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El Parque Ayacucho celebró 86 años de creación con el monumento restaurado

 

Juan José Peralta
Periodista

EL PASADO 19 de diciembre se cumplieron 86 años de la inauguración del Parque Ayacucho por el general de montoneras y tirano regional Eustoquio Gómez, para celebrar 25 años de la dictadura de su primo hermano el general Juan Vicente Gómez, tras el golpe de estado a su compadre el presidente general Cipriano Castro, a quien sus detractores llamaban “el cabito”.

Esta fecha fue cel­e­bra­da con el mon­u­men­to restau­ra­do, la refor­estación del cas­co cen­tral, la recu­peración del sis­tema eléc­tri­co, lumi­nar­ias, fuentes, cer­ca perime­tral, par­que infan­til, áreas verdes y el establec­imien­to de módu­los de seguri­dad con policías estadales y munic­i­pales así como vig­i­lantes y guías para los vis­i­tantes, obras eje­cu­tadas por la Empre­sa Munic­i­pal de Infraestruc­tura y Con­ser­vación del Ambi­ente (Emi­ca) y el apoyo del Insti­tu­to Munic­i­pal de Aseo Urbano (Imaubar).

Cin­co días pre­vios a la fecha aniver­sario, el sába­do 14 de diciem­bre las obras de recu­peración de este espa­cio públi­co fueron inau­gu­radas por el alcalde del munici­pio Irib­ar­ren Luis Jonás Reyes Flo­res jun­to a la pres­i­dente de la Gran Mis­ión Venezuela Bel­la, Jacque­line Farías, ente ofi­cial de fun­da­men­tal aporte financiero para la recu­peración del par­que, con la sec­re­taria gen­er­al de Gob­ier­no del Esta­do Lara, Car­oli­na Farías y el tren ejec­u­ti­vo municipal.

Reyes Flo­res man­i­festó que la reha­bil­itación requir­ió de una inver­sión de más de 7.500 mil­lones de bolí­vares prove­nientes de la antes cita­da insti­tu­ción ofi­cial y que además del sis­tema eléc­tri­co, los tra­ba­jos tam­bién incluyeron la veg­etación, la pin­tu­ra de aceras y calzadas y la insta­lación de nuevos ban­cos, muchos de ellos daña­dos por el van­dal­is­mo, la igno­ran­cia y la maldad.



La restauración

Más allá de las jus­tas, racionales, espe­cial­izadas o emo­cionales obser­va­ciones y críti­cas a la restau­ración del mon­u­men­to que sufrió serias muti­la­ciones y daños graves nun­ca inves­ti­ga­dos o al menos no infor­ma­dos, es fun­da­men­tal recu­per­ar el mon­u­men­to que será “tem­po­ral”, porque las piezas serán luego restau­radas en bronce, según el respon­s­able de la obra, Pedro Sosa, quien explicó que las partes muti­ladas fueron reparadas medi­ante la reposi­ción de tro­zos tra­ba­ja­dos de modo especí­fi­co para man­ten­er el dis­eño orig­i­nal de tan majes­tu­osa obra de arte.

Las nuevas piezas fueron mold­eadas y vaci­adas en resina, pol­vo de már­mol y un catal­izador para endure­cer­las, real­iza­do por espe­cial­is­tas con respeto y estric­to apego al dis­eño orig­i­nal de esta obra vaci­a­da en 1930 en Tri­este, Italia, por el escul­tor flo­renti­no A. Mala­volti.

Sosa, jun­to al escul­tor bar­quisimetano Pedro Pal­ma, tra­ba­jaron a diario cin­co sem­anas para lograr la recu­peración total del impo­nente mon­u­men­to y con­tó del reg­istro de 27 muti­la­ciones en las imá­genes (cabeza, bra­zos, manos, trompe­ta, armas, el escu­do) eje­cu­tadas por ván­da­los igno­rantes quienes aprovecha­dos de la desidia de las autori­dades y la nula vig­i­lan­cia en el par­que y su entorno cometieron la pro­fanación bru­tal del monumento.

