Argimiro Bracamonte, personalidad del siglo XX
Jorge Ramos Guerra
Abogado, historiador y escritor
ardive@gmail.com
Médico de cuerpo y alma, eso fue el doctor Argemiro Bracamonte, nacido en la población de Anzoátegui, cercano a El Tocuyo, estado Lara, el 6 de diciembre de 1916. Pudo dedicarse a las labores del campo por tradición familiar, pero el padre se propuso para los estudios y tal fue, que le enviaría a Italia, donde se recibiría como médico en ciudad de Génova, con posgrado en Francia.
A su regreso a Venezuela, será director de posgrado en Neumología de la Universidad Central de Venezuela, Jefe del Servicio Cardo-Respiratorio del Hospital barquisimetano Antonio María Pineda y por su prestigio profesional y moral represente del estado Lara ante el Congreso de la República como senador, gobernador de la misma entidad federal para concluir su misión ciudadana como Rector de la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, su más trascendental obra, que de no haberse propuesto el nombre de tan insigne venezolano, bien pudo llevar el suyo, porque Bracamonte recibiría la Institución que nacería como Centro Experimental de Estudios Superiores (CEDES) luego Universidad Centro Occidental (UCO) y en su gestión, se incorporarían las facultades de medicina, Ingeniería Agrónoma, el auditórium “Magdalena Seijas”, la Biblioteca y la elemental formación del recurso humano.
Argimiro Bracamonte
Esa Universidad, el Instituto Pedagógico, hoy “Luis Beltrán Prieto Figurea” y el Politécnico “Antonio José de Sucre, colocarían a Lara, en privilegiada región educativa del país y más allá, el Rector Bracamonte tuvo la idea de hacer de Cabudare, la Ciudad Universitaria. Tuvo un alto concepto ético de la educación universitaria para quien es…
«ante todo, debe ser, sobre todo, una fragua forjadora de hombres. Una fragua con moldes y con normas, no para imponer anquilosados modelos ni para ahogar individualidades, que la verdadera educativo consiste en hacer que cada uno se descubra así mismo y se realice, sino para motivar conductas, para animar voluntades y para inculcar principios sin cuya vigencia perdurable los doctores y letrados que salgan de tales institutos más que ciudadanos útiles vienen hacer peligro y amenaza en el ejercicio de sus respectivas profesiones: instrumentos de camarillas vergonzantes, usureros sin conciencia, o políticos de la corruptela y del soborno»
Desarrollar esa concepción universitaria debe servir para repensar, ahora en tiempos de crisis el camino a seguir y con motivo de sus primeros 15 años, el Rector Bracamonte diría:
«Con emoción y renovada fe, saludo a sus autoridades Rectorales, a sus estudiantes, que con arcilla y medalla de una cantera preciosa, a sus investigadores y docentes que son alfareros del mañana, a sus trabajadores y empleados y a toda la gran familia universitaria que hoy proyecta su aliento jubilosos sobre las quince velas encendidas, crepitantes bajo el esplendor matinal»
La precedente cita, define al humanista que era Argimiro Bracamonte, plasmando en sus discursos y artículos periodísticos, recogidos en el libro “Argimiro Bracamonte, un valor civil y pedagógico”, como homenaje de la Universidad, durante la rectoría del doctor Francesco Leone, compiladas y con notas del poeta Agustín Callejas Viera (203) no pudo menos el compilador del libro en cuestión, definir la personalidad del doctor Argimiro Bracamonte como “”Valor Civil y Pedagógico”, solo asignable al Presidente y Rector José María Vargas, en su tiempo y siglo, y a la Historia voy, Victoriosa o vencida.