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El larense Manuel Anzola fue el pionero en la construcción de aviones en Venezuela

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisperozop@hotmail.com
@LuisPerozoPadua

Cuan­do Manuel Anzo­la era niño, su sueño más anhela­do era volar, por lo que sus famil­iares, aparte de repren­der­lo por tan dis­parata­dos pen­samien­tos, elev­a­ban ple­garias para que aban­donara «esos pen­samien­tos impuros», pero pese a todos los inten­tos, Manuel jamás desis­tió y en 1918, en com­pañía de Efraín Car­ras­co, se pro­pu­so con­stru­ir su pro­pio apara­to volador.

El his­to­ri­ador larense Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui, refiere que Anzo­la, de ori­gen caroreño, era un exce­lente con­duc­tor de automóviles de car­reras, pero además era mecáni­co «muy com­pe­tente en su profesión».

Así se veía el mono­plano de Manuel Anzo­la con­stru­i­do en Caro­ra en 1918. En la ima­gen un Bléri­ot XI, toma­do de Cana­da Avi­a­tion and Space Museum

«Unas damas se intere­saron en el proyec­to y con­sti­tuyeron una Jun­ta para recolec­tar fon­dos a fin de regalar­le el motor a Anzo­la. Afor­tu­nada­mente el asun­to no pasó de ahí y el avión se quedó sin motor», ano­ta el his­to­ri­ador en su libro Bar­quisime­to. His­to­ria pri­va­da, adi­cio­nan­do que Anzo­la había con­stru­i­do su avión de madera y lona, «y colo­car­le un motor a una armazón tan débil, con­sti­tuía un reto mortal».

El inge­niero aeronáu­ti­co e his­to­ri­ador Ale­jan­dro Irausquín, ase­gu­ra que Anzo­la con­struyó su avión en Bar­quisime­to «basa­do en el mono­plano Ble­ri­ot XI dis­eña­do y con­stru­i­do por el francés Louis Ble­ri­ot, quien se había hecho mundial­mente famoso al cruzar el Canal de la Man­cha en 1909».

«Se desconoce con certeza la base téc­ni­ca y prác­ti­ca sobre la cual Anzo­la con­struyó y volaría su avión. Es suma­mente prob­a­ble que haya adquiri­do alguno de los libros o jue­gos de planos que se com­er­cial­iz­a­ban en las dis­tin­tas revis­tas amer­i­canas y euro­peas sobre aeronáu­ti­ca, dada la alta pop­u­lar­i­dad del mod­e­lo XI. La aven­tu­ra aeronáu­ti­ca de Anzo­la quedó reg­istra­da en diver­sos artícu­los del diario El Impul­so de Bar­quisime­to», asien­ta Irausquín.

Manuel Anzo­la fab­ricó y ensam­bló un avión en su taller de Caro­ra. Fue el pio­nero en la con­struc­ción de aviones en Venezuela

En un artícu­lo de El Impul­so, pub­li­ca­do el 10 de abril de 1917, tit­u­la­do La Aviación en Bar­quisime­to, decía: «Des­de hace días, medi­ante con­cien­zu­dos tra­ba­jos viene el Sr. Manuel Anzo­la, con­struyen­do un aero­plano con maderas apropi­adas, traí­das espe­cial­mente de las mon­tañas del Dis­tri­to Quí­bor. El Sr. Anzo­la nos ha mostra­do casi todas las piezas del apara­to, con­stru­idas por el mis­mo y trazadas según el mod­e­lo 11, que era uno de los más mod­er­nos. Entre las partes ya ter­mi­nadas hemos vis­to un ala del pájaro mecáni­co, la cual mide como siete met­ros de lon­gi­tud». La nota informa­ba además que se trata­ba de un aero­plano de dos puestos.

