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El destrozado y abandonado Parque Ayacucho se estrenó en 1933

 

Juan José Peralta
Periodista


El Parque Ayacucho fue inaugurado por el general Eustoquio Gómez el 19 de diciembre de 1933 en la celebración de los 25 años de su primo el tirano general Juan Vicente Gómez en el poder y la plaza Bolívar en 1930.

Con ale­gres retre­tas, algar­abías y pro­fusión de fue­gos arti­fi­ciales la plaza Bolí­var de Bar­quisime­to fue estre­na­da en diciem­bre de 1930, en con­mem­o­ración del cen­te­nario de la muerte del Lib­er­ta­dor y de un año más del golpe de esta­do que el dic­ta­dor Juan Vicente Gómez le dio en 1908 a su com­padre, el pres­i­dente Cipri­ano Cas­tro a quien no dejó entrar al país cuan­do se fue a Ale­ma­nia, a aten­der­se de la prós­ta­ta enfer­ma de sus desór­denes de vida, según los médi­cos de la época.

En 1929 el entonces pres­i­dente del esta­do Lara –como se llam­a­ba entonces– el gen­er­al Eusto­quio Gómez ordenó la con­struc­ción del pedestal para la colo­cación de la estat­ua ecuestre del Padre de la Patria, traí­da de Europa en ocasión del cen­te­nario de la muerte de El Lib­er­ta­dor. Antes había sido plaza Miran­da, has­ta 1925, cuan­do el gob­er­nador, gen­er­al Pedro Lizarra­ga le otorgó el nom­bre de Plaza Bolí­var, pero no pasó del puro anuncio.

Nues­tra plaza Bolí­var, una de las más antiguas del país, se ubi­ca en el cas­co históri­co de Bar­quisime­to, entre las cén­tri­c­as calles 25 y 26, entre car­reras 16 y 17. Esta man­zana la ocu­pa­ban vivien­das der­rum­badas por el céle­bre ter­re­mo­to de 1812 que en Cara­cas hizo excla­mar al Lib­er­ta­dor que si la nat­u­raleza se oponía, tam­bién con­tra ella lucharían has­ta hac­er­la obedecer.

El gen­er­al Eusto­quio Gómez, pri­mo del entonces pres­i­dente Juan Vicente Gómez, tira­no de una de las peo­res pesadil­las mil­itares vivi­das por Venezuela en su era repub­li­cana, había lle­ga­do a Bar­quisime­to en 1929 pre­ce­di­do de muy malas ref­er­en­cias. Entre otros crímenes, se le acus­a­ba del asesina­to en enero de 1907 en un botiquín de Puente Hier­ro, en Cara­cas, del gob­er­nador Luis Mata Illas, hom­bre de con­fi­an­za de Cipri­ano Cas­tro, quien con­spir­a­ba con­tra el bagre –como llam­a­ban a su pri­mo, entonces vicepres­i­dente–  para impedirle su acce­so al poder debido a la enfer­medad del cabito, como llam­a­ban a Castro.

Menos de dos años de cár­cel pagó Eusto­quio Gómez, pues al pro­ducirse el golpe de Gómez con­tra Cas­tro, aquel 19 de diciem­bre de 1908, una de las primeras órdenes del nue­vo pres­i­dente fue su excarcelación y des­ig­narlo jefe del castil­lo de San Car­los, en el lago de Mara­cai­bo. Años después, a raíz del alza­mien­to del gen­er­al José Rafael Gabaldón en mon­tañas tru­jil­lanas, en abril de 1929 Eusto­quio Gómez fue des­ig­na­do pres­i­dente del Esta­do Lara.

 Muy asus­ta­dos lo reci­bieron los larens­es, pero no les quedó más reme­dio que acep­tar­lo como una más de las des­gra­cias de la dic­tadu­ra a la que no podían opon­erse. El recién lle­ga­do puso orden en la pueb­le­ri­na cap­i­tal: arreglaron las calles y avenidas, con­struyeron edi­fi­cios y plazas, ordenó recoger los puer­cos y otros ani­males realen­gos y los mendi­gos de las calles. Una razz­ia social recogió las puti­cas para recluir­las y pavi­men­tó algu­nas calles para tran­si­tar su Lin­coln negro de lujo lla­ma­do “la urna” por la ironía popular.

