Un aire de misterio en el viejo mercado de Barquisimeto
Omar Garmendia
Cronista y escritor
Una oscura noche, ya apagados los parpadeantes faroles de carburo de la solitaria calle Ilustre Americano, venía en su mula el doctor Fernández en camino de regreso luego de visitar un enfermo, le salió al paso la figura desvaída de un ensotanado cura
Cuentan que en el sitio donde se construiría el mercado llamado de las Cien Puertas por parte del general Jacinto Fabricio Lara en 1888, al comenzar a cavar la tierra para colocar los cimientos que habrían de soportar el inmenso y pesado edificio, los obreros se encontraron con una roca que se les hizo resistente a los repetidos embates de los picos, palas, chícoras y toda clase de herramientas y procedimientos para romperla y poderla retirar.
Luego de varios días de insistentes y fatigosos intentos de lucha contra la enorme piedra, esta seguía en su lugar, intacta y con el consiguiente disgusto del constructor del mercado, don Domingo Fernández, quien además era médico.
Una oscura noche, ya apagados los parpadeantes faroles de carburo de la solitaria calle Ilustre Americano, venía en su mula el doctor Fernández en camino de regreso luego de visitar un enfermo y al pasar frente al lugar donde se construiría el mercado, justo en donde se encontraba la consabida y molesta mole pétrea, le salió al paso la figura desvaída de un ensotanado cura que detuvo al doctor tomando las riendas de su cabalgadura.
El sacerdote, con voz cavernosa y firme, le dice a don Domingo que siguiera rompiendo la piedra, pues debajo de ella encontraría una custodia y vasos sagrados, así como un rosario adornado con piedras preciosas y algunas joyas y monedas de lustroso oro.
Le expresa, además que debía entregarle al obispo lo que corresponde a la Iglesia y el resto lo tomaría para él. En ese instante, el cura desapareció misteriosamente.
A la mañana siguiente, presuroso, y a insistencia del mismo, hizo romper la piedra y encontró en una caja los objetos descritos, devolviendo a la autoridad eclesiástica los vasos y ornamentos sagrados y quedándose él con el resto.