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Doctor José Antonio Ponte, el sexto Arzobispo de Venezuela

 

 Yolanda Aris
Cronista oficial del municipio Palavecino del estado Lara

Nació en Cabudare el 16 de junio de 1832. Fueron sus padres: Juan Antonio Ponte Heredia y Encarnación Sansinenca. Perteneció a una de las primeras familias que se establecieron en Cabudare en el siglo XVIII y eran parientes cercanos del Libertador Simón Bolívar.  Era nieto de Don Juan de Ponte de León y bisnieto de Juan de Ponte y García. Murió a los 51 años de un ataque cerebral el 6 de noviembre de 1883, después de dedicar 29 años al sacerdocio

       José Anto­nio Ponte vivió en Cabu­dare has­ta los nueve años, fue bau­ti­za­do por el Cura José Miguel Pimentel en la Igle­sia Par­ro­quial de Cabu­dare. Tuvo como mae­stro de primeras enseñan­zas a Rito Valero,  luego estudió 3 años en el Cole­gio de Caro­ra con el Fray Ilde­fon­so Aguina­galde, quien segu­ra­mente influye en su decisión de ser sacerdote.

       En 1845, a  los trece años cursó estu­dios de bachiller­a­to en Cara­cas en el Sem­i­nario Tri­denti­no, fun­da­do en 1698 como resul­ta­do del Con­cilio de Tren­to (1545–1563) para enfrentar al movimien­to protes­tante del siglo XVI  y que, entre otros aspec­tos, con­cluyó con la necesi­dad de insta­lar sem­i­nar­ios para la for­ma­ción de sac­er­dotes. Con­tin­uó allí estu­dios de Teología graduán­dose de Doc­tor el 10 de octubre de 1854 y el 23 de diciem­bre de 1855, a los 22 años y con autor­ización del Papa, por ser menor de la edad requeri­da, se ordenó como sacerdote.

       Además de servir a Dios par­tic­i­pará en la activi­dad políti­ca y  educa­ti­va.  Estu­vo en Cabu­dare, Caro­ra, Cara­cas, El Tocuyo, Dua­ca, Valen­cia, Roma,  San­to Domin­go y Puer­to Rico. En 1855 el Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira le asigna el vicer­rec­tora­do del Sem­i­nario Tri­denti­no de Cara­cas y fue nom­bra­do Teniente Cura de la Cat­e­dral de esa ciu­dad. Al año sigu­iente fue des­ig­na­do mae­stro de cer­e­mo­nia de la Igle­sia Metropolitana.

       A medi­a­dos de 1857 por motivos de salud fue trasla­do  como Cura Interi­no a la Igle­sia de la Con­cep­ción de El Tocuyo. Allí se encar­gó de la con­struc­ción de la torre de esa Igle­sia y con­vir­tió la casa par­ro­quial en un gran cen­tro educa­ti­vo. Dio clases  en el Cole­gio Nacional donde era direc­tor el Doc­tor Egidio Montesinos. 

       Logra­da la inde­pen­den­cia de Venezuela y su desmem­bramien­to de la Gran Colom­bia en 1830, la orga­ni­zación de la nue­va nación con­llevó a múlti­ples difi­cul­tades de todo tipo. El país tenía una economía en cri­sis y una lucha entre difer­entes gru­pos por el poder,  que orig­i­naron múlti­ples con­flic­tos arma­dos entre los mil­itares herederos de la inde­pen­den­cia, y la alter­nan­cia pres­i­den­cial de los gru­pos con­ser­vadores y lib­erales. El grupo con­ser­vador lid­er­iza­do por José Anto­nio Páez se man­tu­vo en el poder des­de 1830 has­ta 1848, inclu­so él mis­mo deten­tó la pres­i­den­cia en dos opor­tu­nidades en: 1830–1835 y 1839–1843.