De las primeras cosas en ocu­parse Eusto­quio Gómez fue de cul­mi­nar el Pala­cio de Gob­ier­no, ini­ci­a­do frente al Teatro Juares en 1905 bajo la pres­i­den­cia de Cipri­ano  Cas­tro, par­al­iza­do por 21 años des­de su sal­i­da en 1908 y Eusto­quio lo cul­minó a tiem­po para los 25 años de gob­ier­no de su pri­mo, el tira­no implaca­ble gen­er­al Gómez, el 19 de diciem­bre de 1933, cuan­do se inau­guró con un ale­gre sarao ofi­cial como correspondía.

Este edi­fi­cio de esti­lo francés, mod­er­no y van­guardista tiene dos plan­tas. El patio cen­tral cuen­ta con varias colum­nas de relieves lin­eales y arcos reba­ja­dos. El acce­so a la plan­ta alta es dado por dos escaleras en for­ma de “Y” al esti­lo francés, car­ac­terís­ti­co de pala­cios y con­struc­ciones históri­c­as europeas. 

El Pala­cio de Gob­ier­no fue dec­re­ta­do Pat­ri­mo­nio Artís­ti­co e Históri­co del esta­do Lara durante el manda­to del gob­er­nador Enumán Suárez. El 20 de febrero de 2005 fue declar­a­do Pat­ri­mo­nio Cul­tur­al de la Nación por el Insti­tu­to de Pat­ri­mo­nio Cul­tur­al y en 2009 restau­rar­lo y abier­to al públi­co como atrac­ti­vo turís­ti­co y sede de la Cor­po­ración de Tur­is­mo del esta­do Lara, Cortulara.

Al lle­gar a Bar­quisime­to, el gen­er­al Eusto­quio Gómez habitó la casa con­stru­i­da por el gen­er­al Pedro Lizarra­ga en 1928, situ­a­da en la car­rera 17 con calle 25. Es una estruc­tura con facha­da de arcos, ven­tanales  y bal­cones que dan acce­so a la vivien­da. Esta estruc­tura arqui­tec­tóni­ca  refle­ja los perío­dos román­ti­co, clási­co griego y la influ­en­cia afrance­sa­da de los tiem­pos de Guzmán Blanco.

De esta casa del gen­er­al Pedro Lizarra­ga, res­i­den­cia del gen­er­al Eusto­quio Gómez, hoy pat­ri­mo­nio cul­tur­al, sal­ió su hija Jos­e­fi­ta a casarse en la igle­sia de la Inmac­u­la­da Con­cep­ción, atrav­es­an­do la plaza Bolí­var –tam­bién con­stru­i­da por él– entre invi­ta­dos espe­ciales y curiosos, sarao que alborotó a la ciudad.

Insis­to que deben san­ear su nom­bre, lla­mar­la Casa Munic­i­pal en todo caso y quitar­le el nom­bre de ese bár­baro gob­er­nante que sim­boliza la tiranía san­gri­en­ta de su pri­mo el bagre Juan Vicente Gómez. Hoy esa edi­fi­cación ubi­ca­da diag­o­nal a la plaza Bolí­var, pertenece a la Cor­po­ración de Tur­is­mo de Bar­quisime­to, Cor­tubar. He prop­uesto lla­mar­la Casa Her­mann Gar­men­dia y que sea despa­cho del Cro­nista de la ciu­dad, cuan­do lo teng­amos porque el actu­al no lo ejerce.

La obra más impor­tante inau­gu­ra­da el 19 de diciem­bre de 1933 por los 25 años del gob­ier­no de Juan Vicente Gómez, fue el Par­que Ayacu­cho, en una fies­ta pop­u­lar con retre­tas, fue­gos arti­fi­ciales y la algar­abía de los bar­quisimetanos con­cen­tra­dos en lo que antes fuera un ter­reno des­ti­na­do por el con­ce­jo munic­i­pal al oeste de la calle del Cuar­tel Nacional, para estable­cer allí el par­que con moti­vo del cen­te­nario de la Batal­la de Ayacucho.

Por var­ios años esos espa­cios fueron el Cam­po Ayacu­cho, para recreación y jue­gos de pequeños y jóvenes, con­forme a un decre­to del Ejec­u­ti­vo del Esta­do. Era un espa­cio para prác­ti­cas y ejer­ci­cios mil­itares. Tam­bién para deportes en gen­er­al de diver­sos insti­tu­tos educa­tivos. Ahí jugo pelota mi papa. El nueve de diciem­bre de 1.924, el gen­er­al Rafael María Velaz­co, pres­i­dente del esta­do, colocó la primera piedra para la con­struc­ción del par­que por el cen­te­nario de la batal­la de Ayacu­cho y has­ta allí llegó.  Otro anun­cio incumplido.