Sosa, quien ase­guró tra­ba­jar en ante­ri­ores opor­tu­nidades en mejo­ras de este mon­u­men­to,  refir­ió ten­er imá­genes y fotografías como ref­er­en­cia esen­cial para la doc­u­mentación de sus partes para man­ten­er el dis­eño orig­i­nal y cada pieza nue­va fue tra­ba­ja­da con del­i­cadeza y esmero para no perder detalles como dedos, manos y bra­zos al insta­lar­las. Al final se limpió y pulió todo el con­jun­to de imá­genes del monumento.

Cuna por cuña

El restau­rador explicó que las letras de los pen­samien­tos del Lib­er­ta­dor colo­cadas en el pedestal son de bajo relieve insta­l­adas medi­ante leve per­foración en el már­mol para evi­tar su robo como ocur­rió con las orig­i­nales. Lam­en­ta­ble­mente por el desconocimien­to del lengua­je y su escrit­u­ra unas pal­abras fueron escritas con mayús­cu­las y de may­or tamaño a las otras en una capri­chosa e injus­ti­fi­ca­da como inex­plic­a­ble man­era de destacarlas.

Las fras­es pertenecen a la primera biografía del Mariscal de Ayacu­cho del ami­go entrañable Simón Bolí­var con moti­vo de los trein­ta años del héroe y así se lo hizo saber en car­ta fecha­da en Lima el 21 de febrero de 1825: “Aho­ra mis­mo se está imprim­ien­do una relación de la vida de ust­ed hecha por mí, en que, cumplien­do con mi con­cien­cia, le doy a ust­ed cuan­to merece”.

En el “Resumen sucin­to de la vida del Gen­er­al Sucre”, el Lib­er­ta­dor lo lla­ma reden­tor de los hijos del sol y cul­mi­na con el reconocimien­to a la vic­to­ria que mar­có la eman­ci­pación peru­a­na: “La pos­teri­dad rep­re­sen­tará a Sucre con un pie en el Pich­in­cha y otro en el Poto­sí, lle­van­do en sus manos la cuña de Manco–Cápac y con­tem­p­lan­do las cade­nas del Perú rotas por su espada”.

En la nue­va escrit­u­ra se escribió cuna por la igno­ran­cia de que la cuña se refiere a tradi­ciones indí­ge­nas peru­a­nas: Manco–Cápac y su her­mana Mama Oclo reci­bieron de los dios­es la cuña de oro y la mis­ión de civ­i­lizar a su pueblo y estable­cerse donde el taco dora­do se hundiese en la tier­ra y esto ocur­rió en la lla­nu­ra donde fun­daron a Cuzco.



Folklórica celebración

El 19 de diciem­bre de este año, el pro­pio aniver­sario se cele­bró con los con­se­jos comu­nales del entorno en acto fes­ti­vo con luci­das pal­abras del Cro­nista de la Par­ro­quia Con­cep­ción, Romel Escalona y una pre­sentación de bailes y dan­zas folk­lóri­c­as larens­es. Me dio mucha pena que los direc­tores fuer­an cubanos, como si en Bar­quisime­to no hay coreó­grafos larens­es. Pena me dio la mamar­racha­da de La Ver­a­gacha y más aún como si fuera un baile de dis­fraces la rep­re­sentación de La Zaragoza: qué van a saber estos ateos del sig­nifi­ca­do reli­gioso de esta fecha. Lo escri­bo sin xeno­fo­bia pero nue­stro folk­lore debe ser dirigi­do por larens­es. Es como si yo fuera a diri­gir los tan­gos a Buenos Aires o preparar­le espaguetis a los italianos.

Sea como fuere, el mon­u­men­to del Par­que Ayacu­cho no volverá a ser como el orig­i­nal, la obra más impor­tante inau­gu­ra­da en Bar­quisime­to por los 25 años de la dic­tadu­ra fér­rea del gen­er­al Juan Vicente Gómez, aquel 19 de diciem­bre de 1933 de fies­ta pop­u­lar con retre­tas, fue­gos arti­fi­ciales y la algar­abía de los bar­quisimetanos con­cen­tra­dos en lo que antes fuera un ter­reno des­ti­na­do por el con­ce­jo munic­i­pal al oeste de la calle del Cuar­tel Nacional, para estable­cer allí el par­que con moti­vo del cen­te­nario de la Batal­la de Ayacucho.

