Todas Las Entradas

Estos son los presidentes venezolanos fallecidos en ejercicio de sus funciones

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisperozop@hotmail.com
@LuisPerozoPadua

La his­to­ria de Venezuela tiene por cier­to que Fran­cis­co Linares Alcán­tara fue el primer pres­i­dente fal­l­e­ci­do en fun­ciones de Esta­do, lo que no es cier­to, pues fue José Tadeo Mon­a­gas, aunque el tit­u­lar para el momen­to de su dece­so era el doc­tor Guiller­mo Tell Villegas.

Cor­rec­ciones tem­pranas del acu­cioso his­to­ri­ador Rafael Arráiz Luc­ca, advierten que José Tadeo Mon­a­gas, en su carác­ter de gen­er­al en jefe de los Ejérci­tos de la Rev­olu­ción, dic­tó un decre­to con fecha 27 de junio de 1868, reor­ga­ni­zan­do la admin­is­tración ejec­u­ti­va gen­er­al y el 30, un nue­vo orde­namien­to declaran­do vigente la Con­sti­tu­ción Fed­er­al de 1864, des­ig­na­do así a Vil­le­gas como pres­i­dente interi­no. No obstante, el viejo caudil­lo con­tra­jo una afec­ción pul­monar que ter­minó con su vida el 18 de noviem­bre de 1868, cuan­do con­ta­ba con 84 años.

José Tadeo Mon­a­gas y Fran­cis­co Linares Alcántara

José Tadeo había sido pres­i­dente de la Repúbli­ca en dos opor­tu­nidades, des­de 1847 has­ta 1851 y en el segun­do peri­o­do con­sti­tu­cional señal­a­do des­de 1855 a 1858. Al momen­to de su dece­so, aspira­ba a un ter­cer manda­to, can­di­datu­ra –por cierto‑, muy favorecida.

Fran­cis­co Linares Alcán­tara sería el segun­do jefe de Esta­do en morir en el manda­to pres­i­den­cial como con­se­cuen­cia de una afec­ción bron­quial que lo obligó a guardar reposo abso­lu­to cuan­do se dirigía de Cara­cas a La Guaira, pero después de nueve días, murió en la casa de la Com­pañía Guipuz­coana el 30 de noviem­bre de 1878, a las 11:30 de la noche, sin com­ple­tar su bienio presidencial.

Algunos his­to­ri­adores han comen­ta­do la ver­sión deja­da cor­rer en aquel tiem­po, según la cual, Linares Alcán­tara murió enve­ne­na­do, otros apun­tan que el dece­so provi­no de una pul­monía. «El pres­i­dente había baja­do al Litoral Cen­tral a repon­erse de una afec­ción bron­quial que lo aque­ja­ba, pero esto no can­cela la posi­bil­i­dad del asesinato».

La cróni­ca

Los restos mor­tales del pres­i­dente Fran­cis­co Linares Alcán­tara fueron traslada­dos en pro­ce­sión al Pan­teón Nacional entre rumores y la zozo­bra gen­er­al. «En el trayec­to se escuchó un dis­paro que desató el páni­co entre la mul­ti­tud que lo acom­paña­ba, la cual comen­zó a cor­rer en des­ban­da­da aban­do­nan­do la urna en ple­na calle». Apun­ta González Esteves, que el inci­dente da cuen­ta de la ten­sa situación que se res­pira­ba en esos días en la cap­i­tal de Venezuela.

Féretro del Gen­er­al-Pres­i­dente Juan Vicente Gómez, en Mara­cay el 19 de diciem­bre, día de su entierro

Enfer­medad y muerte del «Gen­er­al-Pres­i­dente»

El ter­cer dig­natario en morir en pleno ejer­ci­cio pres­i­den­cial sería el gen­er­al Juan Vicente Gómez, cuan­do tenía 27 años gob­er­nan­do a Venezuela. Inves­ti­gadores señalan que, prob­a­ble­mente, su dece­so se pro­du­jo uno o dos días antes, pero sus par­tidar­ios retrasaron el anun­cio para hac­er­la coin­cidir con la fecha de la muerte del Lib­er­ta­dor Simón Bolívar.

