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Hechos singulares y memorables del cine venezolano

Freddy Torrealba Z.
Escritor e investigador

Fue rápida la irrupción del cine en Venezuela luego de su estreno en París en 1895 gracias a la invención del cinematógrafo por los hermanos Lumiére. Un arte caro, exigente y complejo. En Venezuela aparece el 28 de enero de 1897 cuando Manuel Trujillo Durán proyecta en el teatro Baralt de Maracaibo las cintas en formato de documental: Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo y Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa


El país esta­ba a las puer­tas de con­ver­tirse en una poten­cia petrol­era y 2 nuevas dic­taduras de carác­ter retró­ga­do: la del Cabito Cipri­ano Cas­tro y la de JVG. Cas­tro ape­nas duraría en el poder 9 años una vez depuesto por su com­padre Gómez que se exten­dería por el lap­so de 27 años en el man­do. Pero a ambos poco les lla­ma la aten­ción el fomen­to for­mal del sép­ti­mo arte muy pro­pio de caudil­los feu­dales sin con­cien­cia de la impor­tan­cia de la edu­cación, cul­tura y arte

Al prin­ci­pio

Así prin­cip­ia el cine nacional en cuya evolu­ción se reg­is­tran altiba­jos diver­sos con un sutil adere­zo has­ta la actu­al­i­dad. La con­sumación de eso que Rodol­fo Iza­guirre denom­i­na “mitología de lo cotid­i­ano”. La situación es explic­a­ble tal vez por la exis­ten­cia de un rég­i­men dic­ta­to­r­i­al al que poco interesa­ba el arte, cul­tura y comu­ni­cación. Con todo, pro­lif­era el for­ma­to del noticiero a los fines de hac­er­le pro­pa­gan­da a la tiranía gomecista. En con­se­cuen­cia, su desar­rol­lo ha sido lenta y por saltos. Nada con­stante y coher­ente como ocur­rió en otros países. 

Manuel Tru­jil­lo Durán

Entre 1907 y 1949 dis­curre la eta­pa prim­i­ge­nia del sép­ti­mo arte en el país de man­era ten­ta­ti­va y pau­sa­da a difer­en­cia de EEUU, Méx­i­co y Argenti­na donde alcan­za nive­les de indus­tria para la exportación. Su evolu­ción es inco­her­ente, casu­al, sin obje­tivos fijos, coor­di­na­dos y plan­i­fi­ca­dos. Los hechos más nota­bles dis­cur­ren más o menos así:

  • Es en 1907 cuan­do se real­iza el primer largome­tra­je tit­u­la­do Car­naval de Cara­cas del cual hubo pos­te­ri­or­mente otras 2 versiones
  • En 1913 es pro­duci­da la primera pelícu­la argu­men­tal denom­i­na­da La dama de las Camelias con un dejo de grandeza por sus participantes.
  • Al final de la déca­da de 1930 el escritor Rómu­lo Gal­le­gos fun­da la primera empre­sa cin­e­matográ­fi­ca del país cono­ci­da como Estu­dios Ávila.
  • En 1938 se estre­na el cine sonoro con el cor­tome­tra­je Taboga
  • 1941 primer guion de corte políti­co-social escrito por Rómu­lo Gal­le­gos. Nos refe­r­i­mos a Juan de la Calle dirigi­do por Rafael Rivero. Mar­ca además el tibio ini­cio de una cin­e­matografía indus­tri­al en el país.
  • 1949 La balan­dra Isabel llegó esta tarde mar­ca un hito en la cin­e­matografía nacional. Es la primera pelícu­la vene­zolana en ganar un pre­mio inter­na­cional por su fotografía. Se tra­ta de una adaptación de la nov­ela de Guiller­mo Mene­ses dirigi­da por Car­los Hugo Christensen.
  • Por el lap­so de medio siglo es uno de los prin­ci­pales entreten­imien­tos de los vene­zolanos has­ta el arri­bo de la tele­visión en la primera mitad de la déca­da de 1950.

Es apre­cia­ble el aporte del escritor Rómu­lo Gal­le­gos al desar­rol­lo del cine vene­zolano des­de lo económi­co a lo artís­ti­co. Pero sus inten­tos se quedaron a medio camino. Su fuerte era la literatura.

Amá­bilis Cordero, el desilu­sion­a­do pionero

Amá­bilis Cordero

Cara­cas, Mara­cai­bo y Bar­quisime­to son entonces los epi­cen­tros del nue­vo fenó­meno comu­ni­ca­cional. En Bar­quisime­to desta­ca un pio­nero for­ja­do con mucho instin­to y estu­dios auto­di­dac­tos: se tra­ta del duaque­ño Amá­bilis Cordero, quien hace de tri­pas cora­zones en esta for­ma de comu­ni­cación visu­al. El dato sig­ni­fica­ti­vo es que aprende cine por medio de un cur­so por cor­re­spon­den­cia en la Acad­e­mia School de EEUU. Este cen­tro educa­ti­vo lo acred­i­ta con un fla­mante diplo­ma de capac­itación. Es de los primeros en el país en grad­uarse por estu­dios a distancia. 

