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Héctor Rojas, el olvidado astrofísico venezolano que marcó el sitio de alunizaje del Apolo 11

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisperozop@hotmail.com
@LuisPerozoPadua

Al notable bió­grafo Pierre Monteagudo, 
dedi­co

El Método Rojas, determinó el lugar idóneo para el aterrizaje del Apolo XI. Con ello, logró reducir a la mínima expresión el riesgo para la vida de los astronautas de ese histórico primer alunizaje tripulado. Pero fue vetado de la historia tras visitar la extinta URSS en tiempos de la Guerra Fría

El Eagle alu­nizó en la super­fi­cie lunar en el Mar de la Tran­quil­i­dad el 20 de julio de 1969 — 102 horas, 24 min­u­tos y 40 segun­dos después del lan­za­mien­to del Apo­lo 11. “Es un pequeño paso para un hom­bre, pero un gran salto para la humanidad.” dijo el astro­nau­ta Neil Arm­strong mien­tras colo­ca­ba su primer pie en la super­fi­cie lunar.

Pero aquel “gran salto para la humanidad”, había sido posi­ble gra­cias al esfuer­zo titáni­co de un equipo de genios, no obstante, existe un nom­bre que fue bor­ra­do de aquel históri­co acon­tec­imien­to, pese que fue este bril­lante matemáti­co y astrofísi­co quien se encar­gó de definir los lugares de los ater­riza­jes en la Luna.

Hablam­os del primer astrofísi­co vene­zolano Héc­tor Rafael Rojas, naci­do en Mara­cai­bo, cap­i­tal del esta­do Zulia, el 10 de junio de 1928, quien además fue pos­tu­lante a via­jar a la luna en los años seten­ta, pero todo su lega­do, su inves­ti­gación y has­ta su reg­istro de vida fue bor­ra­do. ¿Por qué razón o motivo?

El inves­ti­gador y bió­grafo Pierre Mon­teagu­do, luego de cua­tro décadas se pro­pu­so esclare­cer las incóg­ni­tas ‑y tam­bién las sombras‑, que exis­ten en torno a nue­stro primer astrofísi­co en su min­u­cioso ensayo: Expe­di­ente Rojas, pub­li­ca­do en el año 2016.

Actu­al­i­dad, órgano divul­ga­ti­vo Año 1974

Era un soñador

De Mara­cai­bo par­tió su famil­ia a Puer­to Cabel­lo donde se establecieron un tiem­po, pero final­mente fijaron res­i­den­cia en el bar­rio La Bar­ra­ca de Mara­cay, esta­do Aragua, donde cre­ció Héc­tor Rafael Rojas.

Cur­sa estu­dios en el Liceo Agustín Codazzi, graduán­dose en la primera pro­mo­ción. Sin perder tiem­po, se aven­tu­ra a realizar dos años de bachiller­a­to en Físi­ca y Matemáti­cas en el Liceo Fer­mín Toro de Caracas.

Con 22 años, en sep­tiem­bre de 1950 empaca “tres tra­pos” y se mar­cha a Fran­cia para perseguir sus sueños, pos­tulán­dose como becario en el cur­so de estu­dios supe­ri­ores de Físi­ca y Matemáti­cas en La Sor­bona, graduán­dose el 7 de junio de 1956, con la máx­i­ma dis­tin­ción otor­ga­da en ese país, men­tion très hon­or­able (sum­ma cum laude). Primero obtiene el doc­tor­a­do en Físi­ca y Matemáti­cas y, pos­te­ri­or­mente doc­torán­dose en Astrofísi­ca, al tiem­po que obtiene el ran­go de coro­nel de la Fuerza Aérea France­sa, logran­do más tarde, con­ver­tirse en asesor cien­tí­fi­co de la Orga­ni­zación del Trata­do del Atlán­ti­co Norte, OTAN.

En la biografía de Mon­teagu­do se lee que, en 1966 la NASA solic­itó la colab­o­ración del Dr. Rojas para el Pro­gra­ma Apo­lo, en el mar­co de la car­rera espa­cial con la Unión Soviética.

Mon­teagu­do rev­ela que el Dr. Rojas, a través de un méto­do crea­do por él mis­mo, con­tribuyó enorme­mente a pon­er al hom­bre en la luna y traer­lo a casa sano y salvo.

El inves­ti­gador Mon­teagu­do expli­ca en su libro que el Dr. Rojas anal­izó la influ­en­cia de la gravedad de la Luna sobre el módu­lo de descen­so para efec­tu­ar los cál­cu­los matemáti­cos que posi­bil­i­taron los alu­niza­jes trip­u­la­dos. “El astrofísi­co cal­culó el gra­do de incli­nación del área de alu­niza­je para deter­mi­nar con exac­ti­tud la poten­cia de retro­propul­sión que el Módu­lo Lunar Águila nece­sita­ba en el descen­so suave a la super­fi­cie lunar”, escribe.

