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El libro secreto del obispo Mariano Martí

Omar Gar­men­dia
Cro­nista y escritor

No se imaginaría el obispo de Venezuela, el catalán Mariano Martí Estadella, que, producto de su rocambolesca Visita Pastoral que en el siglo XVII hiciera a la inmensa y poco poblada Diócesis que albergaba su rebaño, que legaría para la posteridad el documento más completo y obsesivamente detallado que hoy, los habitantes del siglo XXI, veríamos como los retazos de una colosal novela costumbrista y honradamente picaresca de la vida colonial venezolana


En los 22 años como ocu­pante de la sil­la epis­co­pal de Cara­cas y como obis­po de Venezuela des­de 1770 has­ta 1784, la mitad de ese tiem­po eje­cutó la proeza de atrav­es­ar a pie, en mula, canoas y cabal­los casi toda la geografía para arrib­ar a ciu­dades y pequeños y aparta­dos pueb­los de pobre­tones aspec­tos adonde alcan­zara el caya­do de la autori­dad para su grey.

Cuan­do lle­ga­ba a algunos de los cien­tos de adorme­ci­dos pueb­los a los que acud­ía en su Visi­ta Pas­toral, des­de las primeras horas de la mañana las ruti­nas cotid­i­anas se des­en­ca­ja­ban, la gente se apresura­ba a esper­ar la car­a­vana del obis­po y su comi­ti­va. Las cam­panas toca­ban a reba­to, los per­ros ladra­ban y las gal­li­nas cor­rían alar­madas de un lado a otro cuan­do el fati­ga­do bur­ri­to que traía al alto prela­do entra­ba por la polvorien­ta calle con el séquito de sec­re­tar­ios, escrib­anos, sirvientes y esclavos que venían de lejos.

Los curas arregla­ban las misas a toda prisa y saca­ban el palio antes que el obis­po dirigiera sus será­fi­cas san­dalias en direc­ción a la igle­sia, mien­tras se canta­ba el Te Deum. Luego de con­vo­ca­dos los esca­sos habi­tantes del poblu­cho frente al tem­p­lo y leí­das las procla­mas alu­si­vas al propósi­to de la Visi­ta, se daba comien­zo a la seriedad del asun­to, es decir a la tarea de averiguar la vida y mila­gros de todo mundo.

En todo ese perip­lo del via­je de 12.300 Km, que le con­sum­ió 12 años, 3 meses y 22 días, sus ayu­dantes y amanu­enses, así como él mis­mo per­sonal­mente, se dedi­caron a realizar un min­u­cioso cen­so de los 190 pueb­los, 94 caseríos, 12 ciu­dades y 9 vil­las vis­i­ta­dos, así como tam­bién 178 igle­sias par­ro­quiales, 69 capil­las u ora­to­rios públi­cos y 40 par­tic­u­lares, 16 con­ven­tos, 4 hos­pi­cios y 14 hospitales.

La cuen­ta demográ­fi­ca com­prendió 341.138 almas, 55.029 famil­ias y 50.464 casas, así como tam­bién las tier­ras de cul­ti­vo, número de árboles de cacao y café, tablones de caña de azú­car, trapich­es, rebaños de gana­do bovi­no, capri­no, cabal­lar y el número de esclavos, den­tro de los límites estable­ci­dos para toda la dióce­sis que cor­re­spondía a sus pon­ti­f­i­cias potestades

El pro­duc­to de ese asom­broso e increíble pere­gri­na­je fue apun­ta­do al detalle y reg­istra­do por los sec­re­tar­ios con pluma de oca en los info­lios de empadron­amien­to, dan­do como resul­ta­do un volu­mi­noso memo­r­i­al denom­i­na­do Relación y tes­ti­mo­nio ínte­gro de la visi­ta gen­er­al de este obis­pa­do de Cara­cas y Venezuela que com­prende el Libro Per­son­al, cono­ci­do tam­bién como libro secre­to o diario de via­je, man­u­scrito autó­grafo por el obis­po; el Com­pen­dio de la San­ta Pas­toral Visi­ta, man­u­scrito atribui­do al sec­re­tario Juan José Guzmán y los Inven­tar­ios. (Men­doza D. Dora, 2019).

