Rafael Caldera, 40 años de un histórico discurso
Mario R. Tovar G.
Historiador
“En 1855 fue, por fin, creada la Provincia del Yaracuy (…);
el presidente José Tadeo Monagas le puso el Ejecútese
a la Ley respectiva el día de San José,
que ha sido por ello con razón declarado
como Día del Yaracuy.”
Dr. Rafael Caldera (1981, p.17)
Rafael Antonio Caldera Rodríguez, nació en San Felipe, estado Yaracuy, el 24 de enero de 1916. Fue un jurista, educador, académico, estadístico y político venezolano. Líder e ideólogo de la Democracia Cristiana, perteneciente a la “segunda gran generación” de esta corriente a nivel mundial. Principal impulsor y firmante del Pacto de Punto Fijo que dio inicio a la experiencia democrática de 1958. Presidente Constitucional en el periodo comprendido entre 1969–1974 y durante el correspondiente a 1994–1999.
Ha sido el civil que por más tiempo ha gobernado democráticamente a Venezuela. Fue redactor de la Ley del Trabajo de 1936 y su Reforma en 1989, de la Constitución de 1961 y del Proyecto de Reforma en 1992. Además de ello, fue presidente de la Unión Interparlamentaria Mundial (1979–1982).
Reconocido políglota, perteneció en nuestro país a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (1953) y a la Academia de la Lengua (1967) y de la Academia Nacional de la Historia; siendo también Profesor Honorario y Honoris Causa de más de cuarenta universidades de países tales como: Perú, Bélgica, Italia, España, Israel, Estados Unidos, Puerto Rico, China y Francia, entre otros. De sus libros destacan: Andrés Bello (1935), Derecho del Trabajo (1939), Moldes para la Fragua (1962), Reflexión de la Rábida (1976) y Los Causabientes, de Carabobo a Punto Fijo (1999); además de los textos que reseñamos en la presente crónica: Bolívar Siempre (1987), Especificidad de la Democracia Cristiana (1972) y Apuntes de Sociología Jurídica (1985). Como católico practicante, contrajo matrimonio con Alicia Pietri Montemayor, con quien compartió su vida hogareña desde 1941 hasta su muerte, y de cuya unión nacieron sus seis hijos: Mireya, Rafael Tomás, Juan José, Alicia Helena, Cecilia y Andrés. Finalmente murió en Caracas el 24 de diciembre de 2009, quedando para las generaciones futuras como.
Discurso en las ruinas
de San Felipe El Fuerte
Le correspondió al entonces expresidente Dr. Rafael Caldera, pronunciar hace 40 años, el 1° de Mayo de 1981, el “Discurso de Orden en la Conmemoración de los 250 años de la Fundación de San Felipe”, interesante y profusa pieza oratoria cargada de pertinentes datos históricos sobre la antigua ciudad, titulado.
“De San Felipe El Fuerte a San Felipe El Bueno”, donde trajo a colación variados recuerdos familiares y personales en los tiempos vividos en su ciudad natal por el insigne ponente, para denotar una época que él mismo denominó como San Felipe “El Bueno”, llamativo calificativo dado en la oportunidad de ofrecer su discurso de recepción al primer Obispo de la Diócesis, Monseñor Tomás Márquez Gómez.
A este respecto, es oportuno destacar que este histórico discurso pronunciado por el Dr. Caldera el 1° de mayo de 1981, fue previamente publicado en un folleto de 23 páginas, cuya impresión correspondió a la Imprenta Oficial del Estado Yaracuy.