 

Cien­tí­fi­co vene­zolano via­jará a la Luna-El Nacional, sába­do 19 de julio de 1969

Sus aportes y estudios

En el metic­u­loso ensayo del bió­grafo Mon­teagu­do, desvela que el Dr. Rojas real­izó impor­tantes inves­ti­ga­ciones en el Obser­va­to­rio de París – Meudon; en la Insti­tu­ción Carnegie de Wash­ing­ton D.C.; y el Insti­tu­to Tec­nológi­co de Mon­ter­rey, en el Esta­do de Nue­vo León, Méx­i­co, desem­peñán­dose como pro­fe­sor-inves­ti­gador en aso­ciación con el Pan Amer­i­can Col­lege, en Edin­burg, Texas.

De allí, se incor­po­rará como cien­tí­fi­co del Pro­gra­ma Lunar Apo­lo, de la Nation­al Aero­nau­tics Space Admin­is­tra­tion, NASA. Es con­sid­er­a­do un autor por la Agen­cia Espa­cial Esta­dounidense, mere­ce­dor de la pub­li­cación de todos sus informes cien­tí­fi­cos, sobre car­ac­terís­ti­cas de la Luna, los cuáles fueron edi­ta­dos (1966–1967), por la Edi­to­r­i­al del Cen­tro Espa­cial de Vue­los Trip­u­la­dos de la NASA, en Hous­ton, Texas, en inglés Manned Space­craft Cen­ter (MSC), has­ta el año 1973, des­de entonces lla­ma­do John­son Space Center.

Un inciso: el Dr. Rojas dom­ina­ba “per­fec­ta­mente” cin­co idiomas: francés, inglés, alemán, ital­iano y japonés.

Se unió en mat­ri­mo­nio en la cap­i­tal france­sa con Fran­cis­ca ´paqui­ta´ Odrioso­lo, naci­da en España, mat­ri­mo­nio del cual nacieron dos hijos: Lin­da (París 06/05/1953–10/11/2017) y Gus­ta­vo Rojas (París 12/3/1966–22/11/2021)

Mapa lunar grafi­ca­do de puño y letra por el astrofisi­co Héc­tor R. Rojas

Exper­to en sue­lo lunar

El tal­en­to del Dr. Rojas lo con­du­jo a con­ver­tirse en el más desta­ca­do de los exper­tos en el sue­lo lunar, aseso­ran­do a los astro­nau­tas de la mis­ión Apo­lo 11. La NASA lo con­sid­era como un can­dida­to a via­jar a la Luna, en cal­i­dad de astro­nau­ta cien­tí­fi­co con la mis­ión de efec­tu­ar obser­va­ciones, estu­dios y exper­i­men­tos en el cam­po de la astrofísi­ca, ano­ta Monteagudo.

El Dr. Rojas desar­rol­ló el Méto­do de las Trans­for­ma­ciones Suce­si­vas o Méto­do Rojas de coe­fi­cientes espa­ciales, medi­ante el cual hizo los cál­cu­los nece­sar­ios para el alu­niza­je del Apo­lo 11, en 1969.

Esta téc­ni­ca matemáti­ca está basa­da en com­ple­jas extrap­o­la­ciones o proyec­ciones, solo apli­cadas cor­rec­ta­mente por el cien­tí­fi­co vene­zolano para obten­er parámet­ros exac­tos, usan­do el sis­tema de coor­de­nadas crea­do por él. Nadie en la ya leg­en­daria NASA entendía cómo Rojas aplic­a­ba su téc­ni­ca para lograr tal exac­ti­tud en los datos que obtenía de super­fi­cies remo­tas, apun­ta Monteagudo.

 

Será el 20 de febrero de 2019 el organ­is­mo esta­dounidense pub­licó en el Servi­dor de su Pro­gra­ma de Infor­ma­ción Cien­tí­fi­ca y Téc­ni­ca (NTRS), los tres primeros estu­dios real­iza­dos por el astrofísi­co vene­zolano, entre agos­to de 1966 y diciem­bre de 1969, como parte de su tra­ba­jo en el proyec­to Apolo.

“Los tres primeros estu­dios están pub­li­ca­dos en el Servi­dor de Infor­ma­ción Téc­ni­ca de NASA porque los encon­tré en París y medi­ante un acto jurídi­co al amparo de la Ley de Lib­er­tad de Infor­ma­ción (FOIA) se vieron oblig­a­dos a pub­li­car­los para no incur­rir en un deli­to”, refir­ió Mon­teagu­do, quien tam­bién es vene­zolano de ori­gen español.

