Crónicas

Apuntes para la Batalla Naval del Lago el 24 de julio de 1823

Ángel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia
@lombardiboscan

 “Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. 
Todo lo que vemos es una per­spec­ti­va, no es la verdad”.
Mar­co Aurelio

Qué tan­to cono­ce­mos de la Batal­la Naval del Lago de Mara­cai­bo del 24 de julio de 1824. Cada vez que inda­go des­cubro que sé muy poco en real­i­dad. Son muchas las lec­turas y los recuer­dos frag­men­ta­dos. Son más las omi­siones que las certezas. Y lo inven­tan­do es lo que prevalece.

Para empezar, ya ten­emos un intrín­gulis alrede­dor del siem­pre vigente tema bor­giano del héroe y traidor. Padil­la, el héroe en 1824, en las her­mosas rib­eras del majes­tu­oso Lago de Mara­cai­bo, ya es traidor, en la fría Bogotá del año 1828. Bolí­var, dio la orden de fusilar­lo por traidor, porqué supues­ta­mente acom­pañó el com­plot que inten­tó asesinarle. Urdane­ta, el gran héroe zuliano, es el encar­ga­do de que el pelotón de fusil­amien­to haya acaba­do con la vida del Almi­rante Padil­la. La his­to­ria, humana al fin, no es nada apaci­ble ni jus­ta que digamos.

La escuadra de Padil­la es una con­flu­en­cia de bar­cos que provienen de Carta­ge­na y San­ta Mar­ta. Y otros de Puer­to Cabel­lo. Había que cer­car y tomar Mara­cai­bo y solo esto era posi­ble con­trolan­do las rutas marí­ti­mas y destruyen­do las pocas fuerzas navales real­is­tas en el Caribe.

Después de Carabobo el 24 de junio de 1821 los restos del ejérci­to real­ista encon­traron refu­gio en Cumaná y Puer­to Cabel­lo. Entre ellos exis­tió la remo­ta expec­ta­ti­va de ser socor­ri­dos des­de el mar des­de Cuba y Puer­to Rico.

Para com­pren­der ésta eta­pa final de la Guer­ra de Inde­pen­den­cia entre los años 1822 y 1823 hay que remi­tirnos a lo que se conoce como la Cam­paña de Mara­cai­bo. La may­oría igno­ra esta cam­paña porque supone que Carabobo fue el pun­to final. Además, Simón Bolí­var, ya no está en Venezuela sino Páez y Sou­blette como los encar­ga­dos de rematar la faena.

La Cam­paña de Mara­cai­bo fue la res­ur­rec­ción ines­per­a­da de un mori­bun­do. Porqué La Torre, jefe mil­i­tar prin­ci­pal real­ista, no se rindió al ase­dio que Páez le impu­so en Puer­to Cabel­lo. En dos años y medio, des­de Puer­to Cabel­lo, los real­is­tas se lan­zaron a la ofen­si­va y con­quis­taron Coro, Mara­cai­bo y los Andes venezolanos. 

A medi­a­dos de 1822, Miguel de la Torre, es oblig­a­do a dejar Venezuela y se trasladó has­ta Puer­to Rico. Fran­cis­co Tomás Morales, asum­ió como Capitán Gen­er­al y con­solidó la con­quista mil­i­tar del Occi­dente. Esto hizo pren­der las alar­mas en el cam­po repub­li­cano que orga­ni­zaron de inmedi­a­to una con­traofen­si­va por mar y tier­ra para acabar con el audaz jefe real­ista y sus muy dis­minuidas fuerzas. 

Es en éste con­tex­to en que ten­emos que ubicar la Batal­la Naval del Lago de Mara­cai­bo, ocur­ri­da el 24 de julio de 1823, como la cul­mi­nación exi­tosa de los esfuer­zos mil­itares repub­li­canos de abatir defin­i­ti­va­mente ésta reac­ción post Carabobo. 

 

Así ten­emos que hay que hac­erse un mapa men­tal primero para iden­ti­ficar los espa­cios, sus rutas, las fuerzas mil­itares impli­cadas, las embar­ca­ciones marí­ti­mas y actores prin­ci­pales y secun­dar­ios. Y no sólo los de un solo ban­do. Ya que hubo un vence­dor y un der­ro­ta­do. Cono­cer ambas versiones. 

Lo más común es que éste tema sea pri­sionero de la tenaza patrióti­ca y de la exaltación del vence­dor que ter­mi­na monop­o­lizan­do los recuer­dos e impone las cel­e­bra­ciones. Es impor­tante señalar que los his­to­ri­adores con for­ma­ción pro­fe­sion­al no nos dedicamos a la His­to­ria Patria y mucho menos a la exaltación de los héroes. Cuan­do mucho lle­va­mos a cabo un inten­to de com­pre­sión lo más amplio posi­ble y des­de la plu­ral­i­dad de las miradas.