Por lo demás, en el cuerpo del pertinente discurro el Dr. Caldera hace un recorrido por significativas fechas y sucesos que han marcado la histórica ciudad de San Felipe, tales como la visita de Nicolás de Federman por el Valle del Yaracuy, menciona los primeros núcleos urbanos del primigenio “Sitio de los Cerritos”, “El Cerrito de Cocorote”; “Los Cerritos” o “El Cerrito”, en una variada denominación del lugar; hace mención especial a la Real Cédula otorgada por el Rey Felipe V, firmada en Sevilla el 6 de noviembre de 1729 que otorgaba a San Felipe la categoría de ciudad, así como a los actos llevados a cabo el 1° de mayo de 1731, histórico día de la ceremonia inaugural de la nueva ciudad.
De igual manera comenta la visita del Obispo Mariano Martí a la ciudad, en 1782; la desaparición de la ciudad tras el Terremoto del 26 de marzo de 1812; enaltece la figura de Fray Marcelino de San Vicente; denota los apellidos de los primeros habitantes de la ciudad; indica el impulso dado a la ciudad por la Compañía Guipuzcoana; hace hincapié en la denominación de San Felipe como ciudad de arraigadas tradiciones, de mitos y leyendas, tales como el supuesto Cacique Yaracuy, Cecilia Mujica, María Leonza, la leyenda del Misionero, entre otras; pero también enaltece la figura de ilustres patriotas sanfelipeños que lucharon por nuestra Independencia, como José Rafael Villarreal, el sacerdote patriota Santiago Villarreal, el general José Gabriel Álvarez de Lugo, el Dr. Juan José de Maya, Rafael Antonio Zumeta, lesionado en la Batalla de El Yagual, su hermano Juan José Zumeta, muerto en servicio en Upata durante el año de 1818 y su otro hermano José de Jesús, muerto en la batalla de Urao; el capitán Ramón Freytez Travieso, muerto en la batalla de Araure; José Gabriel Liendo Larrea, fusilado en Guama después de haber sido comandante militar del lugar en 1813 y el humilde José Joaquín Veroes, quien recibió diploma de Coronel firmado por El Libertador en 1826.
De igual manera, reseña en su discurso pasajes de la Guerra Federal en Yaracuy, así como pinceladas del Colegio Federal de San Felipe a finales del siglo XIX, del Colegio Montesinos de San Felipe, patrocinado por el entonces gobernador Juan Victoriano Giménez, dirigido por el Br. Trinidad Figueira, acompañado por el Br. Federico Quiroz Rodríguez y hace mención especial a la tesonera labor de insignes educadores de la talla de Luisa N. de Morales, entre otros.
Finalmente concluyó el Dr. Rafael Caldera su discurso del 1° de mayo de 1981, afirmando que: “entre las ruinas de San Felipe El Fuerte proclamamos ahora la pujanza del nuevo San Felipe, que estamos empeñados en hacer una de las ciudades más agradables, más limpias y más afortunadas en la extensión de nuestra patria”.
Antiguas leyendas sanfelipeñas
“(…) Sin olvidar que la conducta política,
que es una fase importante de la conducta humana,
está sujeta a las normas morales.”
Dr. Rafael Caldera (1976)
Nos dice el Dr. Rafael Caldera en su didáctico discurso pronunciado en el sitio de San Felipe “El Fuerte”, el 1° de mayo de 1981, que la trágica historia del 26 de marzo de 1812 ocurrida a raíz del funesto terremoto que destruye San Felipe, así como a otras importantes ciudades del país, dio origen a misteriosas tradiciones trasmitidas oralmente de generación en generación, y que en lo personal, él mismo las oyó de su tía Ana Elodia Rodríguez Rivero, conjuntamente con otros niños, quienes embelesados y aterrados, escucharon la descripción del sufrimiento de los sobrevivientes del fatídico terremoto, azotados después del sismo por el desbordamiento del río Yurubí y por hordas de malhechores; así como la versión según la cual un misterioso mendigo había visitado las casas, una por una, aquel jueves santo, y cual encarnación de alguien divino, otorgó protección especial a los hogares donde recibió humano trato y la más genuina caridad.
