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El río Tocuyo, inundaciones y sequías

Cruz Enrique Otero Duno
cruzoteroelcronista@gmail.com
@cruzoteroelcronista

El río Tocuyo nace en el Páramo de Cendé, estado Lara, ubicado a 3.585 metros sobre el nivel del mar. Su extensión es de unos 350 kilómetros de longitud.  Este río recoge las aguas de una gran parte del sistema hidrológico larense, donde se encuentran los embalses Dos Cerritos y Atarigua. La palabra Tocuyo viene de Tucuyu que significa “zumo de la yuca”; sin embargo, en denominación quechua, Tocuyo quiere decir “oye al buho”


Río Tocuyo. Ilus­tración CorreodeLara

Vikin­gos y pig­meos pen­e­traron a través del río

Los primeros en nave­g­ar río aden­tro o quizá cam­i­nar por los montes, en for­ma para­lela al cauce, fueron los vikin­gos y pig­meos del Con­go. Las ver­siones no con­fir­madas, pero muy estu­di­adas por nave­g­antes nórdi­cos, hacen pre­sumir que los vikin­gos col­o­nizaron hace más de mil años una parte de lo que hoy es América.

En cuan­to a los pig­meos se puede ase­gu­rar que estos dimin­u­tos con­gole­ses hicieron acto de pres­en­cia en tier­ras del hoy esta­do Lara. La prue­ba es con­cluyente ya que en la región de Quí­bor fueron encon­tra­dos 45 esquele­tos que miden un máx­i­mo de 1,30 met­ros de estatu­ra. Parte de estas osa­men­tas reposan en el museo arque­ológi­co de esa local­i­dad, gra­cias al tra­ba­jo inves­tiga­ti­vo real­iza­do, entre otros, por el recor­da­do Her­mano Basilio, quien fue un emi­nente docente en el cole­gio La Salle de Barquisimeto.

Foto ref­er­en­cial. Internet

 

Nave­gación y contrabando

Hay una ver­sión de Ermi­la Tro­co­nis, escri­ta en su libro tit­u­la­do “His­to­ria de El Tocuyo Colo­nial”, que afir­ma que a prin­ci­p­ios del año 1720 nave­g­a­ba muy a menudo por el río una fra­ga­ta denom­i­na­da “La Tocuyana”, propiedad de un com­er­ciante de apel­li­do Navar­ro, que par­tien­do de El Tocuyo (provin­cia de Bar­quisime­to) nave­g­a­ba hacia Ver­acruz (Méx­i­co).

A medi­a­dos de 1730 se ini­cia una serie de incur­siones de con­tra­ban­dis­tas, sien­do muchas las causas que prop­i­cia­ron el ini­cio del com­er­cio ilíc­i­to en las desem­bo­caduras de los ríos Tocuyo, Aroa y Yaracuy. Entre estas causales podemos citar la mala geren­cia de las políti­cas impues­tas por los españoles, que más bien ale­jaron las esper­an­zas de la for­mal­i­dad legal y fomen­taron la insu­fi­cien­cia de los recur­sos ali­men­ti­cios e insumos nece­sar­ios para una vida holgada.

Dado el caso de que para el año de 1746 la Provin­cia de Coro poseía una licen­cia espe­cial para com­er­cializar con la isla de Curazao, las már­genes del río Tocuyo solían ser uti­lizadas para la siem­bra y pro­duc­ción de taba­co, cacao y fru­tos menores. Para esa fecha el río Tucurere, las zonas de Játi­ra, El Jon­go y La Bacoa, al igual que la lagu­na de Tacarigua, desem­peñaron un gran papel como impro­visa­dos escon­dites y fondeaderos.

Inun­da­ciones en el sec­tor norte de Chichiriviche. Año 1967

Des­bor­damien­tos y tragedias

El río, por su exten­sión y pro­fun­di­dad, solía des­bor­darse con­stan­te­mente y pro­ducir inun­da­ciones en grandes exten­siones de los ter­renos aledaños a Riecito, Arau­ri­ma, San­ta Rosa, La Mis­ión, Campeche, El Blan­quil­lo, El Veg­ote, El Alto de la Ale­gría, Camachi­ma, Tocuyo de la Cos­ta y las cer­canías a San José de Sanare. Sin embar­go, a par­tir del año 1900, cuan­do las pre­cip­ita­ciones atmos­féri­c­as comen­zaron a amino­rar, el cau­dal   ha ido mer­man­do en pro­fun­di­dad y está pro­ducien­do gran can­ti­dad de sedimentos.

Las cre­cientes del río Tocuyo y de los caños San Pedri­co, San Juani­co e Indale­cio, al igual que las vaguadas de los esteros, han tenido, a par­tir del año 1902, una reg­u­lar­i­dad de cada cua­tro u ocho años, sien­do muy fuertes las ocur­ri­das en diciem­bre de 1967 y 1980.

