Augusto Mijares, humanista, maestro y escritor
Mario R. Tovar G.
Historiador
“Mijares fija su mirada en el otro rostro de la historia (…)
en los constructores y en los pensadores.”
Simón Alberto Consalvi (2003)
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Bajo el sugestivo título de “El Irreprochable Optimismo de Augusto Mijares” el reconocido historiador venezolano Tomás Polanco Alcántara publicó un interesante texto editado por la Academia Nacional de la Historia, en su colección El Libro Menor, Caracas, 1985, 105 págs., donde aborda la forma sistemática que utilizó el profesor Augusto Mijares (1897–1979), para interpretar positivamente la realidad venezolana, partiendo de su visión optimista para enfocar los diferentes problemas sociales, históricos y políticos que ha padecido nuestro país en el curso de su historia. Dentro de este contexto, el historiador Tomás Polanco Alcántara destaca en la presentación de su interesante libro, entre otros aspectos que:
“(…) Al analizar la producción y actividad de Augusto Mijares, he podido percibir en ella valiosos elementos de juicio para llegar a la conclusión de que merece ser estudiada, en su conjunto, como una teoría de Venezuela que Mijares no sólo diseñó en su esquema general sino que hubo de desarrollar, con tal precisión y excelencia, que será muy difícil no considerarla siempre que se trate de interpretar a Venezuela (…)”.
Asimismo, es pertinente acotar que dicha obra quedó estructurada en los siguientes capítulos: El Hombre, Punto de Partida, Metodología de Mijares, “La Reflexión” como sistema, Las Vidas Irreprochables, Lo Afirmativo Venezolano, El Sentimiento Pedagógico de Mijares, Los Problemas de la Sociedad, La Idea de la “Revolución” de Mijares, El Libertador, Miranda y Bello. Por último, ofrece una consideración final y una profusa bibliografía de don Augusto Mijares.
De igual manera, es conveniente resaltar que entre los años de 1936 y 1960, hubo una absoluta continuidad en el pensamiento de Mijares, quien había dedicado gran parte de su tiempo en buscar esas “Vidas Irreprochables”, representadas en personajes históricos de la talla de: Juan Francisco de León, Juan Germán Roscio, José Rafael Revenga, José María Vargas, Fermín Toro, Guzmán Blanco, Julián Viso, Carlos Borges, José Gil Fortoul, Luis Razzeti y don Andrés Bello, respectivamente. Por otra parte, dentro de los personajes de su tiempo don Augusto Mijares concentró sus estudios en la obra de Mariano Picón Salas, Vicente Lecuna, Pedro Grases, Arnoldo Gabaldón, Enrique Tejera, José Ignacio Baldó y en el Dr. Pastor Oropeza, en cuyos trabajos puso de manifiesto una técnica perfecta para convertir una simple anécdota, en un caudal de enseñanzas.
Su semblanza
Sobre la vida y obra de Augusto Mijares, es conveniente resaltar que este destacado abogado, historiador, escritor, pedagogo y periodista venezolano, nació en Villa de Cura, estado Aragua, el 12 de noviembre de 1897 y fueron sus padres Daniel Mijares y Josefa Izquierdo. Estudió primaria en el colegio Salesiano de Caracas, secundaria en el colegio San Agustín y cursó la carrera de derecho en la Universidad Central de Venezuela, graduándose en 1920.
En 1938, se graduó de profesor en el Instituto Pedagógico de Caracas, tras lo cual se desempeñó en relevantes cargos públicos. Como escritor, publicó importantes obras como: “La Luz y el Espejo”, con la cual obtuvo el Premio Nacional de Literatura y El Libertador (1964). Además de ello, ingresó como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia (1947), Academia Nacional de Ciencias Políticas (1960) y de la Academia Venezolana de la Lengua (1971). Murió en Caracas el 29 de junio de 1979.
En suma, tal como lo reseñó en un artículo de prensa el escritor R.J. Lovera De-Sola, publicado en el Papel Literario del diario “El Nacional” el pasado 18 de septiembre de 2004, para don Augusto Mijares su vida fue su obra; vivió para leer y escribir. Gracias a ello nos dotó de la “Teoría de Venezuela”, muy bien sustentada en la obra: “El Irreprochable Optimismo de Augusto Mijares”, escrita certeramente por el Dr. Tomás Polanco Alcántara e inspirada para exaltar, sin lugar a dudas, “Lo Afirmativo Venezolano”.
“Héroe es el que resiste cuando los otros ceden (…) el que se conserva puro cuando los otros se prostituyen”.
Augusto Mijares (1963)
Lo Afirmativo Venezolano
Hace unos años atrás tuve la oportunidad de adquirir un valioso libro de don Augusto Mijares titulado “Lo Afirmativo Venezolano”, editado en 1998 en los talleres de Italgráfica para Monte Ávila Editores Latinoamericana, contentivo de 292 páginas profusamente documentadas, como parte de la difusión de las obras completas dejadas a la posteridad por tan insigne humanista; considerado como uno de los grandes ensayistas venezolanos del siglo XX, que todo coterráneo está en la obligación de leer, pues desde sus escritos se plasma una radiografía de la historia de nuestro país, se hace una profunda reflexión a manera de pausa en el camino para determinar la ruta que mejor conviene trazar en beneficio de nuestra vapuleada República.
