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El instituto La Salle en Barquisimeto

Omar Garmendia
Cronista y escritor

Ya des­de el año 1774 se hacían pre­sentes los her­manos de la con­gre­gación lasal­lista en tier­ras amer­i­canas con la lle­ga­da a la isla de Mar­tini­ca y su perip­lo des­de 1837 a Canadá y Esta­dos Unidos en 1849. Para 1865 ya están en Sudaméri­ca, en Ecuador y Chile en 1877, Argenti­na en 1889 y Colom­bia en 1890, lle­gan a Venezuela en 1913 y a Perú en 1921


El Cole­gio La Salle fun­da­do en Bar­quisime­to en 1913 fue el pun­to de par­ti­da para la expan­sión de la insti­tu­ción hacia otras partes del país. Se estable­cen en Cara­cas en sus dos sedes tan­to en 1914 y 1922, en Puer­to Cabel­lo en 1921, San Cristóbal en 1923 en Valen­cia en 1925 y en San Félix en 1959. 

Como insti­tu­ción ded­i­ca­da a la enseñan­za prepara­to­ria, pri­maria y secun­daria bajo la con­duc­ción de la con­gre­gación de los Her­manos de las Escue­las Cris­tianas fun­da­da por Juan Bautista de la Salle, luego de lar­gos prepar­a­tivos y ges­tiones e ini­cia­ti­vas, los primeros her­manos lasal­lis­tas lle­garon a Bar­quisime­to por el Fer­ro­car­ril Bolí­var en enero de 1913. 

Se establecieron en nues­tra ciu­dad el her­mano Facun­do Tomás, quien fuera el primer direc­tor, el her­mano Juan como sub­di­rec­tor y los her­manos Urbano y Juan Bautista. Pocos días después ingre­saron los her­manos Luis, Arístides y Nec­tario María.

La primera sede del cole­gio se estable­ció el 16 de febrero de 1913 en una casa de la calle Lib­er­ta­dor entre calles 24 y 25. Cua­tro años después se trasladaría a su actu­al y amplio edi­fi­cio en el lla­ma­do bar­rio Curaza­í­to, inau­gu­ra­do el 11 de febrero de 1917, sien­do el dis­cur­so de orden pro­nun­ci­a­do por el doc­tor Anto­nio Álamo. 

Fue dis­eña­do y con­stru­i­do por el her­mano Juan, inge­niero de pro­fe­sión, además de otras edi­fi­ca­ciones que aún hoy per­du­ran como lo son el Cole­gio Inmac­u­la­da Con­cep­ción, la Casa de Gob­ier­no, el puente sobre el río Tur­bio, además de la extra­or­di­nar­ia con­tribu­ción en el abastec­imien­to de agua para ciu­dad en base al hal­laz­go y extrac­ción de agua sub­ter­ránea en dis­tin­tos lugares de tradi­ción desér­ti­ca de nue­stro entorno.

No solo la labor educa­ti­va cris­tiana ha impar­tido el cole­gio La Salle. Debe su fama a aspec­tos como el deporte, que para la época de la fun­dación del insti­tu­to no se toma­ba en cuen­ta como atrib­u­to educa­ti­vo y esco­lar­izante en el desar­rol­lo físi­co y emo­cional del niño y del ado­les­cente. Los edu­cadores lasal­lis­tas intro­du­jeron deportes en Bar­quisime­to y Lara como el fút­bol y el béis­bol, como lo fueron el Sport­ing F.B.C., Lib­er­ta­dor B.B.C. y Ayacu­cho B.B.C.

En el aspec­to for­ma­ti­vo tam­bién hace su apari­ción el museo de La Salle, recep­tácu­lo de obje­tos pale­on­tológi­cos, zoológi­cos y min­er­alógi­cos, que rep­re­sen­tan un valioso y admirable esfuer­zo. Los ini­cios del museo se deben al her­mano Atana­sio, taxi­der­mista, quien recopi­la dis­tin­tos ejem­plares y especímenes de la fau­na tan­to local y nacional. 

Esta labor de crec­imien­to del museo fue sus­ten­ta­da luego por los her­manos Basilio y Nec­tario María con colec­ciones de cerámi­cas indí­ge­nas, mues­tras de min­erales y el gran mega­te­rio, recon­stru­i­do por vez primera en Venezuela gra­cias a la habil­i­dad del her­mano Juan. Este ejem­plar de ani­mal ante­dilu­viano fue exhibido como atrac­ción cen­tral en la Feria-Exposi­ción cel­e­bra­da en Bar­quisime­to en 1940.

Uno de los pilares fun­da­men­tales del éxi­to del Insti­tu­to La Salle se debía, no solo a la for­ma­ción voca­cional hacia lo cien­tí­fi­co y humanís­ti­co, sino tam­bién a la for­ma­ción reli­giosa des­de la cate­que­sis. En el área educa­ti­va y pedagóg­i­ca se hace men­ción de los tex­tos esco­lares ade­cua­dos a los planes educa­tivos y pro­gra­mas ofi­ciales de la época. Algunos de esos tex­tos fueron pro­duci­dos por los pro­pios her­manos como Fran­cis­co, Nec­tario María y otros autores de renombre. 

En el caso de Nec­tario María, además de las obras escritas de carác­ter didác­ti­co, se encuen­tra su exten­sa obra históri­ca y otras de carác­ter espir­i­tu­al aso­ci­a­da a la devo­ción y pro­mo­ción de la fe mar­i­ana. Asimis­mo, se incor­po­raron a la enseñan­za en el Insti­tu­to docentes laicos de la tal­la de Lisan­dro Alvara­do, Eliodoro Pine­da y Ela­dio del Castillo.

Decía el doc­tor Anto­nio Álamo en el dis­cur­so de inau­gu­ración del edi­fi­co sede del Insti­tu­to La Salle:

“Está bien esta con­struc­ción mod­er­na frente al ves­ti­gio glo­rioso del Cole­gio San Agustín, porque al través del tiem­po que renue­va las cosas y repone los hom­bres, la esen­cia humana es la mis­ma, y la obra de saber y de vir­tud de aquel mae­stro que se llamó el padre Wohn­siedler tiene relación direc­ta con la de estos que se lla­man Her­manos de las Escue­las Cris­tianas” (p.40).

Con estas pal­abras aludía a la peren­nidad de la cul­tura y el conocimien­to como el esta­do social más favor­able a la dicha por medio de la com­ple­ja tarea de la edu­cación, que nun­ca cesa y la opor­tu­na lle­ga­da de los her­manos edu­cadores de La Salle a los mis­mos sitios donde los tem­p­los del saber se asen­taron, frente al río con sus verdes zafras y el fru­to del cañame­lar, la brisa del Tere­paima y la unión de la sana madurez de los mae­stros y la dulce inocen­cia de los niños en las aulas donde se preparan almas y cere­bros para la vida.


Bib­li­ografía consultada:
Álamo, Anto­nio (1945). Libro revuel­to. Dis­cur­sos y char­las. Cara­cas: Tipografía Garrido.
Her­rera C., Luis (s/f). 50 años del lasal­lis­mo en Venezuela. Caracas.

CorreodeLara

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