El “ini­cio” de la Batal­la Naval del Lago sucedió el 1 de mayo de 1823 en Puer­to Cabel­lo, tam­bién cono­ci­do como com­bate naval de Isla Larga. Tres meses antes de Mara­cai­bo. Esto es clave. Labor­de, “Segun­do Jefe de las Fuerzas Navales de la Améri­ca Septen­tri­on­al”, y su flotil­la, rompen el blo­queo que impone la escuadra repub­li­cana bajo el coman­do del comodoro esta­dounidense John Daniel Danells sobre Puer­to Cabel­lo. Las car­tas de ambos con­ten­di­entes se revelan. 

Es bueno aco­tar que la escuadra repub­li­cana estu­vo respal­da­da por embar­ca­ciones de guer­ra esta­dounidens­es, británi­cas y france­sas. La lucha naval durante la Inde­pen­den­cia fue irreg­u­lar e inter­mi­tente por el muy bajo número de las embar­ca­ciones impli­cadas. Fue más bien una guer­ra entre cor­sar­ios. Unos al ser­vi­cio de España y otros al ser­vi­cio de la naciente nue­va Repúbli­ca de Colombia. 

El Mar Caribe fue el epi­cen­tro de la con­frontación geopolíti­ca colo­nial des­de el siglo XVI con la pres­en­cia de las vie­jas y nuevas poten­cias desta­can­do la pres­en­cia de Inglater­ra y Esta­dos Unidos cuyas mari­nas de guer­ra fueron las más robustas.

Ya hemos dicho que Bolí­var está en el Sur. Y su “espal­da” quedó al des­cu­bier­to por el audaz e ines­per­a­do movimien­to de Morales ocu­pan­do todo el Occi­dente de Venezuela con la ame­naza latente de incur­sion­ar sobre la Nue­va Grana­da. San­tander es quién reac­cionó ante éste ines­per­a­do peli­gro y envió una escuadra des­de Carta­ge­na al man­do de Padil­la. Sou­blette y Páez des­de Venezuela coor­di­nan el cer­co des­de el flan­co oriental. 

El gen­er­al Manuel Man­rique, cojedeño, es el encar­ga­do de lid­er­ar las tropas ter­restres que trans­portó Padil­la has­ta el Lago de Mara­cai­bo. Ambos jefes tuvieron dis­crep­an­cias insalv­ables. De la mis­ma for­ma que las tuvieron Morales y Labor­de. Algunos his­to­ri­adores señalan estos brotes de indis­ci­plina como autén­ti­cas “guer­ras civiles”: his­to­rias sec­re­tas y ocul­tas, muy humanas por cier­to, pero que desen­to­nan en los relatos heroicos.

La estrate­gia naval tenía que estar acom­paña­da por una estrate­gia ter­restre para cer­car al Zulia y der­ro­tar a las fuerzas de Morales que tuvieron la expec­ta­ti­va de ser reforzadas des­de Puer­to Rico y Cuba. Los repub­li­canos lan­zaron ataques des­de la Gua­ji­ra, Gibral­tar y los Puer­tos de Alt­a­gra­cia en com­bi­nación con la escuadra de Padil­la ya inter­na­da den­tro del Lago des­de el 8 de mayo cuan­do entró a forzar la barra. 

Los medios mil­itares de los repub­li­canos fueron muy supe­ri­ores com­para­dos con los de los real­is­tas. Bas­taría con sumar el número de cañones y car­ri­cañones de parte y parte y el tonela­je de las embar­ca­ciones impli­cadas en la refriega.

Labor­de, fue el encar­ga­do de una mis­ión de rescate y sal­va­men­to, diríamos que imposi­ble por la fal­ta de medios mil­itares ade­cua­dos. Además, llegó tarde, tan tarde y sin bar­cos, ni ejérci­tos y mucho menos dinero, que le pidió a Morales una reti­ra­da orde­na­da has­ta Puer­to Cabel­lo que el canario rec­hazó. Lo cier­to del caso es que el últi­mo bastión real­ista en Venezuela, el de Mara­cai­bo, con algu­nas posi­bil­i­dades de activi­dad mil­i­tar ofen­si­vo: care­ció de poder de fuego. 

No había el indis­pens­able dinero para ali­men­tar una máquina de guer­ra ya de ante­mano muy dis­minui­da y desmor­al­iza­da. Y los secue­stros de gana­do en Per­i­já se iban reducien­do en la medi­da que las fuerzas repub­li­canas iban estrechan­do el cerco.