Pero dejemos que sea el propio Augusto Mijares, quien nos hable a través de sus escritos, para darnos sus impresiones recogidas en su tiempo a través de su ensayo Lo Afirmativo Venezolano; allí entre otras ideas nos expresó qué: “ Este libro que hoy presento intenta recoger esta presencia, esta tradición, que es la otra realidad de la Patria. Desde luego, apenas es un anticipo de lo que podría ser la verdadera obra sobre lo Afirmativo Venezolano.
(…) si por su propósito de reanimar la moral colectiva, este libro provocara sonrisas escépticas o desdeñosas, eso no sería sino una prueba más de cuán necesario es, para salvar a los venezolanos que aún conservan alguna tonicidad espiritual de ese entreguismo que los otros consideran tan cómodo. Sólo los pedantes y los que ya no esperan remedio para su esterilidad íntima confunden la moral con la gazmoñería y el sentimentalismo. Todo problema humano es en el fondo un problema de conducta; por consiguiente, un problema moral.
Moral individual o moral colectiva. Cómo deseamos vivir, cuál es la forma de vida que consideramos superior, cómo nos proponemos vivir, son las interrogantes que mantienen en actividad el forcejeo recóndito que es lo mejor del ser humano. Por eso los conflictos morales forman el núcleo de las más apasionantes tragedias, reales o ficticias, que conmueven al hombre; los héroes y los mártires, los santos y los libertadores, por una parte, y del otro lado los pícaros y los tontos, los cobardes y los embusteros (todo lo que es elevado y admirable y lo que es despreciable u odioso), adquieren fisonomía a la luz de un juicio moral (…)”.
Finalmente, tras su muerte ocurrida en 1979, don Augusto Mijares se eleva como la conciencia moral que necesita el país, mientras retumban aún sus interrogantes ¿No habrá mucho de esto ( y otro tanto de contagioso y mal entendido romanticismo) en ese afán que Venezuela demuestra de culparse y pedir castigo? Tanta insistencia es la autoacusación, ¿Indica que nuestra conciencia moral vive exacerbada, o significa que está muerta? En honor a su memoria, ojalá algún día podamos darle oportunas respuestas.
La Luz y el Espejo
“Un escritor siempre cuenta su propia historia, que es la historia de un contador de historias.”
Cesar Aira. El Nacional (04–09-05; p. B‑9)
Hace unos cuantos años atrás llegó a mis manos un importante texto del reconocido escritor e historiador profesor Augusto Mijares que lleva por nombre “La Luz y El Espejo”; obra obsequiada gentilmente por mi hermano Francisco, quien tuvo la suerte de adquirirla en una venta de libros de segunda mano durante sus merecidas vacaciones familiares por el oriente del país; gesto que le agradezco profundamente, como fiel admirador de la trayectoria profesional de tan reconocido escritor venezolano.
Dentro de este orden de ideas, es importante señalar que este conservado ejemplar fue publicado en 1955 por la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación, dentro de la colección Biblioteca Popular Venezolana y editada en la Imprenta López de Buenos Aires, Argentina. Como bien lo expresa en el prólogo, el Dr. Mijares justifica el título de su texto al sentenciar que: “Como la luz han pasado por el mundo los mejores hombres y han pasado las civilizaciones y vamos nosotros pasando; y quedan y quedarán tantos rincones en tinieblas, tantos crímenes protegidos por las sombras, y tanta belleza, también, que no recibió el don de la luz. Pero el espejo permite a la luz abandonar esa desesperante trayectoria rectilínea que la frustraría irremediablemente. El espejo la toma y no la guarda, la multiplica y lanza en innumerables direcciones su abundancia feliz (…)”.
En relación a su trayectoria pública, es oportuno recordar que don Augusto Mijares, fue miembro de la Academia Nacional de la Historia y de varias sociedades e institutos de sociología, quien por su actuación profesional recibió diferentes condecoraciones entre las que se pueden mencionar: la Medalla de Honor de Instrucción Pública, el Gran Cordón de la Orden del Libertador en Venezuela, Orden El Sol del Perú y Comendador de la Legión de Honor de Francia, por reseñar algunas.
Por lo demás “La Luz y El Espejo”; rigurosa obra de 219 páginas, se estructura en tres capítulos a saber: Como un Tallo de Luz: Mujer y Poesía; Fragmentos de un Vasto Espejo y por último, En el Espejo del Reverente; Hombres e Ideas. De igual manera, es pertinente destacar que en estos capítulos se pueden leer diferentes ensayos tales como: Lo Lírico Cotidiano, La Educación Sentimental de la Mujer, La Poesía de José Antonio Ramos Sucre, La Poesía de las Canciones Populares, El Libro de Mujiquita; Un Signo Para Nuestra Democracia, Rousseau y El Libertador, O’Leary, Vargas, Martí, Alma del Pueblo y Libertad y Justicia Social en el Pensamiento de don Fermín Toro, entre otros. En suma, en este texto el profesor. Augusto Mijares nos aclara que:
“Existe el hombre-luz, los hombres que descienden como dioses entre los mortales; y el hombre-espejo, el apóstol, que es igual al mismo dios pero con humildad y vida de hombre”.
