Crónica Criminal del Pasado: Masacre en el pueblo de Tocuyito
Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador
En el primer tercio del siglo XX el dictador Juan Vicente Gómez gobernaba el país como si todo fuera un hato de su propiedad, incluyendo las vidas y propiedades de todos los habitantes. Sus segundones, los presidentes de estado, igualmente procedían como señores feudales del medioevo que actuaban como amos y señores de todo lo que había en sus estados; y más abajo, los jefes civiles y comisarios en los pueblos repetían lo mismo en sus pequeñas comarcas.
Los cronistas tocuyitanos Aurora de Racamonde en la revista “Libertador” de 1994 y más modernamente Ulises Dalmau en otros sitios, no han permitido que pase al olvido uno de los hechos criminales más aborrecibles de la época gomecista.
Para 1914 era jefe Civil o mandamás de Tocuyito uno de aquellos “coroneles de carreteras” llamado Elio Dugarte Carrero, de procedencia andina, bebedor y abusador, que tenía azotado a todo el pueblo.
Aquel aciago día el coronel Dugarte, junto a varios de sus “chácharos” o esbirros de nombres Sergio María Ochoa, Juan Ángel Guevara, Justiniano Castillo y Cirilo Guevara secuestran a cinco muchachos tocuyitanos, jóvenes conocidos en las familias del pueblo por su laboriosidad y honestidad. Las víctimas eran José Manuel Izaguirre, Manuel Marrero, José Antonio Páez y los hermanos Luis y Policarpo Rodríguez.
El estado Carabobo venía siendo gobernado por presidentes de estado que eran dos déspotas los “generales” Martínez Méndez y Emilio Fernández que mantenían a la población en un clima de miedo general, pero se empezó a correr soterradamente el rumor de que se había visto al prefecto y sus agentes cuando llevaban a los muchachos amarrados con rumbo desconocido.
Pasaron varios días y los muchachos sin aparecer y los familiares por lo que los familiares desesperados consiguieron la intervención de un conocido hacendado de Tocuyito, Ramón Ramos, empleado de Antonio Pimentel, quien a su vez era compadre de Gómez, con quien denuncian la desaparición ante el presidente del estado. También se organizan partidas de vecinos que recorren los campos en búsqueda de los jóvenes.
Es así que en las inmediaciones de Cachinche aparecen Páez y los hermanos Rodríguez, con evidentes muestras de tortura e informan del secuestro de que habían sido víctimas por parte del jefe civil. Continuando con la búsqueda encuentran en las riveras del río Chirgua el cadáver irreconocible de José Manuel Izaguirre, horriblemente mutilado y torturado: le habían cercenado el labio inferior y arrancado la piel de los pies para que no pudiera huir. Más adelante encontraron el cadáver de Marrero, prácticamente destrozado por las torturas.
Al verse descubiertos Dugarte y sus cómplices amenazan a los familiares con matarlos, pero con la influencia de Ramos, que también era concejal en Valencia, se logra enjuiciar a los asesinos.
Los acusados alegaron como defensa que se encontraban en estado de ebriedad. Fueron condenados a 15 años, pero a los pocos años les rebajaron la pena y fueron puestos en libertad, como ocurría con cualquier relacionado con el gobierno en tiempos de Gómez.
Las familias de las víctimas, temerosas de la represión de la dictadura, abandonaron el pueblo para siempre.
Fuentes
Racamonde, Aurora de. Artículo “La Familia Guarda”Revista en “Libertador” 1994
Venezuela. Memoria del Ministerio de Relaciones Interiores. 1924
Venezuela. Memoria de la Corte Federal y de Casación 1927
felicitaciones por la reseña.…conocer la historia es conocerse a si mismo..the duke caracas