El 13 de mayo de 1929, el nue­vo gob­er­nante, gen­er­al Eusto­quio Gómez, una vez toma­do el car­go revisó los planos y el 17 de diciem­bre de 1.930 dic­tó un decre­to para comen­zar la con­struc­ción del par­que, ubi­ca­do en Bar­quisime­to, entre las car­reras 14 y 16, entre calles 41 y 43,  primero en Lati­noaméri­ca con acce­so inte­ri­or para auto­mo­tores. ¡La gran novedad! La gente venía en car­ro a pasear y los peatones a recor­rer su her­mosa jar­dinería hoy destru­i­da por la desidia e igno­ran­cia de los gob­er­nantes locales de los últi­mos 25 años.

Par­que Ayacu­cho Inau­gu­ra­do en el Año 1933.

Son cuatro hectáreas

El Par­que Ayacu­cho ocu­pa cua­tro man­zanas cer­cadas, –cua­tro hec­táreas– y en el cen­tro el mon­u­men­to al Mariscal de Ayacu­cho, Anto­nio José de Sucre, rodea­do por diver­sas esce­nas de la glo­riosa batal­la que pro­tag­o­nizó y lo inmor­tal­izó en la his­to­ria de América.

Como mano de obra fueron uti­liza­dos pre­sos quienes “a pun­ta de pico y pala” erigieron la gran obra de del­i­ca­do esti­lo francés dado por su dis­eñador Roland Coul­trox. Frente al Par­que Ayacu­cho, Eusto­quio Gómez con­struyó para su hija Jos­e­fi­ta, cuan­do se casara,una estram­bóti­ca res­i­den­cia la cual nun­ca habitó y la zona alrede­dor del nue­vo espa­cio se pobló de inmedi­a­to de res­i­den­cias de gente con pla­ta, la may­oría hoy inva­di­das por intru­sos aupa­dos por afec­tos al gob­ier­no des­de tiem­pos del difun­to Hugo Chávez.

Es incal­cu­la­ble el daño oca­sion­a­do a este mon­u­men­to y aún no se ha comen­za­do su restau­ración luego de sufrir destro­zos irrepara­bles con­cep­tuales y mate­ri­ales con­tra el pat­ri­mo­nio históri­co y físi­co de la ciu­dad de Bar­quisime­to y de cos­tos incal­cu­la­bles para la Nación cau­sa­dos por la voraci­dad e igno­ran­cia del ham­pa desa­ta­da al muti­lar piezas desta­cadas como la cabeza de la estat­ua de la Lib­er­tad y el bra­zo con la espa­da del mariscal Anto­nio José de Sucre, entre otros daños.

Has­ta aho­ra las autori­dades nada han dicho de la inves­ti­gación y local­ización de los frag­men­tos del mon­u­men­to del cual tuvieron conocimien­to direc­to pues el tres de febrero de 2018, cuan­do fueron a rendir hom­e­na­je al mariscal Sucre en su cumpleaños lo encon­traron sin el bra­zo y la espa­da y la mujer que sim­boliza la Lib­er­tad, sin cabeza, decap­i­ta­da de la más grotesca manera.

Apu­ra­dos por el bru­tal espec­tácu­lo de las muti­la­ciones, cor­rieron a avis­ar­le a la gob­er­nado­ra Car­men Melén­dez quien mandó sus­pender los hon­ores y a toda prisa mil­i­tar reco­gieron estandartes, ban­dero­las, tol­dos y sil­las mien­tras las tropas en for­ma­ción rompían filas.

Un asid­uo vis­i­tante al ries­goso par­que comenta­ba con sor­na que si el gen­er­al Eusto­quio Gómez viviera, los desalma­dos que la deshon­raron y muti­laron por lo menos habrían ido a parar a la cár­cel de Las Tres Tor­res con los gril­los más pesa­dos y quién sabe si has­ta los hubier­an fusilado. 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «El destrozado y abandonado Parque Ayacucho se estrenó en 1933»

  • Una hec­tárea son 10.000 m². Una man­zana colo­nial de 100 varas castel­lanas de lado equiv­ale a 0,70 ha. Una vara castel­lana mide 0,86 met­ros. Una hec­tárea NO es igual al área de una manzana.

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