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EL IMPULSO, periodismo centenario para la cultura y el arte 

Freddy Torrealba Z. 
Escritor e investigador 

El 1 de enero de 1904, cuan­do el diario El Impul­so cir­cu­la por primera vez, Venezuela es un país isla mold­ea­do por una economía agrí­co­la y el poder políti­co en manos de feu­dales y autori­tar­ios caudil­los. La aldea glob­al esta­ba aún dis­tante pues dis­cur­ríamos en un mun­do ancho y ajeno, como decía el peru­ano Ciro Alegría. 

A Caro­ra las noti­cias nacionales e inter­na­cionales tard­a­ban var­ios días en cono­cerse. El medio pre­dom­i­nante para su difusión era el per­iódi­co que se nutría de los via­jeros y el telé­grafo. En un país con un 90 % de anal­fa­betismo sacar un per­iódi­co con­sti­tuía un ver­dadero reto, sobre todo por su esca­so mercado.

 En ese adver­so con­tex­to Fed­eri­co Car­mona, un com­er­ciante de espíritu vision­ario y diver­si­fi­ca­do, tiene la loable ini­cia­ti­va de crear un per­iódi­co: El Impul­so en for­ma­to están­dar a 4 pági­nas impre­so en una pren­sa Wash­ing­ton impor­ta­da de EEUU en 1888. Las con­stantes guer­ras civiles de entonces impi­dieron que cir­cu­lara en esa fecha. En aquel pre­cur­sor proyec­to de la indus­tria grá­fi­ca des­ti­l­a­ban las ideas del cam­bio, pro­gre­so y democ­ra­cia vis­to que el país esta­ba cansa­do de las retró­gadas dic­taduras y destruc­ti­vas guer­ras civiles. 

El Impul­so se con­vierte entonces en un puente con el esta­do Lara, Venezuela y el mun­do con sus alum­bradores con­tenidos como lo con­cibe su fun­dador. Un proyec­to por sus inten­ciones de mod­er­a­do alien­to nacional­ista y lúci­do uni­ver­sal­is­mo por la tec­nología norteamericana. 

En esos tiem­pos los per­iódi­cos eran en esen­cia voceros para el arte y la propa­gación de ide­ologías políti­cas con una mar­ca­da pres­en­cia de poet­as y escritores. Por ello no falta­ban los suple­men­tos ded­i­ca­dos a la lit­er­atu­ra y arte en gen­er­al. Sin duda, una visión humanís­ti­ca del peri­odis­mo y la vez indus­tri­al vis­to que forma­ba parte de la expan­sión económi­ca de la famil­ia Car­mona en la auro­ra del siglo XX. 

En esta prim­i­ge­nia eta­pa se incor­po­ra al per­iódi­co lo más grana­do de la nar­ra­ti­va, poesía ensayo y pen­samien­to de la época, entre otros: Lisan­dro Alvara­do, José Gil For­toul, Julio Ramos, Cecilio Zubil­la­ga Per­era, Anto­nio María Pine­da, los her­manos Alcides y Eli­gio Loza­da, Ramón Pom­pilio Oropeza, Egidio Mon­tesinos, Ela­dio del Castil­lo y Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui.

Esa línea edi­to­r­i­al per­si­s­tirá en lo suce­si­vo por con­duc­to de hom­bres como Eli­gio Macías Múji­ca, jefe de redac­ción y primer cro­nista de Bar­quisime­to. Guiller­mo Morón, igual­mente jefe de redac­ción en la primera mitad de la déca­da de 1940. En los años 50 Fran­cis­co “Kali­fa” Cañiza­lez Verde, tam­bién en el mis­mo car­go, pero abier­to a las man­i­festa­ciones cul­tur­ales. El ase­dio de la dic­tadu­ra perezji­menista fue con­stante lo que con­ll­e­va a su detención. 

En los años 60 Pedro. J. Loza­da sigue con esa tradi­ción secun­da­do por Her­mann Gar­men­dia con su colum­na El Camino y el Espe­jo. Pos­te­ri­or­mente tam­bién ten­emos a Julio Pérez Rojas y José Ángel Ocan­to con­tin­u­adores de esa tradi­ción comunicacional. 

En la déca­da del 70 José Vicente Pérez crea la pági­na de Arte y Cul­tura que cir­cu­la­ba los lunes con escritos rubri­ca­dos por cal­i­fi­ca­dos exper­tos del área artís­ti­ca. Es el antecedente de lo que luego sería la Pági­na Lit­er­aria, cuyo primer coor­di­nador es el poeta Agustín Calle­jas Vieira. Le siguen: Teó­du­lo López Melén­dez, Marisela Gon­za­lo Febres, la poet­i­sa ital­iana Beat­riz Vig­giani y Vio­le­ta Vil­lar Liste. 

La fuente de la cul­tura siem­pre ha tenido amplia cabi­da en sus espa­cios para lo cual fue crea­da la sec­ción de cul­tura.  Por varias décadas estu­vieron a su frente las peri­odis­tas: María Hort­en­sia Zap­a­ta, Ángela Ameru­oso, Moraima Gua­ni­pa, Sonia Botero, Mary Tor­nay Arte­ta, Adri­ana Ciccaglione y Lore­na Quin­tanil­la Muñoz. 

Tres de sus colum­nistas estrel­la en esta espe­cial­i­dad fueron Rafael Montes de Oca Martínez, quien escribía en el Suple­men­to Domini­cal la colum­na Entretelones que firma­ba con el seudón­i­mo del Duende del Juares. Otro es Hugo Lara Espinoza con Cul­turi­dades. Ambos eran hom­bres de pen­samien­to de izquier­da mil­i­tantes del MIR. Y Este­ban Rivas Marchena, un cono­ce­dor de la tradi­ción cul­tur­al de la ciu­dad, autor de Cotidianidades. 

Des­de 1999 en Venezuela no son buenos los tiem­pos para el ejer­ci­cio libre y democráti­co de las lib­er­tades de pen­samien­to, expre­sión y pren­sa. La neg­a­ti­va del rég­i­men a vender­le papel obligó al cese de la edi­ción impre­sa para pasar a la dig­i­tal actu­al. Aho­ra la Lic. Gisela Car­mona es la digna hered­era de esta por­ten­tosa obra peri­odís­ti­ca. Lo que en enero de 1904 parecía una utopía irre­al­iz­able arri­ba hoy a 117 años en platafor­ma digital. 

La obra de un soñador con los pies en la tier­ra dota­do de las condi­ciones de un buen ger­ente empre­sar­i­al, jun­to a una man­i­fi­es­ta sen­si­bil­i­dad para los asun­tos de la cul­tura y el arte. El medio de comu­ni­cación más antiguo de Venezuela del que Chío Zubil­la­ga Per­era ase­gura­ba que “enseñó a leer a los caroreños”.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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