Sin embargo en palabras del Dr. Caldera, una de las leyendas de mayor arraigo y tenida como cierta por los lugareños fue la de un misterioso misionero que, herido por una supuesta ingratitud de los sanfelipeños al salir hacia Caracas, expulsado rumbo a España, había lavado sus sandalias en el río Yurubí y maldecido a la ciudad.
A tales efectos, la maldición se había cumplido el 26 de marzo de 1812, al producirse aquel terrible terremoto que volvió añicos a San Felipe “El Fuerte” colonial. En tal sentido, según el Dr. Caldera, se ha mencionado al propio Fray Marcelino de San Vicente como el personaje de la historia, pero éste continuaba vivo muchos años después de la fundación (sic) de nuestra ciudad, viviendo en el pueblo de San Javier, o Misión de San Francisco Xavier de Agua de Culebras, que él mismo fundara, donde estaba todavía de 87 años de edad, ciego y tullido. Sin duda, aclara el Dr. Caldera, el hecho se refiere a Fray Sebastián de Bayona, de quien dice Meléndez que:
“Enviado para Caracas entre las seguridades de unos cordeles y una escolta, en medio de los furores de su santa ira lanzaba terribles maldiciones, no contra el teniente Larrea que le deportaba, sino contra aquel pueblo de incrédulos que le veía padecer, y no le libertaba, al apóstol de Cristo. Así al menos lo creía él, aunque sus compañeros los otros misioneros no les pintarían en la campaña de los negros, mejor soldado que evangelista.” (Meléndez M. Antonio, en Límites Larenses, p.274).
A este hecho hizo referencia posteriormente en forma amarga Fray Froilán de Ríonegro, quien afirmó tajantemente que: “después de haberlos sacado los misioneros Capuchinos del mayor ahogo en que se hallaban viviendo (como dicen) en los montes por haberles demolido sus casas, mal agradecidos a este beneficio, no cumpliendo lo que habían estipulado con nosotros, en vez de fomentar los pueblos de nuestras misiones, intentaron destruirlos, por apoderarse de las tierras de los indios.”, según el libro: “Relación de las Misiones de los Capuchinos en las Antiguas Provincias Españolas. Hoy República de Venezuela” (p.p. 310–329); importante texto citado por el Dr. Rafael Caldera para sustentar esta versión de los hechos y que dio lugar en San Felipe a la temida “Leyenda del Fraile”, que hasta hace unos años atrás todavía era contada con asombro, de boca en boca, por los habitantes de San Felipe de antaño y hogaño.
El Colegio Montesinos de San Felipe
“(…) Los Valores del espíritu (…)
han dado realce a la civilización cristiana
en la historia de la humanidad (…)”.
Dr. Rafael Caldera (1976)
Según reseña el Dr. Rafael Caldera en su esclarecido discurso pronunciado el 1° de mayo de 1981, con motivo de la conmemoración de los 250 años de la “Fundación (sic) de San Felipe”; histórico momento donde este reconocido intelectual venezolano y expresidente de la República ofreció importantes datos sobre la relación que existió entre “El Colegio La Concordia” creado por don Egidio Montesinos en El Tocuyo y “El Colegio Montesinos” de San Felipe, creado en esta ciudad bajo el gobierno del general Juan Victoriano Giménez.
A este respecto, nos recuerda el Dr. Caldera que en el “Colegio La Concordia” de El Tocuyo, estudiaron valiosos intelectuales de la talla de los doctores José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado y su padre adoptivo Tomás Liscano, el cual años después ejerció en San Felipe como secretario privado del general Juan Victoriano Giménez, quien como ya se dijo anteriormente, se empeñó en fundar un colegio de esa categoría en San Felipe, con el cual aspiraba continuar la labor del “Colegio La Concordia”, fundado en El Tocuyo de manera particular por don Egidio Montesinos en 1863; mientras que en 1874 fue autorizado para conferir los grados de bachiller.
