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Arturo Macías Los mejores años de mi vida los viví junto a EL IMPULSO

Arturo Macías, hijo de Eli­gio Macías Mujica
Con sat­is­fac­ción
Arturo Macías se describe como un hom­bre cono­ce­dor de muchos relatos.

Es hijo
de Eli­gio Macías Muji­ca, notable Bar­quisimetano, peri­odista y escritor

En 1945, con tan
solo nueve años, era lo que en el momen­to se conocía como “el mucha­cho de
man­da­dos de EL IMPULSO”.
Cuen­ta que el
per­iódi­co qued­a­ba estruc­tura­do a las cin­co o seis de la tarde, debido a que el
pro­ce­so era total­mente manual.
“Tuve la gran y
gratísi­ma suerte de cono­cer al doc­tor Juan Bautista Car­mona, un mae­stro. Los
larens­es le debe­mos mucho a este céle­bre per­son­aje. Se aparecía en la sede de
EL IMPULSO, ubi­ca­da en la aveni­da 20 entre calles 26 y 27, con dos carros
reple­tos de libros. Los don­a­ba al Cen­tro de His­to­ria Larense, a la Biblioteca
Públi­ca, situ­a­da en la calle 26 entre aveni­da 20 y car­rera 21, en lo que es hoy
la Imprenta del esta­do”, remem­o­ra Macías.
Los libros del
doc­tor Car­mona tam­bién enriquecieron las bib­liote­cas del Cole­gio La Salle y
tam­bién las bib­liote­cas de Caro­ra, Dua­ca y El Tocuyo. Eran numerosas cajas
con­tenti­vas de libros que traía men­su­al­mente para con­tribuir con la cul­tura de
la región. 
El doc­tor Carmona
igual­mente real­iz­a­ba dona­ciones de libros semes­trales a la bib­liote­ca que
regenta­ba el pen­sador merideño Tulio Fébres Cordero. 
Macías rev­ela que
el doc­tor Car­mona, jun­to a los com­er­ciantes e indus­tri­ales de Cara­cas, se
dedicó a orga­ni­zar el Puer­to de La Guaira, fun­dan­do la Alma­ce­nado­ra Cara­cas y
más tarde el Ban­co Unión en Bar­quisime­to, con cap­i­tal extranjero.
“El momen­to más
inten­so al lado de EL IMPULSO lo viví en el año 45, cuan­do una tur­ba dirigida
por activis­tas de Acción Democráti­ca, rodearon el per­iódi­co e inten­taron quemar
el edi­fi­cio. Entre los exal­ta­dos que pedían arreme­ter de inmedi­a­to por las
con­tin­uas críti­cas, que era una línea edi­to­r­i­al des­de su fun­dación, se
encon­tra­ba el entonces joven Ramón Esco­var Salom”, relata.
Después de un
mitin de AD, pun­tu­al­iza Macías, yo esta­ba en el Café Bolí­var al momen­to que se
pre­sen­tó la muchedum­bre enal­te­ci­da, y vi como don Jesús Car­mona, jun­to a mi
padre (Eli­gio Macías Muji­ca) don Ricar­do Defen­di­ni, entre otros, con valentía
for­maron un cordón para impedir la entra­da de la gente a la sede.
Por orden de su
padre, el jovenci­to Macías cor­rió has­ta el Cuar­tel Jac­in­to Lara a participarle
a la autori­dad lo que acon­tecía. Inmedi­ata­mente, el pro­pio coman­dante de ese
desta­ca­men­to, jun­to a cua­tro hom­bres, se pre­sen­tó a pie con peinil­la en mano
has­ta el sitio. Ya había caí­do la noche y fue cuan­do Ramón Esco­var Salom
solic­itó medi­ar con la fuerza públi­ca que disponían entonces de unos 25
soldados.
Entre los diri­gentes furi­bun­dos se
encon­tra­ban Miguel y Juan Romero Antoni, Ramón Orel­lana, Dori Par­ra, entre
muchos otros. Al poco tiem­po, el doc­tor Car­mona, pre­sen­tó una que­ja for­mal al
pres­i­dente Rómu­lo Gal­le­gos, quien ape­na­do ordenó a la diri­gen­cia en Lara,
pre­sen­taran excusas for­males a EL IMPULSO, se cer­ró el capí­tu­lo y desde
entonces Ramón Esco­bar y los restantes diri­gentes entablaron pro­fun­dos lasos de
amis­tad con la casa edi­to­ra de los Bar­quisimetanos, evo­ca Macías sumergi­do en
sus recuer­dos y añade con letar­go: “Los mejores años de mi vida los viví junto
a EL IMPULSO”.

Luis Alberto
Perozo Padua

CorreodeLara

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