Héc­tor R Rojas cien­tí­fi­co vene­zolano en la NASA

Fue veta­do

En una entre­vista de Europa Press tit­u­la­da: Mis­te­rio y secretismo lle­gan a su fin: Doc­tor Rojas, una his­to­ria apa­sio­n­ante, el autor e inves­ti­gador del libro Expe­di­ente Rojas dice: El doc­tor Rojas fue muy ingen­uo. Pen­só equiv­o­cada­mente que los burócratas le per­mi­tirían divul­gar sus pro­pios inven­tos a favor de la democ­ra­ti­zación del conocimien­to cien­tí­fi­co, chocan­do de frente con los intere­ses del Depar­ta­men­to de Esta­do amer­i­cano, dirigi­do por Hen­ry Kissinger.

Declara además que las enti­dades involu­cradas inten­taron en vano com­prar con dinero los des­cubrim­ien­tos de este cien­tí­fi­co vene­zolano. “Ante la neg­a­ti­va del doc­tor Rojas, los medioc­res, moti­va­dos por intere­ses incon­fesables, actu­aron, come­tien­do autén­ti­cas atro­ci­dades con­tra este hom­bre de ciencia.”

Cuan­do le con­sul­taron al bió­grafo sobre la may­or vir­tud y el may­or defec­to del astrofísi­co vene­zolano, fue tajante al opinar: “La may­or vir­tud del doc­tor Rojas, fue ten­er siem­pre una vol­un­tad de hier­ro que le sirvió para sobre­pon­erse ante la adver­si­dad…” “De hecho, si no hubiera sido por su des­en­cuen­tro con los esta­dounidens­es, si el doc­tor Rojas, hubiera toma­do los dólares que le ofrecieron, como pago por sus inven­tos, habría recibido el Pre­mio Nobel, para el que fue prop­uesto y luego veta­do por el Gob­ier­no de Esta­dos Unidos.”

Regresó enfer­mo a Venezuela

Durante la Guer­ra Fría, que enfren­tó a dos poten­cias como lo eran Esta­dos Unidos y la URSS, nue­stro astrofísi­co recibió el encar­go, por parte del pres­i­dente de la Repúbli­ca Dr. Rafael Caldera, de via­jar en secre­to a Moscú.

Mon­teagu­do asev­era que esta encomien­da sirvió de excusa para reten­er al Dr. Rojas cuan­do tiem­po después vis­itó Wash­ing­ton D.C., para una entre­vista en el Depar­ta­men­to de Esta­do con indi­vid­u­os que tenían instruc­ciones de infor­mar todo lo acon­te­ci­do a Kissinger.

El bió­grafo señala que las órdenes para come­ter las atro­ci­dades con­tra el Dr. Rojas pro­cedieron de la Sec­re­taría de Esta­do, citan­do que doc­u­men­tos desclasi­fi­ca­dos recien­te­mente per­miten inferir la par­tic­i­pación direc­ta de Kissinger como autor intelectual.

“Son hechos proba­dos que el doc­tor Rojas fue devuel­to a su país en un esta­do lam­en­ta­ble, después de su últi­ma visi­ta a Esta­dos Unidos. Los detalles del ‘tratamien­to’ que recibió son cono­ci­dos por el Gob­ier­no de Venezuela, pero no les intere­sa pedir expli­ca­ciones”, denun­cia el bió­grafo al especi­ficar que el astrofísi­co fue someti­do al pro­to­co­lo esti­lo MK Ultra, el cual pre­cisa en su ensayo.

“Sobre la nat­u­raleza de las viles acciones con­tra el astrofísi­co vene­zolano, solo diré que fueron causa de secue­las per­ma­nentes, daño cog­ni­ti­vo severo y pér­di­da de memo­ria selec­ti­va, sin que los médi­cos vene­zolanos que lo atendieron cuan­do Rojas fue devuel­to a su país, pudier­an pre­cis­ar la causa. ¿Se usaron medica­men­tos, dro­gas exper­i­men­tales, tec­nología mil­i­tar para bor­rar recuer­dos, elec­tro­choques, o todo jun­to? A esta cuestión, debe respon­der el Depar­ta­men­to de Esta­do de los Esta­dos Unidos”, advierte Monteagudo.

Adi­ciona el autor que, en la NASA, indu­jeron al Dr. Rojas a desar­rol­lar apli­ca­ciones de uso mil­i­tar a par­tir de sus inves­ti­ga­ciones, lograron obten­er del cien­tí­fi­co vene­zolano la tec­nología arma­men­tís­ti­ca, se apropi­aron de ella, y Rojas pasó a ser un estor­bo, pre­scindible y ries­go para la Seguri­dad Nacional de los Esta­dos Unidos.

Bor­ra­do de la historia

Cuan­do el Dr. Rojas, se desem­peña­ba como con­sul­tor del Min­is­te­rio de Eduación, dis­eñó el plan de becas Gran Mariscal de Ayacu­cho como parte de su proyec­to para la creación del Cen­tro Mundi­al de Estu­dios Espa­ciales Venezuela-NASA. En 1974, entregó el proyec­to de becas al pres­i­dente Car­los Andrés Pérez en el Hotel Mara­cay. Más tarde, el pres­i­dente CAP lo pre­sen­tó al país soslayan­do inten­cional­mente el nom­bre de su autor.

Para Mon­teagu­do, hay sufi­cientes prue­bas expues­tas en su ensayo, que deter­mi­nan cómo y porqué fue bor­ra­do de la his­to­ria el Dr. Héc­tor Rafael Rojas y su car­rera espa­cial, así como tam­bién fue eclip­sa­da toda su activi­dad pro­fe­sion­al de los reg­istros históri­cos en Venezuela, su tra­ba­jo como profesor–investigador en el Insti­tu­to Pedagógi­co El Mácaro del esta­do Aragua sigue desa­pare­ci­do, sus fun­ciones como asesor espe­cial del Min­is­te­rio de Edu­cación per­manecen en secre­to. El desen­lace del via­je que hizo a la Unión Soviéti­ca casi oblig­a­do por su ami­go per­son­al el pres­i­dente Rafael Caldera, es un secre­to de Estado.

“El Dr. Rojas era un alma libre de ataduras geopolíti­cas. Este via­je fue un ser­vi­cio a Venezuela, y lo hizo en 1972, después de aban­donar la NASA”. El propósi­to del pres­i­dente Caldera era estable­cer rela­ciones ple­nas con la unión Soviéti­ca y le pidió al Dr. Héc­tor Rojas que realizara ese via­je tan incó­mo­do”, con­fiesa Mon­teagu­do en con­ver­sación con el autor de esta crónica.

Y para ter­mi­nar de silen­ciar el caso ‑sór­di­da labor que el gob­ier­no norteam­er­i­cano había real­iza­do con éxito‑, en Venezuela, la may­oría de los archivos del astrofísi­co desa­parecieron durante el primer Gob­ier­no del pres­i­dente Car­los Andrés Pérez.

La his­to­ria olvi­da­da del Dr. Rojas reg­is­tra su dece­so el 13 de mayo de 1991, al com­pli­carse su salud con una afec­ción res­pi­ra­to­ria (bron­quitis agu­da) suce­so ocur­ri­do en una casa rur­al propiedad de su her­mana Igna­cia Yolan­da Rojas, con quien vivía, con asien­to en la calle Brasil del bar­rio Vista Ale­gre del esta­do Carabobo. 

Sus despo­jos mor­tales fueron inhu­ma­dos en una fosa común y cor­ri­ente y sin ningún tipo de hon­ores, en un Cemente­rio Munic­i­pal entre las pobla­ciones de Mari­ara y San Joaquín.

Allí des­cansa nue­stro primer astrofísi­co vene­zolano, quien como astro­nau­ta-cien­tí­fi­co real­izó via­jes espa­ciales como trip­u­lante del Apo­lo 8 y Apo­lo 10, logran­do además que, el Apo­lo 11 alu­nizara seguro y sus astro­nau­tas regre­saran sanos y salvos a la Tier­ra. No nos cabe la menor duda, que su figu­ra ha sido des­deña­da por todos los gobiernos.

Su memo­ria debería estar pre­sente como epón­i­mo de una uni­ver­si­dad; bib­liote­cas, cen­tros de enseñan­zas, acad­e­mias, deberían por­tar con orgul­lo el nom­bre del Dr. Héc­tor Rafael Rojas. Para esto no debe exi­s­tir más dilación, ni mucho menos la abom­inable excusa. Esta­mos oblig­a­dos, por moral, a rendirle todos los trib­u­tos posi­bles y que su funer­al, uno con hon­ores, con­cluya con la inhu­mación de sus restos mor­tales en el Pan­teón Nacional, lugar que des­de hace mucho tiem­po espera por el hom­e­na­je pós­tu­mo para este insigne vene­zolano. Esta­mos en deu­da con su his­to­ria y con su grandeza.

 


Descar­ga el libro biográ­fi­co del astrofísi­co Héc­tor R. Rojas Expe­di­ente Rojas: NASA Reports 1/2/3. Pub­li­ca­do en 2016 

LIBRO 1   EXPEDIENTE ROJAS NASA REPORTS 1–2‑3 

 

Segun­do libro de la biografía del astrofísi­co Héc­tor R. Rojas, pub­li­ca­do en 2019 con el títu­lo Expe­di­ente Rojas: La tec­nología del Cos­mos, disponible en archi­vo PDF

LIBRO 2   EXPEDIENTE ROJAS LA TECNOLOGÍA DEL COSMOS

CorreodeLara

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