Dentro de este orden de ideas, es importante destacar que el “Colegio Montesinos de San Felipe”, fue dirigido por el insigne educador yaracuyano, Br. Trinidad Figueira, siendo acompañado en estas responsabilidades por el Br. Federico Quiróz Rodríguez y donde también formó parte de su cuerpo docente el propio general Juan Victoriano Giménez, quien, como dato curioso, impartió la cátedra de Historia Universal. Ahora bien, para dotar a este novedoso “Colegio Montesinos” de San Felipe, el general Giménez, ejerciendo sus responsabilidades como presidente de Estado, adquirió la “Biblioteca Montesiniana”; así como el gabinete de física y el laboratorio de química, los cuales fueron instalados y remozados en locales apropiados.
Aunado a ello, dentro de las adquisiciones también entró la colección mineralógica fruto del trabajo del viejo maestro occidental, que fue colocada en vitrinas especiales; mientras que la colección de mapas, consideradas todo un tesoro para la época, se organizó en una mapoteca especial, así como las cartas geológicas, que en una secuencia gráfica, explicaban las diferentes edades de la tierra, con su respectiva fauna y la flora; recursos didácticos hermosamente ilustradas a todo color, para demostrar a los alumnos la teoría de la formación de nuestro planeta.
De igual manera relata el Dr. Caldera, que completaba el valioso muestrario de geología adquirido al “Colegio La Concordia” de El Tocuyo, un curioso aparato, con mecanismos de relojería, que reproducía en miniatura el sistema planetario: todo un caudal de riqueza docente; mientras en lo alto del salón principal, adosada a la pared, una imagen del viejo Montesinos, de barba blanca, de mirada serena, presidía el conjunto para recordar a maestros y alumnos, que la herencia había que cuidarla y aumentarla, para entregarla así a las nuevas generaciones, según palabras del historiador Dr. León Trujillo, plasmadas en su documentado texto: “Historia de Albarico”; obra citada por el Dr. Caldera en su discurso de 1981.
De igual manera nos recuerda el recordado expresidente yaracuyano, que él mismo fue uno de los menores alumnos que estudió en el “Colegio Montesinos” de su San Felipe natal, haciendo el primero y segundo grado de educación primaria con el maestro Carlos Paiva, un hombre de reconocida autoridad moral en el magisterio, según recordaba en esa ocasión, por lo que le eligen años más tarde como presidente de una convención nacional de la Federación Venezolana de Maestros.
Finalmente rememoraba el Dr. Rafael Caldera, que cuando volvió poco tiempo después de Caracas a San Felipe, “El Colegio Montesinos” había desaparecido y la “Escuela Padre Delgado”, de varones y la “Cecilia Mujica”, para niñas, cubrían hasta el 6° grado de educación primaria y quienes deseaban proseguir el bachillerato, tenían que viajar a Barquisimeto, Valencia o Caracas para estudiar como internos en esas ciudades, en una época que la educación en Venezuela había retrocedido y San Felipe no fue la excepción, pero su gente continuó adelante, dando positivos valores, según expresó el Dr. Rafael Caldera, en esta valiosa pieza oratoria, pronunciada en el sitio de las históricas ruinas de San Felipe “El Fuerte”, aquél 1° de mayo de 1981.
Apuntes de Sociología Jurídica
“Por primera vez me he decidido en este año
ofrecer a mis discípulos de la cátedra de Sociología
en la Facultad de Derecho de la Universidad Central
y de la recién creada Universidad Católica (…)
los temas del programa de la Cátedra (…)
con el propósito de ofrecerles una visión introductoria
del papel que el Derecho y sus ramas juegan
dentro de la complejidad vital de la realidad colectiva.”
