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Algunas pinceladas de Don Juan Bautista Yepes Piñero

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y escritor
luisalbertoperozopadua@gmail.com
IG/TW: @LuisPerozoPadua

Para Pedro Briceño Alvarado, 
heredero de la estirpe de nuestro biografiado, 
cuyo interés y alegría por sus raíces se percibe a flor de piel

Ese día hacía más frío que de cos­tum­bre y la nebli­na cubría par­cial­mente el ora­to­rio de la hacien­da. A lo lejos, en medio de la bru­ma, se podía escuchar la voz tem­pla­da del cura del pueblo dan­do el ser­món domini­cal. Lle­ga­ba pun­tu­al en su mula alazana y siem­pre su Juan Bautista, que era su mon­aguil­lo lo esper­a­ba para doblar las cam­panas como anun­cio de la prox­im­i­dad de la San­ta Misa para la famil­ia Yepes Piñero y sus afectos.

No había un solo día ‑ni siquiera los días festivos‑, que el joven Juan Bautista dejara de rezar el Rosario. Era un hom­bre de fe y muy devo­to a las tradi­ciones reli­giosas, camino que le habían incul­ca­dos sus padres lo que le per­mi­tió lle­gar a ser el mon­aguil­lo más con­se­cuente de aque­l­la zona pastoral.

 

 

 


Don Juan Bautista Yepes Piñero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Naci­do en El Tocuyo, ciu­dad madre de la Venezuela colo­nial, el 27 de febrero de 1856 y bau­ti­za­do en la mis­ma ciu­dad y año, acto que se estam­pó para la inmor­tal­i­dad en el folio 85 del libro 51.

Era hijo de Pací­fi­co Yepes Arangú y Abi­gail Piñero Galín­dez, quienes se habían desposa­do en la ciu­dad de Bar­quisime­to el 30 de abril de 1849. Fue el quin­to hijo de la unión y sus her­manos fueron Abi­gail, Domin­ga, Rafael, Ele­na, Ricar­do, Engra­cia, Pací­fi­co, Mar­i­ano, Andrés, Andrea, José, Luis y Elvi­ra Rosa.

Sus padres eran posee­dores de fun­dos de café y gana­do en las estriba­ciones de la cordillera larense, en donde cre­ció jun­to a sus her­manos. Estudió sus primeras letras en la casona de la hacien­da y luego con var­ios pre­cep­tores con­trata­dos por su padre. De niño gusta­ba involu­crarse en todas las fae­nas y que­hac­eres de las hacien­das de sus padres y pron­to fue su administrador.

Doña Jose­fa Anto­nia Gil Fortoul

Col­in­dante con las pos­e­siones de Pací­fi­co Yepes Arangú esta­ban las del doc­tor y gen­er­al José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, un abo­ga­do, peri­odista y héroe de la Guer­ra Fed­er­al, quien además era diputa­do por la Provin­cia de Bar­quisime­to y un hom­bre de una rep­utación de leyenda.

Ambas famil­ias com­partían no solo algu­nas tardes de te y tor­tas de maíz, sino la cel­e­bración de la eucaristía, alternán­dose las misas en los ora­to­rios-capil­las de cada fun­do. Allí, en ese esce­nario, el joven Juan Bautista cono­cerá al amor de sus días y de sus noches: Jose­fa Anto­nia Gil For­toul, cuyas miradas comen­zaron a cruzarse no antes que sus padres arreglaran el com­pro­miso nup­cial. (1)

El mat­ri­mo­nio fue cel­e­bra­do “en la igle­sia par­ro­quial matriz de la Inmac­u­la­da Con­cep­ción de El Tocuyo á veinte de enero de mil ochocien­tos ochen­taiunos, yo el vic­ario, cura interi­no de ella pres­en­cié el mat­ri­mo­nio que por pal­abras de pre­sente con­tra­jeron in yacie ecle­si­ae, Juan Bautista Yepes, hijo legí­ti­mo de Pací­fi­co Yepes y Abi­gaíl Piñero; y Jose­fa Anto­nia Gil, hija legí­ti­ma del Dr José Gil y Ade­lai­da For­toul de esta feligresía.

Pre­cedieron la explo­ración de sus vol­un­tades, el exa­m­en de aprobación en la Doc­t­ri­na Cris­tiana y con arreg­lo al San­to Con­cilio Tri­denti­no, se procla­maron en tres días fes­tivos, que fueron el vein­tiuno y vein­ti­o­cho de noviem­bre y el cin­co de diciem­bre próx­i­mo pasa­do, de lo cual no resultó imped­i­men­to. Se con­fe­saron y reci­bieron en la misa las ben­di­ciones nup­ciales; sien­do tes­ti­gos Pací­fi­co Yepes y Ade­lai­da Gil, lo cual cer­ti­fi­co. Hilario Alvara­do. Folio 212.

