CrónicasMicrorelatosUNA HISTORIA EN UNA IMAGEN

Combate aeronaval en la Isla la Blanquilla

Segun­da Guer­ra Mundi­al en Venezuela: el sub­mari­no U‑615 es alcan­za­do por bom­bas y fuego de ame­tral­lado­ras de la aviación norteam­er­i­cana.  Des­de medi­a­dos de 1943 el sumergi­ble estu­vo asechan­do en aguas del Caribe, donde logró hundir var­ios buques ali­a­dos, entre ellos el “Ros­alía” al que destruyó frente a las costas del esta­do Fal­cón, luego de salir del Lago de Mara­cai­bo car­ga­do de petróleo. El sub­mari­no  fue ubi­ca­do des­de finales de Julio, cuan­do se ini­cia uno de los com­bat­es más épi­cos de la guer­ra, y el más largo de toda la con­tien­da con­tra un solo buque. Día y noche el sub­mari­no es ata­ca­do por los bom­barderos ali­a­dos y este repele los ataques, matan­do e hirien­do a var­ios avi­adores, inclu­so el 6 de agos­to se tra­ba un fiero com­bate entre un bom­bardero “Mariner” y el buque que recibe var­ios impactos, pero la cert­era artillería anti­aérea del sub­mari­no logra hac­er blan­co con­tra el avión, que explota en el aire.  Suce­si­va­mente van lle­gan­do más aviones des­de Trinidad, Curazao y Panamá a  las inmedia­ciones de la isla vene­zolana de La Blan­quil­la, donde nave­ga el U‑615, quien se bate con­tra los aviones que se rel­e­van uno tras otro o tienen que reti­rarse con averías en sus fuse­la­jes o con los trip­u­lantes heri­dos.  Final­mente el 7 de agos­to, el sub­ari­no está ave­ri­ado y su capitán ha muer­to y la trip­u­lación decide hundir­lo.  Cuarenta y tres de los bizarros sub­marin­istas son rescata­dos por un destruc­tor que llegó al sitio. (Luis Her­a­clio Med­i­na Canelón)

CorreodeLara

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