Dr. Rafael Caldera (12–02-1954, p.3)
Sin duda alguna estos apuntes del Dr. Caldera, constituyen una valiosa fuente pedagógica para todos los estudiantes y demás interesados en analizar la importancia del Derecho en la vida social, ya que como él mismo lo aclara en esta obra, “el Derecho es a la vez un factor y un producto social, es decir, actúa y modifica la vida social sobre la cual se imprime; pero es a su vez, en gran parte, resultado de esa misma realidad social.” Agregando además que existe un Derecho diferente para cada pueblo, dentro de cada época, razón por la cual es imposible entenderlo, e interpretarlo sin tomar en cuenta ese doble carácter.
Dentro de este contexto, el Dr. Caldera, como estudioso de las Ciencias Jurídicas, aborda en estos pertinentes apuntes, conceptos muy propios de la Sociología para enlazarlos con el campo de la Sociología Jurídica, tal como por ejemplo lo hizo al estudiar el Derecho como un mecanismo de “Control Social”; dando lugar posteriormente a otras interesantes categorías de estudio, tales como: las Instituciones Sociales, las Jurídicas, la Relatividad, el Paralelismo, la influencia de las diferentes Escuelas en la Realidad Social, influencia de las Revoluciones en el Ordenamiento Jurídico, El Derecho Económico, Evolución de los Sistemas de Producción, El Trabajo y la Evolución de los Sistemas de Trabajo, El Salario, la División del Trabajo, la Utilización del Tiempo Libre de los Trabajadores, la Importancia Social del Cambio, el Derecho Comercial, Distribución y Consumo, La Propiedad: su Origen, Evolución y Función Social, Los Estratos Sociales, Castas, Estamentos, Clases Sociales y las Sectas, las Crisis Económicas, Grupos Económicos, Corporaciones, Explicación del Derecho según el Materialismo Histórico, el Derecho Político, el Origen del Poder, Ciudades, Estados, Imperios, la Población, su Importancia, Las Migraciones, la Legislación y sus Razas, la Eugenesia, el Territorio en la Vida Política y Social, la Geografía Social, el Determinismo Geográfico, la Geopolítica, la Ecología Social, el Municipio y la Región, el Estado y el Individuo, el Liberalismo Clásico, Sociedades Militares, Anarquismo, Totalitarismo, el Intervencionismo, El Derecho Administrativo, el Individuo y la Persona, las Formas de Organización Política: la Monarquía Absoluta y Constitucional, la Autocracia, Oligarquía, Democracia, la Opinión Pública, los Partidos Políticos, Demagogia, las Multitudes, la Multitud ante el Derecho, la Democracia Social, las Anomalías Sociales y la Vida Jurídica, Problemas Sociales, el Delito, la Sociología Criminal, Factores de Criminalidad, Prevención Social del Delito, la Administración de la Justicia Penal y Civil en las Sociedades Primitivas y en las Modernas, por reseñar algunos temas; todos ellos agrupados en catorce capítulos, cuidadosamente seleccionados con fines didácticos por el Dr. Rafael Caldera en esa ocasión.
Finalmente a través de los años se ha constituido este documentado libro: “Apuntes de Sociología Jurídica”, en una obra de imprescindible consulta por todos los interesados en esta útil cátedra académica, que consta por lo demás de 265 profusas páginas, reeditado en Maracaibo en 1985, con la novedad que al final de cada capítulo quedaron plasmadas las Referencias Bibliográficas empleadas, para:
“(…) que sirvan a los estudiantes de introducción (…) esclarecimiento de los puntos y hasta de iniciación de su fichero. Al mismo tiempo, sigue un esquema sinóptico para fijar las ideas y facilitar el repaso.” (Caldera, Ob. Cit., p.3).
De allí la relevancia pedagógica de este útil texto; de actual vigencia en nuestro país, tal como la tuvo en tiempos cuando salió editado por primera vez en Caracas, el 12 de febrero de 1954, a propósito de conmemorarse el Día Nacional de la Juventud.
La Especificidad de la Democracia Cristiana
“(…) Por eso el libro de Rafael Caldera
es tan oportuno. Y es sobre todo una lección (…)
Sin abandonar la espada del combate de cada día,
imperioso y exigente en su deber, coge la pluma
para volver a las fuentes que inspiran su acción.”