El libro secreto y los espinosos asuntos

 El Libro Per­son­al o Secre­to es una especie de vademécum incues­tion­able de datos e infor­ma­ciones en 994 info­lios man­u­scritos celosa­mente man­tenidos bajo llave, que pacien­te­mente escribió el pro­pio Obis­po Martí durante toda la Visi­ta Pas­toral entre 1771 y 1784. Se le llam­a­ba secre­to porque el señor obis­po ano­ta­ba los tes­ti­mo­nios que algu­nas per­sonas, entre feli­gre­ses, sac­er­dotes y autori­dades civiles y mil­itares, informa­ban sobre las tur­bias con­duc­tas viciosas o inmorales de algu­nas per­sonas, que luego el mis­mo obis­po indaga­ba por sí mis­mo para con­fir­mar­las o refu­tar­las y aplicar los cor­rec­tivos nece­sar­ios si fuere el caso.

Por tales pági­nas des­fi­la una inmen­sa can­ti­dad tan­to de afecta­ciones y con­duc­tas con­cu­pis­centes como bor­racheras, amance­bamien­tos, adul­te­rios, vio­len­cia conyu­gal y domés­ti­ca y otras más. Con­duc­tas estas que eran cotid­i­anas y cono­ci­das por todos, lo que indi­ca que la vida colo­nial no esta­ba car­ac­ter­i­za­da por una rigidez moral y con­tro­la­da por la intol­er­an­cia que hiciera lle­var a la hoguera a o al poste de la públi­ca vergüen­za en la Plaza May­or a los fig­u­rantes de tales procederes.

Para lograr las infor­ma­ciones requeri­das se valía de comi­sion­a­dos con­fi­den­ciales o vis­i­ta­dores por medio del teniente de gob­er­nador y los pár­ro­cos en sitios de la juris­dic­ción donde hubiera mucha población para que vig­i­la­ran la vida y cos­tum­bres de los habi­tantes y avis­ar luego a la autori­dad civ­il y ecle­siás­ti­ca para hac­er cesar los libidi­nosos y escan­dalosos per­cances medi­ante cas­ti­gos o amonestaciones.

Entre tales cas­ti­gos se encon­tra­ba el destierro:

Joseph de la Ascen­sión Vil­le­gas, mes­ti­zo que pasa por blan­co, viu­do, vive mal con Agusti­na Losa­da, su sob­ri­na, mula­ta, viu­da, en el Valle de Aroa (…). Este Vil­le­gas fue sumari­a­do por el Teniente de Gob­er­nador de Bar­quisime­to y fue dester­ra­do de aquel valle. 

(Libro Per­son­al, p. 368).

O tam­bién la cárcel:

Don Anto­nio Díaz Argote, blan­co, casa­do con doña Nico­lasa Talav­era, blan­ca, viv­en sep­a­ra­dos ha más de un año. Hav­ién­doles lla­ma­do y com­pare­ci­do los dos y no ten­er la mujer moti­vo para el divor­cio, le mandé viviesse con su mari­do, y por haberse resis­ti­do dis­puse que se pusiesse en la cár­cel has­ta que quiera vivir con su marido (…)

 (Libro Per­son­al, p. 547).

Por todo el libro cir­cu­lan apa­sion­adas, exal­tadas e impul­si­vas his­to­rias de libidi­nosos, bor­ra­chos, altane­ros, jugadores, mal­vivi­dores, usureros, infieles, maldicientes, vio­len­tos, após­tatas, here­jes y calum­ni­adores. Pero de entre todas las his­to­rias sobre­sale una que, por su carác­ter picaresco, de incon­ti­nen­cia y has­ta con una sal­i­da de tono humorís­ti­co, merece un lugar pun­tu­al­iza­do y noto­rio en la lit­er­atu­ra cos­tum­brista que invol­un­tari­a­mente el señor obis­po tuvo a bien referir.

Se tra­ta del caso de Alon­so del Río, Gob­er­nador de Mara­cai­bo entre 1766 y 1775, a quien un infor­mante acusa de vivir mal con doña Isabel Car­ras­quero y luego con la madre de esta, doña Bár­bara Vil­las­mil, quienes fueron pro­tag­o­nistas de uno de los may­ores escán­da­los sex­u­ales que revolvió has­ta la crispación a la ciu­dad de Mara­cai­bo por casi una déca­da, pues des­de 1768 los escan­dalosos tratos amorosos de Bár­bara y Alon­so eran de públi­co y noto­rio conocimien­to en la ciu­dad de 10.000 habi­tantes, al pun­to que las primeras noti­cias de los par­tic­u­lares hechos lle­garon a cono­cerse en Madrid en 1770.

El obis­po Martí en su Visi­ta Pas­toral a Mara­cai­bo en 1774 cono­ció del caso e inmedi­ata­mente se dis­pu­so a pon­er­le fin a tales bata­ho­las. El avance de las denun­cias ante el obis­po duró un mes debido a la gran can­ti­dad de acu­sadores y reprochadores de los apeti­tos eróti­cos de los amantes, has­ta el pun­to que la gente que acud­ió en masa no cabía en la casa y llen­a­ban la calle.

