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Descripción pintoresca de Venezuela, el más bello país del trópico (1866–1874)

 

Omar Garmendia
Cronista y escritor

Anton Goering, nacido en Schönhaide, Prusia, el 18 de septiembre de 1836 y fallecido en Leipzig, Alemania, el 7 de diciembre de 1905, fue un naturalista alemán, zoólogo y ornitólogo, taxidermista, pintor, dibujante y cronista, que emprendió en 1866 un viaje de investigación a Venezuela a instancias de la Sociedad Zoológica de Londres


Ocho años le llevó el perip­lo a Anton Goer­ing por las tier­ras vene­zolanas, así como tam­bién Trinidad y Curazao, lo que le per­mi­tió recopi­lar una sig­ni­fica­ti­va colec­ción de especímenes y ejem­plares dis­eca­dos de aves y otros ani­males des­ti­na­dos al Museo Británi­co, además de una impor­tante pro­duc­ción pic­tóri­ca acuarelista, dibu­jos y notas de via­je (Dic­cionario de his­to­ria de Venezuela).

En 1892 pub­li­ca su libro escrito en idioma alemán, cuyo títu­lo orig­i­nal es Vom Tro­pis­che tieflande zum ewigen sch­e­nee (De las bajas tier­ras trop­i­cales has­ta la nieves per­pet­uas), con el aña­di­do del sug­es­ti­vo sub­tí­tu­lo de “Descrip­ción pin­toresca de Venezuela, el más bel­lo país del trópi­co”. En dicha obra Goer­ing reúne la may­oría de sus paisajes y dibu­jos pro­duc­to de sus expe­ri­en­cias vivi­das en los ocho años en los que recor­rió Venezuela des­de 1866 a 1874.

Se tra­ta de un libro doc­u­men­ta­do de carác­ter divul­ga­ti­vo, escrito en un lengua­je llano y famil­iar sin pre­ten­siones lit­er­arias, de nar­ra­ti­va sep­a­ra­da de lo cien­tí­fi­ca­mente estric­to, como sí lo hicier­an otros cien­tí­fi­cos nat­u­ral­is­tas como Hum­boldt, Siev­ers, De Pons, Koch-Grün­berg, entre otros. En él se describen peripecias y aven­turas por sel­vas y cordilleras vene­zolanas, en lo que sería un país remo­to, extraño y exóti­co, ajeno al ambi­ente alemán y europeo, Toda la idea del via­je de Goer­ing es mostrar el fuerte con­traste entre la ubér­ri­ma veg­etación trop­i­cal y las yer­mas y eter­nas nieves de la Sier­ra Neva­da de nue­stros Andes.

En él se mues­tran 12 acuare­las y 64 dibu­jos que inten­tan repro­ducir fiel­mente la real­i­dad exte­ri­or de la esplén­di­da e impo­nente nat­u­raleza trop­i­cal. El interés de este libro rad­i­ca en que no bas­ta sola­mente la descrip­ción nat­u­ral­ista de un paisaje, plan­tas y ani­males, sino que debe repro­ducirse asimis­mo de man­era visu­al, los ele­men­tos obser­va­dos, sobre todo en una época en que las comu­ni­ca­ciones, el com­er­cio y aun la fotografía todavía no esta­ban desar­rol­la­dos (De Blay, María, 1958, p.8).

Goer­ing entra por Carú­pano en 1866 y durante su estadía de 8 años en el país, explo­rará Puer­to Cabel­lo, los Valles de Aragua, los Andes y Cara­cas entre mayo y junio de 1867. Durante un perío­do de dos años, entre 1868 y 1870, per­manecerá en la región cen­tral de Venezuela. Luego se estable­cerá en Méri­da y explo­rará la Sier­ra Neva­da y los paisajes andinos.

Den­tro de su diario de via­jes y excur­siones pre­sen­ta­do en ocho capí­tu­los, de ame­na nar­ración, describe sus incur­siones por diver­sos pun­tos de la geografía vene­zolana, con pince­ladas pin­torescas y aun humorís­ti­cas de sus peripecias del paso por igno­tos para­jes todavía vír­genes y poco explo­rados. En la intro­duc­ción nos advierte que pocos país­es brin­dan a los cien­tí­fi­cos, inves­ti­gadores y nat­u­ral­is­tas la posi­bil­i­dad de estu­di­ar todas las zonas de hábi­tat de la flo­ra y la fau­na en una mis­ma latitud.