Veterano de la pacificación

Pero del decir de José Miguel Bermúdez Castil­lo, tatarani­eto de Don Juan Bautista, nue­stro biografi­a­do fue hom­bre de múlti­ples fac­etas no muy con­gru­entes con la rezadera, y es que, en la obra de Tomás Polan­co Alcán­tara sobre Guzmán Blan­co, lo encon­tramos en las filas de la paci­fi­cación del país, en su for­ti­fi­cación de Hato Arri­ba ‑jun­to a sus hijos mayores‑, en el gran esta­do de Bar­quisime­to, arma­dos de val­or y de un buen arse­nal de tra­bu­cos dis­puestos a dar la vida. Tropa ene­mi­ga que pen­e­trara el ter­ri­to­rio escarpa­do de los andes occi­den­tales, era repel­i­da por los escuadrones de Yepes Piñero. Era un vet­er­a­no de la Guer­ra de los Cin­co Años con agu­do sen­ti­do de la lucha arma­da en la región.

Procrearon a los hermanos Yepes Gil

De la unión de Juan Bautista Yepes Piñero y Jose­fa Anto­nia Gil For­toul nacieron: Juan Bautista el 29 de enero de 1882; José Anto­nio, el 14 de mar­zo de 1883; Abi­gaíl, el 4 de octubre de 1884, en Hato Arri­ba, Bar­ba­coas; Mar­i­ano el 8 de mayo de 1886, en El Tocuyo; María Ade­lai­da de las Mer­cedes, el 14 de diciem­bre de 1887 a las 10 de la noche, en la Hacien­da Vira-Vira de Bar­ba­coas; Cruz María, el 25 de sep­tiem­bre de 1890, en Bar­ba­coas; Domin­go Anto­nio, el 4 de agos­to de 1892, en Bar­ba­coas; Manuel María, el 20 de octubre de 1894, en El Tocuyo; Daniel, (nue­stro abue­lo mater­no) el 4 de junio de 1896, en El Tocuyo; María Jose­fa, el 30 de abril de 1898, en El Tocuyo; Lisan­dro, el 17 de mayo de 1900, en El Tocuyo; Adela en 1901 en Bar­quisime­to y por últi­mo Car­los, el 8 de diciem­bre de 1903, en El Tocuyo.

Doña Jose­fa Anto­nia Gil For­toul y su esposo Don Juan Bautista Yepes Piñero serán los padres de los her­manos Yepes Gil, un apel­li­do de tradi­ción en el esta­do Lara

Sus despojos inhumados en San José

Los restos mor­tales de don Juan Bautista Yepes Piñero, cuyo dece­so ocur­rió en Bar­quisime­to el 10 de febrero de 1915, así como los de su hijo may­or Juan Bautista Yepes Gil, fal­l­e­ci­do el 16 de mar­zo de 1914, fueron inhu­ma­dos en el tem­p­lo de San José de Bar­quisime­to, según los inves­ti­gadores Gher­si Gil y Yepes Azparren.

Apun­tan que var­ios años después de sus muertes, los féret­ros fueron traslada­dos al tem­p­lo en cuestión y colo­ca­dos en nichos, situ­a­dos a ambos lados del altar may­or, iden­ti­fi­ca­dos por grue­sas plan­chas de már­mol blanco.

Tem­p­lo de San José, Bar­quisime­to cir­ca 1940

Pre­cisan los inves­ti­gadores, que la lámi­na de már­mol de Juan Bautista Yepes Piñero esta­ba del lado izquier­do inmedi­ata­mente después de un pequeño y her­moso altar ded­i­ca­do a la advo­cación de la San­tísi­ma Vir­gen de Coromoto.

Después que la igle­sia se der­rum­bó por un ter­re­mo­to, y en el peri­o­do de su recon­struc­ción entre los años 1969 y 1972, Gher­si Gil cor­roboró per­sonal­mente jun­to al pár­ro­co del tem­p­lo, “que el mesón del altar may­or fue con­stru­i­do con las dos lámi­nas de már­mol de mis famil­iares difuntos”.

Los restos de Juan Bautista y los de su hijo, orig­i­nal­mente sepul­ta­dos en cofres de madera, fueron deposi­ta­dos ‑durante la refac­ción de la iglesia‑, bajo el sue­lo del altar may­or como hom­e­na­je a los incal­cu­la­bles aportes económi­cos y “espir­i­tuales” que tan­to don Juan Bautista como su famil­ia ofrecieron a los Reden­toris­tas par­ala refac­ción de este tem­p­lo emblemáti­co de Barquisimeto.

De pie, con ele­gante som­brero se obser­va a Don Daniel Yepes Gil en la Hacien­da Tara­bana. Cir­ca 1930. Fotos: Colec­ción Leonar­do Yepes, nieto de Don Cruz María Yepes Gil

(1) Jose­fa Anto­nia, era her­mana del abo­ga­do e his­to­ri­ador José Gil For­toul, 29 pres­i­dente de Venezuela y glo­ria de las letras

CorreodeLara

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