Otro artícu­lo de pren­sa del 4 de enero de 1918, tit­u­la­do La aviación en Lara, señala: «El Sr. V. Pin­to Arce, inge­niero y avi­ador chileno y el indus­trioso mecáni­co larense Manuel Anzo­la, este últi­mo inven­tor de un mod­e­lo de aero­plano que ya tiene casi con­stru­i­do y recien­te­mente per­fec­ciona­do con la anu­en­cia y direc­ción del primero» … «han tenido la colab­o­ración espon­tánea de la ciu­dadanía bar­quisimetana para costear el motor cuyo val­or aprox­i­ma­do es de Bs. 4.500 y tienen el deseo de que en la ciu­dad de Caro­ra tam­bién los ayu­den vol­un­tari­a­mente con una sub­scrip­ción para la ter­mi­nación del apara­to que quedará con­stru­i­do en 25 días más para poder con­tin­uar la obra de lo que carece el Sr. Anzo­la, tan labo­rioso como con­traí­do. Para recoger los fon­dos en la ciu­dad de Caro­ra quedaron comi­sion­a­dos los señores Gral. Froilán R. Álvarez, Dr. J. M. Zubil­la­ga Per­era y José Her­rera Oropeza. Con­tin­uarán su gira por El Tocuyo para recolec­tar fon­dos», según recopi­lación de Irausquín.

Aníbal Lisan­dro Alvara­do, quien solía ser ayu­dante de Anzo­la, escribió una intere­sante rev­elación: «Manuel era mi ami­go y repeti­das veces me había ofre­ci­do, como una difer­en­cia que me haría famoso, que el primer vue­lo de prue­ba lo haríamos jun­tos, ofrec­imien­to este que recibía en silen­cio, un poco páli­do, con un nudo en la gar­gan­ta, pen­san­do in péc­tore que aque­l­lo era tan mor­tal como un tiro por el cielo de la boca. Quizá por esa fal­ta de motor, estoy aho­ra después de cuarenta años escri­bi­en­do este comentario». 

Amplía Irausquín que Anzo­la con­struyó el avión en el patio de su casa, y lo equipó con un motor de automóvil. Cuan­do con­cluyó el proyec­to no pudo sacar­lo, así que tuvo que desar­mar­lo y armar­lo de nue­vo fuera de la vivienda.

29 de Enero de 1928, en el Aeró­dro­mo de Mara­cay. Esper­an al pilo­to norteam­er­i­cano Charles Lind­bergh que viene des­de Colom­bia. La hora del ater­riza­je esta­ba pre­vista para las 4 de la tarde y solo ya oscure­cien­do ater­rizó «Spir­it of Sant Louis». En la grá­fi­ca de autor descono­ci­do, fig­u­ran de izquier­da a derecha: el gen­er­al Juan Vicente Gomez, don Anto­nio Pimentel, doc­tor Anto­nio José Cár­de­nas, gen­er­al Fran­cis­co Col­menares Pacheco, doc­tor Rubén González y doc­tor Pedro Manuel Arcaya. Archi­vo Her­manos Dupouy Gómez. Corte­sia del doc­tor Pedro Manuel Arcaya, hijo

Sus inten­tos de vue­lo se vieron frustra­dos por diver­sos motivos, asien­ta Irausquín, debido a su inex­pe­ri­en­cia como avi­ador o a defec­tos en el dis­eño y man­u­fac­tura del apara­to, por lo que no pudo elevarse.

No obstante, esos no eran los úni­cos obstácu­los que con­fron­tó Anzo­la, sien­do el de may­or peso que para siquiera inten­tar volar su avión debía desafi­ar al Ben­eméri­to gen­er­al Juan Vicente Gómez, caudil­lo que temía que civiles estu­vier­an volan­do por enci­ma de su cabeza. Toda ini­cia­ti­va de dis­eño aeronáu­ti­co era inmedi­ata­mente pro­scri­ta y todo avión impor­ta­do, incau­ta­do por la dictadura.

Frustra­do, Anzo­la des­man­teló su taller y se res­i­den­ció en Dua­ca, en donde con­struyó un planeador con el cual cumplió su sueño de volar. La nota apare­ció en El Impul­so el 4 de diciem­bre de 1922.


Fuente: Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui. Bar­quisime­to. His­to­ria pri­va­da. Cara­cas, 1959.
Ale­jan­dro Irausquín. Los primeros con­struc­tores de aviones en Venezuela. Artícu­lo pub­li­ca­do en CorreodeLara.com. 12 de abril de 2021.

CorreodeLara

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