Eduardo Frei M.
Como avezado intelectual, el Dr. Rafael Caldera fue un estudioso a carta cabal de la democracia cristiana; significativa doctrina que en vida marcó el norte de su devenir como respetuoso ciudadano y atento servidor público. En este sentido, se destacó también como un prolífico autor de variados temas de sumo interés, tal como este riguroso texto que hoy reseñamos, titulado: “Especificidad de la Democracia Cristiana”; obra que él mismo catalogó en el prólogo de la sexta edición castellana de 1978, como: “(…) Deliberadamente escrita en un lenguaje claro y sencillo.
Proviene de unas notas de clases para cursos dictados en el IFEDEC (Instituto de Formación Demócrata Cristiana) en Caracas, para formar y aclarar el pensamiento de dirigentes jóvenes de distintos países de América Latina. El Librito ha tenido suerte, quizás porque hacía falta. La literatura sobre la Democracia Cristiana es abundante; pero no son muchos los manuales que pueden servir de vademécum, al alcance de cualquier lector.
Por ello se han hecho ya varias ediciones: en lengua castellana, en Caracas y en Barcelona, en Bogotá y en Santo Domingo; en lengua portuguesa, en Lisboa, y en lengua alemana, en Bonn (…) como las anteriores, esta nueva presentación del libro va específicamente destinada a la juventud (…) de la cual esperan los pueblos la realización de profundos cambios estructurales que demandan la justicia, pero sin renunciar a la libertad, sin abdicar de la dignidad de la persona humana, sin perder de vista los valores del espíritu que ha dado realce a la civilización cristiana en la historia de la humanidad (…)” (p.p.14–15)
Por lo demás, este interesante texto de 140 interesantes y amenas páginas se estructura en una presentación, el prólogo redactado por el Dr. Caldera y cinco partes a saber: I.-Introducción: Análisis de la Expresión: Democracia Cristiana. II.-El Elemento Democrático: Modelo y Nuestra Concepción de la Democracia. III.-El Elemento Cristiano: El Nombre de “cristianos”.
El Aporte de la Filosofía Cristiana y Una Concepción Social. IV.- La Especificidad de los Partidos Demócrata-Cristianos: Razón de Ser Histórica. Características de los Partidos Demócrata-Cristianos y La Unión Mundial Demócrata-Cristiana y las Organizaciones Regionales o Sectoriales. V.- Conclusiones: Una Posición Inconfundible y Específica. Por último, consta de un Epílogo referido a la Acción Política y Pensamiento, la Bibliografía y el Índice respectivo.
Finalmente, en las conclusiones de este recomendado texto, el Dr. Rafael Caldera entre otros aspectos, expresaría que: “La idealidad demócrata-cristiana presenta en forma definida e inequívoca su mensaje de justicia social interna e internacional, de respeto a la dignidad de la persona humana y de solidaridad universal. Los pueblos aprecian los valores fundamentales mucho más de lo que los demagogos imaginan. Es sobre esos valores fundamentales como puede lograrse, sin retroceder ante sacrificios, una suma operante de esfuerzos que haga predominar en el mundo la aspiración del bien común.” (p.117).
Mientras que, en el epílogo de esta rigurosa obra, el desaparecido expresidente Eduardo Frei, de manera enfática puntualizó las siguientes ideas que tienen especial vigencia en la actualidad: “(…) Parece indudable que no puede haber una acción política profunda y creadora, sin un pensamiento que la alimente. Cuando los hombres o los partidos pierden la claridad en las ideas y carecen de una interpretación coherente y racional de sus actos, corren rápidamente hacia la esterilidad. Disfrazan su desnudo en formas pragmáticas, que no pueden reemplazar su vacío interior, y derivan pronto a las peores formas del oportunismo (…) Nada corrompe más aun partido que quedarse huérfano de ideas: su desintegración es cuestión de tiempo, generalmente precedida de una crisis moral que se manifiesta en el trato y la falta de cohesión interna, o en debilidades no aceptables en el manejo del Estado y sus funciones económicas (…) por eso el libro de Rafael Caldera es tan oportuno.