Se pre­sume que las enfer­medades que lo lle­varon al sepul­cro fueron Ade­no­ma ‑tumor- prostáti­co (patología propia de su edad) y Dia­betes mel­li­tus. esta últi­ma apare­ci­da en abril de 1935. Aunque estos datos históri­cos nun­ca han sido verificados.

Los primeros que­bran­tos de salud de su últi­ma enfer­medad le comen­zaron en Cara­cas, durante la primera sem­ana del mes de noviem­bre de 1935.

Se vio oblig­a­do el «Gen­er­al-Pres­i­dente» a trasladarse a la ciu­dad de Mara­cay el 14 de noviem­bre, res­i­den­cián­dose en su casa de habitación lla­ma­da El Vein­titrés de Mayo, ubi­ca­da en Las Deli­cias, de donde no sal­ió con vida.

En cuan­to al ade­no­ma, «empezó a sufrir sus con­se­cuen­cias antes de 1921, con trastornos de la mic­ción; poli­uria, dis­uria y dis­min­u­ción del chor­ro uri­nario. Después en for­ma lenta pre­sen­tó dis­ten­sión de la veji­ga, los uréteres y los riñones, con insu­fi­cien­cia e infec­ción…»  (Revista de la Sociedad Vene­zolana de His­to­ria de la Med­i­c­i­na. Vol. XXXI. Cara­cas, 1982, Número extra­or­di­nario, II Parte, p. 103).

Con respec­to a la dia­betes, «le apare­ció ocho meses antes de su muerte, en abril, la cual era grave des­de su comien­zo porque era irre­ductible y sólo se logra­ba dis­minuir la glicemia con grandes can­ti­dades de dosis de insuli­na y que, evolu­cio­nan­do en un ter­reno infec­ta­do y de insu­fi­cien­cia renal, agravó más el pro­ce­so que con­tribuyó en alto gra­do para acel­er­ar la muerte.» (Ibí­dem., pp. 103–104).

«El 15 de diciem­bre de 1935 sufrió a las doce m. un colap­so cardía­co res­pi­ra­to­rio, del cual se recu­peró medi­ante inyec­ciones de aceite alcan­fora­do, corali­na y has­ta adren­a­li­na. […] Des­de el día del colap­so no pudo lev­an­tarse más de su lecho. Esta­ba som­no­lien­to, pero con­serv­a­ba el conocimien­to ya que con­ver­só con su hijo Flo­ren­cio a las 3 de la mañana del día 17 de diciem­bre. Más tarde, a las once y cuarenta y cin­co min­u­tos de la noche, exhaló su últi­mo alien­to…» (Ibíd.., p.101).

Mag­ni­cidio de Del­ga­do Chalbaud

El cuar­to pres­i­dente en morir en el ejer­ci­cio de fun­ciones fue Car­los Del­ga­do Chal­baud, no de for­ma nat­ur­al, sino en un mag­ni­cidio, sien­do el úni­co que se ha reg­istra­do en la his­to­ria venezolana.

Has­ta 1965 cuan­do se erigió la man­sión pres­i­den­cial La Casona, los pres­i­dentes de Venezuela despach­a­ban en el Pala­cio de Miraflo­res y dor­mían en sus casas, y la del coman­dante coro­nel Car­los Del­ga­do Chal­baud, la Quin­ta Lois, esta­ba ubi­ca­da entre Puente Chapel­lín y el Coun­try Club.

En la mañana del lunes 13 de noviem­bre de 1950, un poco después de las 8 am, Del­ga­do Chal­baud se dis­pu­so a salir hacia el Despa­cho Pres­i­den­cial jun­to al teniente de navío Car­los Bacalao Lara, su edecán.