      


En 1840 nace el Par­tido Lib­er­al al fun­darse el per­iódi­co El Vene­zolano dirigi­do por Anto­nio Leo­ca­dio Guzmán, y el 24 de enero de 1848 se pro­duce una lucha entre con­ser­vadores y lib­erales en el Con­gre­so. Los con­ser­vadores pier­den el poder y el gob­ier­no lib­er­al lo deten­tará durante los diez años sigu­ientes, alternán­dose la pres­i­den­cia José Tadeo Mon­a­gas (1847–1851 y 1855–1859) y José Gre­go­rio Mon­a­gas (1851–1855),  y el 1º de mar­zo de 1858, la “Rev­olu­ción de Mar­zo”  dirigi­da por Julián Cas­tro  der­rocó la hege­monía de este par­tido políti­co y con­vocó a elec­ciones para realizar una con­ven­ción nacional, con la par­tic­i­pación de los gru­pos con­ser­vadores y lib­erales, que se efec­tuó en Valen­cia el 5 de julio de 1858, pre­si­di­da por Fer­mín Toro para elab­o­rar una nue­va con­sti­tu­ción y nom­brar a Julián Cas­tro como Pres­i­dente de la República. 

       José Anto­nio Ponte tenía 26 años de edad y  fue elec­to Diputa­do por la Provin­cia de Bar­quisime­to y asis­tió a la Con­ven­ción de Valen­cia. Allí estu­vo defen­di­en­do los dere­chos de la Igle­sia. Rep­re­senta­ba al grupo con­ser­vador, ya que los lib­erales prop­ugna­ban un movimien­to laicista que plante­a­ba la suped­itación de la igle­sia frente al Esta­do. Final­izadas las dis­cu­siones y aproba­da la nue­va con­sti­tu­ción en enero de 1859, José Anto­nio Ponte regresó a El Tocuyo, pero enfer­mó y fue traslada­do a Dua­ca, donde estu­vo poco tiem­po debido a su enfermedad.

       El 20 de febrero de 1859 ini­cia la Guer­ra Fed­er­al dirigi­da por Eze­quiel Zamo­ra has­ta 1860 cuan­do murió, y Juan Crisós­to­mo Fal­cón tomó el lid­er­az­go. El 1 de agos­to de 1859 Julián Cas­tro fue der­ro­ca­do, asume la pres­i­den­cia Manuel Felipe Tovar, pero en 1861, con un alza­mien­to mil­i­tar, José Anto­nio Páez retoma el poder.  Luego de fir­ma­do el Con­ve­nio de Coche el 22 de mar­zo de 1863, que puso fin a la Guer­ra Fed­er­al, a la hege­monía políti­ca de los con­ser­vadores y de José Anto­nio Páez; el 18 de mar­zo de 1865 se procla­ma a Juan Crisós­to­mo Fal­cón, Pres­i­dente de Venezuela y a su cuña­do Anto­nio Guzmán Blan­co,  Vicepresidente.

       José Anto­nio Ponte en 1864, por prob­le­mas de salud había sido devuel­to a Valen­cia, donde además de ejercer el min­is­te­rio reli­gioso se dedicó a la enseñan­za, se encar­ga del vicer­rec­tora­do del Cole­gio Nacional de Carabobo, has­ta 1868, cuan­do fue clausura­do. El 3 de Junio de 1868, la fusión entre lib­erales y con­ser­vadores des­en­ca­de­na en  la Rev­olu­ción Azul, Juan Crisós­to­mo Fal­cón y Anto­nio Guzmán Blan­co aban­do­nan el país y el octo­ge­nario  José Tadeo Mon­a­gas toma el poder nue­va­mente,  muere al año sigu­iente y su sobri­no José Ruper­to Mon­a­gas asume la presidencia.

       En 1869, José Anto­nio Ponte es nom­bra­do Senador por Carabobo, se trasla­da a Cara­cas y se ded­i­ca a tra­ba­jar tam­bién como Pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad Cen­tral y del Sem­i­nario Tri­denti­no. El 4 de sep­tiem­bre de 1869, acom­pañó como sec­re­tario pri­va­do, al Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira  a las con­fer­en­cias del vigési­mo Con­cilio Ecuméni­co Vat­i­cano en Roma, con­vo­ca­do por Pio IX, el 8 de diciem­bre de 1869. Esta activi­dad  tenía como final­i­dad reafir­mar la autori­dad y pri­macía papal (infal­i­bil­i­dad) y el Syl­labus real­iza­do en 1864 que con­den­a­ba el lib­er­al­is­mo, el mate­ri­al­is­mo y el racionalismo.