Y es sobre todo una lección (…).” (p. 125). De allí la pertinencia de leer detenidamente este “librito” (Caldera, dixit), fruto de la labor pedagógica emprendida por este yaracuyano integral, durante su época como destacado docente en los cursos impartidos para los jóvenes latinoamericanos en el IFEDEC de Caracas, en el transcurso de las últimas décadas del siglo pasado.
Bolívar Siempre
“(…) Por más que Caldera se apegue lo más posible
a los hechos objetivos de la historia,
el valor de estos ensayos reside en la mirada de quien dilucida,
relaciona y jerarquiza los hechos y la obra de Bolívar (..)”.
Rafael Arráiz Lucca.
Entre la profusa obra escrita sobre nuestro Libertador Simón Bolívar, sin lugar a dudas destaca el libro Bolívar Siempre (1994), editado por Monte Ávila Editores, en su colección El Dorado y escrito con mucho tino por el ex presidente yaracuyano Dr. Rafael Caldera, quien en 217 páginas nos plasma el legado político, el humanista y el hombre de Estado que fue Simón Bolívar, analizado a través de algunos de sus importantes escritos tales como: “El Discurso de Angostura”, “La Carta de Jamaica” y “El Manifiesto de Cartagena”.
Como bien lo expresa en el prólogo del libro el escritor Rafael Arráiz Lucca, “Si en algo se empeña el autor a lo largo de sus páginas es en transmitirnos el convencimiento de estar ante una personalidad multifacético y, en tal sentido, compleja. Y en homenaje este rasgo del Libertador, el análisis de Caldera no es complaciente como para no ser crítico ni intolerante como para llegar a ser injusto. El equilibrio en sus juicios es una virtud que se manifiesta en estos ensayos y le confiere un valor adicional al de la glosa lúcida de (…) los textos bolivarianos (…)”.
Por lo demás, el texto se estructura en un prólogo, once ensayos, una cronología del autor y la bibliografía que sustenta dicha obra. En relación al título de los ensayos esbozados en el libro destacan: El hombre, El Pensamiento Sociológico del Libertador, Estadista de la Libertad, El Pensamiento de Bolívar, Guía Permanente y Expresión Actual del Nacionalismo Latinoamericano, Las Estatuas de Bolívar en el Mundo, Bolívar en la Gran Bretaña, Símbolo de una Nueva Hispanidad, Bolívar y Europa, Bolívar en la España de las Autonomías, ¿Tenía Razón Bolívar? y Visión de Grandeza.
Para efectos de esta crónica, sólo tomaremos algunos extractos de los dos primeros ensayos que componen el libro: El Hombre y El Pensamiento Sociológico del Libertador, donde el autor plasma interesantes rasgos sobre la versátil personalidad de quien luego pasaría a la historia americana como El Libertador de cinco naciones y Padre de La Patria.
Dentro de este contexto en su ensayo El Hombre, el Dr. Caldera señala que:
“Pocas veces llega un hombre a identificarse en tal grado con un pueblo como Simón Bolívar con la nación venezolana. Bolívar es signo de unidad y grandeza para toda América Latina, pero para Venezuela es uno de los símbolos de la Patria, como la bandera, el escudo y el himno nacional. (…) ese hombre símbolo, ese adalid inigualado de nuestra independencia, de cuyo nacimiento están por cumplirse dos siglos, vivió solamente 47 años. Los primeros 27 fueron, sin duda, necesarios para la forja de su personalidad, pero su vida pública empieza en 1810. Treinta años tenía cuando los pueblos, en impresionantes ceremonias, le dieron el título de Libertador; no había llegado a los cincuenta cuando expiraba, dejando tras de sí cinco repúblicas (hoy seis), que lo reconocen, cada una, como Padre de la Patria”.
