Decreto de Guerra a Muerte, un terrible saldo en pérdidas humanas
Inés Quintero
Historiadora
Directora de la Academia Nacional de la Historia
La Gesta independentista fue también una guerra de exterminio que dejó un saldo terrible en pérdidas humanas, casi un tercio de la población que vivía en estos territorios
El 15 de junio de 1813 en Trujillo, Simón Bolívar dictó su proclama de guerra a muerte, comúnmente conocida como el Decreto de Guerra a Muerte, aunque no fue propiamente un decreto. El fragmento más conocido es el párrafo final:
Españoles y Canarios, contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables
No hubo miramientos en su aplicación. Ese mismo año fueron ejecutados numerosos españoles y canarios que se encontraban prisioneros en La Guaira.
La Historia Patria se encargó de denunciar los horrores cometidos por los realistas y también de justificar la guerra a muerte como la respuesta inevitable a las atrocidades y desmanes de los españoles.
Estudios críticos más recientes han dejado ver que la violencia, las ejecuciones y las matanzas no fueron solo obra de los realistas, sino que hubo desmanes de parte y parte, como en todas las guerras.
La guerra de independencia idealizada como la gesta heroica que nos otorgó la libertad, fue también una guerra de exterminio que dejó un saldo terrible en pérdidas humanas, casi un tercio de la población que vivía en estos territorios. Y esto no es cuento, es historia
La imagen recoge la bandera de la guerra a muerte y la fachada de la casa en Trujillo donde Bolívar dictó la proclama, el mismo lugar donde 7 años después se firmó el armisticio y el tratado de regularización de la guerra.
Toda guerra es devastadora y en toda guerra se cometen atrocidades. Los conflictos deben resolverse con negociaciones sinceras y sin caprichos de grupos extremistas (de derecha o de izquierda).