        El 14 de febrero de 1870, Anto­nio Guzmán Blan­co desem­bar­có en Coro,  y llegó a Cara­cas el 27 de abril lid­eran­do la Rev­olu­ción de Abril y toman­do el poder, con lo que se da ini­cio a 14 años de gob­ier­no direc­to y per­son­al, has­ta 1897 cuan­do muere en Paris. Entre el Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira y el Pres­i­dente Anto­nio Guzmán Blan­co se pre­sen­tó un con­flic­to, cuan­do el arzo­bis­po se negó a cel­e­brar un Te Deum, es decir, una cer­e­mo­nia reli­giosa de acción de gra­cias para exal­tar el tri­un­fo mil­i­tar de Guzmán Blan­co, porque había pedi­do como condi­ción, que el gob­ier­no tri­un­fante procla­ma­ra una amnistía gen­er­al con­tra los par­tidar­ios del par­tido con­ser­vador der­ro­ta­do, y Guzmán no accedió. Ello con­llevó a la expul­sión del Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira. 

        Guzmán Blan­co, líder de la Guer­ra Fed­er­al, hijo de Anto­nio Leo­ca­dio Guzmán se pro­pu­so un proyec­to nacional de corte lib­er­al para mod­ern­izar el país, orga­ni­zar el Esta­do nacional y dinamizar la economía ape­ga­do a la visión lib­er­al pre­dom­i­nante para la época.  Per­mi­tió la inver­sión extran­jera  de Inglater­ra, Fran­cia, Ale­ma­nia y  de Esta­dos Unidos para la reac­ti­vación de la economía, lo que oca­sionó que el sec­tor más poderoso fuese el com­er­cial y prestamista, que se enrique­ció en detri­men­to del agropecuario y favore­ció el surgimien­to de la bur­guesía. La instau­ración del sis­tema lib­er­al, plante­a­ba en su doc­t­ri­na, la lib­er­tad de cul­tos, lib­er­tad de edu­cación y mod­ern­ización de la nación. Este ideario lib­er­al rompe con la visión con­ser­vado­ra y reli­giosa de la edu­cación por la cien­tí­fi­ca, evolu­cionista, de pro­gre­so y liberal. 

       Además de la expul­sión del Arzo­bis­po Gue­vara y Lira, dester­rará a una gran can­ti­dad de reli­giosos  y tomará una serie de medi­das, donde el Esta­do asumirá el con­trol que tenía la Igle­sia.  Entre ellas: Cierre de los sem­i­nar­ios con decre­to del 7 de sep­tiem­bre de 1872; elim­i­nación de las fuentes de ingre­so económi­co de la Igle­sia como las prim­i­cias (colab­o­ración por cer­e­mo­nias) en 1873; cierre de los con­ven­tos, cole­gios y comu­nidades reli­giosas el 5 de mayo de 1874;  expropiación de los bienes ecle­siás­ti­cos y su trasla­do al sec­tor públi­co, prin­ci­pal­mente hacia la uni­ver­si­dad Cen­tral (3 de octubre de 1874) y a los Cole­gios Nacionales ( 31 de octubre de 1876); elim­i­nación del fuero reli­gioso y priv­i­le­gios ecle­siás­ti­cos; elim­i­na la religión del pen­sum de estu­dios. Establece el mat­ri­mo­nio civ­il, y crea los reg­istros civiles para con­tro­lar el reg­istro de nacimien­tos, mat­ri­mo­nios y defun­ciones. Primero se debía cumplir con la for­mal­i­dad civ­il,  y decretó la sec­u­lar­ización de los cementerios.