En síntesis, Augusto Mijares creyó en el canto libertario de José Martí, gran admirador de la obra del Libertador Simón Bolívar y de don Cecilio Acosta, quien al estar de visita en nuestro país durante el siglo XIX, esclarecidamente escribió: “Venezuela, donde los montes plegados parecen, más que dobleces de la tierra, los mantos abandonados por los héroes al ir a dar cuenta al cielo de sus batallas por la libertad”.
El Libertador
“El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano”.
Carta de Bolívar a Páez
El título de “Libertador y Generalísimo” le fue otorgado al Padre de la Patria, Simón Bolívar, por parte de la Municipalidad de Caracas, el 14 de octubre de 1812; razón por la cual es propicia la ocasión para reseñar una de los textos más resaltantes sobre la vida del Padre de la Patria titulada: “EL Libertador” (1964, 823 págs.); importante obra cuya autoría corresponde al insigne humanista, maestro, escritor e historiador venezolano Don Augusto Mijares(1897–1979), quien reseña en la nota introductoria a la primera edición que: “La Fundación Eugenio Mendoza y la Fundación Shell tomaron a su cargo esta edición, por iniciativa del doctor Carlos Mendoza Goiticoa, antiguo y cordial amigo del autor; el señor Oswaldo Aranda Clavo hizo el índice onomástico que la acompaña; los doctores Pedro Grases y Héctor Guillermo Villalobos me han ayudado con oportunos consejos; mi hija Marisela Mijares Felce elaboró las fichas que he utilizado”. Así pues, desde ese momento don Augusto Mijares se convierte junto con Salvador de Madariaga y Vicente Lecuna, en uno de los grandes estudiosos de la vida del Libertador.
Posteriormente, se hicieron sucesivas reediciones en 1965 por la Editorial Arte; en 1967 es editada por la Comandancia de las Fuerzas Aéreas, otra en el mismo año editada de nuevo por la Fundación Eugenio Mendoza; en 1969 es editada por el entonces Ministerio de Obras Públicas; en 1983 sobresale la auspiciada por Petróleos de Venezuela con prólogo de Arturo Uslar Pietri; en 1987 llega al mercado la editada rigurosamente por la Academia Nacional de la Historia, con prólogo de Armando Rojas y por último sale al mercado en 1998, la edición promovida por Monte Ávila Latinoamericana, con una nota introductoria redactada por Guillermo Morón, quien la titula: “Augusto Mijares, Humanista, Maestro de Escuela, Escritor”, quien entre otras importantes ideas expone que no es sólo la biografía de Bolívar, sin mitos, sin hojarasca, sin estatuas, con toda su grandeza eso sí, con su genio, ni vano elogio ni diatriba, un hombre de carne y hueso sobresaliente, de esos que aparecen de tarde en tarde en la historia de los pueblos.
Mijares escribió un libro también para entender la época del héroe, desde el nacimiento a la muerte, en Caracas, en Venezuela, en América y en la historia de su tiempo. Mientras que en la versión editada por la Academia Nacional de la Historia, el prologuista de la obra Armando Rojas, entre otros aspectos reseña que el oficio de historiador y el de escritor están estrechamente ligados. Nuestros grandes historiadores han sido escritores de relieve. Baralt, Gil Fortoul, Parra-Pérez, escribieron su obra en una prosa limpia, precisa y de discreta elegancia. Augusto Mijares está en la misma línea de excelencia. Su labor historiográfica es la cima de un largo ejercicio de reflexión y de análisis, sobre la realidad hispanoamericana y, de manera especial, de la venezolana, apuntaba certeramente en esa edición de 1987, el agudo historiador Armando Rojas.
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Por lo demás, la obra “El Libertador” cuidadosamente editada por Monte Ávila Latinoamericana en 1998, en los talleres de Italgráfica, Caracas, 2000 ejemplares, que se estructura en un prólogo, treinta y cinco capítulos, más un índice analítico, y entre los temas abordados por el autor en algunos capítulos destacan: Caracas Es Mi Patria, Primeras Emociones, Mi Señora Doña Teresa, Un Quijote…Sin Excluir La Locura, Nació Colombia, Libertador Es Más Que Todo, El Hombre De Las Dificultades, Alfarero de Repúblicas y Lleven Mi Equipaje A Bordo De La Fragata, por reseñar sólo algunos.
Por último, se recomienda a todos los interesados en el tema, consultar este extraordinario trabajo historiográfico titulado “El Libertador”, que puso a la disposición de todos sus coterráneos don Augusto Mijares; texto considerado por el historiador Guillermo Morón como: “Una obra de excepción, obra maestra de un humanista, maestro de escuela y escritor”; inspirada en la vida de un hombre quien una vez dijo en carta a Santander fechada el 19 de septiembre de 1826 que: “Libertador es más que todo; y por lo mismo, yo no me degradaré hasta un trono”.