Don Mar­i­ano Martí Estadel­la. Obis­po de Venezuela

El obis­po inter­pu­so sus acciones. Escribió car­tas sec­re­tas al vir­rey de San­ta Fe y se refiere el caso direc­ta­mente al Con­se­jo de Indias en 1774 y 1775 y pre­vi­a­mente envió al gob­er­nador a la Vil­la de Per­i­já para pre­caver que no hubiera ame­nazas o intim­i­da­ciones a los denun­ciantes o inter­fer­en­cias en los inter­roga­to­rios y es susti­tu­i­do por el nue­vo gob­er­nador de Mara­cai­bo don Fran­cis­co de San­ta Cruz.

Debido a su fuerte carác­ter, doña Bár­bara, viu­da, que ya había tenido once hijos, cin­co varones y seis hem­bras se había queda­do en Mara­cai­bo y comen­zó a lan­zar ame­nazas y provo­ca­ciones a los deci­di­dos a acusar tan­to a ella como a su amante. Según se decía, se asoma­ba al bal­cón de su casa frente a la plaza prin­ci­pal e increpa­ba a gri­tos: “vayan, vayan, que luego que se retire el obis­po más de cua­tro lenguas se han de cortar”.

Entre las muchas denun­cias, tes­ti­fi­caron haber­los vis­tos come­tien­do los peo­res peca­dos y acciones escabrosas e indeco­rosas en la hamaca de los amantes. Se les acusó, por ejem­p­lo, de estar “sen­ta­dos en una mis­ma hamaca, solos en un aposen­to”, y de haber vis­to al gob­er­nador “metién­dole la mano” mien­tras ella des­cans­a­ba (Rodríguez, 2021).

 “…que ella desnu­da se pone sobre una mesa, después de haberse baña­do, para que la vea el gobernador (…). 

O por situa­ciones car­gadas de truculencias:

… y por un negro, escla­vo del gob­er­nador se abría el agugero, que antes había y se entra­va por él este gob­er­nador como a las diez de la noche y al amanecer, el mis­mo negro vuelve a cer­rar el agugero y esta aber­tu­ra y cer­radu­ra de dicho agu­jero y inven­ción del gob­er­nador se hace como de tres en tres noches…”.

O algu­na situación de descon­cer­tante petu­lan­cia, des­fachatez e irrev­er­en­cia hilarante:

“…y para que se subiera o mon­tara a un bor­ri­co, se puso el gob­er­nador de cua­tro patas en tier­ra y subió sobre las espal­das o espina­so del dicho gob­er­nador dicha doña Bárbara…”; 

Y, para rematar, como si el obis­po con­tara con el mere­ci­do cas­ti­go para con los incon­ti­nentes pecadores, coro­na el rela­to con esta mag­ní­fi­ca y extra­or­di­nar­ia ima­gen con ese tono de humor invol­un­tario y jocoso:

Dur­mien­do la sies­ta los dos en una mis­ma hamaca, ésta se reven­tó y recibió daño”. 

(del Libro Per­son­al. T. I, en Gar­men­dia, S., 1987)


Bib­li­ografía con­sul­ta­da

Martí, Mar­i­ano (1969). Doc­u­men­tos rel­a­tivos a su visi­ta Pas­toral de la Dióce­sis de Cara­cas 1771–1784. T. II. Libro Per­son­al. Cara­cas: Acad­e­mia Nacional de la Historia.

Gar­men­dia, Sal­vador (1987). El libro secre­to del señor Obis­po. En Desafío de la His­to­ria. Año 2. Revista 10. Cara­cas: Grupo Edi­to­r­i­al Macpecri C.A. Rodríguez, José Ángel(2021). Mujeres de amor, poder y amar­gu­ra (Venezuela siglo XVIII). [Doc­u­men­to en línea] Disponible: http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/index.php/CHCA/article/view/8231/7290 Con­sul­ta: 27-03-2021

Men­doza, Dora D. (2019). La visi­ta pas­toral del obis­po Mar­i­ano Martí a la dióce­sis de Cara­cas, 1771–1784. Fuentes y temas para un estu­dio social. Cara­cas: Insti­tu­to de Inves­ti­ga­ciones Históri­c­as, Uni­ver­si­dad Católi­ca Andrés Bello.

Omar Garmendia

Escritor. Ensayista. Cronista de libre ejercicio. Profesor Titular UCLA, Doctor en Educación y Magister Scientiarum en Lingüística blogculturaomar.blogspot.com

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