       José Anto­nio Ponte, logra que Anto­nio Guzmán Blan­co  le autorice a  estable­cer una  Escuela Epis­co­pal (un sem­i­nario dis­im­u­la­do), que aparece como escuela de San Anto­nio, logran­do una impor­tante can­ti­dad de sac­er­dotes, y con­sti­tuye uno de sus más impor­tantes aportes a niv­el educa­ti­vo como Arzo­bis­po.  Mon­señor Jesús M. Jáuregui con el Cole­gio sagra­do Corazón de Jesús en La Gri­ta, y Juan Pablo Wohn­siedler con el Cole­gio San Agustín en Bar­quisime­to, habían logra­do evadir la dis­posi­ción del cierre de sem­i­nar­ios, y en cole­gios pri­va­dos de man­era sola­pa­da, tam­bién for­maron religiosos.

       Guzmán Blan­co con­tin­uó el enfrentamien­to con la igle­sia católi­ca, el 21 de mar­zo de 1874 fue dester­ra­do José Anto­nio Ponte jun­to a otros reli­giosos a Puer­to Rico, allí enfer­mó y su her­mana logró que Anto­nio Guzmán Blan­co le per­mi­tiera regre­sar. La San­ta sede des­igna a Mon­señor Roque Coc­chia para resolver el prob­le­ma de que Venezuela no tuviera arzo­bis­po, y le pro­pone al man­datario para ese car­go, al Pres­bítero José Anto­nio Ponte, quien lo ejer­ció durante 7 años, has­ta su muerte en 1883.

       José Anto­nio Ponte fue el sex­to Arzo­bis­po de Venezuela (1876–1883), el primero fue el Dr. Fran­cis­co de Ibar­ra en 1803, cuan­do la Bula del Papa Pio VII crea el Arzo­bis­pa­do de Cara­cas; el segun­do fue el Dr. Nar­ciso Coll y Pratt en 1810; el ter­cero el Dr. Ramón Igna­cio Mén­dez en 1827; el cuar­to el Dr.  Igna­cio Fer­nán­dez Peña en 1842 y el quin­to el Dr. Sil­vestre Gue­vara Lira en 1853.  Pudo resolver las difer­en­cias entre el Ilus­tre Amer­i­cano y la Curia Romana, logran­do se rela­jara la pre­sión anti-ecle­siás­ti­ca, a pesar de la pues­ta en prác­ti­ca de los prin­ci­p­ios de la filosofía lib­er­al jun­to a las ideas de la ilus­tración y el pos­i­tivis­mo, que reper­cutieron en todas las instan­cias de la vida del país y del mun­do, ideas que con­ll­e­van a la sociedad avan­zar hacia el pro­gre­so afi­an­zadas en la cien­cia y en un mod­e­lo del lib­er­al­is­mo, dejan­do atrás las expli­ca­ciones reli­giosas y debil­i­tan­do el poder que la igle­sia católi­ca había man­tenido has­ta entonces.

       Este es el con­tex­to mundi­al y nacional en que se va a desen­volver y en el que tiene que medi­ar José Anto­nio Ponte.  Muchas de las medi­das tomadas en con­tra de la igle­sia durante el gob­ier­no de Anto­nio Guzmán Blan­co fueron dero­gadas por los gob­ier­nos de Juan Pablo Rojas Paúl y Juan Vicente Gómez.


Fuentes Con­sul­tadas
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Sil­va Uzcátegui. Enci­clo­pe­dia Larense. Tomo I. Cara­cas, 1969. 505 p.
Sosa Saa, José Tomás. Ilus­trísi­mo Señor Doc­tor José Anto­nio Ponte. VI Arzo­bis­po de Cara­cas i Venezuela. Imprenta Guten­berg. Cara­cas, 1929. 206. p.
Car­rera Damas, Ger­mán. For­mu­lación Defin­i­ti­va del Proyec­to Nacional: 1870 – 1900. Cuader­nos Lagoven. Serie Cua­tro Repúbli­cas. Cara­cas, 1988. 129 p.
Sam­bra­no Urdane­ta, Oscar. (Coor­di­nador). Edu­cadores Vene­zolanos. MENEVEN, Cara­cas, 1981. 201 p.

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