Espantos y aparecidos de Agua Viva
José Luis Sotillo
aguavivajose@hotmail.com
Twitter: @aguavivajose
Los pueblos en su mayoría además de poseer historias, creencias y costumbres; también gozan de un vasto universo de cuentos, mitos y leyendas arraigadas dentro del imaginario popular, o en todo caso, en la tradición popular.
Agua Viva en su íntimo corredor de tradiciones, no escapa de poseer en su existencia, de un cuantificable número de anécdotas de cuentos de espantos y aparecidos, muchos de ellos trasmitidos a través de la cultura oral.
Me permito de manera puntual y resumida, divulgar parte de esas impresiones o experiencias tan marcadas en las mentes de quienes, por alguna razón, lograron escuchar o vivir de cerca un encuentro relacionado con tan inexplicables fenómenos o apariciones; los cuales son catalogados, cómo espíritus inmundos que deambulan en la oscuridad de la noche para tropezarse con personas que por cualquier circunstancia recorren las calles, caminos o veredas en medio de la soledad nocturnal.
El espanto del toro
La señora Ana Pastora Guédez, salió una noche de su casa decidida a buscar a su hijo. Al subir por la actual calle Araguaney a la altura de la iglesia con la avenida Bolívar, miraba las calles y al percatarse de que por ellas no transitaba ninguna ánima, se quedó inmóvil, puesto en ese momento se encontraba pasando por la parte de atrás de la casa de la señora Aída López.
La noche se hacía larga, eran las dos de la madrugada, sin ver rastro de su hijo y al voltear su mirada, se percató de que tenía un enorme toro de color amarillento con pintas negras y filosos cachos y con la mirada puesta en ella.
Al ver aquel terrible animal que la observaba desafiante, observó que aquella bestia tenía los ojos tan rojos que inspiraba al infierno. El color de estos era tan cambiante que iban de tonalidades rojas hasta color fuego, lo menos que pudo haber hecho era caminar despacio y siempre mirando a aquel feo animal, el cual se encontraba inmóvil.
No obstante, aquella situación ventajosa para ella le permitió escapar por la bajada de la Avenida Bolívar aprovechando de pasar frente a la iglesia, se persignó hasta definitivamente llegar a su casa.
La cochina y sus puerquitos
En el antiguo caserío Agua Viva siempre era comentario entre sus habitantes de un señor que proveniente de la vecina población de Santa Rosa, decidió venir hacia la referida población (Agua Viva); por supuesto, tomando el antiguo camino de Zamurobano. Al llegar al sitio de Tarabana, tomó el camino que conduce hasta el caserío El Peñusco para posteriormente trasladarse hacia Agua Viva por el camino de Las Piedritas.
Llegando al sitio de la Acequia Honda y en plena luna llena a eso de las 12:30 de la medianoche, sintió aquel referido poblador, que una cochina con varios puerquitos lo seguían. Al ver tan extraña criatura en medio de la noche, tomó varias piedras y lanzándolas hacia animal vio como las crías de aquel aumentaban de tamaño, hasta alcanzar el de la madre, el hombre no hizo otra cosa, sino que observar de igual modo como la cochina le ardían los ojos como si se tratara de algún incendio.
El poblador se puso más pálido que un papel y con la piel de gallina, no hizo otra cosa que correr, hasta llegar al caserío, donde les comentó a varias personas de lo sucedido. Los pobladores aguaviveños en medio de su hospitalidad, le recomendaron pasar la noche en el poblado.
La aparecida llorona
Cuenta el señor Juan Vásquez que precisamente el mes de marzo del año 1941, se dirigía a su casa, ubicada en la hoy conocida calle Araguaney, pasada las doce de la medianoche y cercano a la escuela del caserío Agua Viva, sintió de golpe, los gritos histéricos y llorones de una mujer.
Al percatarse de tal situación miró hacia los lados sin comprender tan extraños chillidos. Lo menos que pudo hacer fue rezar, pero los gritos proseguían y se intensificaban. No obstante, recordó aquella recomendación que dice: “que cuando te sale la llorona, dile groserías o maldícela”.
La llorona apareció en Agua Viva
Pues el señor Juan Vásquez al recordar tal comentario empezó a vociferar improperios, cuando de pronto aquel horrible y espantoso ruido fue desapareciendo como la brisa de tan oscura noche, hasta llegar a desvanecerse.
El tétrico berrido de la desconocida mujer, ya que no la pudo ver, enrareció la noche y hasta la brisa se tornó helada y áspera. Y así, son cantidad de relatos que constituyen el patrimonio vivo de este pueblo del municipio Palavecino del estado Lara.
¡Genial!
Gracias Alex estamos en esté prestigioso sitio web, pero también en la web del diario el Informador, en la sección de opinión, nos busca en la columna Crónica Viva.
En mis años de Carajito, varios Lopez nos dirigíamos de Cabudare a Agua Viva a pernoctar allá y visitar a todos los Lopez. Iba mi Tío Mario, Tío Quintin, .… Y bueno… todos empezaron a joder… con lo de la Llorona y otras cosas mas… y también lanzaron piedras en la parte de la ceiba para decir q por allí andaban unos espirituosas. Jajaja.
Ahhh.. mi Tía Ramona iba con nosotros.
Que gratos recuerdos… Mi adorada y bella TIA RAMONA.
TODOS MIS TIOS ESTAN EN CASA DE DIOS.
Desde allá nos cuidan.
GRACIAS POR TAN BELLO ESCRITO.
Saludos…
Ivan Jose Gimenez Lopez.
Saludos amigo Ivan ciertamente la familia López, con estrechos vínculos con los de Cabudare, es una de las familias de mayor arraigo en Agua Viva tanto así que parte de mis relatos de cuentos de apariciones me los dio Aida López.
Gracias por tu oportuna opinión.