Aun así había dos for­mi­da­bles retos que vencer. Uno téc­ni­co y otro mil­i­tar. El primero: entrar al Lago por la Bar­ra y sus traicioneros fon­dos bajos y sortear al Castil­lo de San Car­los. Y el otro: der­ro­tar a un mari­no exper­to como Labor­de que había ven­ci­do en Puer­to Cabel­lo y venía pre­ce­di­do de muy grande fama como com­pe­tente mari­no de guer­ra. La cronología lo expli­ca todo mejor. 8 de mayo Padil­la fuerza la Bar­ra y durante seis días ingre­sa toda la escuadra con la excep­ción del bergan­tín Gran Bolí­var que ter­minó encallando. 

En el Castil­lo de San Car­los no hay baterías sólo fusilería y eso no es más que un ras­guño. En las recrim­i­na­ciones mutuas que se hicieron los jefes real­is­tas en La Habana cuan­do esta­ban mas­cul­lan­do la dolorosa der­ro­ta, Labor­de le recrim­inó a Morales su fal­ta de pre­visión para artillar el Castil­lo de San Car­los y su dis­pli­cen­cia en no atacar a Padil­la con la escuadra que tenía acan­ton­a­da den­tro del Lago per­mi­tien­do que éste se enseñoree a sus anchas.

Ya den­tro del Lago, Padil­la se esta­ciona con su escuadra y reconoce el entorno lacus­tre alrede­dor de los Puer­tos de Alt­a­gra­cia dónde ubi­ca su base de opera­ciones, secues­tra bienes y pertre­chos, además de blo­quear a Mara­cai­bo porqué tiene supe­ri­or­i­dad naval. 

Es de supon­er que apresó embar­ca­ciones lig­eras, que son las más aptas para cir­cun­nave­g­ar el lago y sus muchos ríos, y que a la postre, con­for­marían lo que se conoce como fuerzas sutiles. Se puede decir, ya cono­cien­do los hechos, que los repub­li­canos ya en ese entonces ganaron la batal­la náutica. 

Es bueno cono­cer éste impor­tante dato: la escuadra de Padil­la, la de los inde­pen­den­tis­tas, estu­vo tres meses den­tro del Lago de Mara­cai­bo has­ta con­cur­rir al encuen­tro final el 24 de julio.

¿Dónde está Labor­de y sus navíos para enfrentar el reto de Padil­la ya inter­no en el Lago de Mara­cai­bo? Labor­de llegó el 14 de julio. Y lo hace sin la fra­ga­ta Con­sti­tu­ción y la cor­be­ta Ceres, sus dos prin­ci­pales bar­cos de batal­la, que se habían desta­ca­do en Puer­to Cabel­lo y tenían un poder de fuego temible. 

Su alto tonela­je impidió fran­quear el Paso de la Bar­ra y ter­mi­naron fonde­an­do en el apos­tadero de los Taques en la Penín­su­la de Paraguaná. Y esto es algo que la may­oría pasa por alto. Padil­la pudo preparar la refr­ie­ga con tres meses de tiem­po y Labor­de con sólo 10 días. Razón por la cual Labor­de, vien­do las desven­ta­jas tác­ti­cas, de su pro­pio com­po­nente, pro­pu­so una reti­ra­da ordenada. 

Además, Labor­de iba a coman­dar una flotil­la lacus­tre que no era la propia y que no estu­vo prepara­da para el com­bate naval con ningu­na posi­bil­i­dad de éxi­to. Y las ren­cil­las mutuas entre Morales y Labor­de tam­poco ayu­daron. Y aun así Labor­de man­tu­vo el tipo.

Si uno anal­iza el día de la Batal­la y la situación de ambas escuadras uno con­cluye que Padil­la vino a “cobrar” mien­tras que Labor­de rezó por un mila­gro. Padil­la atacó con fiereza con toda su escuadra en movimien­to con las velas desple­gadas. Labor­de, alineó en defen­sa, con sus bar­cos estáti­cos y ancla­dos: acoder­a­dos diría un mari­no experto.

Otro dato asom­broso: la may­oría de los cap­i­tanes de los bergan­tines y gole­tas de Padil­la fueron extran­jeros: france­ses, británi­cos y esta­dounidens­es. Puede que el más die­stro de todos haya sido el francés Rena­to Beluche. Todos ellos con expe­ri­en­cias de años en la lucha cor­saria. Y en el cam­po real­ista no se vaya a creer que las trip­u­la­ciones fueron todas for­madas por andaluces, gal­le­gos, vas­cos, canarios, castel­lanos o catalanes. 

