El del Viernes Negro
Douglas Zabala
Historiador y biógrafo
zabala.douglas@gmail.com
Luis Herrera Campíns nació en pleno apogeo de la dictadura de Juan Vicente Gómez, el 4 de mayo de 1925 cercano a los días cuando el Benemérito inaugura la carretera Trasandina que arrancaba desde Caracas hasta San Antonio del Táchira, pasando por Valencia, y por su ciudad natal Acarigua.
Desde muy temprano comenzó su activismo político en el Colegio La Salle de Barquisimeto cuando andando apenas a los 16 años se incorpora la Unión Nacional Estudiantil (UNE), antecedente del futuro Partido Socialcristiano COPEI.
De allí parte a la Universidad Central de Venezuela para cursar estudios de Derecho. Desde allí como dirigente estudiantil asume de pleno su condición de dirigente fundador junto a Rafael Caldera de su Partido Demócrata Cristiano.
Campíns ocupará el primer cargo público cuando en 1948 gana su primera elección como diputado a la Asamblea Legislativa del estado Portuguesa, diputación cercenada por la misma la Junta Militar que ya había derrocado a Rómulo Gallegos.
En su lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, participa activamente como dirigente estudiantil en la UCV. Saldrá desterrado por el dictador hacia España donde terminará sus estudios como abogado.
Luis Herrera Campíns corona toda una vida dedicada al activismo político cuando 3 de diciembre de 1978, se mide en las elecciones presidenciales contra las candidaturas de Piñerúa Ordaz, Prieto Figueroa, José Vicente Rangel y Renny Ottolina. En aquella campaña batió a sus contrincantes con las consignas de ¡Luis Herrera arregla esto! Y ¡Dónde están los reales!
En esa oportunidad es electo Primer Magistrado Nacional con 2,487,318 votos, representando un 55% de los escrutinios, frente a Luis Piñerúa Ordaz (AD) quien obtuvo 2,309,577 votos, y José Vicente Rangel (MAS), en tercer lugar, con 276,083 votos
Cuando le colocaron la cinta presidencial jamás imaginó que bajo su gobierno los venezolanos ‑lejos de ver arreglar las cosas‑, conocerían la primera devaluación de la moneda en aquel resonante Viernes Negro 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una abrupta suspencion de la venta del dólar estadounidense, derivada de políticas económicas asumidas por su mandato. Este es otro saber republicano.