muertos. Cuando los heridos eran recogidos y llevados al hospital, Guerrero Niño y algunos sobrevivientes se refugiaron en el cuartel Sucre.
Combates en los cuarteles Bolívar y Sucre
A las seis de la tarde y los alzados en el Cuartel Páez, se organizaron para tomar los últimos focos de resistencia; los cuarteles Bolívar y Sucre frente a la plaza Bolívar, atacándolos con aviación y motoblindados. Los aviones pasaban por encima del cuartel y lo ametrallaban.
A la media hora las fuerzas rebeldes enviaron un ultimátum donde solicitaban la rendición incondicional de los generales Andrónico Rojas y Marcos Ardila, comandantes del Cuartel Bolívar. Dos horas después, comenzaron las hostilidades. Allí murió el teniente coronel Evelio Cubillán, comandante del Regimiento Ayacucho Nº 1 de las fuerzas constitucionalistas, acribillado por el teniente Carlos Julio Ramírez. Durante el tiroteo, el teniente Raúl Simonovis sufrió un ataque de locura. Después de una hora y diez minutos todo acabó. Los generales Andrónico Rojas y Marcos Ardilla fueron apresados y llevados al Cuartel Páez, donde los sublevados tenían el puesto de mando. Sin embargo, el foco de resistencia del Cuartel Sucre se mantenía activo. El capitán Marcial Dávila y el teniente Ortega, comandantes de la Segunda Compañía del Batallón Caracas se pasaron a las fuerzas rebeldes.
El último en rendirse
A las cuatro de la mañana del 19 de octubre, Guerrero Niño logró comunicarse con el Presidente Medina el cual estaba en Caracas en el Cuartel de Caballería del regimiento “Ambrosio Plaza”, y le informó del asesinato del Doctor Paradisi y su secretario. Le menciona que logró detener al capitán José Rufo Rosales Gutiérrez, el cual por órdenes directas y brazo armado de los adecos de Maracay buscaban comunistas en las barriadas para matarlos. Cuando Medina se enteró de la muerte de Paradisi, optó por entregar el poder a los golpistas y no se derramara más sangre.