El golpe a Castro

Vein­ticin­co años antes, aquel 19 de diciem­bre de 1908, encar­ga­do de la pres­i­den­cia en su condi­ción de vicepres­i­dente por la ausen­cia del gen­er­al Cas­tro por via­je al exte­ri­or, el gen­er­al Gómez toma el poder y gob­ernará dic­ta­to­rial­mente por 27 años has­ta su muerte en diciem­bre de 1935, en for­ma direc­ta hacién­dose ele­gir por el con­gre­so o indi­rec­ta  a través de gob­ier­nos títeres civiles que le obedecían.



Como vicepres­i­dente ejec­u­ti­vo de la Repúbli­ca, el 24 de noviem­bre de 1908 Gómez quedó encar­ga­do de la pres­i­den­cia por el via­je del pres­i­dente en fun­ciones y aprovechan­do la sal­i­da de Cipri­ano Cas­tro a tratamien­to y operación médi­ca en Ale­ma­nia, se otorgó poderes espe­ciales por enci­ma de lo estable­ci­do en la Con­sti­tu­ción de Venezuela de 1904.

Con el argu­men­to de una con­spir­ación nun­ca com­pro­ba­da para asesinarlo (como hacen todos los dic­ta­dores) y apoy­a­do en com­er­ciantes y ganaderos ali­a­dos suyos, Gómez dio el golpe de esta­do el 19 de diciem­bre de 1908, mostrán­dose al ini­cio como lib­er­al y respetu­oso de las leyes, volvién­dose después hacia una dic­tadu­ra fer­oz con bru­tales medi­das para perseguir, encar­ce­lar, asesinar y exil­iar a la oposi­ción apoy­a­do en una supues­ta revuelta en su contra.

“El bagre” –como lo llam­a­ban sus ene­mi­gos– des­ti­tuyó ráp­i­da­mente a los jefes mil­itares y min­istros del gob­ier­no del “cabito”, man­te­nien­do sólo a quienes le seguían en su golpe y ordenó abrir­les un juicio a Cas­tro y sus par­tidar­ios por el supuesto inten­to de asesinarlo.

El exilio del “cabito”

Repuesto de la inter­ven­ción quirúr­gi­ca a que fue someti­do en Berlín, Cas­tro quiso regre­sar para recu­per­ar el poder y en 1909 par­tió para Améri­ca y debió deten­erse en Mar­tini­ca donde sufrió dehis­cen­cia en la heri­da oper­a­da y envió a su esposa Zoila Martínez de Cas­tro a La Guaira para “hablar con el gen­er­al Gómez, aten­der su casa y otros asun­tos par­tic­u­lares”, pero el tira­no dio órdenes de impedir su desembarco.

Regre­saron a Europa y como Cas­tro no pudo armar una invasión como aspira­ba se fue a España. Bajo estrecha vig­i­lan­cia por los espías envi­a­dos por el gen­er­al Gómez per­maneció en el exilio en Puer­to Rico, hacien­do planes para regre­sar al poder, ninguno de los cuales tuvo éxi­to. Cas­tro murió el 4 de diciem­bre de 1924 en San­turce, tras 16 años exilado.

Sus restos reposaron en el cemente­rio de San Juan de Puer­to Rico has­ta el 25 de mayo de 1975 cuan­do fueron repa­tri­a­dos e inhu­ma­dos en un mau­soleo de su natal Capa­cho, esta­do Táchi­ra. El 14 de febrero de 2003 fueron traslada­dos al Pan­teón Nacional por orden expre­sa del pres­i­dente Hugo Chávez en con­mem­o­ración de cien años del Blo­queo por Poten­cias Extran­jeras en 1903.

CorreodeLara

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