Hay que recor­dar que, en la mis­ma fecha de la trage­dia de Var­gas, pro­duc­to de las pre­cip­ita­ciones atmos­féri­c­as, se pro­du­jo entre el 15 de diciem­bre de 1999 y el 28 de enero del año 2000, una cre­ciente que azotó a San­ta Rosa, El Blan­quil­lo, El Alto de la Ale­gría, Campeche, Tocuyo de la Cos­ta, Boca de Tocuyo, Chichiriviche, Marite, Las Huer­tas, Fla­men­co, Los Per­o­zos y Tibana.

Sal­va­men­to y rescate en la Lagu­na de Cuare. Año 2000

A con­se­cuen­cia de este fenó­meno resul­taron cuan­tiosas pér­di­das económi­cas y tres hom­bres fal­l­ecieron por inmer­sión. Ellos fueron Edgar Chiri­nos, quien murió en el sec­tor San­ta Rosa; Miguel Cre­spo, fal­l­e­ció mien­tras pesca­ba en el estero El Caimán; y Julio Rafael Ulloa, quien se pre­cip­itó en su vehícu­lo a las aguas de la lagu­na de Cuare. Grandes sem­bradíos fueron arrasa­dos por la cor­ri­ente, varias casas se vinieron al sue­lo, las alcan­tar­il­las del tramo vial Tibana-Boca de Tocuyo fueron der­rib­adas y la car­retera, cono­ci­da como la rec­ta de Chichiriviche, se par­tió en dos. El número de per­sonas damnifi­cadas alcanzó a tres mil, aproximadamente.

En cuan­to a la repre­sa Játi­ra-Tacarigua, ubi­ca­da al lado de la vía Boca de Tocuyo-El Mene de San Loren­zo, hay que conc­re­tar que tal inun­dación pro­du­jo la rotu­ra del dique. Hubo necesi­dad de que se con­struy­er­an un alivi­adero de ser­vi­cio y una base de gaviones para per­mi­tir la ele­vación de la cres­ta como pro­tec­ción al embalse. En esa ocasión el diri­gente políti­co Stal­in Riera infor­mó lo rela­ciona­do a la con­sol­i­dación de un muro de con­tención en el mean­dro para evi­tar nuevos peli­gros en la comu­nidad de Boca de Tocuyo.

Pro­lon­gadas sequías
En los últi­mos años hemos vis­to como el her­moso paisajis­mo que emergía en los pre­dios del río Tocuyo y Refu­gio de Fau­na Sil­vestre de Cuare se ha dete­ri­o­ra­do. Ello es pro­duc­to de la fal­ta de cir­cu­lación del agua hacia los pan­tanos, albuferas y esteros; lo que ha gen­er­a­do un fran­co dete­ri­oro de la flo­ra, además de una escasa pres­en­cia de las lla­ma­ti­vas aves multicolores

Pro­duc­tores de coco

Durante los ini­cios del primer gob­ier­no del gen­er­al Juan Vicente Gómez la cos­ta vene­zolana fue sem­bra­da de cocoteros. Los pro­duc­tores y com­er­ciantes de este rubro deci­dieron agremi­arse para obten­er may­or fuerza y apoyo por parte de los organ­is­mos guber­na­men­tales. Fue así que, el día 27 de enero de 1946, pro­cedieron a fun­dar la Aso­ciación de Pro­duc­tores de Coco y Copra del Esta­do Fal­cón. La jun­ta direc­ti­va quedó con­for­ma­da por los señores Afrodirio Ruíz Arvelo, pres­i­dente; Adol­fo Nouel, vicepres­i­dente; Cruz Ramírez, primer vocal; Fran­cis­co Ruíz Arvelo, segun­do vocal; Sal­vador Col­menárez, sec­re­tario y Manuel Sarmien­to, tesorero.

Hoy día los cocoteros sufren la sequía tan­to de agua del río como de llu­via y lo que es peor, se ha per­pet­u­a­do la pres­en­cia del ácaro rojo que las mantiene enfermas.

El río Tocuyo en toda su amplitud

 

Sis­tema de riego del río Tocuyo

En 1968 fue con­stru­i­do un canal de con­cre­to arma­do, que tiene 2,25 met­ros de diámetro, cuyo fin es uti­lizar­lo para el regadío de las planta­ciones de cocoteros ubi­cadas en el eje de los munici­p­ios Mon­señor Itur­riza y Acos­ta. La obra se logró gra­cias a la peti­ción de la Aso­ciación de Pro­duc­tores de Coco y Copra del Esta­do Fal­cón, encabeza­da por los señores Afrodirio Ruíz Arvelo y Pas­tor Peña Vadell.

El canal tiene su ini­cio en la repre­sa, se extiende hacia las zonas de La Gabriela y Baceite y final­iza en la sabana de Chichiriviche, en el munici­pio Mon­señor Itur­riza. Una exten­sión de ese acue­duc­to de riego va hacia las fin­cas cer­canas a los caños El Cadil­lal y Las Boquitas, en el munici­pio Acosta.

La lucha por el rescate inte­gral de la activi­dad cocotera es afanosa toda vez que el coco es el rubro agrí­co­la fun­da­men­tal y el primer pilar económi­co de la región ori­en­tal del esta­do Fal­cón. Esta, a su vez, osten­ta el primer lugar como pro­duc­to­ra de coco y copra a niv­el nacional.

CorreodeLara

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