Al man­do de Rafael Simón Urbina, unos 24 con­ju­ra­dos esper­a­ban agaza­pa­dos en las prox­im­i­dades de la res­i­den­cia de Del­ga­do Chal­baud, dis­tribui­dos en 5 vehícu­los, quienes lo inter­cep­taron atrav­es­an­do otro auto­mo­tor en la vía por donde debía pasar la limusi­na Cadil­lac Impe­r­i­al de 1947 que trans­porta­ba a pres­i­dente de la Jun­ta Mil­i­tar de Gob­ier­no, flan­quea­do ya por otros tres carros.

Ráp­i­da­mente los escoltas del pres­i­dente fueron reduci­dos, desar­man­do al teniente Bacalao, mien­tras otro grupo lid­er­a­do por Domin­go Urbina, cono­ci­do como Coman­dante Indio entre guer­rilleros y, quien había sido pres­i­dente del esta­do Fal­cón breve­mente durante la pres­i­den­cia de Eleazar López Con­tr­eras, se encar­ga­ba de Del­ga­do Chalbaud.

A las 9:20 de la mañana el pres­i­dente y sus hom­bres fueron con­duci­dos a la quin­ta Mar­itza y al momen­to cuan­do el con­duc­tor esta­ciona­ba el auto, a Pedro Anto­nio Díaz, ‑uno de los conjurados‑, se le accionó el arma, hirien­do a Rafael Simón Urbina en el tobil­lo izquier­do que, en medio de la con­fusión, Del­ga­do Chal­baud inten­tó aux­il­iar al herido.

Domin­go José Urbina y Car­los Mijares, tur­ba­dos por el dramáti­co esce­nario, accionaron sus armas con­tra el pres­i­dente y al momen­to que se desploma­ba, Pedro Anto­nio Díaz, le ases­tó otro dis­paro. Los demás asesinos dis­pararon con­tra el edecán Bacalao Lara e inten­taron ulti­mar al chofer y al motor­iza­do; Urbina lo impidió.

A las once de la mañana, aún vivo pese a ten­er 4 impactos de bala, Del­ga­do Chal­baud fue traslada­do al hos­pi­tal mil­i­tar, y dos horas más tarde, el doc­tor Pare­des, jefe del equipo que atendía al primer man­datario nacional comu­nicó la infaus­ta noticia.

Car­roza fúne­bre con los restos mor­tales de Del­ga­do Chalbaud

Rafael Simón Urbina, líder de la con­spir­ación, heri­do de bala, se escondió en la sede diplomáti­ca de Nicaragua, de donde la tarde del 13 de noviem­bre, una comisión de la Seguri­dad Nacional lo sacó para trasladar­lo a la Cár­cel Mod­e­lo, pero en el camino fue ulti­ma­do a bal­a­zos. En los días sigu­ientes, un tri­bunal fue con­sti­tu­i­do para proce­sar a los com­pro­meti­dos en el magnicidio.

La pren­sa pub­licó en sus por­tadas grandes fotografías de Pedro Díaz, Domin­go Urbina y Car­los Mijares, quienes fueron cap­tura­dos poco a poco y fueron lle­va­dos a la Cár­cel Mod­e­lo de Caracas.

Domin­go Urbina se fugó durante el gob­ier­no de Rómu­lo Betan­court, para incor­po­rarse a las guer­ril­las de Dou­glas Bra­vo por 4 años. En 1985 fue asesina­do en un ajuste de cuentas.

El quin­to en fallecer

“Ofi­cial­mente”, el 5 de mar­zo de 2013, a con­se­cuen­cia de un cáncer de colon, murió el pres­i­dente Hugo Rafael Chávez Frías.

Sería el quin­to man­datario en fal­l­e­cer durante su peri­o­do de Gob­ier­no luego de ser someti­do a una cuar­ta inter­ven­ción quirúr­gi­ca, en el Hos­pi­tal Mil­i­tar de Cara­cas, de la que no se pudo recuperar.