Des­de hace un buen rato el ejérci­to real­ista estu­vo for­ma­do por sol­da­dos naci­dos en el pro­pio país dirigi­do por una ofi­cial­i­dad españo­la desmor­al­iza­da por el aban­dono met­ro­pol­i­tano a la que fue sometido.

En la refr­ie­ga lo que hubo fue una car­nicería: el uso de granadas en el abor­da­je de los navíos real­is­tas fue toda una fatal­i­dad para ellos, dato éste que me aportó el espe­cial­ista en temas mil­itares Edgar Blan­co. Bar­alt da estas cifras: pér­di­das patri­o­tas, “8 ofi­ciales y 56 marineros y sol­da­dos muer­tos y 14 ofi­ciales y 105 marineros e infantes heri­dos”. Pér­di­das real­is­tas: “800 muer­tos y heri­dos y 69 ofi­ciales y 569 sol­da­dos y marineros cap­tura­dos”. Yo era uno que le daba poco méri­to a éste com­bate naval. Me hice eco de la teoría de un: “Com­bate de Canoas”. Y esto no es cierto.

Un com­bate naval a mar abier­to en aguas oceáni­cas es muy dis­tin­to que hac­er­lo en aguas flu­viales o lacus­tres. Y si bien hubo numerosas fuerzas sutiles, es decir, embar­ca­ciones menores; los bergan­tines y gole­tas, le dieron relieve a ésta haz­a­ña militar.

La con­mem­o­ración de estos hechos suce­di­dos 200 años atrás debe hon­rar al vence­dor y al der­ro­ta­do. Y debe procu­rar una com­pre­sión amplia de esos recuer­dos sin las cade­nas ide­ológ­i­cas que impone la “ley mar­cial” atra­pa­da en el nacional­is­mo más rancio. 

José Pru­den­cio Padilla

A Padil­la no se le puede ningun­ear por su condi­ción de ene­mi­go de Bolí­var ya que fue man­da­do a fusilar por éste en Bogotá en el año 1828. Tam­poco por su condi­ción de “extran­jero” ya que nació en Río Hacha y entonces fue neogranadi­no. Y tam­poco por ser un gua­jiro negro. La pre­ten­sión de algunos de bor­rar su nom­bre y memo­ria es un com­ple­to exabrupto.

Las telarañas ide­ológ­i­cas son cen­suras que debe­mos evi­tar para cono­cer éste hecho que hoy con­mem­o­ramos. Y estar claro que todo conocimien­to históri­co del pasa­do es par­cial, remo­to e imper­fec­to. Con vacíos y defor­ma­ciones inevita­bles como se apun­tó al prin­ci­pio de éste escrito.

Es la Batal­la Naval del Lago la que cier­ra el ciclo inde­pen­den­tista en Venezuela porqué el 3 de agos­to de 1823, el últi­mo Capitán Gen­er­al de Venezuela, el canario Fran­cis­co Tomás Morales, capit­uló. Sólo quedaría el bastión de Puer­to Cabel­lo que ter­mi­naría rindién­dose a Páez en noviem­bre de 1823.

Los zulianos cel­e­bran y no cel­e­bran el acon­tec­imien­to porqué es des­de Cara­cas y “su Arma­da” los que están ofi­cian­do la Misa Patrióti­ca des­de las ver­siones al uso alin­eadas con la Venezuela Hero­ica de Eduar­do Blan­co. Y además, se hacen éstas cel­e­bra­ciones Bicen­te­nar­ias den­tro de un con­tex­to país sig­na­do por la trage­dia human­i­taria y con el proyec­to democráti­co en sus mínimos.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

2 comentarios en «Apuntes para la Batalla Naval del Lago el 24 de julio de 1823»

  • Exce­lente cróni­ca. Es muy impor­tante dar a cono­cer la his­to­ria, un tan­to ale­ja­da de las ver­siones heróicas.

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  • Siem­pre me pre­gun­to por qué si la batal­la naval de Mara­cai­bo fue en 1823, se dice que fue Carabobo en 1821 la que sel­ló la inde­pen­den­cia de Venezuela.
    Aho­ra bien, cono­cien­do que Mara­cai­bo, para 1823, era una repúbli­ca inde­pen­di­ente de Venezuela, entonces podemos con­cluir que cier­ta­mente fue Carabobo la que sel­ló la inde­pen­den­cia de Venezuela. La batal­la naval de 1823 sel­l­aría la inde­pen­den­cia de Mara­cai­bo y su inte­gración a la Gran Colombia.

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