Mientras en el segundo de los ensayos plasmados en el libro Bolívar Siempre, el Dr. Rafael Caldera, en su faceta como escritor nos apunta que:
“Por la proyección de su figura histórica, Simón Bolívar merece párrafo aparte en el estudio de los precursores de la Sociología venezolana en el siglo XIX (…) y como sociólogo, un observador social, preocupado por conocer hondamente la realidad dentro de la cual actuaba, como punto de partida para sus actividades de militar y estadista”.
Finalmente, el Dr. Rafael Caldera recomienda en su libro Bolívar Siempre, indagar sobre el pensamiento sociológico de Bolívar a través de una concienzuda lectura de sus documentos: La Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura, donde analiza la realidad social, la complejidad social, el medio físico y la población de las naciones que libertó, amparado en su visión socio-histórica como hombre de su tiempo.
Visitas al Municipio Independencia
“Las ciudades somos nosotros sus habitantes (…).
La ciudad es un ser vivo, dinámico, actuante, mutante”.
Fruto Vivas (El informador: 26–07-09; p.4C)
Sea propicia la ocasión para recordar un hecho poco difundido, cuando se aborda la biografía del Dr. Caldera y es lo referente a su apego al valor de la amistad, hacia aquellos ex ‑compañeros de estudio en tiempos de la infancia, transcurrida en San Felipe de antaño; muchos de ellos radicados en vida en nuestro municipio Independencia, tal como lo fueron los señores don Tulio Carrera, Domingo Yovera y Juan Agustín Parra a quienes conocí en tiempos de mi infancia y también recuerdo los momentos en los cuales el ex ‑presidente Caldera les visitaba en sus respectivas viviendas, durante el ejercicio de su primer mandato; hecho que no pasaba desapercibido, por cuanto desde tempranas horas de la mañana, se apostaban unos pocos integrantes de su guardia presidencial, sobre el tejado de algunas casas vecinas y en los alrededores de las viviendas a visitar en la 4ta avenida, desde la calle 31 hasta la calle 34; lugar donde vivían muy cerca de mi casa, los señores Carrera y Yovera, respectivamente.
Por lo demás, era una visita discreta y breve, que no afectaba el resto de las actividades cotidianas del municipio; pero sin embargo nuestros padres tomaban la decisión de encerrarnos en los hogares para evitar cualquier contrariedad.
Otros vecinos, adeptos al primer mandatario, desde temprano se apostaban desde el sector la catalana y por toda la antigua vía hacia Cañaveral o Boraure y que también conducía hacia el aeropuerto de La Flores, sosteniendo en sus manos, pequeños banderines con los colores patrios, en espera de la llegada del ilustre coterráneo y presidente de la República en ejercicio de ese entonces.
Tiempo después y durante su segundo mandato, el Dr. Caldera visitaría de nuevo nuestro municipio Independencia, para inaugurar los Juegos Nacionales Juveniles Yaracuy 97, desde las amplias instalaciones del Polideportivo Florentino Oropeza y finalmente, unos meses antes de entregar la banda presidencial, regresa a esta localidad para entregar las llaves de las nuevas instalaciones de la Unidad Educativa “Juan José de Maya”, siendo recibidas éstas por la Lcda, Cecilia Ojeda, en calidad de directora (E), de esta prestigiosa casa de estudios de Independencia.
Seguramente, como dirigente político el Dr. Caldera realizó otras visitas a nuestro municipio, pero hoy reseño estas que quedaron grabadas en mi memoria y dejo el camino abierto para otras interpretaciones, ya que según el escritor venezolano Alberto Barrera Tiszka: “La vida, por suerte, siempre tiene otra versión”. (El Nacional; 26–07-09; p.7, Sietedías).