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San Juan de Los Lagos, la imagen que inspiró la construcción del templo

 

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista

El 21 de enero de 1792, el Pbro. Doc­tor José Bern­abé Espinosa, vic­ario de la par­ro­quia de Bar­quisime­to, pidió licen­cia al Ilus­trísi­mo Señor Obis­po Mar­i­ano Martí para edi­ficar una capil­la en hon­or de Nues­tra Seño­ra de San Juan, ima­gen que poseían unas indias libres, may­ores de 50 años y solteras, lla­madas María de Jesús, María José, María Gertrud­is, María del Rosario y María Gabriela Prieto


Así lo detal­la el Her­mano Nec­tario María y adi­ciona que la ven­er­a­da ima­gen era una copia fiel de la que se ven­er­a­ba en la ciu­dad de San Juan de Los Lagos, del Obis­pa­do de Guadala­jara, provin­cia de Nue­va Gali­cia (hoy Esta­do de Jalis­co, Méx­i­co) del Reino de nue­va España. El señor Obis­po Martí pidió un dis­eño de dicha ima­gen para poder dar su aprobación, pero durante el cur­so de estas dili­gen­cias acae­ció el dece­so del prela­do, y aunque el doc­tor Espinosa reit­eró su peti­ción ante el Señor Pro­vi­sor, Doc­tor Luis Anto­nio Mén­dez Quiñones, éste exigió de nue­vo el dis­eño de la ima­gen y una relación cir­cun­stan­ci­a­da del modo cómo había lle­ga­do a la ciu­dad de Barquisimeto.

Por los informes obtenidos, se supo entonces que una mon­ja de Tru­jil­lo envió al Doc­tor Don Felipe del Pra­do, a la sazón vic­ario de esta ciu­dad, una nove­na y una estam­pa de papel de la dicha ima­gen, la cual hicieron copi­ar las her­manas Pri­eto en la tabla en que actual­mente se halla. 

Sabién­dose por cosa ver­dadera (dice el libro en que están copi­adas estas dili­gen­cias) que aunque algu­nas per­sonas prin­ci­pales de esta ciu­dad han hecho la mis­ma copia y con­ser­van en su poder la ima­gen, no se ha ver­i­fi­ca­do, ni recono­ci­do que haga los mila­gros que se exper­i­men­tan en la que ven­er­an las referi­das indias (Las Pri­etos), acred­itán­do­los tan­tas gentes que vienen a pagar nove­nas y romerías del con­ti­nente de los pueb­los de esta provin­cia, de la de Mara­cai­bo, Bari­nas y Obis­pa­do de Mérida.

Tocó al Exce­len­tísi­mo Sr. Obis­po Fray Juan Anto­nio de la Vir­gen María y Viana, con­ced­er la licen­cia pedi­da para la con­struc­ción de la capil­la, lo que se hizo con anu­en­cia del Vice-Patrono Pedro de Car­bonell, por auto del 26 de noviem­bre de 1793. El 18 de mayo del sigu­iente año se bendi­jo el ter­reno cedi­do por las her­manas Pri­etos y se colocó la primera piedra de la ermi­ta, cuyos tra­ba­jos de con­struc­ción duraron cua­tro años. 

Final­mente, el 26 de diciem­bre de 1798 tuvo lugar la inau­gu­ración de este san­tu­ario que bendi­jo con gran pom­pa y solem­nidad el Pbro. Pedro Fran­cis­co de Anzo­la, teniente de Vic­ario y cura más antiguo de Barquisimeto.


Ima­gen de la Div­ina Pas­to­ra frente al por­tal del tem­p­lo de San Juan de Los Lagos


La imagen del terremoto

El tem­p­lo se pre­cip­itó a causa del sis­mo del 26 de mar­zo de 1812. Loren­zo Neme­ses, un  via­jero de Sanare, pueblo veci­no de Los Ras­tro­jos, que a la sazón pasa­ba por allí lle­van­do comu­ni­ca­ciones y dinero, vio entre las ruinas del tem­p­lo una ima­gen de bul­to de Nues­tra Seño­ra de San Juan, que aún existe, la cual resolvió lle­varse envuelta en una bayeta, la cual entregó al Pbro. Pío Romero, cura de Sarare, quien la colocó en su igle­sia y la ofre­ció a la ven­eración de los fieles, has­ta que fue recla­ma­da por los veci­nos de Bar­quisime­to que más tarde se enter­aron del asun­to. Acon­go­ja­dos por aquel reclamo, los veci­nos de Sanare hicieron labrar otra ima­gen igual, que aun hoy día por hoy, se ven­era en aque­l­la población.

Era tan­ta la fama de los mila­gros de Nues­tra Seño­ra de San Juan, que de todas partes venían a pagar­le prome­sas de dinero, ani­males, entre otras ofren­das, y entre las dona­ciones has­ta un escla­vo que por mucho tiem­po estu­vo sirvien­do a la igle­sia, se ofrendó a la sagra­da imagen.