Como lo hiciera Hum­boldt ante­ri­or­mente, con­tem­pló las lejanas for­mas mon­tañosas del con­ti­nente al acer­carse por primera vez des­de Trinidad hacia Carú­pano, alcan­zan­do su bahía en una noche oscu­ra y calurosa.

Cuen­ta Goer­ing cómo fue su desem­bar­co en Venezuela:

En la playa ya nos aguard­a­ban algunos indios guai­queríes, morenos y semi­desnudos, descen­di­entes todavía de los prim­i­tivos habi­tantes de la región. (…) Por un acci­dente al apearme, vine a dar con mi cabeza en el sue­lo, por for­tu­na, blan­do de la playa. (…). ¡Este fue, pues, mi desem­bar­co en Venezuela!… (Goer­ing, 1959, p.22).

 

Por sobre todo, Goer­ing fue un dibu­jante, pin­tor y nat­u­ral­ista, y en sus escritos hace con­tin­uas ref­er­en­cias y alu­siones a las ilus­tra­ciones con­tenidas en sus apuntes toma­dos del paisaje, exen­tas de descrip­ciones pura­mente téc­ni­cas o cien­tí­fi­cas, lim­itán­dose, en este caso, a consignar los nom­bres cien­tí­fi­cos de aves y ani­males de todo tipo y la diver­si­dad de plantas.

Al ser una obra dirigi­da a com­pa­tri­o­tas lec­tores ale­manes, en oca­siones Goer­ing hace com­para­ciones y aclara­ciones sobre cier­tas expre­siones de los nativos vene­zolanos y su sig­nifi­ca­do para una mejor com­pren­sión: “chubas­co”, aguacero repenti­no y vio­len­to, acom­paña­do de fuerte vien­to; “-cuchi-cuchi”, plan­tí­gra­do cono­ci­do por su manse­dum­bre y domes­ti­ci­dad, esti­ma­do por su gra­cia y viveza: “velo­rio”, cer­e­mo­nia fúne­bre acom­paña­da de jol­go­rios, músi­ca y plañideras.

Es indud­able, dado en carác­ter intimista de la obra de Anton Goer­ing, a ratos llena de expre­siones admi­ra­ti­vas ante el paisaje, a veces con descrip­ciones de peripecias no exen­tas de cier­ta ingenuidad, jun­to con la sub­lime declaración de estar en el “más bel­lo país del trópi­co”, nos induce a pen­sar que efec­ti­va­mente el autor quedó com­ple­ta y ver­dadera­mente pren­da­do de Venezuela.

Lleno de nos­tal­gia, debió lle­gar el tiem­po de la par­ti­da final. Con sen­timien­tos encon­tra­dos, expre­sa en las últi­mas líneas de su libro de via­jes las emo­ciones que lo embargaban:

Venezuela para mí fue casi una segun­da patria. Cuan­do llegó el día de mi sep­a­ración después de ocho años de larga per­ma­nen­cia y via­jes en todas direc­ciones, al divis­ar des­de la cubier­ta del bar­co las mon­tañas costan­eras de Puer­to Cabel­lo y la majes­tu­osa Sil­la de Cara­cas, me embargó un sen­timien­to con­tra­dic­to­rio de tris­teza porque debía aban­donar el país, de gozo porque final­mente volvía a ver a los míos. Luego se dio la señal de par­ti­da; la hélice comen­zó a tra­ba­jar y pau­lati­na­mente las prin­ci­pales alturas de la cos­ta fueron desa­pare­cien­do en la lejanía bru­mosa del horizonte.

Este cuadro encan­ta­dor ha queda­do de man­era indele­ble graba­do en mi mente, jun­to al ardi­ente deseo, de ver­lo otra vez con­ver­tido en real­i­dad. ¿Podré realizar­lo algu­na vez? (Goer­ing, Anton, 1959, op.cit. p.172).


REFERENCIAS
De Blay, María Luisa (1958). Pról­o­go en Goer­ing, Anton (1959). Venezuela. El más bel­lo país trop­i­cal. Méri­da: Talleres Grá­fi­cos Universitarios
Dic­cionario de his­to­ria de Venezuela. Goer­ing, Anton. [Doc­u­men­to en línea] Disponible: http://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/g/goering-anton/ Con­sul­ta: 27-01-2019
Goer­ing, Anton (1959). Venezuela. El más bel­lo país trop­i­cal. Trad. M. Luisa G. de Blay. Méri­da (Venezuela): Talleres Grá­fi­cos Universitarios

CorreodeLara

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