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El Hospital Central Universitario Antonio María Pineda

 

Juan José Peralta
Peri­odista

A los Fran­cis y Elvis y sus hijos futur­os cole­gas suyos

Dos escasos meses faltan para que el Hospital Central de Barquisimeto, bautizado mas tarde con el nombre del eminente médico barquisimetano Antonio María Pineda cumpla 65 años, pero nada que celebrar al conocerse el deplorable estado de los servicios debido a la destrucción del sistema de salud en todo el país por quienes nunca se prepararon para la gestión pública, botaron y se robaron los recursos y ahora los pacientes deben llevar lo más elemental para ser atendidos.  

El próx­i­mo 16 de noviem­bre se cumplirán 65 años del mem­o­rable día cuan­do el doc­tor José Rafael Agüero abrió por primera vez a los pacientes y sus famil­iares las puer­tas del nue­vo Hos­pi­tal Cen­tral de Bar­quisime­to, con­stru­i­do como parte de las obras públi­cas por el Cua­tri­cen­te­nario de la ciu­dad para susti­tuir al antic­ua­do Hos­pi­tal Dr. Anto­nio María Pine­da, inau­gu­ra­do por su men­tor en 1918 como de la Caridad.

Con­ta­ba Agüero que aquel día tra­jeron des­de la desa­pare­ci­da mater­nidad Luisa Cáceres de Aris­men­di, situ­a­da al lado de la igle­sia de San Juan, en la nuevas ambu­lan­cias a las par­turi­en­tas y a los pacientes del viejo Hos­pi­tal de Cari­dad, para estre­nar sus his­to­rias médi­cas con las novísi­mas camas con sabanas limpias y olorosas, en salas de pisos puli­dos, con las enfer­meras lucien­do son­risas fran­cas y sus nuevos uni­formes blan­cos, al igual los médi­cos de albas batas. 

Aveni­da Var­gas de Bar­quisime­to recién con­stru­i­da con hos­pi­tal Anto­nio María Pine­da al fondo

La nue­va y mod­er­na edi­fi­cación con la estruc­tura que hoy cono­ce­mos, al final de la aveni­da José María Var­gas, ambas parte de las obras del Cua­tri­cen­te­nario de la ciu­dad, tenía cin­co plan­tas y un sótano, todas lev­an­tadas en con­cre­to arma­do y dota­do de cua­tro ascen­sores, la gran novedad en la ciu­dad, de los cuales aho­ra ninguno está en servicio.

Con­stru­i­do a un cos­to de 35 mil­lones de bolí­vares, en un espa­cio de unas diez hec­táreas, inau­gu­ra­do el 16 de noviem­bre de 1954, susti­tuyó al viejo edi­fi­cio del Hos­pi­tal de Cari­dad, cuan­do el saco de cemen­to entonces costa­ba dos bolívares.

En 1939, el Hos­pi­tal de Cari­dad recibió el nom­bre de su fun­dador, Dr. Anto­nio María Pine­da y en 1964, el nue­vo Hos­pi­tal Cen­tral de Bar­quisime­to tam­bién fue bau­ti­za­do con el mis­mo nom­bre, como con­tinuidad a la tradi­ción históri­ca hereda­da del antiguo hospital.

Cul­mi­na­do su hon­roso tiem­po útil de ser­vi­cio de salud el viejo edi­fi­cio se uso en varias fun­ciones –inclu­so como anexo del cuar­tel Jac­in­to Lara, bajo la ame­naza de demoli­ción el ayun­tamien­to de la ciu­dad lo adquir­ió para activi­dades cul­tur­ales y refac­ciona­do para abrir en 1982 sus puer­tas como Museo de Barquisimeto.

Por ser la sede de for­ma­ción de los pro­fe­sion­ales de Med­i­c­i­na de la Uni­ver­si­dad Cen­tro Occi­den­tal Dr. Lisan­dro Alvara­do, donde además se imparten los cur­sos de espe­cial­ización e inter­na­do, le fue otor­ga­do el gra­do de hos­pi­tal universitario.