Altar may­or del tem­p­lo de San Juan o La Milagrosa


Los primeros curas

Los primeros capel­lanes de esta igle­sia fueron suce­si­va­mente los Pbros. Dr. José Bern­abé Espinosa, Domin­go Caste­jón, Car­los de Abasó­lo y el Preben­da­do José A. Vázquez. 

Después del ter­re­mo­to sirvió de capil­la una casa perteneciente a las mis­mas her­manas Pri­eto, has­ta los “tiem­pos del Pbro. Dr. Juan Pablo Wohn­siedler. Asistieron suce­si­va­mente esta capil­la los Pbros. Mae­stro José Macario Yépez, Dr. José M. Raldíriz, Juan Andrés Domínguez y Juan de J. Soteldo.

El Pbro. Andrés Domínguez resolvió reed­i­ficar el antiguo tem­p­lo, con may­or ampli­tud y esplen­dor, con recur­sos habidos de la ven­ta de los bienes y pren­das de la Vir­gen, que eran muchos. Hizo varias con­tratos de mate­ri­ales para este obje­to, pero a causa de la guer­ra de los “Cin­co Años”, ape­nas se cumpli­eron algu­nas, dan­do por resul­ta­do la com­ple­ta par­al­ización de la fábrica.

Los tra­ba­jos de con­struc­ción, inter­rumpi­dos por más de sesen­ta años, ofrecían el tristísi­mo aspec­to de unas antiguas y vetus­tas ruinas, en vez de una obra incon­clusa. Pero hace cosa de cin­co o seis años, unos hon­or­ables caballeros de bue­na vol­un­tad, api­adán­dose de la des­gra­ci­a­da suerte de lo que gen­eral­mente llam­a­ba el pueblo “ruinas de San Juan”, resolvieron reed­i­ficar el tem­p­lo y con plau­si­ble anh­elo reanudaron los trabajos. 

Lograron ter­mi­nar la cúpu­la y la parte que había de ocu­par el altar de las capil­las lat­erales. Pero los tra­ba­jos se par­alizaron nue­va­mente, pero a pesar de no estar aún techa­da, celébrase en esta igle­sia, con cier­ta fre­cuen­cia, el San­to Sac­ri­fi­cio de la misa.

Guard­a­ba con gran respeto la ima­gen de bul­to de Nues­tra Seño­ra de San Juan la famil­ia Wohn­siedler y La Mila­grosa, la mis­ma de las Pri­eto, estu­vo en pos­esión del Sr. Lore­to Zavarce, Pres­i­dente de la Jun­ta de recon­struc­ción del tem­p­lo, quien durante mucho tiem­po la tuvo expues­ta, en el frente de su casa, a la ven­eración públi­ca.Hoy día se encuen­tra en casa del Sr. Rito Pra­do. Todos los años celébrese en Bar­quisime­to una gran fes­tivi­dad a Nues­tra Seño­ra de San Juan y es de esper­ar que una vez ter­mi­na­do su tem­p­lo volverá a flo­re­cer el cul­to a María San­tísi­ma bajo esta antigua advocación.

El Camposanto de San Juan

Cer­ca de la igle­sia en fábri­ca, hav un cemente­rio aban­don­a­do, con­stru­i­do por el Pbro. Dr. José Bern­abé Espinosa, con licen­cias que obtu­vo del Dr. San­ti­a­go de Zuloa­ga, gob­er­nador del Arzo­bis­pa­do por el Ill­mo. Sr. Don Nar­ciso Coll y Prat, Arzo­bis­po elec­to, con fecha 22 de julio de 1809. 

En este cemente­rio, que tenía más de cien bóvedas, han sido sepul­tadas per­sonas muy nota­bles, entre las cuales son dig­nas de men­ción los Pbros. José Macario Yépez y José María Raldíriz; sobre ambas tum­bas se lev­an­taron dos bel­lísi­mos mon­u­men­tos, hoy des­gra­ci­ada­mente en pési­mo esta­do. El del primero fue con­stru­i­do por el Sr. Fla­viano Cam­pos, sobri­no del difun­to y el del segun­do, por una jun­ta espe­cial, con con­tribu­ciones de todos los bar­quisimetanos, en obse­quio a la gra­ta memo­ria de este insigne bien­hechor de la humanidad.

Grupo de niñas Hijas de María en el altar prin­ci­pal de la Iglesia

 

Ima­gen de por­ta­da: Igle­sia La Mila­grosa o tem­p­lo de San Juan de Los Lagos de Bar­quisime­to. Colec­ción Iván Brito López

Fuente:
Dic­cionario del Esta­do Lara por Telas­co Mac Pherson
Archivos del Obis­pa­do de Barquisimeto.
Archivos de Caracas.
Capil­la de Nues­tra Seño­ra de San Juan”, por el Dr. Juan Pablo Won­siedler. Man­u­scrito, año de 1882

CorreodeLara

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