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Simón Bolívar y el sueño de una América unida

Ángel Rafael Lombardi Boscán
@lombardiboscan
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia 

La exuberancia suramericana no es riqueza, sino desorden
Nicolás Gómez Dávila

John V. Lombardi, un reputado historiador estadounidense que ha estudiado por muchos años a Venezuela y su pasado, ha sostenido que Simón Bolívar y su “sueño de unidad” no fue otra cosa que reeditar la misma estructura colonial hispánica. Bolívar destruyó el imperio hispánico en América para proponer lo mismo salvo que con una identidad política diferente


El Con­gre­so de Panamá en el año 1826 que fue la “reunión de la her­man­dad” de todos los nuevos ter­ri­to­rios lib­er­a­dos fue un ruti­lante fra­ca­so. Inglater­ra y Esta­dos Unidos enviaron sus emba­jadores para sabotear ésta peli­grosa ini­cia­ti­va con­ti­nen­tal de alto cal­a­do geopolíti­co con una base mil­i­tar nada des­deñable. Bolí­var les había demostra­do unas capaci­dades mil­itares de altos vue­los y la der­ro­ta de España trasto­ca­ba el equi­lib­rio de una Améri­ca siem­pre apete­ci­da por Europa como ter­ri­to­rios aptos para el saqueo. Y para su ale­gría, estos diplomáti­cos, se dieron cuen­ta de que sólo había señales de humo. Las nuevas repúbli­cas inde­pen­di­entes des­de Méx­i­co has­ta Argenti­na eran todas aéreas y pri­sion­eras de la calami­dad. Los “Lib­er­ta­dores” resul­taron ser peo­res que los vir­reyes españoles.

 

Inglater­ra y los Esta­dos Unidos estim­u­la­ron la bal­can­ización de la Améri­ca del Sur para de ésta for­ma caer sobre los despo­jos de unos ter­ri­to­rios mal­tre­chos por una tran­si­ción de colo­nia a repúbli­ca (1750–1830) real­iza­da de una for­ma vio­len­ta y traumáti­ca. En real­i­dad la sep­a­ración de España se hizo sin un plan y propósi­to con­venido antes de lle­var a cabo esto de parte de sus impul­sores. 1808 fue el año de la inflex­ión. Y 1830, cuan­do ya todo esta­ba con­suma­do, el año de la deses­peración: de asumir el proyec­to republicano/liberal bajo un dis­eño bien inten­ciona­do aunque sin las habil­i­dades para conc­re­tar­lo. Los viejos mate­ri­ales de la fragua colo­nial his­páni­ca de tre­scien­tos años demostraron una ter­ca resisten­cia a ceder.

En el caso vene­zolano José Anto­nio Páez repudió, des­de el mis­mo año 1826 con el movimien­to de la Cosi­a­ta, todo el sueño de Bolí­var de una Gran Colom­bia fuerte y pujante; pros­pera y con un futuro promiso­rio. 1826 es cru­cial. Bolí­var en Panamá quiere unidad y Páez va en sen­ti­do con­trario. Y ter­minó prevale­cien­do Páez para ser el fun­dador de una Venezuela pen­sa­da des­de la más grande impro­visación y bajo el láti­go de los caudil­los y sus prác­ti­cas sal­va­jes. El hom­bre de armas, el Gen­darme Nece­sario de Val­le­nil­la Lanz, por enci­ma de los civiles débiles con sus leyes inútiles al ser­vi­cio del que man­da por la fuerza y no las razones.

El sueño de Bolí­var nun­ca fue un sueño román­ti­co. John V. Lom­bar­di reivin­di­ca a un Bolí­var román­ti­co, ide­al­ista, despren­di­do y soñador. Ese Bolí­var que él vio yo no lo veo así. Bolí­var buscó la unidad por otra cosa muy difer­ente. Bolí­var sabía bien que el nue­vo sta­tus políti­co implic­a­ba preser­var lo gana­do y que des­de Europa y la mis­ma Améri­ca (Brasil fue otro gigante ter­ri­to­r­i­al que acech­a­ba mien­tras que Cuba y Puer­to Rico seguían sien­do dominio de España y los Esta­dos Unidos ya en 1823 con la Doc­t­ri­na Mon­roe “mar­caron el ter­ri­to­rio”) le iban a dis­putar esos dominios. 

Además, su otro gran temor fue la guer­ra civ­il per­ma­nente entre los mis­mos lib­er­ta­dores, algo que vivió en carne propia y con resul­ta­dos trági­cos. Bolí­var pen­só en grande aunque no fue capaz de mate­ri­alizar la unidad amer­i­cana. Se des­vivió por Bolivia que le infló su desme­di­do ego y se olvidó de leg­is­lar y gob­ernar en la con­struc­ción de la paz. Sus coque­teos con la dic­tadu­ra y el poder abso­lu­to y sin con­trape­sos apoy­a­do por el par­tido mil­i­tar fueron su perdición.

Al fra­casar el sueño uni­tario de Bolí­var de una Améri­ca fuerte se con­cretó nues­tra condi­ción de ter­ri­to­rios neo­colo­niales. Inde­pen­di­entes en un sen­ti­do for­mal aunque per­me­ables a la inter­ven­ción extran­jera. En el caso vene­zolano sobran los ejem­p­los de esto. Des­de el despo­jo del Ese­qui­bo por parte de Inglater­ra, paradóji­ca­mente nues­tra ali­a­da para ganar la Inde­pen­den­cia con­tra España, has­ta el abu­so de las com­pañías extran­jeras que vinieron a sacar nue­stro petróleo porque nosotros mis­mos fuimos inca­paces de hacerlo.

Para John V. Lom­bar­di lo que quedó del “sueño” de Bolí­var, y esto lo señala con admiración, fue el panamer­i­can­is­mo que derivó en la OEA que en real­i­dad fue un organ­is­mo tute­la­do por los mis­mos Esta­dos Unidos y que cuan­do ocur­rió la Guer­ra de las Malv­inas en el año 1982 demostró su inop­er­an­cia casi total has­ta el día de hoy.

Lo que quedó del sueño de Bolí­var de una “Améri­ca Uni­da” fue sólo eso: un sueño. Que aquí CAP I y Chávez a fuerza de reala­zos pre­tendió dar­le algu­na for­ma de tipo arti­fi­cial com­pran­do apoyos políti­cos y rega­lan­do nue­stro dinero de una for­ma irre­spon­s­able den­tro de una Améri­ca Lati­na pri­sion­era del desorden.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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