María Suárez Delgado “Tengo más de cuarenta años vendiendo EL IMPULSO”
María Suárez Delgado: “Tengo más de cuarenta
años vendiendo EL IMPULSO”
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A la
edad de 25 años, María Súarez Delgado, atraída por el comercio le plantearon vender
EL IMPULSO en una librería de su propiedad, ubicada en la calle del Comercio
(avenida 20) entre Simón Rodríguez (calle 29) y 5 de Julio (calle 30), frente a
Casa Mundo
No
dudó ni por un momento aceptar el reto, pese a que el valor del periódico no era
atractivo para el común “ni mucho menos, la gente común era asidua lectora,
pensaba yo”.
dudó ni por un momento aceptar el reto, pese a que el valor del periódico no era
atractivo para el común “ni mucho menos, la gente común era asidua lectora,
pensaba yo”.
Al
poco tiempo, María ya vendía diariamente unos treinta ejemplares, y si las
noticias del día era “muy caliente” la venta se aceleraba.
poco tiempo, María ya vendía diariamente unos treinta ejemplares, y si las
noticias del día era “muy caliente” la venta se aceleraba.
Sentada
en un taburete de cuero de chivo, María apela a la memoria y comenta que llegó
a Cabudare en el año 1970. Montó nuevamente su antiguo comercio de libros,
quincalla y por supuesto, EL IMPULSO, “Así levante a mis hijas”.
en un taburete de cuero de chivo, María apela a la memoria y comenta que llegó
a Cabudare en el año 1970. Montó nuevamente su antiguo comercio de libros,
quincalla y por supuesto, EL IMPULSO, “Así levante a mis hijas”.
Retrocede
a su juventud y resalta que cuando vendía el periódico en Barquisimeto, tenía
un valor de una locha ‑12 céntimos y medio‑, y así se mantuvo por largos años.
a su juventud y resalta que cuando vendía el periódico en Barquisimeto, tenía
un valor de una locha ‑12 céntimos y medio‑, y así se mantuvo por largos años.
En su
viaje al pasado, María amplía que en Cabudare comenzó a vender unos veinte
periódicos, y tenía la costumbre de dejar uno para sí, toda vez “era una
tentación estar informada de lo que sucedía en el mundo y en el país, más
cuando los clientes comentaban parte de las noticias al momento de leer la
primera página de EL IMPULSO”.
viaje al pasado, María amplía que en Cabudare comenzó a vender unos veinte
periódicos, y tenía la costumbre de dejar uno para sí, toda vez “era una
tentación estar informada de lo que sucedía en el mundo y en el país, más
cuando los clientes comentaban parte de las noticias al momento de leer la
primera página de EL IMPULSO”.
“Comencé
a admirar a ciertos periodistas y columnistas a través de las páginas de EL
IMPULSO. Era casi una irrenunciable tarea leer sus escritos, rutina que aun
mantengo como por ejemplo puedo citarte Los Postigos de Kalifa, del periodista
e historiador Francisco Cañizales Verde, la cual era una lectura rica en
contenido”, advierte con admiración agregando que muchos años después tuvo la
atesorada oportunidad de conocer personalmente al doctor Cañizales, cuando éste
fungía como jefe de información de este rotativo.
a admirar a ciertos periodistas y columnistas a través de las páginas de EL
IMPULSO. Era casi una irrenunciable tarea leer sus escritos, rutina que aun
mantengo como por ejemplo puedo citarte Los Postigos de Kalifa, del periodista
e historiador Francisco Cañizales Verde, la cual era una lectura rica en
contenido”, advierte con admiración agregando que muchos años después tuvo la
atesorada oportunidad de conocer personalmente al doctor Cañizales, cuando éste
fungía como jefe de información de este rotativo.
Trae
a la memoria que EL IMPULSO se caracterizaba por publicar sendas páginas con
concursos literarios en donde los poetas más sobresalientes se daban cita.
a la memoria que EL IMPULSO se caracterizaba por publicar sendas páginas con
concursos literarios en donde los poetas más sobresalientes se daban cita.
Igualmente
menciona que las entregas especiales de EL IMPULSO, aun en la actualidad son
cotizadas, sin dejar de observar los trabajos de investigación, los reportajes
con motivo a las efemérides y en especial los que aluden a Cabudare.
menciona que las entregas especiales de EL IMPULSO, aun en la actualidad son
cotizadas, sin dejar de observar los trabajos de investigación, los reportajes
con motivo a las efemérides y en especial los que aluden a Cabudare.
Desde
los años 70, María conserva clientes que atesora, no por los dividendos que
puedan aportarle, sino por la amistad que ya ha cultivado a lo largo de tantos
años al lado de EL IMPULSO.
los años 70, María conserva clientes que atesora, no por los dividendos que
puedan aportarle, sino por la amistad que ya ha cultivado a lo largo de tantos
años al lado de EL IMPULSO.