El Colegio Padre Díaz, las luces del saber
Alexander Cambero
Periodista, poeta y escritor
@alecambero
La vida de Duaca está unida al Colegio Padre Díaz. Así como el café impulsó nuestra economía, hasta llevar el rubro a lejanas tierras, la sexagenaria institución; trasladó su ímpetu formativo hasta las entrañas de generaciones de historias
Las mismas son paradigmas en el mundo contemporáneo. Miles de seres pasaron por sus aulas, dejando su esfuerzo en cada palabra escrita, en ejercicios resueltos con la sabiduría de lo aprendido. En los frisos de la estructura que jamás venció los años, se oculta la sabiduría de un hombre que sigue rondando en los prístinos espacios del sueño que lo hizo grande: Monseñor Alessandro Zaini.
Las actividades académicas comenzaron en septiembre de 1956. La inauguración de la edificación escolar se realizó el 27 de enero de 1957. Para ese entonces la matrícula de secundaria era de 25 estudiantes. Un pequeño grupo de alumno que abría un mundo de oportunidades para una comunidad deseosa de crecer.
Aquel fogoso presbítero italiano impulsaba igualmente el deporte y la cultura. Hizo de la casa de estudio un prototipo de calidad académica. Ya son sesenta y cuatro años de aquel esfuerzo inicial, el génesis de una semilla que sigue llevando una vida pródiga de aciertos.
La experiencia inolvidable
Monseñor Alessandro Zaini era un visionario. En la frescura proverbial de una inteligencia superior, pensó en la formación de una institución modélica. El personal lo escogió con rigurosidad, para poder formar parte de la nómina profesoral; tenía contarse con los pergaminos de sobresaliente. La fama del colegio se extendió como pólvora en manos diestras. Fue así como dieron el siguiente paso.
Se aplicó un régimen de internado, de esta forma llegaron muchos alumnos provenientes de familias de gran abolengo en Venezuela, Duaca brillaba en los intereses de muchos pudientes que aportaban para sostener la institución, el gran giro estaba en integrar a los jóvenes de grandes recursos con aquellos que carecían de los mismos. Zaini logró que en las aulas se encontraran gente de todos los extractos, sin ningún tipo de discriminación, ambas realidades sociales se compenetraron de tal forma que el fenómeno de la complementariedad se hizo presente. Jamás fue un colegio elitista, más bien fue un espacio para la oportunidad de todo aquel que deseaba triunfar.
Venezuela lo reconoce
El colegio Padre Díaz fue destacándose con los años hasta escalar las más altas posiciones de excelencia. Su prestigio crecía de manera extraordinaria. Quienes salían de sus aulas se convertían en noveles embajadores de la institución, vendían entre sus círculos al colegio, pero también a Duaca. Fue así como nuestra tierra fue conocida por la institución educativa. Una de las hazañas más extraordinarias ocurrió en la década de los setenta. El gobierno de Carlos Andrés crea el plan de becas gran mariscal de Ayacucho.
Bajo la coordinación del ministro de Cordiplan Gumersindo Rodríguez mediante Decreto Ejecutivo n.º 1.000 de fecha 1 de julio de 1975, emanado de la Presidencia de la Republica. Todas las instituciones nacionales postulan a sus alumnos con mejores promedios. El Colegio Padre Díaz logra ser la institución venezolana que tuvo mayor número de escogidos en dos años sucesivos. Muchos de aquellos portentos provenían de hogares de escasos recursos.