En 1928 real­iza su más famoso cor­tome­tra­je Los mila­gros de la Div­ina Pas­to­ra con evi­dente éxi­to que a la vez lo con­vierte en un pre­cur­sor del sép­ti­mo arte en el país. Se pro­pone cre­cer con el proyec­to de una empre­sa fílmi­ca y otras pelícu­las. Para ello bus­ca finan­ciamien­to ante el dic­ta­dor Juan Vicente Gómez, quien responde con des­dén a su peti­ción pese a su gus­to por el cine. Su val­o­ración de lo autóctono es mín­i­ma a causa de su con­cep­ción filosó­fi­ca del pos­i­tivis­mo dada al cos­mopolitismo mal enten­di­do. Por ejem­p­lo, La ocasión cuan­do Car­los Gardel visi­ta Venezuela se des­vive por su músi­ca y lo invi­ta al Pala­cio de Miraflo­res a un concier­to de tangos.

De haber logra­do el bus­ca­do apoyo ofi­cial su situación pudo ser difer­ente. Sus esca­sos ahor­ros los invierte en sus proyec­tos cin­e­matográ­fi­cos, entre estos una pelícu­la, pero   ter­mi­na en el fra­ca­so. Con todo fun­da una pequeña empre­sa audio­vi­su­al lla­ma­da Estu­dios Cin­e­matográ­fi­cos Lara cuya sede estu­vo en la car­rera 19.

El destape posgomecista 

Tras el dece­so de Gómez en diciem­bre de 1935, se reg­is­tra en el país una especie de destape en las lla­madas bel­las artes con­tenidas durante los 27 años de la dic­tadu­ra. Es lo que se conoce como la aper­tu­ra democráti­ca con los gob­ier­nos de Eleazar López Con­tr­eras e Isaías Med­i­na Angarita.

Las expre­siones de las bel­las artes encuen­tran ter­reno prop­i­cio para su cul­ti­vo y desar­rol­lo. Entre éstas figu­ra el cine cuan­do Venezuela tran­sita­ba en lo políti­co de la tiranía a la democ­ra­cia lib­er­al y cul­tural­mente de una sociedad tradi­cional a una de masas. Es lo que Mar­i­ano Picón Salas ha denom­i­na­do el ini­cio tardío del siglo XX en Venezuela.

Los primeros 40 años nos mues­tran un arte cin­e­matográ­fi­co en gestación muy pau­sa­da. Es un cine que se labra con las uñas por fal­ta de recur­sos económi­cos y téc­ni­cos en medio de la indifer­en­cia ofi­cial del Esta­do. vale decir, con pocas galas, pero muchas ganas de con­cretizar­lo, aunque sea a duras penas. El sal­do ocur­ri­do en el cine se puede cat­a­log­ar de pos­i­ti­vo en lo cual­i­ta­ti­vo y cuantitativo.

Eran escazas las posi­bil­i­dades de su avance como arte e indus­tria. El ambi­ente en el cual surge le era hos­til por ocur­rir en el con­tex­to de 2 dic­taduras: la de Cipri­ano Cas­tro y Juan Vicente Gómez indifer­entes a las man­i­festa­ciones artísticas.

Acoso en los 50

Esta es una déca­da de hechos pos­i­tivos y neg­a­tivos, aunque se desar­rol­la en el mar­co de la dic­tadu­ra perezji­menista que recela de este arte en marcha.

En estos tur­bu­len­tos tiem­pos cobra impul­so la cor­ri­ente del cine neor­re­al­ista de influ­en­cia ital­iana. Es un inten­to por hac­er un cine de corte social o aspira­ciones nacional­is­tas. El neor­ral­is­mo nace en Italia luego de final­iza­da la segun­da Guer­ra Mundi­al para refle­jar los aspec­tos sociales y humanos. Una de sus pelícu­las rep­re­sen­ta­ti­vas es Ladrón de bici­cle­ta. En la cin­e­matografía vene­zolana desta­ca en esta cor­ri­ente Román Chal­baud con el film Caín ado­les­cente. Ese movimien­to se exten­derá a los venideros años 60 en la con­fir­ma­ción del espíritu nacional.

Otro hecho sig­ni­fica­ti­vo es la irrup­ción de Mar­got Benac­er­raf con las obras Reverón y Araya. En 1959 Araya es estre­na­da y gana el reconocimien­to de la críti­ca y el jura­do del fes­ti­val de Cannes.

Pero la dic­tadu­ra le nie­ga finan­ciamien­to al pujante cine. En su lugar vig­i­la los pasos de sus pro­tag­o­nistas con la policía políti­ca la Seguri­dad Nacional. Al igual que Mus­soli­ni en Italia, el perezji­menis­mo pre­fiere la músi­ca y las dan­zas en mate­ria de arte des­de su visión neopos­i­tivista del mun­do y el hombre.

El boom

Las décadas de los años 70 y 80 se ha con­sid­er­a­do la “Edad de Oro” del cine nacional. Ello gra­cias al apre­cia­ble finan­ciamien­to económi­co por parte del Esta­do, sobre todo durante el primer gob­ier­no del socialdemócra­ta Car­los Andrés Pérez (1974–1979) quien val­o­ra alta­mente al sec­tor cul­tur­al. Éste deja de ser un invi­ta­do de ocasión en los planes de la Nación. El mis­mo es inclu­i­do en los planes pre­supues­tar­ios en for­ma con­sid­er­able.  El cine es uno de los que­hac­eres artís­ti­cos beneficiados.

De esa eta­pa sobre­salen las pelícu­las Cuan­do quiero llo­rar no lloro (1973) de Mauri­cio Waler­stein y El pez que fuma de Román Chal­baud (1977). Esta obra de Chal­baud es cat­a­lo­ga­da como la más rep­re­sen­ta­ti­va del cine nacional pues definió un esti­lo y una estética.

 

Esta eta­pa de auge se car­ac­ter­i­za por la pro­lif­eración de los temas de la mar­gin­al­i­dad social y la guer­ril­la que des­de los años 60 estreme­ció al país. Uno de los ras­gos de estas pro­duc­ciones eran el lengua­je vul­gar con exce­so de inso­len­cias pro­pio de ese estra­to social.

En cuan­to a la guer­ril­la este tópi­co tam­bién ocu­pa entonces el sép­ti­mo arte vene­zolano, entre esas obras ten­emos Cróni­ca de un sub­ver­si­vo lati­noamer­i­cano de Clemente de la Cerda.

Mar­got Benac­er­raf, un icono puesto en duda 

Un día de agos­to de 2020 el mun­do cul­tur­al vene­zolano fue sacu­d­i­do por unas osadas declara­ciones del escritor bar­quisimetano res­i­den­ci­a­do en España Juan Car­los Mén­dez Guédez.

En las mis­mas cues­tion­a­ba y ponía en duda que la cineas­ta Mar­got Benac­er­raf hubiese obtenido un pre­mio otor­ga­do por la críti­ca en 1959 en el Fes­ti­val de Cannes por el largome­tra­je Araya. Mén­dez con­sid­era que a la cineas­ta de 94 años se le ha ren­di­do un cul­to sin méri­tos para ello.

Inde­pen­di­en­te­mente de que éste ten­ga o no ten­ga razón nadie duda de la exce­lente obra cin­e­matográ­fi­ca de Benac­er­raf. Que se le rin­da cul­to es otra cosa muy discutible.

Araya es una cin­ta en for­ma­to de doc­u­men­tal que mues­tra la activi­dad de una indus­tria arte­sanal como la de la sal sien­do sus pro­tag­o­nistas los habi­tantes de esa local­i­dad del esta­do Sucre al ori­ente del país. Pero lo que si es cier­to es que no está en duda el val­or de la fil­mo­grafía de la casi cen­te­nar­ia cineas­ta venezolana.

Un ele­men­to estratégico

Tran­scur­ri­dos 124 años el sép­ti­mo arte avan­za en el país a paso firme, aunque no ter­mi­na de dar pie en bola como indus­tria. Se reg­is­tran sig­ni­fica­tivos logros en lo cual­i­ta­ti­vo con pre­mios y reconocimien­tos en el exte­ri­or, como Pelo Malo con 46 lau­ros dirigi­da por la bar­quisimetana Mar­i­ana Rondón.

Es una cin­e­matografía en empu­je, pese a las adver­si­dades gen­er­adas por el rég­i­men sociopolíti­co cul­tor de la hege­monía ide­ológ­i­ca que copa la esfera del arte y la cul­tura como parte de sus planes estratégi­cos.  No es posi­ble que para hac­er cine actual­mente en el país haya que vestirse de rojo.

El cine es un ele­men­to políti­co de la gestión guber­na­men­tal del social­is­mo del siglo XXI. Su con­cep­ción ide­ol­o­giza­da al extremo es: la cul­tura es un hecho políti­co y la políti­ca tiene un carác­ter cul­tur­al. 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «Hechos singulares y memorables del cine venezolano»

  • Encuen­tro cier­ta prisa en la redac­ción que omite nom­bres pro­pios y ten­den­cias en la his­to­ria del cine nacional. Estoy segu­ra de que podría haber­lo hecho mejor.

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