Tan­to su esta­do de salud como el dece­so, fue mane­ja­do con extrema pru­den­cia, has­ta el pun­to de no cono­cerse, a cien­cia cier­ta, si los días finales del dig­natario ocur­rieron en Cuba, en donde se real­izó el tratamien­to oncológi­co, o en Venezuela. Aún existe incer­tidum­bre si el hecho se reg­istró en diciem­bre de 2012 o en mar­zo de 2013.

La situación sigue sien­do un com­ple­to enig­ma pese a rev­ela­ciones de sus cer­canos. Hubo protes­tas calle­jeras, y los estu­di­antes exigieron fe de vida del dig­natario, pues el silen­cio fue una per­ma­nente estrate­gia de la vicepres­i­den­cia para usurpar el poder, razón por la cual man­tu­vieron her­méti­co la ver­dadera fecha del deceso.

Y tras tres meses de espec­u­la­ciones y desin­for­ma­ción el 5 de mar­zo de 2013, cer­ca de las cin­co de la tarde (hora local), Venezuela se par­al­izó por un instante. Las radios y tele­vi­so­ras fueron inter­rump­i­das por una cade­na nacional.

«Recibi­mos la infor­ma­ción más dura y trág­i­ca que podamos trans­mi­tir. A las 4:25 de la tarde de hoy 5 de mar­zo ha fal­l­e­ci­do el pres­i­dente Hugo Chávez Frías», anun­ció el para entonces vicepres­i­dente Nicolás Maduro con la voz que­bra­da y lágri­mas des­de el Hos­pi­tal Mil­i­tar de Cara­cas, que per­manecía bajo fuerte res­guar­do de seguridad.

Fotografía pub­li­ca­da por la ofic­i­na de pren­sa del pala­cio pres­i­den­cial de Miraflo­res que mues­tra una vista aérea del corte­jo fúne­bre del fal­l­e­ci­do pres­i­dente vene­zolano Hugo Chávez en su camino a la Acad­e­mia Mil­i­tar, el 6 de mar­zo de 2013, en Cara­cas. El ataúd cubier­to con la ban­dera del líder vene­zolano Hugo Chávez fue trans­porta­do entre mul­ti­tudes de sim­pa­ti­zantes que llora­ban el miér­coles mien­tras una nación se despedía del agi­ta­dor izquierdista que los dirigió durante 14 años. AFP FOTO/PRENSA MIRAFLORES

Las líneas tele­fóni­cas colap­saron y Venezuela se con­vir­tió en noti­cia inter­na­cional: Hugo Chávez ha muerto.

El funer­al de Esta­do fue mul­ti­tu­di­nario, y se real­izó en la cap­i­tal con la pres­en­cia de jefes de Esta­do y de Gob­ier­no de difer­entes países.

Sus restos mor­tales reposan en per­ma­nente capil­la ardi­ente den­tro del Museo Históri­co Mil­i­tar o Cuar­tel de la Mon­taña, edi­fi­cio cuya con­struc­ción se real­izó entre 1904 y 1906.

Pese a las rev­ela­ciones de altos fun­cionar­ios del gob­ier­no de Chávez, como la ex fis­cal gen­er­al de la Repúbli­ca, Luisa Orte­ga Díaz que, en 2018, des­de el exilio, en una entre­vista tele­visa­da con­fesó que a finales del mes de diciem­bre de 2012 fue con­tac­ta­da por Dios­da­do Cabel­lo, para infor­mar­le sobre la muerte de Chávez.

“Yo esta­ba fuera del país el día 28 de diciem­bre (de 2012) y me lla­ma Dios­da­do: ‘vente que Chávez se murió’. Nosotros com­pran­do pasajes para regre­sar a Venezuela, pero después me lla­ma para decirme que no se murió. Te cuen­to lo que ocur­rió, tal cual”, tes­ti­ficó la exfun­cionar­ia chavista.

El acta de defun­ción de Hugo Chávez nun­ca fue mostra­da y la fecha de su fal­l­ec­imien­to, sigue sien­do un misterio.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *