El Fortín de La Puntilla o El Faro de Punta Brava
Grisseld Lecuna Garcia-Bavaresco
Cronista — Historiadora
Punta Brava fue el nombre que se dio a un pequeño islote situado al norte del Castillo de San Felipe El Fuerte, malamente llamado Libertador, un titulo otorgado a nuestro padre de la Patria, colocado a un recinto que con el tiempo sería un antro de perdición y terror

Ya lo dijo nuestro historiador Asdrúbal González, a propósito del cambio de nombre: “No fue de libertad sino de cautiverio. No fue liberador sino opresor. Nunca fue lugar de alegría, y si de llanto y pena”.
En este sitio se construyó un fortín conocido como “La Puntilla” y en el cual frecuentemente eran sometidos a torturas numerosos patriotas.
Se cuenta que una vez Monteverde encerró a un grupo de éstos en oscuros calabozos y que la mayoría murió asfixiado por estar la bóveda herméticamente cerrada.
Años más tarde, por decreto del Congreso Nacional y a solicitud del Concejo Municipal, se construyó sobre ruinas del tétrico fortín de La Puntilla, un faro luminoso que advertía a los pequeños navegantes la peligrosa zona donde el mar rompía sus olas contra los farallones.
En las habitaciones construidas debajo de la torre de dicho faro, funcionó un hospital, una escuela náutica y la primera Base Naval del país.
En 1893, las instalaciones de este faro fueron destruidas por un incendio y para 1900 fue reconstruido por el ingeniero Teodoro Alejandro Chataing (Caracas 1873 — Caracas 1928).
Fuente: Dao, Miguel Elia. Puerto Cabello, Pinceladas Históricas. El fortín de La Puntilla. Pág 100
Fotografías: Memorabilia Porteña, Google.com