El ataque de los submarinos alemanes en Venezuela
Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador
La mayoría de la gente cree que la segunda guerra mundial fue algo alejado, en Europa y Asia, que nada tuvo que ver con Venezuela, pero están equivocados. Son varios los episodios de la guerra que involucraron a Venezuela, aunque son casi desconocidos. Hace poco se cumplieron setenta y nueve años del inicio de las incursiones de submarinos alemanes en las aguas de nuestro país.
Todo empezó en los días de Carnaval de 1942. Ya la guerra llevaba año y medio sembrando la destrucción y la muerte en los teatros de operaciones, pero en estas alejadas tierras caribeñas todo era paz y tranquilidad. Pronto dejaría de ser así. Una flotilla de uno cinco submarinos de la marina alemana había salido a finales de año de sus puertos en la Francia ocupada. Su misión: interrumpir la salida de los buques petroleros que desde los campos del Lago de Maracaibo llevaban el crudo a las refinerías inglesas, holandesas y norteamericanas en Aruba, Curazao y Trinidad.
En aquellos tiempos Venezuela era el primer exportador mundial de petróleo y nuestro crudo abastecía las refinerías de los países aliados que necesitaban enormes cantidades de combustible para sus aviones, tanques, buques y todos los medios de transporte. El petróleo venezolano era vital para el esfuerzo de guerra aliado.
El largo trayecto desde Europa hasta el Caribe lo culminaron los submarinos en Febrero y la noche del lunes de Carnaval los cinco sumergibles alemanes actuando como “manada de lobos” entre la boca del Lago de Maracaibo y las Antillas holandesas emprendieron el ataque. Los desprevenidos buques tanqueros fueron cazados uno a uno. Frente a la costa del Estado Falcón, muy cerca de sus destinos de Aruba y Curazao fueron torpedeados siete buques de transporte de petróleo.
Antes del ataque los tanqueros iban saliendo como de costumbre, uno tras otro luego de ser cargados de crudo. El primer buque en ser torpedeado fue el “Tia Juana”, que explotó en una bola de fuego al consumirse el petróleo de sus depósitos. A pocas millas de distancia el tanquero venezolano “Monagas”, que había salido después de que zarpó la primera víctima, en la oscuridad de la madrugada vio a lo lejos el incendio y la tripulación pensó que se trataba de un accidente y navegaron a toda marcha para rescatar a los sobrevivientes. Nadie pensaba que a miles de millas de Europa podrían estar en estas aguas las naves alemanas, pero allí asechaban los submarinos esperando pacientemente a sus presas y el “Monagas” también fue torpedeado yéndose a pique en minutos, cinco de sus tripulantes fueron tragados por las aguas.
Sucesivamente otros cinco buques tuvieron la misma suerte. El resto del convoy al darse cuenta de lo que pasaba dieron media vuelta y fueron a refugiarse en puertos seguros. Mientras tanto desde Carirubana y otras poblaciones de Falcón se veían las llamaradas a lo lejos y la gente abandonaba por temor las casas cercanas a la costa. Poco después uno de los submarinos emergió frente a Aruba y con su cañón atacó la refinería de la isla, causando daños ligeros, pero generando el pánico.
Al amanecer los buques Tia Juana, Monagas, San Nicolás, Rafaela, Oranjestad, Pedernales y Arkansas habían sido destruidos. Más de cincuenta marineros habían muerto, cinco de ellos venezolanos. Barcos y aviones venezolanos, holandeses y norteamericanos recogían a los náufragos por todo el mar.
La noticia del ataque causó estupor y alarma en los pueblos del estado Falcón, Zulia y Margarita de donde eran muchas de las tripulaciones, porque aunque los barcos eran de diversas nacionalidades empleaban a marinos criollos, que vivían en los puertos donde operaban las naves.
Los ataques continuaron en los días siguientes: otro barco el “Buarque” de bandera brasileña fue hundido a poco de salir de La Guaira. Mas tarde el “Scotish Star”, noruego fue hundido en las inmediaciones de Trinidad.
Posteriormente, en marzo, fueron hundidos el “Jn Pew”, y el “Sun” (norteamericanos) y al “Thalia” (panameño) al norte de la península de Paraguaná. Luego, en junio, al noreste de Cabo Blanco (Venezuela) hundieron al “Bruselas” (belga) y al “Franklin K. Lane” (norteamericano). La guerra había llegado y los venezolanos no se habían dado cuenta, hoy casi todo el mundo lo ha olvidado.