La edi­fi­cación todavía guar­da gran parte de sus ele­men­tos orig­i­nales, fachadas, puer­tas y ven­tanas. Pos­te­ri­or­mente se con­struyeron dos edi­fi­cios anex­os de esti­lo con­tem­porá­neo de fun­ciones asis­ten­ciales, que lam­en­ta­ble­mente no guardan relación con la arqui­tec­tura del edi­fi­cio original.

Ven­cien­do obstácu­los y difi­cul­tades por la destruc­ción del sis­tema hos­pi­ta­lario por quienes cual bar­bara­zos acabaron con todo, médi­cos espe­cial­is­tas y pro­fe­sion­ales de difer­entes dis­ci­plinas , enfer­meras y tra­ba­jadores en gen­er­al, asumen el reto diario de aten­der a los pacientes de un hos­pi­tal  que cumple con lo que debería sig­nificar el fun­cionamien­to de cin­co noso­comios iguales al actual.

Facha­da del Hos­pi­tal Cen­tral Uni­ver­si­tario Anto­nio María Pine­da de Barquisimeto

El doc­tor Pineda

Médi­co ciru­jano desta­ca­do, escritor cien­tí­fi­coped­a­gogo, filán­tropo e inven­tor de instru­men­tos facil­i­ta­dores de la activi­dad quirúr­gi­ca, Anto­nio María Pine­da nació en Bar­quisime­to el 27 de sep­tiem­bre de 1850 (el año próx­i­mo se cumplirán 170 años de su nata­l­i­cio) y fal­l­e­ció el 5 de octubre de 1941, a la avan­za­da edad de 91 años, luego de una gestión pro­fe­sion­al exi­tosa de mucho más de medio siglo en la ciudad.

Tras cul­mi­nar sus estu­dios de med­i­c­i­na en la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela, Pine­da se fue en 1876 a Fran­cia donde obtu­vo el doc­tor­a­do en la Fac­ul­tad de Med­i­c­i­na de París y regresó al ejer­ci­cio de la pro­fe­sión en su ciu­dad natal.

Ciru­jano recono­ci­do, el 24 de mayo de 1893 real­izó la primera cra­ne­otomía en Venezuela, obte­nien­do gran pres­ti­gio inter­na­cional que le granjeó tam­bién la admiración y el apre­cio de los bar­quisimetanos. En su labor como galeno, sobre­sal­ió como inven­tor de los instru­men­tos clíni­cos que uti­liz­a­ba en sus operaciones.

Dirigió por medio siglo el Hos­pi­tal de Cari­dad y en 1918 inau­guró –anhela­do sueño– la nue­va sede que con el apoyo de la ciu­dad fue dotan­do has­ta con­ver­tir­lo en el prin­ci­pal cen­tro de salud de la región, sede hoy del Museo de Barquisimeto.

Pine­da dirigió el Cole­gio Fed­er­al y fue rec­tor del Cole­gio Nacional de Varones. Tam­bién fue gran divul­gador cien­tí­fi­co y fundó las revis­tas Boletín del Hos­pi­tal de Cari­dad y el Boletín Cien­tí­fi­co, donde pub­licó numerosos tra­ba­jos. Fue además miem­bro de número de la Acad­e­mia Nacional de Med­i­c­i­na, des­de 1934.

Ojala una nue­va admin­is­tración de la Repúbli­ca traiga en su equipa­je recu­per­ar al más impor­tante hos­pi­tal de la región cen­tro occi­den­tal del país y su cal­i­dad de ser­vi­cio, pues a su aten­ción acu­d­en pacientes no sólo de la cap­i­tal larense, de sus pueb­los veci­nos, inclu­so de enti­dades del entorno, Fal­cón, Por­tugue­sa, Tru­jil­lo, Yaracuy y de más allá, para el orgul­lo de nues­tra cap­i­tal musi­cal de Venezuela y de sus médi­cos y enfer­meras egre­sa­dos en la UCLA donde se desta­can entre los mejores del mundo. 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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